Estoy aquí.

Ella asintió y continuó la marcha, con parsimonia, de la mano de Uchiha.

—Te ves muy guapo hoy.

Él la miró de soslayo, contemplándola también. No se lo había dicho, pero desde que la vio esa noche quedó completamente hechizado por ella, luciendo tan hermosa con esa falda tipo plato de color violeta, en conjunto con una blusa negra de encaje con manga tres cuartos. Nunca la había visto con ropa de civil, aunque su belleza sobresalía aún con su típico atuendo de ninja.

—Tú también —tosió un poco para desatorar las palabras de su lengua—. Te ves hermosa.

Se aferraron con fuerza, mirándose directamente a los ojos y encontrando destellos de luz en cada orbe oscura y azulada.

Estaba bien pensar en mariposas y brillos. Esas cosas cursis. Sasuke nunca se percibió en un escenario similar, pero cuando estaba con ella todo su escudo se derretía.

Por impulso, tuvo el deseo de acercarse al rostro de Yamanaka, saboreando los labios perdidos desde hace cinco años. Ino cerró sus ojos, esperando el choque de su boca.

Cuando estuvo a punto de besarla, escuchó muy cerca de ellos un tosido demasiado irreal, proveniente de una voz varonil. Tuvieron que separarse y descubrir al responsable de tan molesto sonido.

—Tks. Problemático.

—Shikamaru, ¿qué haces aquí?

El chico metió las manos en sus bolsillos y cambió su fisonomía perezosa por una seria, dirigida principalmente al portador del sharingan.

—Pasaba por aquí.

—Hmp —lo ignoró al darle la espalda.

—Tu pequeño monstruo quería algunos bocadillos. Tuve que ir... no, me mandó a comprarlos —se quejó rodando los ojos. Luego, repentinamente tocó el hombro de Sasuke—. Tks. Tu hijo es igual de problemático que tú.

Y con ello se esfumó de allí, dejando a la pareja solos una vez más.

—¿Qué quiso decir Nara? —dijo Sasuke, señalando el espacio por el cual se alejó.

La chica suspiró con cansancio.

—Le dejé encargado a Ichiro por esta noche.

—Eso no, lo último que dijo.

—Él era el único que conocía la verdad. Él ya sabe que tú eres su padre.

—De casualidad... ¿él y tú... estuvieron en una relación?

—¿Qué?, no, no, no, no, no —negó con las palmas de sus manos—. No. Sólo somos buenos amigos, espero que eso no te ponga celoso.

—Hmp —rezongó ruidosamente, dando a entender que sí.

—Yo únicamente te amo a ti.

El corazón se le paralizó e inminentemente desvió su perfil. Lo menos que quería era tensar la situación, ya conocía como era Sasuke y lo que esas palabras cobraban en él, y la latente preocupación de haber malogrado todo el avance, estaban incomodando en mayor medida las cosas.

Se regañó mentalmente, repitiéndose una tras otra vez lo muy tonta que fue. No podía simplemente soltar aquello sin estar consciente todavía si Sasuke aceptaría a su hijo... aunque, ella puramente sentía un amor infinito por él.

Uchiha enmudeció, pero le regaló una calidez indescriptible al tomarla por sorpresa y besar sus labios rosados lentamente. Rozando con cautela y experimentando de nuevo el dulce sabor de su aliento adentrarse en él.

Sí, la amaba, pero decirlo era poco, necesitaba comprobarlo, de la misma manera que lo hizo en el lago cuando tenían diecisiete años.

Decidido, fue capaz de cargarla en sus brazos y dar saltos sobre los tejados, considerando lo delicada que se acogía en comparación suya. 

El ritmo sosegado del viento se esparcía por entre sus cabellos, alimentando la necesidad de estar cada vez más unidos. Tal vez la cita perfecta nunca existió, consecuencia del nerviosismo por parte de los dos, o de las infortunadas interrupciones, pero no podía dar todo por perdido aún. Reconstruirían su amor, lo formarían y lo proclamarían.

Llegaron hasta los territorios Uchiha, o las ruinas que quedaban de ellos. Un desierto lamentable, inundando de nostalgia y lágrimas, con nada más que la soledad como única acompañante. Era la primera vez que Ino admiraba de cerca ese lugar, y con solo divisar el paisaje pudo darse cuenta de lo vacía que hasta entonces había sido la vida de Sasuke.

—Aquí nadie nos molestará.

Ella aseguró en silencio, incapaz de indagar más allá en su privacidad.

—Un padre que no tiene sentimientos no puede criar bien a sus hijos* —Ino lo vislumbró mientras que Uchiha le regalaba las palabras a la luna—. ¿Te parece que yo no tengo sentimientos?

Ino sonrió, segura de lo que diría a continuación.

—Eres un ser humano. Alguien que ha luchado solo contra sus propios demonios —tocó su pecho varonil, justo en el lugar donde su corazón se topaba—, estoy segura que aquí se encuentran guardadas muchas emociones. Quizá en el pasado fueron cegadas por la venganza, pero ahora puedo ver más que eso.

Sasuke se abrigó tranquilo, embelesado por la paz que ella le trasmitía. No recordaba exactamente de quién había escuchado esa frase, era demasiado pequeño cuando por casualidad la llegó a oír; pero nada de eso importaba, Ino tenía razón.

—Quiero hacerme cargo de Ichiro.

Ino quedó estupefacta.

—Eso me hace muy feliz. Ichiro estará muy contento de ver a su padre cada vez que tú puedas.

—No lo entiendes. Quiero cuidar de mi hijo y de ti —pasó el pulgar por la línea horizontal de su labio inferior, degustándose al tacto—. Deseo formar una familia contigo.

Pequeñas gotas cristalinas sucumbieron de los ojos de Ino, volviéndose vidriosos en menos de un segundo. Para ella, esa era la confesión de amor más pura y sincera que pudo recibir de su gran amor, la confesión más hermosa.

No esperaron más tiempo. Unieron sus labios lentamente, para saborear al otro con desesperado anhelo.  

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N/A: * Es una frase que retomé del anime de NANA, dicha por Takumi. Me pareció que encajaba con la situación. 

Al parecer no calculé bien. Aún queda otro capítulo para el final xD.

Gracias por leer.