Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6| Diálogo en Silencio (Mandala 2)

Esa mañana Jimin regresó a su casa junto a su madre.

Desde la clínica había hecho todos los arreglos a través de su contadora y asistente personal, para adquirir un inmueble y no tener que regresar a la residencia que tiempo atrás habían comprado con Jungkook, a la que recurrían aquellos días que tenían libres. Libres de ensayos, de grabaciones, de shows, de TV, etc. Esos días eran como pequeñas lunas de mieles, intensas y apasionadas. Aquel sitio era su hogar, su nido de amor.

Ellos se amaban de todas formas y sabores. Solo asomaban la nariz para dar una caminata en las tardes doradas para luego recluirse hasta que, por obligaciones profesionales debían regresar al complejo donde convivían con el resto de los Bangtan. Allí, a veces también dormían juntos pero era todo más calmado y contenido, por obvias razones, no estaban solos.

Durante esos dos días que estuvo internado, Jimin había decidido que no quería seguir habitando ninguno de los espacios que en algún momento compartió con JK.
Llamó a su contadora y ella se encargó de adquirir una propiedad a la que el pequeño hombrecito del corazón roto, llegó con su madre, sin siquiera haberla visto antes de comprarla.
Ahora, después de que ocurriera lo del mandala en el hospital, no está seguro de haber hecho lo correcto yéndose del lugar que habitaban ambos...

De todas maneras se instaló allí y se encerró en el flamante y enorme departamento.

Su mamá debió regresar a Busan por cuestiones laborales y Jimin quedó absolutamente solo por primera vez en años.

Esa noche, a través del gran ventanal, se quedó mirando las lejanas luces de Seúl que parecían parpadear en clave Morse.

-Qué belleza -susurró para sí mismo. Y cómo de costumbre no pudo evitar hablarle al hombre ausente en su vida.

-Te extraño, me muero de amor...

Pero allí no había nadie para escuchar su pequeño quejido y volvía a llorar en silencio. Cuando ya sentía que no le quedaban lágrimas, como en una especie de trance hipnótico el sueño reparador le llegaba a los ojitos y él se entregaba de manos atadas.

-Mañana será otro día -se decía a modo de consuelo -Mañana levantaré mis pedazos rotos e intentaré sanarlos de a uno, paso a paso.

Pero la realidad es que no podía hacerlo por más buena voluntad que le pusiera.

Solo se aferraba a la idea de que ese mandala de flores fuera una señal. Algo que Jungkook quiso transmitirle sin emplear palabras.
Pero ¿Qué era?

.
.
.

Los días transcurrieron grises, monótonos y dolorosos ya que Jimin no volvió a recibir señal alguna de Jungkook .

Los próximos encuentros con él se dieron en un entorno de trabajo, ensayos extenuantes o grabaciones prolongadas.

Ellos evitaban mirarse. Aunque él, en el fondo de su alma, estaba esperando que Jungkook abriera el juego y de alguna u otra forma le dejara ver que aquel círculo en la almohada del hospital, significaba algo.

Pero eso no ocurrió.

Al pequeño rubio le dolía la piel.
Le dolía el pecho.
Jungkook le dolía en el cuerpo.

De verdad, el dolor por no estar con su amor se manifestaba físicamente, en el centro del pecho. A veces sentía que el corazón se le iba apagar despacito... A veces deseaba que eso ocurriera realmente.

Cuando se reunían en las prácticas, trataba de ignorarlo. A veces lo miraba por el rabillo del ojo y notaba que JK lo estaba mirando.
Y aunque quisiera ocultarlo, él tenía sentimientos muy encontrados, una mezcla de amor/odio. Lo odiaba y amaba al mismo tiempo.

«No sé cómo se hace para no sentir lo que siento. Te amo tanto que duele pero te odio por dejarme, por romper mi alma de esta manera... no te comprendo, Jungkook, no te entiendo» era el pensamiento recurrente de un triste Jimin que no hallaba sentido a lo que ocurría.

Él hubiera dado todo lo que tenía por que Jungkook lo sostuviera entre sus brazos y lo besara. Él sabía que podría perdonarlo en el preciso instante que Kook decidiera dirigirle la palabra.

