18 | Tómate el tiempo en desmenuzarme
Jungkook era capaz de confesar que el mundo podía caerse a pedazos sin que le importara una mierda cuando tenía a Jimin entre sus brazos y su lengua estaba dentro de su boca.
—Eres perfecto Jimin, me vuelves loco, desnúdate despacio
Jimin se acercó peligrosamente a JK y comenzó a desprender su camisa, pero él le apartó sus manos...
—Así no —De un tirón rasgó su prenda y saltaron todos los botones dejando su pecho al desnudo. Esas tetillas de chocolate llevaban su nombre grabado, desde el inicio de su existencia, Jungkook se deleitó besando, mordiendo, suave y feroz.
Sentía que Jimin era el maldito pecado hecho piel y que él perdería la cordura entre sus brazos.
Sus manos acariciaron las caderas blancas de su chico y lo atrajo hacia él para rozar sus endiabladas erecciones. Con sonrisa perversa, Jimin le gimió en su boca palabras inconexas y ajustó el roce en una fricción de fuego que los llevó a desearse de una manera insana.
—Te deseo, Jungkook, te extrañé.
—Ya estoy aquí, amor.
Jimin jadeaba su nombre sin dejar de moverse. Por momentos su mirada se volvía sumisa como si de un pequeño gatito se tratara, ronroneaba ante cada caricia no importaba lo fuerte que fueran. Jungkook clavó sus dientes en su cuello incapaz de dominar el impulso animal que lo llevaba a querer quebrantar sus carnes. Lo sentía temblar bajo su cuerpo, cada movimiento que hacía, Jimin se estremecía, sí, sí, de verdad, Jimin era un gato, un hermoso felino en éxtasis al que Jungkook quería devorar de a poco.
—Joder, mierda, Jungkook...
—¡Ey! ¿Con esa boca besas a tu novio?
Esa inocente frase cargada de intenciones dio pie a que la dualidad que habitaba en el rubio hiciera aparición y ese Jimin lascivo, dominante se metió entre las piernas de Jungkook, se detuvo en su sexo erecto, recogió el precum con su dedos y se lo llevó a la boca...
—Ahhh, qué hijo de p.. ¿Quieres matarme, Jimin?
Descendió para comer todo lo que le correspondía porque él era el amo y señor de Jungkook, era suyo, se lo habían privado por meses, él iba a tomar todo, todo.
Lamió, bebió, besó cada lunar y tragó cada gota que el cuerpo de Jungkook escupió.
Tomó el aceite sabor a duraznos y se auto lubricó, Jungkook iba a perder la cordura, pero antes de que eso pasara, Jimin le exigió que entrara en él.
Giró, le dio la espalda y se abrió de piernas y se frotó lascivamente contra la erección de su hombre que lloraba una deliciosa crema preseminal húmeda y caliente.
—Tómame ahora, llévame al cielo.
—Voy llevarte al puto infierno, Jimin.
—Sí, sí... ah, ah... entra en mí.
Jungkook tomó sus cabellos con fuerza y se hundió en él, profundo y mojado, se aferró a sus caderas y castigó su entrada húmeda de fuego como si estuviera domando a un potro salvaje.
—Ahh, Dios te extrañé.
El sonido de sus cuerpos en fricción era demasiado delicioso, tentador, rico, tan rico como el olor de sus pieles sudorosas.
—Cómeme...
♪♪ Come de mí, come de mi carne.♪♪
No había espacio entre sus pieles, cada embate del cuerpo de uno contra el otro era una bendita experiencia diabólica.
—Despacio... Muévete despacio Koo, sí, mi amor, sí, sí. Así, así, dame más...
El ritmo aumentaba frenéticamente, el intenso olor a sexo era un afrodisíaco bestial, ambos sabian que estaban a punto de estallar.
♪Tómate el tiempo en desmenuzarme♪
El gatito sumiso se apartó de Jungkook, se arrodilló, abrió su boca pecaminosa y con voz de bebé, susurró...
