El portazo retumbó en todo el piso haciendo temblar las paredes de cristal de las oficinas de la empresa en la que su hijo era una estrella consagrada.

—Señora, no puede ingresar aquí.

—¿No? Pues fíjate que sí lo haré...

—Señora, llamaré a seguridad.

—Por mí, puedes llamar hasta la Guardia Nacional si quieres.

—Es la madre de Jimin —comentó a la joven recepcionista uno de sus compañeros.

—Disculpe, Señora Park. No la reconocí. Deme unos minutos que la anunciaré con los gerentes.

—Ok. Y diles que no esperaré más de cinco minutos a que se presente alguno de los desvergonzados que tienes de jefes.

Levantó su voz y casi como una orden le dijo a la pobre chica que la miraba asustada
—¡Llámalos ya! —Y bajando su tono, agregó— Por favor, querida.

Se hicieron presente tres de los jerarcas de la empresa y la invitaron a tomar asiento. No sabían exactamente por qué la madre de Jimin estaba allí convocándolos y en evidente estado de alteración.

—Señora Park, por favor, cálmese.

—Estoy muy calmada, señores, quiénes no deberían estarlo son ustedes.

—¿Qué la trae hasta aquí y por qué tanto disgusto?

—Exijo, ya, una explicación sobre la cláusula final en la renovación de contrato de mi hijo.

—¿Qué cláusula? —dijo Kim Siu, productor ejecutivo de la empresa.

—¿Acaso no saben de qué hablo? De la maldita cláusula que dice que mi hijo, a partir del momento que firme renovación de contrato, tiene prohibido hacer contacto físico con cualquier integrante del grupo, especialmente con Jeon Jungkook. Dentro y fuera del escenario. De esa cláusula hablo. ¿Ya hizo memoria, Señor?

La mamá de Jimin es todo, menos apocada. Es una mujer de armas tomar, es impulsiva, pasional, enérgica y desbocada, sí, sí y le importa muy poco quién esté delante, ella se lo llevará puesto, si siente que es necesario.
El vocabulario de su mamá no es algo que a Jimin lo enorgullezca pero tampoco lo avergüenza, en realidad le da mucha gracia cuando ella entra en erupción y se lleva el mundo por delante.

—Así que explíquenme, deletréenlo si es necesario, ¿Por qué mi hijo no puede tocar a ninguno de sus amigos? ¿Esto es por la relación que tenía con Jeon? Puedo entender que deseen menos demostraciones ¿Pero a los otros cinco, no se les puede arrimar? ¿Qué está pasando señores?

—Señora, por favor, déjeme que le explique —Retoma la palabra el señor Lee.

—Soy toda oídos, señor.

—Esa cláusula debimos incluirla porque las cosas se han salido de control. Tenemos todos los medios y redes sociales encima tildando de homosexuales a los chicos y eso es perjudicial para su imagen.
Pero para su tranquilidad la cláusula está en los contratos de los siete integrantes, no es sólo en el de Jimin.

—¿Homosexuales? —Interrumpió la Señora Park.
—Ohhhh ¡Qué horror! —exclamó ella con evidente tono sarcástico— ¡No voy a poder vivir pensando que mi hijo duerme con uno de estos chiquillos!...
—¡Por favor! ¡Hipócritas, son unos de hipócritas!! —vociferaba la señora Park a los cuatro vientos.

Y continuó:
       »El primer contrato establecía por las claras que debían generar contenido fanservice para atraer miradas en las redes, y ahora se rasgan las vestiduras y la van de moralistas... Miren, si piensan que vamos a aceptar semejante estupidez, ya les digo que rompan el contratos y que se lo metan por donde no les da el sol —Los miró desafiante y concluyó— Me llevo a mi hijo de regreso a Busan, aquí se acaba BTS para él. Pero antes de irme quiero hablar con el resto de la banda —dijo sin mediar ni una palabra más.

—No se puede, están ensayando.

—Pues interrumpan el ensayo o yo iré para allá...

—No, Señora, ni usted irá, ni ellos vendrán.

—Ok ¿Con estas cartas jugamos? Será un placer llamar a la prensa y contarles pormenores de lo que acá está pasando. Seguramente les encantará saber por qué Jimin ya no será un Bangtan.

Ella salió disparada de esa oficina pero fue retenida por Bae Yunseo, una de las productoras artísticas y persona más cercana a los integrantes.

—Por favor Ha-Neul, espera, ya mismo llamo a los chicos.