«Pobre de mí, soy patético» se autoflagelaba con cada pensamiento.
Pero es que, él no lograba lidiar con esta herida abierta y sentía que se derrumbaría lenta y angustiosamente.

«Yo aún tengo tu olor atrapado en mis poros. No sé qué pasó, no lo sé realmente. No duermo pensando qué hice mal.
¿Cómo un amor como el que decías tenerme se esfumó de un día para el otro, Jungkook?
¿Es eso posible??
Claro que no...

-Claro que -se corrigió -Me dejaste como a un perro»


Mandala 2

No pasó más de una semana en que Jungkook volvió a dar una señal a Jimin. Él sabía que no debía hacerlo, sabía que había demasiado en riesgo, pero también sabía que si no lo hacía, iba a morir de amor.

Llevaba dos días recolectando las más bellas flores y hojitas. Dudaba del sitio donde dibujar el círculo mágico sin que llamara la atención, excepto la de Jimin.

Miró alrededor eligiendo lugar. Recorrió con la mirada sitios posibles, y lo vio.

-Ese es -se dijo y hacia allá fue.

Eligió cuidadosamente solo los pétalos más suaves de las florcitas, las embebió en agua y de a uno fue adhiriéndolos en el espejo retrovisor de la puerta del conductor del auto de Jimin.

Él sabía que las flores se mantendrían pegadas hasta que comenzara a evaporarse el agua que las sostenía fijas al cristal. También sabía que en cuestión de minutos, Jimin estaría allí.

Si el universo conspiraba a su favor, él concluiría el mandala y Jimin alcanzaría a verlo antes de que se desarmara por completo.

Se escabulló entre el resto de los coches estacionados y buscó una platea de privilegio para observar cada movimiento de su chico (¿o su ex?)

Jimin llegó, sacó la alarma de su auto, guardó pertenencias en el asiento trasero, se sentó al volante, y cuando inició las maniobras para salir del estacionamiento, lo vio.

Vio el mandala adherido en el espejo.

Hizo una mueca de desconcierto, miró hacia los costados a ver si el autor de la obra de arte estaba cerca. Volvió a mirar el mandala y simplemente, con una sonrisa en su rostro, emitió un débil sollozo.

Bajó del auto para observar bien.

Los pétalos más pesados comenzaban a desprenderse así que rápidamente tomó su móvil y lo fotografió.

Se quedó mirándolo hasta que una a una, las flores se fueron despegando.

A medida que caían él las tomaba en el aire y las iba guardando entre las páginas de su agenda, tratando de repetir el mismo diseño. Jimin lloraba silenciosamente.

Dos mandala. Dos. Y él ya podía sentir que su corazón comenzaba a unir los trozos rotos.

Cuando ya no quedaban rastros del diagrama, más que las huellas de agua en el espejo, Jimin giró alrededor de su coche buscando a Jungkook.
No es tonto, sabía que si él estaba haciendo esto a escondidas de las miradas ajenas, es porque algo o alguien no deseaba que ellos estuvieran juntos.
Lo intuía, pero ignoraba todo. Así que su sentido común le decía que siguiera las reglas de esta dinámica que Jungkook le estaba proponiendo.

Se detuvo y susurró lo suficientemente alto como para que JK y solo él escuchara. Jimin sabía que debía estar cerca porque él no se perdería de ver su reacción cuando descubriera el mandala.

-Acepto tu juego, Jungkook, lo que sea que esto signifique, lo acepto, si el silencio y la distancia son parte de ello, también los aceptos.

Giró como para entrar al auto y antes de hacerlo, dijo al aire, pero a un único destinatario:

-Yo te amo.

-Yo más -contestó para sí mismo, Jungkook- Entendiste todo, eres brillante, mi hermoso amor.







La imagen la generé con la IA y de verdad que no es exactamente lo que Jungkook arma en el espejo de Jimin, porque él usa flores silvestres, de distintos colores. Nunca logré transmitirle eso a la inteligencia artificial. Me hizo varios, ninguno logró parecerse a lo que tenía en mente al momento de escribir este capítulo, pero bueno, me pareció lindo dejar una idea aproximada...










Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro