Cuando éramos más jóvenes, incluso antes de que Aleister fuera mayor de edad, los tres solíamos ser muy unidos al punto de ser tres problemáticos que se metían en constantes conflictos con el servicio y con los miembros de otras casas de prestigio.

No estaba diciendo que Aleister realmente no pudiera podido madurar y darse cuenta de que su comportamiento no era adecuado, tal vez simplemente le hicieron crecer rápido y apartarse de "los problemas" para que el prestigio no temblase y eso, no tenía otro significado más ruin que querer apartarlo de nosotros. Realmente no éramos la mala influencia que lo volvía un problema para la familia, la cuestión era que Aleister no era como nosotros. Él tenía una responsabilidad muy grande, no podía entretenerse y no podía ser desinteresado, infantil y juguetón toda su vida.

En algún momento debía madurar, debía crecer, debía abandonar las bromas, las trastadas, los juegos, los chistes, y volverse un adulto. Debía convertirse en el cazador de vampiros que estaba destinado a ser y no solo pretender que era el valiente hermano mayor que protegía a sus hermanos pequeños de los monstruos de la noche jugando en el jardín de la casa golpeando a muñecos de paja y madera como si aquello realmente fuese lo único que nos importara en el mundo. Habíamos crecido en ese ambiente, en esa familia, en esas costumbres. Aleister había sido el primero y por ello tenía esa responsabilidad de proteger, pero también de crecer...

Aleister Dendrobates era el mayor de la familia, sobre sus hombros pesaban todos y cada uno de los enormes títulos y honores más importantes de la familia, sobre él estaba el pedestal principal en el manejo majestuoso de las armas, el eje en la educación y los modales que asegurasen y fueran la garantía de que todo funcionase bien, la piedra angular del trabajo duro— aunque ello indicara entrenamientos duros que lo dejasen agotado e incapaz de jugar con nosotros— y las responsabilidades como Dendrobates.

Tal vez sería precipitado juzgarlo mal únicamente por la manera de despreciarlos a Georgie y a mí después de todo lo que había pasado, después de su entrenamiento, después de ser absorbido por el terrible sistema que te incapacitaba emocionalmente, tal vez incluso sería arriesgado expiar toda la culpa únicamente por el ambiente familiar en el que estábamos sumidos y la presión que nuestro padre le hacía pasar.

Porque realmente nos la hacía pasar a todos, no era algo exclusivo de Aleister. Georgie pasó por lo mismo y John seguramente también.

Ni siquiera había justificación para alguien que, intencionalmente, buscara hacer daño a los demás para beneficiarse en lo personal. Aleister había cambiado y ya no era el niño que había prometido cuidarnos y protegernos.

Aleister se había convertido en el castigador de las desviaciones en la familia. Aquel que estaba ahí para recordarnos que no nos aceptaría errores, titubeos o vacilaciones, aquel que no permitiría que yo me implicase, aquel que sería capaz de arrastrar por los suelos a Georgie si no era capaz de pelear "adecuadamente", como si realmente hubiera un único modo de pelear cuerpo a cuerpo. Aleister se las daba de astuto y su prepotencia a veces causaba odio profundo y ascendente.

He sido testigo visual de varios de los entrenamientos de mis hermanos. Por ello tengo las pruebas suficientes para decir que Aleister está decepcionado con Georgie. Decepcionado porque está a mi favor en todo, porque contradice a nuestro padre, a las normas, porque no pelea como "debería", porque no se toma en cuerpo y alma los entrenamientos, porque no lo vive como él, porque él no tiene presión sobre sus espaldas si comete errores, y se ve con el derecho de hacerlo y quejarse porque no tiene el rendimiento adecuado en las peleas.

Estos entrenamientos eran combates de esgrima en su mayoría, porque el manejo de la espada podría ser lo que determinase la vida o la muerte para un caballero, porque podía ser lo que te diera la carta ganadora contra su vampiro, o al menos eso era lo que nuestro padre decía.

Un buen Lord debe saber manejar la espada con elegancia y como una extensión más de su cuerpo, hablar con gracia y elegancia con discursos majestuosos y embaucadores, mirar a los pobres por encima del hombro porque no eran dignos de ser observados y fingir que las prostitutas no existían cuando se estaba al lado de su esposa, pero aun así recurrir a ellas si la propia esposa no es cumplidora.

Contradictorio.

Igual que Georgie estaba casado con Paulette Ipomea, siendo el segundo hijo de la familia, sería algo evidente que Aleister también estaría unido en matrimonio. Georgie tenía una buena unión matrimonial, una dama elegante, amable, sutil, delicada, educada, era un encanto. Pero Georgie no nada estaba contento con la situación, Georgie no pidió eso, no pidió ser forzado a "limpiar el nombre" de los Ipomea con aquella absurda unión.

Aleister se casó varios años antes que Georgie. De hecho, desde más o menos en el mismo momento en que Georgie llegó a la mayoría de edad. Su matrimonio se había concertado con una exótica, radiante y hermosa europea llegada desde una minúscula ciudad desconocida para nosotros que no aparecía en los mapas. Y, muy al contrario que Georgie, Aleister sí estaba complacido con su unión. Tal vez porque la belleza y la ambición tan extrovertida y entusiasta de su amada era suficiente para darle la suficiente motivación y fuerza a Aleister para levantarse cada mañana aunque ella no estuviera a su lado durmiendo.

Era una mujer hermosa, con rasgos suaves, piel de porcelana, ojos brillantes, cabellos rubios y rizados, siempre en recogidos con tocados elegantes y vistosos, pero no extravagantes, solía acompañar sus peinados de pañuelos, pero no para cubrir su pelo, sino para recogerlo... Provenía de una familia bien estante en la ciudad de la cual había nacido, y Aleister estaba perdidamente enamorado de Odette, desde el primer momento en que la vio.

Cuando ambos estaban juntos, Aleister se transformaba en un bobo enamorado y era gracioso verlo caminar por la casa y las calles rodeando los brazos con su amada como si fuera una cadena, parecían verdaderos nobles de la corona por su solemne porte y comportamiento formal.

Su amada Odette Duncan. Admito que tiene unas vibras agradables, todo hay que decirlo, Odette es un verdadero encanto de mujer, aunque no esté a favor de mis ideales, ella los entiende, no los comparte, tampoco los apoya, pero al menos me escucha atenta y activamente. No considero a Odette un apoyo, porque ciertamente no muestra estar dispuesta a ello, porque solo tenía ojos para Aleister, y siempre se ponía de su parte.

Georgie siempre era y sería mi único apoyo, porque era el único que no solo me escuchaba, sino que me daba su mano para ser mi guía, mi acompañante, mi entrenador... Aquel que me había enseñado a sobrevivir en aquellos ambientes tan hostiles y a no dejarme achicar por los vampiros y su despampanante belleza...

Y en aquellos momentos, mi compañero en la batalla, aquel con el que saldría a cazar a vampiros aunque eso nos costase la vida o, tal vez, que me dejen encerrada hasta los treinta años en mi habitación.

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Quise parar la trama un momento para hablar de Aleister.

Este capítulo fue un añadido que hice al final de la edición del libro, en realidad...

Me di cuenta de que faltaba un poco más de contexto en la personalidad de Aleister y también porque Odette luego aparecía de la nada, como si siempre hubiera estado allí xD

Aquí las opiniones -------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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