Los seis chicos llegaron prontísimo y saludaron a la mamá de Jimin con reverencias.

—Hola de nuevo, Ha-Neul —comentó Namjoon.

—Hola, Joonie querido —respondió ella.

—Hola señora Park ¿Cómo está Jimin? —preguntó Yoongi.

—Está triste, ¿cómo va estar? Desconsolado. Pero, bueno, ya va pasar, todo pasa.

Jungkook intentó arrimarse de manera respetuosa para saludarla, pero ella levantando una ceja le devolvió una feroz mirada que lo hizo retroceder sobre sus pasos.

Cuando el momento de los saludos concluyó esta madre temeraria, tomó la palabra:

—Hola, chicos, espero que estén bien. Quiero preguntarles si ya firmaron la renovación del contrato y ¿cómo les cayó la cláusula final?

—No firmamos aún —contestaron casi al unísono.

-—Y... ¿Qué cláusula? —preguntó Namjoon.

—La cláusula que les impide acercarse y tener contacto físico entre ustedes, no abrazos, no besos....

Los chicos se miraron entre sí, desconocían de qué hablaba la mamá de Jimin.

—Creo que en el contrato de ninguno está esa cláusula, señora —dijo Yoongi.

A ella se le encendieron los ojos como fuego, Cruella de Vil es una carmelita descalza al lado de esta Ha-Neul, miró a los directivos y les dijo:

—Basuras, hipócritas. Aquí se acaba todo.

Ella se dirigió a los seis jóvenes que no salían de su asombro.

—Parece ser que el único contrato que tiene la "cláusulita homofóbica" es el de mi hijo. Y que establece que no puede arrimarse ni tener contacto físico con ninguno de ustedes.
¿Escucharon bien?
No se les puede arrimar, no los puede mirar, ni los puede tocar, a ninguno, especialmente a ti, Jungkook. Si fuiste tú quien solicitó eso, no te preocupes, Jimin no quiere verte ni en figuritas —JK bajó la mirada y se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Así que chicos, lo lamento por el grupo pero Jimin se retira de Bangtan. Hasta aquí llegó este atropello. Basta... esto es demasiado.

Emprendió retirada ante la mirada atónita de los jóvenes.

JK se interpuso en su camino e intentó hablarla. Ella levantó la mano a la altura del pecho del chico, y le dijo:

—Ni se te ocurra dirigirme la palabra, Jeon, te quise demasiado, amaba lo que tenías con mi hijo, pero rompiste su corazón sin piedad. Sal de mi vista.

—Yo no pedí esa cláusula, lo juro, no sabía nada de eso, por favor créeme, Ha-Neul...

—Señora Park para ti. Perdiste el derecho a seguir llamándome por mi nombre. Ya no.

JK se retiró a un rincón y ella pudo ver cómo su espalda convulsionaba por los espasmos del llanto del chico. Allá fueron sus amigos a consolarlo.

Antes de que ella se retirara Namjoon tomó la palabra.

—Ha-Neul, Señora Park, en nombre de mis compañeros, con quiénes hemos llegado a una acuerdo en este preciso momento, queremos que le transmita a Jimin que si él no firma, ninguno de nosotros lo hará. Si esa cláusula no sale del contrato de Jimin —comentó dirigiéndose ahora a los ejecutivos— ninguno de nosotros firma. Y se acaba BTS. Es nuestra última palabra —dijo el carismático líder.

—Dígaselo por favor, amamos a Jimin, BTS sin él, no existe.

—Díselo tú mismo —dijo ella y sacó de su bolso la tablet con la que ha estado conectada a su hijo desde que puso un pie en la empresa. Todo lo que ella había dicho, tanto a los chicos como a los ejecutivos, contó con la absoluta aprobación por su hijo.

Jimin detrás de la pantalla saludó a RM.

—Jimin regresa por favor, ponte bien, no nos dejes.

Se amontonaron alrededor del dispositivo para saludarlo.

—¡Fuerza, Jimin!! ¡Te queremos! ¡Regresa!

Todos, menos Jungkook que se mantuvo al margen, mirando la pantalla con los ojitos húmedos.

Ella antes de irse, les dio a los directivos veinticuatro horas para modificar el contrato o no habría firma. Se retiró de allí orgullosa de los chicos y del amor que le propinaron a su hijito. Se retiró del lugar moviendo su melena de leona.

Ella era ni más ni menos que eso... una implacable leona luchando por su cachorro.