4 | Sombra de Medianoche
Una noche cerrada, un cielo de otoño, una aparente calma reinaba en la residencia Bangtan.
Los seis chicos habían firmado el contrato, por supuesto, bajo condición sine qua non, de que la conflictiva cláusula en el contrato de Park Jimin, fuera excluida. Y así fue.
Park también firmó, un abogado de la empresa se trasladó a la clínica y se firmó bajo supervisión de su madre y abogados propios.
En la residencia cada quién se retiró a descansar. Habían atravesado por días difíciles y sus cuerpos comenzaban a pasar factura.
En el silencio de la noche, un móvil sonó...
—Namjoon —Un angustioso Jungkook, suplicó del otro lado— ven a mi cuarto por favor...
—¿Estás bien? ¿Qué ocurre, Jungkook?
—Por favor, ven.
El llanto incontenible del chico hizo saltar a Nam desde su cama y corrió a su lado
—kook, ¿qué pasa?.
—Me muero, Joonie, no puedo respirar.
—Calmate, JK por favor, te va hacer mal llorar así....
—No me da más el alma, no puedo seguir con esto. ¿Tú viste el desprecio con que me trató la mamá de Jimin? Me odian, ella y él, y yo, solo quiero morirme ya mismo.
Jungkook a esa altura había perdido todo dominio sobre sí mismo. Pegaba gritos ahogados sobre su almohada, tan fuertes que Namjoon se asustó de verlo sin control.
El quejido del chico despertó al resto y de a uno fueron llegando al dormitorio.
Jin fue el primero en correr a abrazar a su amigo. En el piso y en ronda se sentaron alrededor de Jungkook que no había podido dejar de llorar ni por un minuto.
Levantó su mirada, los vio allí, con él, preocupados y dándole apoyo, pensó en Jimin, solo en esa clínica fría, por su culpa. Se sintió peor, si es que eso fuera posible.
—¿Lloras por Jimin? —Preguntó Yoongi con su áspera voz.
Nadie respondió a esta pregunta de tan obvia respuesta.
Pero él prosiguió, sin que nadie pidiera su opinión.
—Debiste pensarlo antes de dejarlo, JK, quién está sufriendo de verdad es Jimin. Superalo. Él con suerte lo hará y tú dejarás de ser un dolor de culo.
JK se abalanzó queriendo matarlo...
—¿Qué mierda dices?.
—La verdad, JK, dejaste a Jimin, ¿y ahora lloras?
Jungkook arrojó un manotazo a la cara de Yoongi que no llegó a tocarlo porque Tae alcanzó a mover al pequeño desafiante hacia un costado antes de que el golpe llegara.
—Deja de hablar, maldición, no sabes nada. Siempre tú detrás de Jimin. ¿Crees que no lo he notado? siempre supe que te mueres por tener lo que es mío...
—“Era” tuyo —sentenció Yoongi con su habitual postura impávida y JK una vez más se abalanzó para matarlo.
—Sé un hombre. Si lo fuiste para abandonar a quien decías amar y ni siquiera eres capaz de ir a verlo al hospital, ahora enfrenta esto como un hombre, deja de llorar.
Seokjin sacó a Yoongi a los empujones de allí antes de que hubiera una masacre.
Namjoon echó a todos del cuarto de Jungkook y se quedó con él.
Las palabras crueles de Suga, habían logrado que JK saliera de ese estado de llanto sin consuelo para llevarlo a uno de ira. Nam lo tomó de los hombros y comenzaron a hablar. En ese momento llegó Jin y se sentó al lado de ellos dos.
—Tú sabes que no podemos hacer nada, Kook. Nada más que esperar. Cuando podamos hablar sobre lo que está ocurriendo, todo volverá a su lugar. Te toca una parte difícil, cruenta, injusta. Pero no podemos correr riesgos. Enfócate en eso si quieres salir ileso. Jin y yo estaremos aquí para ti, para sostenerte pequeño amigo, ahora cálmate, métete a la cama. Trata de descansar.
—Lo que dijo Yoongi, me dolió. ¿Él quiere a Jimin? ¿Quiere estar con Jimin?
—No, no es así. Él es como el “viejo sabio” —hizo comillas con sus dedos— dentro de esta banda. Creo que hizo esto para sacudirte y sacarte del dolor. En su lógica, si tú fuiste quién rompió la relación no deberías estar lamentándote por los rincones. Y es una lógica ridículamente cierta.
—Sí pero él no sabe todo, no sabe nada....
—Ya sé Kook, pero, de nuevo, en su mente, lo que te dijo es duro, pero es real. No hay dobles intenciones, ni tampoco es porque quiera tener algo con Jimin, ¿Se entiende?
—¿No es porque le gusta Jimin? .
—No, kook.
—A mí sí me gusta Jimin, yo... lo amo — miró a Nam y a Jin, secándose las lágrimas con los puños de su camiseta.
—Ja, ja, ya lo sabemos Kook, eres un bebé grande. Descansa ahora por favor, necesitamos que estés bien.
—¿Quieres que te traiga un tecito calentito? —Comentó Jin— ¿Quieres que nos quedemos a dormir aquí? O ¿Tú venir a nuestra habitación?
—No. No. Estaré bien.
—Bueno, nos vamos. Descansa un poco. Y si vuelves a necesitarnos, llama, por favor. Hasta mañana kookie, descansa, todo estará bien.
—Gracias amigos.
En cuanto Namjoon y Seokjin salieron de su cuarto, Jungkook se enfundó en un buzo gigante, subió su capucha, un tapabocas cubría su rostro y salió de la residencia a hurtadillas de la guardia de seguridad.
Comenzó a caminar con rumbo fijo, bajo un cielo negro y pesado.
Después de casi una hora de caminata nocturna, arribó a la clínica donde Jimin se encontraba internado, pasó directo al sector VIP y descubrió su rostro para que lo dejaran pasar. Él habló con el guardaespaldas personal de Jimin, y le suplicó que no lo delatara. Nadie debía saber que él estuvo allí esa noche.
—Por favor Ji-Hu por todo lo que has compartido con nosotros, por nuestra historia de la cual has sido testigo, no me delates, si Jimin se entera que estuve aquí, pueden llegar a echarme de la empresa.
—Seré una tumba, joven Jeon —dijo el hombre. Él fue quién, además, le aseguró que Jimin estaba solo en la habitación y le confirmó que su mamá descansaba en la habitación de al lado.
Ingresó en puntillas y se arrodilló al lado de su chico. No podía, ni quería despertarlo. Lo observó hasta que el alma se le partió por no poder tocarlo.
Respirar el aire que respiraba su amor, parecía ser suficiente en esta noche de tanto ahogo.
—Te amo —susurró muy bajito— te amo más que antes. Más que nunca, perdón por lo que te estoy haciendo pasar. Algún día comprenderás y ruego a los cielos que no dejes de amarme hasta ese momento.
Giró para irse.
—¿Jungkook? ¿Eres tú? —Casi dormido, preguntó Jimin.
En ese mismo momento, la enfermera ingresó y prendió las luces de golpe, Jimin quedó enceguecido por el violento resplandor, Kook se escabulló detrás de las cortinas, para salir por la ventana, sin ser visto por ellos.
—Debo revisar tu suero —dijo ella— Descansa jovencito, por la mañana te vas de acá, ponte contento.
Jungkook, cual oscura sombra de medianoche, emprendió la larga caminata de regreso. Ya en su cuarto, reconstruyó lo vivido, guardó en su memoria el perfume de su amado y con una sonrisa en sus labios, por fin, se dispuso a dormir.
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