Los primeros copos descendieron vacilantes hasta transformarse en una desbordante nevada que obligó a todo
el mundo, a refugiarse en sus hogares.

Jimin se sentó frente al fuego a escribir en su bitácora de vida. Siempre ha escrito un diario donde vuelca sus más íntimos secretos. Curiosamente dejó de hacerlo el mismo día que Jungkook rompió con él. No tuvo agallas para reflejar con palabras lo que sucedía con su corazón partido.
Pero algo ha cambiado notablemente en los últimos días y el pequeño Mimi volvió a sentir el impulso de plasmar lo que está viviendo...

Invierno en Seúl
Después de tantos días vuelvo a escribir en estas páginas. El frío es intenso pero mis manos y pies están calentitos porque me senté frente al fuego. Hoy es día de descanso, no debo ir al estudio, pero además no podría salir porque la nevada nocturna obstruyó todos los caminos.
Me siento un poquito mejor cada día.
P

or primera vez, desde que habito esta casa, no me siento un extraño en ella, el aroma del café recién hecho se ha esparcido y huele delicioso. Quisiera anotar todo lo que he/hemos vivido pero me cuesta traducir en palabras tanto dolor.
Elijo escribir los momentos bonitos que Jungkook me ha regalado con tan solo cinco círculos de flores y de hojitas.

Nunca imaginé que el silencio que me impusiste, lo rompieras con esos mandalas increíbles. Soy tan vulnerable a ti que me da miedo. Yo quisiera reflejar en estas líneas tu m....

Ding Dong

Jimin se sorprendió con el sonido del timbre, nadie llamaba a su puerta, nunca. Por protocolo de seguridad, ninguna persona se acercaba a las viviendas de alguno de ellos, sin cita previa.

Entonces tuvo la ilusión que detrás de ese llamado estuviera su amor, solo alguien conocido por los guardaespaldas pasaría por la barrera de protección.

—¡Sí! —se dijo, y corrió descalzo para abrir la puerta sin mirar quién estaba detrás de ella.

El culatazo en la cabeza lo dejó grogui. Cayó de espaldas y no pudo moverse más. El autor del golpe arrebató el móvil de sus manos y se acercó a su rostro, un hilo de sangre empezaba deslizarse por su sien.
El intruso, descorrió el pasamontañas a la altura de la boca, se acercó al rostro de Jimin y lamió el fluido granate con asquerosa lentitud. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del joven herido antes de perder el conocimiento frente a su agresor.

De pie con su presa en el suelo, el ignoto balbuceó:

—Te dejé jugar con tu estúpido conejo, hasta este momento. Se acabaron los juegos, Park Jimin. Se acabó su tiempo. Volverás a saber de mí...

Inició una cuenta regresiva mientras se retiraba calmadamente.

Para cuándo llegaron los guardaespaldas, Jimin comenzaba a despertar.
Aturdido como estaba, se puso de pie, pero sus piernas flaquearon, antes de volver a caer los brazos de uno de los hombres de seguridad. Él lo sostuvo y lo llevó hasta el sillón azafrán donde momentos antes él había sido muy feliz.

En cuestión de minutos el lugar estaba rodeado de policías y de gente de la empresa. Ni la nieve, ni la alerta meteorológica impidió que un gran número de personas estuvieran asistiendo al joven. A Namjoon le avisaron y él salió disparado hacia la casa de Jimin. Llegó y corrió a abrazarlo.

—Jimin, ¿qué pasó?

—No tengo ni idea. Abrí, me golpeó, me quitó el móvil y me desmayé...

—No entiendo, ¿cómo pudo llegar hasta aquí estando el guardia en la puerta? —interrogó el líder a los guardias, quiénes confirmaron que el hombre designado para estar las veinticuatro horas frente a la casa de Jimin, había sido atacado por la espalda y dejado fuera de combate.

—Esto ya es demasiado —increpó Namjoon a Lee Doyun y a Bae Yunseo quienes habían llegado segundos antes. Él intencionalmente bajó la voz para que Jimin no lo oyera.

—Aquí se acaba todo. Démosle fin, por favor. No pueden seguir ignorando que Jimin corre peligro.

—No lo ignoramos, Nam —el director sonó desesperado cerrando sus puños con rabia— hemos puesto el aparato de seguridad más impresionante, pero este tipo se nos adelanta siempre... No entiendo.

La productora, Yunseo se acercó a Jimin y lo tomó en sus brazos.

—Estarás bien, Park, confía en nosotros.

De su cartera sacó pañuelos húmedos y limpió meticulosamente la sangre que caía sobre la mejilla y que el agresor había lamido unos minutos antes.

—Jimin, te vienes conmigo —Namjoon dió indicaciones a los paramédicos para que subieran a Jimin en la ambulancia y él se sentó a su lado. Vio a su pequeño amigo golpeado, desorientado, ajeno a lo que en realidad había ocurrido y sintió mucha impotencia que una empresa de la envergadura de BH no lograra brindar a su artista, la seguridad que se merecía. Ardía de rabia.

Acarició la mano de Jimin.

—Todo va estar bien, dongsaeng, te lo prometo —las palabras de Namjoon fue lo último que Jimin escuchó antes de quedarse dormido mientras era trasladado a la clínica donde harían chequeos de prevención.

En la residencia Bangtan, los cinco chicos restantes de la banda, enterados del suceso, caminaban de un lado a otro sin entender ni un poquito de lo ocurrido.

Jungkook salió corriendo hacia su camioneta dispuesto a ir a la clínica pero lo detuvieron entre varios. Estaba en un estado de nervios incontrolables.

La empresa se comunicó con Namjoon y le solicitó que intentara calmar al maknae. Y una vez más el líder intervino enviándole un audio.

—Tranquilo Kook. Jimin está conmigo. Le hicieron un par de estudios que dieron bien y ya casi estamos llegando.

Jungkook sintió que le volvía el alma al cuerpo y salió a esperar que los coches llegaran trayendo a su chico.

Jimin fue el último en bajar. El corte en su frente había comenzado a sangrar nuevamente a pesar de haber sido tratado por los médicos. Lo ingresaron velozmente y lo llevaron a enfermería a curar su herida por segunda vez. Nam y Kook se quedaron hablando.

—El peligro está muy cerca, Jungkook, esta vez la sacamos barata. El hijo de puta estuvo al lado de Jimin. Lo golpeó, le habló al oído. Le quitó el móvil...

Jungkook retrocedió unos pasos.

—Oh no —ahogó un grito.

—¿Qué pasa?

—Su móvil... el QR —Llevó ambas manos a su boca con evidente terror en los ojos.

—¿Qué QR? ¿De qué hablas Kook? ¿Qué has hecho? ¿Hiciste contacto con Jimin estos días?

El chico afirmó con la cabeza y con los ojos llorosos.

—¡¿Eres idiota?!

Jungkook lloraba como bebé.

—No voy a consolarte, ¡No! Me da rabia. ¡Sabías los riesgos y los corriste igual! ¡Hoy pudo haberlo matado!! ¿No te das cuenta?

El fragor de la discusión se detuvo cuando vieron por el pasillo, caminar a Jimin directo hacia ellos.
Kook corrió a abrazarlo.

—No me toques —expresó Jimin con ojos de miedo.

JK quedó helado.

—Aléjalo de mí, Nam.

—Jimin... —Jungkook dijo con una voz tan chiquita que apenas pudo oírse.
Jimin llevo su mano a la cabeza y palpó la herida antes de preguntar:

—¿Quién eres?

Lee Doyun director general de BH y
Bae Yunseo productora musical.
Se habla de ellos por primera vez en el capítulo "Mentiras que matan".