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22 | A Purple Sea


Por supuesto que quién no había perdido la noción del tiempo ni las circunstancias en torno a ellos, era Namjoon.
Él sabía que ARMY estaba en el estadio esperando noticias sobre Jimin y Jungkook.

Reunió a los cinco Bangtan, a todo el equipo, de manera encubierta y evadiendo a la prensa, se subieron a la van y fueron trasladados al lugar donde el concierto se interrumpió de la peor manera.

ARMY iba a enterarse de boca de ellos las buenas nuevas y lo haría antes que los medios.

Cuando ingresaron tras bambalinas, hicieron cambio de vestuario porque sus ropas estaban manchadas de sangre.

Subieron al escenario que estaba a oscuras y sin ser notados se quedaron viendo ese espectáculo estremecedor.

Ellas no se habían movido ni un centímetro, sus ARMY bomb encendidas conformaba un mar en movimiento semejante a una extraña forma de vida que latía.

Esa visión conmovió a los chicos. Se acercaron al sector donde JM y JK cayeron y se tomaron de la mano para atravesarlo.

Las luces se encendieron sobre sus cabezas y el alarido ensordecedor se produjo.

Namjoon habló. Les pidió silencio. Ellas no paraban de gritar y llorar. No tenían idea qué iba a anunciarles el líder.

—ARMY, les ruego que nos escuchen. Necesitamos silencio. Esta vez necesitamos que nos oigan, en silencio.

El estadio enmudeció, la producción que observaba desde atrás no daba crédito al tremendo poder de RM para manejar esa masa humana, que hasta hace segundos estaba desbocada.

Él se dirigió a los programadores de iluminación y solicitó:
—Enciendan todos los reflectores —les ordenó— enfoquen al público, por favor. Enciendan todas las luces del estadio.

—Queremos ver cara a cara a ARMY. Esta vez Uds son nuestras estrellas —El estadio completo se estremeció en luces.

Ellas lloraban de emoción al verlos y de miedo a que dieran una mala noticia.

A Nam le temblaba la mano que sostenía el micrófono. Él había resistido como una espiga, erguido fuerte firme, "Como el junco, que se dobla pero siempre sigue en pie", no había flaqueado, nunca, hasta este momento en que sintió que frente a esa marea de corazones poderosos, podía entregarse y poner, mente y alma a descansar, tan solo por un ratito.

Miró a sus compañeros, sus hermanos, miró hacia el público, a la memoria le llegaron aquellos momentos de sus inicio, de su debut como banda.

Ellos siete contra el mundo.
Siete chicos a prueba de balas...

Las manchas de sangre que aún pueden verse sobre el escenario dan suficiente cuenta que ellos son tan vulnerables como cualquiera.

El relato de los médicos que salvaron la vida de Jimin y Jungkook lo golpeó de repente y en ese momento dimensionó el tremendo contraste entre este oleaje de cariño y la cruel imagen de sus amigos convulsionando en la mesa del quirófano al borde de la muerte.

Pensó en Bae Yunseo. Dirigió su mirada a lo alto del estadio, al palco del cual ella había disparado. La odió, nunca había sentido tanto odio por alguien.
Su cabeza no era capaz de entender cómo alguien podía ser tan nocivo.

Su mente seguía perdida en pensamientos fugaces hasta que por las pantallas gigantes empezaron a pasar imágenes de Jimin y Jungkook. ARMY deseó gritar, pero él, que minutos antes, las había convocado a silencio, comenzó a hablar.

—ARMY, gracias. Es lo primero que tienen que escuchar de nosotros.
Hoy somos cinco.
Hoy más que nunca necesitamos a nuestro ejército. Siempre les hemos dicho que se amen a sí mismas, es nuestro lema y mensaje, pero resulta que hoy ustedes están acá amándonos a nosotros, dándonos una lección de amor. Ninguno de vosotros se ha movido de su lugar, nadie pudo ver el show por el que pagó entradas, y sin embargo, cinco horas después siguen acá, apoyando a esta banda de jóvenes que lo único que tienen para ofrecer es su corazón.

Él empezó a temblar, su voz se quebró pero tomó fuerzas para dar las noticias.

—Uds necesitan saber de Jimin y de Jungkook...
¡Enciendan de púrpura este estadio! Queremos que reviente de amor:
¡¡Ellos lo lograron!!
¡Ellos están bien! ¡Y estarán en este escenario muy pronto!.

Somos Bangtan Sonyeodan: Boy Scouts a prueba de balas....y no, no somos a prueba de balas, no lo somos. Hoy pudieron ver que somos tan vulnerables como cualquier ser. El odio de una sola persona nos llevó a caminar por el infierno en estas largas horas.

¿Pero saben algo? Tenemos el mejor ejército.
¡¡ARMY, te amamos!!

En ese momento Namjoon no pudo seguir hablando y se sumió a un llanto gutural contenido durante toda la noche, durante todos los meses que ha durado esta pesadilla.
Tae lo abrazó por detrás y de a uno se sumaron Hobi, SeokJin y Yoongi.
Cuatro de los siete lo sostuvieron porque hasta el roble más fuerte, a veces, necesita protección. Lloraron juntos.

¡ARMY! —¡Gritaban a todo pulmón!

El estadio tal como lo pidió Nam explotó en gritos, llantos, abrazos, saltos y luces.

—¡I purple you! —gritó Tae.

Allí estaban, RM, Jin, Suga, J- Hope, V, siendo amados por su ejército, ellas son la prueba viva que en este mundo que se muere ahogado por sus propios venenos, hay seres de luz que lo hacen habitable y digno de ser vivido.

Esta noche no hubo concierto, no hubo coreografías exigentes ni espectaculares, no hubo canciones que emocionaron, solo hubo una energía arrolladora que traspasó todo límite.

Los siete fueguitos que siempre han brillado en el escenario, hoy fueron encandilados por el amor de su fandom. Por ese océano púrpura que los acunó los arrulló y los encapulló para que pudieran atravesar el momento más difícil de sus vidas y regresar a ellas, fortalecidos y victoriosos.

¡Saranghae!


Lloro...

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