Cuando el arieteª táctico de dos mangos derribó la puerta del palco VIP, desde donde se habían producido los disparos, la figura de una persona se encontraba de pie y con su arma en la boca.

Se quitó el pasamontañas que ocultaba su rostro y el cabello largo descendió hasta sus hombros. Ella sacudió su cabeza pero con su arma aún se apuntaba a sí misma.

Una mujer.

Lo que menos esperaban era que detrás de tanta amenaza, tanta violencia, tanto dolor ejecutado, hubiera una mujer.

Como si las mujeres no fueran capaces de cometer delitos...

Evidentemente, ella fue una maestra en el arte de dar tantas pistas falsas.

La mujer con claros síntomas de un pronunciado episodio de estrés agudo, apenas si podía sostener su arma.

Ella comenzó a decir cosas sin sentido hasta que ordenó sus frases, limpió las lágrimas de su cara, el maquillaje de sus ojos se había corrido haciendo que su apariencia fuera aún más espeluznante,  los miró desafiante y como una especie de transe comenzó a vociferar como animal enjaulado

—¡Ya nada tiene sentido, no debía ser así! —gritó la mujer.

— ¡No debías interponerte, Jimin, te disparé, mi amor…  Maté a quién amo desde siempre. ¡Esa bala era para el maldito Jungkook!

— ¡¿Por qué corriste hacia él, Jimin?!

Ella lanzó sobre los hombres que la arrinconaron, lo que parecía una libreta de anotaciones y acto seguido apretó el gatillo volándose la cabeza.

Final trágico para alguien que atemorizó y sometió a su locura a dos personas que lo único que han hecho es amarse y que ahora luchan por su vida en una fría sala de emergencias.

(ª) Ariete: arma de asedio usada para romper las puertas o paredes fortificadas.