Parciales.
El autobús estaba lleno de gente, pero para ellos, era como si el bullicio no existiera. Estaban completamente concentrados leyendo unos garabatos que ellos llamaban "apuntes". Aunque estaban sentados juntos, sus mentes estaban a años luz el uno del otro, tratando de meterse todo el semestre en la cabeza en los pocos minutos que les quedaban.
Afuera, el paisaje urbano se desdibujaba rápidamente mientras el autobús avanzaba por las calles congestionadas de la ciudad. Los minutos parecían volar y el tiempo se les agotaba rápidamente antes de llegar a su destino.
El conductor del autobús anunció la parada, rompiendo por un momento el silencio tenso que reinaba en el interior del vehículo. Sin embargo, la noticia apenas les llegó a Jimin y Taehyung que seguían absortos en sus cuadernos, desesperados por retener hasta el último detalle.
Sin levantar la vista, se pusieron de pie uno tras otro, como dos autómatas que seguían un movimiento programado. Cautelosamente, descendieron los escalones del autobús, sin dejar de aferrarse a sus cuadernos como si los tuvieran pegados al cuerpo.
Una vez que sus pies tocaron el frío concreto, levantaron la vista y por un instante, pensaron en huir de su "fatal destino".
No, no iban a enfrentar una horca o una silla eléctrica, pero para ellos, lo que les esperaba era algo aún más temible:
Parciales.
—¡Ahhhh, por qué no recuerdo nada de lo que enseñaron en clase! —exclamó Taehyung con frustración mientras se pegaba el cuaderno a la cara, literalmente.
Jimin soltó una risita. —¿Tal vez porque pasaste todo el semestre durmiendo? —respondió en tono burlón y le dio una suave palmada en la espalda para animarlo a seguir caminando.
—Cierto —hizo un pequeño puchero—. Creo que esas "tardes de estudio" en tu casa no rindieron mucho fruto —dijo Taehyung mientras retomaba el paso, finalmente ingresando a la universidad.
—Hicimos de todo menos estudiar —Jimin rió, recordando todas las veces que intentaron estudiar juntos, pero terminaban distrayéndose con cualquier cosa menos los apuntes.
—Bueno, al menos nos divertimos, ¿no?
—Eso sí... —Jimin asintió con complicidad.
Continuaron el camino hacia su facultad, revisando sus horarios en sus celulares para verificar el salón donde les correspondía el primer parcial. Para su desgracia, no les tocaba estar juntos en esta ocasión.
—Recuérdame por qué no me he retirado de la carrera —dramatizó Taehyung, soltando un suspiro exagerado.
—Dinero —respondió Jimin con una falsa seriedad, provocando una risa en el otro.
Entre risas y ahora un poco menos tensos, llegaron al aula de Taehyung. Este ingresó y se despidió de Jimin con un abrazo y un simple "suerte".
Jimin ingresó a su salón y se sentó en la última carpeta, en una esquina. Miró a su alrededor, notando cómo algunos estudiantes estaban repasando nerviosamente sus apuntes, mientras otros parecían estar susurrando oraciones de último minuto. Aunque sabía que probablemente no era así, tenía la extraña sensación de que todos los ojos estaban puestos en él, como si supieran que no había estudiado lo suficiente.
—Buenos días, jóvenes —hizo su brillante entrada el profesor, automáticamente todos se pusieron de pie. —mochilas al frente—ordenó.
Todos se encontraban notoriamente nerviosos, pero aún así obedecieron las órdenes y, poco a poco, acomodaron sus pertenencias frente a la pizarra, dejando solo un lapicero en sus carpetas, para luego retomar sus asientos.
El profesor, vestido completamente de negro y sin llevar maletín, sostenía solo un sobre en la mano. Miró a todo su alumnado, poniéndolos aún más nerviosos.
—Joven Lee —el mencionado se levantó de golpe—, quítese la casaca. Dije claramente la semana pasada que estaba prohibido llevar mangas largas —dijo con seriedad.
Jimin miró sus muñecas por autoreflejo, aunque sabía que no había roto ninguna regla. Aun así, se sintió regañado.
Sin decir más, el profesor comenzó a repartir las hojas de examen a cada uno de los alumnos. El ambiente se llenó de tensión mientras los estudiantes apretaban fuertemente sus lapiceros, listos para comenzar. El profesor se sentó en su pupitre, colocó un cronómetro en la mesa y, con un clic, empezó a contar el tiempo.
El silencio se apoderó del salón, solo roto por el suave rasgueo de los lapiceros sobre el papel y el sonido constante del cronómetro. Jimin se concentró en las preguntas frente a él, tratando de recordar todo lo que había estudiado, aunque el nerviosismo no lo dejaba tranquilo del todo.
Apenas habían pasado 10 minutos cuando el sonido ensordecedor de un choque automovilístico estremeció el campus, captando la atención de los estudiantes. Se dedicaron miradas entre ellos, como si pudieran comunicarse telepáticamente, preguntándose qué había sucedido.
El profesor carraspeó como advertencia, haciendo que todos regresaran su vista a la hoja del examen automáticamente, pero la tensión en el salón era palpable.
De repente, un fuerte viento entró por la puerta entreabierta, provocando que algunos exámenes volaran por los aires. El sonido de lo que parecía ser un helicóptero resonó en el campus, alertando a todos, incluido el docente, quien paralizó el cronómetro y salió del aula para averiguar qué estaba sucediendo.
Efectivamente, un helicóptero volaba a baja altura sobre el campus, levantando polvo y hojas mientras se movía rápidamente. Los alumnos salieron corriendo de las aulas, algunos con sus teléfonos celulares en mano para capturar el inusual evento.
Jimin, aún absorto en el examen, tardó en reaccionar. Cuando finalmente salió al pasillo, se encontró con un mar de estudiantes apilados cerca del balcón, todos ansiosos por ver qué sucedía. Se abrió paso entre la multitud y se acercó al borde para tener una mejor vista.
Desde lo alto del helicóptero, unas bolsas grandes de plástico comenzaron a caer, provocando un murmullo de intriga y sorpresa entre los presentes. La expectativa llenaba el ambiente mientras todos se preguntaban qué podía haber dentro de esas misteriosas bolsas.
Jimin, con la mirada fija en la escena, vio cómo una de las bolsas comenzó a moverse de manera inquietante. Un escalofrío recorrió su espalda mientras se daba cuenta de que algo no estaba bien. Poco a poco, las otras bolsas también se agitaron, como si estuvieran albergando algo vivo en su interior.
El ambiente se volvió tenso y las miradas de asombro se transformaron en horror cuando las bolsas revelaron su espeluznante contenido: eran cadáveres.
Un grito de pánico se apoderó de la multitud mientras los estudiantes retrocedían atónitos, incapaces de procesar lo que estaban presenciando.
En medio del caos, uno de los cadáveres se liberó de su envoltura y se abalanzó sobre un grupo de estudiantes que se habían acercado demasiado. El pánico se apoderó del lugar mientras todos trataban de alejarse de la escena aterrorizante.
Jimin, con los ojos abiertos de par en par, observaba la escena horrorizado desde el balcón. La adrenalina bombeaba por sus venas mientras intentaba procesar la pesadilla que se desplegaba frente a sus ojos.
El primer piso se sumió en el caos mientras los estudiantes aterrados huían en todas las direcciones, tropezando y empujándose unos a otros. En el balcón, Jimin y sus compañeros de clase se aferraron a las barandillas, atónitos y temerosos por lo que estaba ocurriendo.
—Qué mierda...
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Gracias por leer 😺.
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