—En mi boca. Acaba en mi boca.
—Dios mío... ¿Nadie te dijo, Jimin, que eres el mismísimo demonio?
El brutal orgasmo le llegó con tanta fuerza que sintió que iba a desmayarse. Jungkook podía sentir el latido de su sexo enloquecido dentro de la boca de su chico que mamaba hasta la última gota como bebé hambriento.
Cuando su corazón se calmó y su respiración empezaba a tomar curso normal, Jungkook separó y Jimin lo miró con desconcierto...
—¿Estás bien?
Jungkook no contestó, no necesitaba hacerlo, solo sonrió, con su lengua limpió los restos de sus fluidos de la comisura de la habilidosa boca de su nene, pudo probar su propio sabor y le gustó. Él friccionó el sexo ajeno con su mano tatuada y le exigió que se parara detrás de él.
—Saca tu costado dominador, Park, entra en mí, quiero ser tuyo...
—Oh, ¿Quién apareció aquí? —susurró echándole una mirada obscena —¿El pequeño golden maknae quiere jugar?
—Mójame, amor.
Le entregó el lubricante sabor durazno que Jimin derramó sobre los hoyuelos de su espalda y acarició cada centímetro con sus uñas dejando un rastro oleoso sobre la piel blanca.
El power bottom dentro de Jimin se sentía en la gloria, lo obligó a recostar su espalda sobre la cama y a que separara sus piernas.
La imagen del hermoso hombre frente a él, con sus muslos abiertos y completamente entregados era demasiado para su corazón.
—Pídelo Koo, pídeme que entre en ti.
—Hazme lo que quieras, soy tuyo, bebé.
—Quiero oírte...
—Entre en mi, mi amor.
Sintió esas pequeñas manos llenas de lubricante acariciar sus muslos, sus glúteos. Con suavidad penetró con sus dedos las cavidades secretas de su hombre mientras besaba su ingle, lo dejó jadeante y necesitado, se irguió y entró con delicadeza, suave como es él, hasta que Jungkook se adaptó a su tamaño y necesitó más, juntos iniciaron una danza armónica con una cadencia deliciosa y sincronizada.
No había apuro, no tenían prisa, ellos querían sentirse, querían fundirse en un solo cuerpo, se besaban con amor, la lujuria había dado paso a otro sentimiento, a ese que anidaba en sus corazones después de tanto tiempo separados, no dejaban de mirarse a los ojos diciendo las más hermosas palabras.
—Te extrañe mi amor, me morí sin ti...
Jungkook jadeaba por lo que su cuerpo sentía y respondió a esa palabras de amor con una frase entrecortada y ojos con lágrimas ...
—Yo, yo... ahh. Te amo, Jimin, di que me amas.
Buscó sus ojos para morirse en ellos.
—Te amo Jungkook.
La sensualidad regresó y el ritmo se hizo brutal, Jungkook estalló sobre el vientre de Jimin en un orgasmo salvaje y Jimin se corrió dentro de su hombre jadeando sobre su cuello como un lobo en celo.
Sus cuerpos se enredaron al compás de todo aquello que ellos reprimieron durante los meses de separación haciendo que sus pieles gozarán de una eterna y fogoza coreografía sensual que se prolongó durante toda la noche.
Extenuados pero plenos se recostaron uniendo frente con frente. No querían separarse ni por un segundo.
—Te amo, mi amor, nunca más me dejes solo —ronroneó Jimin en los brazos de su hombre.
—Te amo más, Jimin. Nunca más dejaré que nos separen. Eres mío.
Con brazos y piernas entrelazadas, se entregaron a un sueño profundo y reparador.
Bueno, un + 🔞 suave (creo yo) espero que se entienda que lo que se dicen y cómo lo hacen, tiene sentido en el marco de la novela.
No puedo escribir escenas con lenguaje explícito, sencillamente no me sale....
Espero que les haya gustado.
¡Gracias por leer y por sus estrellitas!
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