Capítulo 33
Los jadeos por el agotamiento se escapan miserablemente entre los labios de ambos. Louis se fundió en cenizas escalofriantemente lento. Jack suspiró agotado por la aceleración de su cuerpo durante toda la pelea, pero con alivio y alzó los ojos frente a él, Georgie lo miraba fijamente, sus ojos azules llenos de una radiante satisfacción, apenas los separaban unos centímetros del rostro ajeno y aquello volvió la situación repentinamente incómoda, borrando la sonrisa cómplice que se había dibujado en los labios de ambos...
Jack retrocedió, apartando la cabeza con un rubor que sorprendió y avergonzó a Georgie considerablemente... Pero al mismo tiempo le hizo sonreír de lado. Tal vez hasta ese momento no se había llegado a fijar, o tal vez fuera que después de tanto tiempo― siete años― enemistados, volvían a estar bien y sin intentar matarse, lo que contribuyó a esos pequeños cambios en las reacciones o la manera de interpretarlas.
En ese momento me di cuenta de que los vampiros que estaban atacando el resto de las casas habían sido interceptados, frenados e incluso eliminados al quedar faltos de la protección o el ímpetu que Louis les había estado dando hasta ese momento, un apoyo meramente psicológico que quedaría anulado en el momento en el que dejaron de creer que podrían ganar, o incluso porque se dieron cuenta de que Louis había fallecido; y los que no, habían huído, regresando a los suburbios y escondiéndose en los nidos en las alcantarillas, buscando ponerse a salvo a sí mismos y a sus compañeros para evitar la masacre que, a pesar de que Louis les había prometido que sería fácil, desde luego que no lo fue.
Thomas y Charles regresaron, el segundo preocupado por su hermana, y fue en ese momento en el que nuestro padre e incluso el resto de nuestra familia se hicieron presentes en el pasillo, las cenizas y el polvo que Louis había dejado se desvaneció.
La expresión pálida de nuestro hermano mayor y sus ojos cristalinos clavados sobre Odette con decepción y resentimiento lo dejaron totalmente inmóvil y con espasmos en su cuerpo. La rabia lo hizo sucumbir al darse cuenta de que todo lo que había pasado fue reírse de él, su orgullo herido y cuestionado, siempre siendo el segundo plato y una mera figura decorativa con la que Odette jugaba, burlándose de sus expresiones cariñosas y sus actos calmados a su lado, jamás apreciándolos lo suficiente como él creía que sucedía...
Se lamentaba de muchas cosas, pero en ese momento, lo único que atinó fue arrojarse con una rabia sin precedentes en un placaje directo cuando el vampiro de cabellos dorados. Aprovecharía su agotamiento y su falta de reflejos para actuar.
Jadeé al verlo moverse tan determinado y traté de frenarlo inútilmente, pues me esquivó, y Georgie también reaccionó, interviniendo entre nuestro hermano y Jack, quien abrió los ojos en shock, y a pesar de que estaba listo para esquivar, el movimiento de Georgie fue más rápido, aunque jamás nadie podría decirlo y la bala de plata que Aleister disparó estando tan cerca para asegurarse el no fallar, acabó teniendo un objetivo indeseado.
- ¡GEORGIE!- grité.
Sin perder tiempo mis rodillas flaquearon frente a su cuerpo. Georgie no tuvo ninguna clase de reacción, simplemente cayó como peso muerto al suelo y su uniforme azul y negro quedó imprectado por una mancha roja en expansión que pocos segundos después empezó a drenarse hacia el suelo con una velocidad tan preocupante que solo podía dar evidencias de un fallecimiento instantáneo. Alice y John también estaban a mi lado, y Paulette se separó de su hermano Charles, corriendo hasta quedar a una distancia relativamente más cercana, pues algo la frenó, y ese algo fue lo que provocó el distanciamiento de Alice y John... Jack lo acogió en sus brazos como si acunase el cuerpo de un infante recién nacido contra su pecho.
Sus ojos rojos brillaban de manera tan intensa como triste, y las lágrimas caían por sus mejillas como una cascada desatada.
- Georgie...- jadeó, un sollozo se le escapó de entre los labios.- Georgie.- rogó.
- No respira...- susurró Odette.
- ¡Ya lo sé!- gritó él de vuelta.- ¡Georgie!
- Georgie, por favor...- supliqué en vano.
Aleister se quedó completamente paralizado ante aquellas reacciones y― como un mero espectador― se quedó expectante de la escena, pero la pistola cayó al suelo y sus manos temblaron por la culpa, sus ojos azules estaban tan abiertos que parecía que iban a salirse de las órbitas y no podía hacer otra cosa que lamentarse en silencio por lo que acababa de hacer.
- Aún está caliente.- susurró Rosa.
Jack se la quedó mirando fijamente, y pude jurar que su piel se puso más pálida de lo que ya era, y negó con la cabeza, tantas veces que llegué a plantearme si era algo que estaba prohibido.
- Si quieres que despierte, tienes que hacerlo ya.
- ¿El qué?- supliqué saber, mi mente estaba tan colapsada que no era capaz de procesar lo que ambos vampiros parecían estar refiriéndose.- ¿Puedes hacer algo?- supliqué saber mirando a Jack.
- N-No...- negó con la cabeza.
- Jack...- dijo Casey en voz baja, casi suplicando.- Hazlo.
- No.- se negó una vez más.- No, no, no...- negó con la cabeza, desesperado y lleno de dolor.- No voy a―
- No tienes mucho tiempo para pensarlo. Muérdelo.
En ese momento todas las dudas quedaron aclaradas, y todos los Dendrobates nos quedamos congelados al escuchar a Rosa decir aquello. Miré a la vampira rubia oscura con los ojos muy abiertos. Los sollozos de Jack y sus negativas, así como sus lágrimas y el brillo de sus ojos atrajeron mi vista, se negaba a hacerlo.
- Por favor...- le supliqué.- Si puedes hacer algo, cualquier cosa, por tal de salvarlo, por favor... Hazlo...
Jack me miró fijamente.
- Es la única forma.- insistió Casey.
Jack vaciló, apretando el cuerpo inerte contra su cuerpo para sentirse seguro, y se lamentó silenciosamente mientras alzaba la cabeza hacia nosotros. Aleister estaba pálido, nuestro padre y nuestra madre se negaron en rotundo y trataron de acercarse para alejar a Georgie de los brazos de Jack, pero aquello pareció activar de lleno a nuestro hermano Aleister.
El mayor de los Dendrobates contuvo a sus padres y tiró de ellos para sacarlos de allí, no con empujones violentos, pero sí lo suficiente para que no pudieran acercarse a Jack.
- ¡Hazlo!- gritó este.- ¡Sálvalo!
Aleister sabía que aquello no era un acto de redención, pero sí lo suficiente para ganar tiempo y para poder disculparse con su hermano debidamente y no ante su tumba, cargando con el peso de la culpa el resto de su vida.
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Aquí las opiniones -------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1130 Palabras]
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