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02 - baek bae


Holy Dolly motel

— room 04.

No había gemidos traspasando las delgadas paredes, ni mujeres semi-desnudas por el pasillo. Tampoco cigarrillos en el suelo o botellas a medio beber. Sólo algunas luces de neón azules adornaban las paredes del motel Holy Dolly en una esquina de Hongdae.

Incluso la recepción era acogedora —dentro de lo que cabe— con un florero lleno de petunias en el mostrador. Las paredes blancas con aquellas luces podría dar la impresión de un bar nocturno, pero a diferencia de este último, el hotel estaba sumido en profundo silencio. Sólo se escuchaba la música que escuchaba el recepcionista en sus audífonos.

— ¿En qué puedo ayudarte? —Preguntó el chico de cabello negro recogido mirando de arriba hacia abajo a Babe cuando se asomó al mostrador.

La castaña dio una rápida ojeada al pasillo de las habitaciones y seguidamente se concentró en el joven.

— Tengo una reservación —Dijo ella algo impaciente. Nunca había estado en un motel como aquel. Pequeño, sencillo, silencioso.

— ¿Y tu nombre es... —El chico se acercó rápidamente al computador que tenía en frente y miró a Babe expectante.

Ella no quería decir su nombre real pero tenía que hacerlo, sin embargo, cuando estuvo a punto de abrir la boca y soltar su identidad, un brazo pasó por encima de ella envuelto en un suéter negro y depósito un fajo de billetes sobre el mostrador.

— No será necesario. Ella está conmigo —Profirió Yoongi detrás de la chica que lo miraba con sorpresa.

— Ah, el de cabello verde —Comentó el recepcionista —Está bien, puedes pasar bonita —Dijo guardándose el fajo de billetes en el bolsillo —¿Cuántas horas van a...

— Por ese fajo incluso un mes si quisiera —Soltó Yoongi sin mucha importancia adentrándose en el poco iluminado y silencioso pasillo.

Babe lo siguió unos segundos con la mirada y seguidamente dio marcha paso tras él.

— Así que... Sí viniste —Dijo el chico pelo verde sacando la llave de la habitación de su bolsillo y metiéndola en la cerradura.

No había puesto aún la mirada en Babe ni por primera vez. A pesar de ser alguien bastante sarcástico y bromista cuando se lo proponía, con las chicas era un tema diferente. Sobre todo con una que le gustaba.

— No sé por qué no lo haría —Dijo ella entrando a la habitación una vez que Yoongi le hizo señas para que entrara.

Babe se percató de que él le rehuía la mirada.

— Vaya —Soltó la castaña al echarle la primera ojeada a la habitación.

Era un espacio sencillo con una cama gigante llena de cojines, una mesa con algunas bebidas alcohólicas, una caja de cigarros y un paquete de preservativos. Las luces de neón también decoraban las paredes del lugar sobre la cabecera de la cama, sólo que en esta ocasión eran de color rojo parpadeante.

Había un baño por supuesto y algunas otras cosas como un gran televisor, pero lo que llamó realmente la atención de Babe fue las grandes ventanas que iban de pared a pared en la habitación y que daban la vista a la calle de al frente.

Era de noche, estaba lloviendo y no había muchos locales en esa calle pero aquella ventana era todo un espectáculo para Babe. Le gustaba ese ambiente.

— Este lugar parece de todos menos un motel de mala muerte —Profirió quitándose el suéter amarillo que llevaba encima dejando ver sus hombros y clavículas a causa de la franela negra medio transparente que llevaba puesta.

Yoongi tragó fuerte cuando vio la blanca piel de Babe expuesta. El chico se preguntó si tendría frío para él hacerse cargo de quitárselo.

— Ya... —Dijo indiferente —Es que no es un motel asqueroso como piensas. Es bastante decente y limpio —Cerró la puerta tras de él y se recostó de ella con los brazos cruzados mirando a Babe de arriba hacia abajo, sin llegar a mirarla a los ojos.

Por su parte, la chica también se tomó unos segundos para admirar el pelo verde que lucía como un misterio ante sus ojos. Vestido completamente de negro con una gorra que cubría parte de su cabeza, Yoongi –conocido por sus amigos como Suga– le invitaban a descubrirlo de alguna forma.

Pero aunque esta noche no fuera a descubrir sus gustos o las cosas que lo hacían feliz, de lo que sí estaba segura Babe es que lo que iba a descubrir era la manera en la que le gustaba follar.

— Me gusta este clima —Dijo ella aclarándose la voz y yendo hacia la cama para sentarse de un brinco que la hizo rebotar ligeramente —Y esta cama es muy suave.

— ¿Qué esperabas, Baek Bae? ¿Una cama de piedra? —Soltó con sarcasmo el chico que hasta ahora sólo tenía la idea de que Babe pensaba que la iba a llevar a un lugar cutre.

— No lo sé, nunca he estado en un motel. No sabía que esperar —Dijo aburrida recostándose ahora en el colchón.

Yoongi se quedó callado con intenciones de disculparse pero en lugar de eso se acercó cabizbajo hasta ella y se quedó de pie delante de ella.

Tenía ganas de tocarla, de acariciarla y besarla, pero para él era sumamente difícil empezar a actuar. Era como si no supiese que tenía luz verde desde hacía rato. A Babe no le iba a molestar en lo absoluto que por casualidad la mano de Yoongi se empezara a deslizar por su falda.

— ¿Con los otros hablaste tanto antes de...

— ¿Los otros? Sólo ha habido uno antes de ti y fue hace un mes —Bufó ella rodando los ojos mientras se sostenía con los codos —Pero si te molesta hablar...

— No me refiero a eso, Baek Bae. Era sólo una pregunta —Se quejó mordiéndose el labio inferior.

— Entonces... —Babe se levantó de la cama de golpe sorprendiendo a Yoongi quien retrocedió un paso y la miró confundido cuando ella le sostuvo de las muñecas.

Por primera vez en toda la noche se miraban a los ojos directamente por más de cinco segundos.

— ¿No deberíamos empezar? —Preguntó Babe traviesa.

Y allí fue cuando Yoongi supo que podía empezar a mover las piezas en el tablero. Quería jugar y la castaña le había dado play.

— Ya, Baek Bae... —Dijo él bajando la mirada hasta la abertura de la franela de la chica donde se insinuaban levemente sus pechos —¿Te gusta jugar?

De repente aquella faceta aburrida, indiferente y algo penosa de Yoongi desapareció por completo y dejó a la luz a un chico con la mirada sedienta, una sonrisa ladina y una voz algo grave que hizo estremecer a Babe cuando las manos de Suga –intencionalmente– se pasearon desde su cadera hasta debajo de sus pechos.

— Depende —Respondió ella acercándose más casi hasta pegar sus torsos. Tomó la gorra del chico y se la arrebató tirándola lejos de allí —¿A qué te refieres?

— Si te lo digo ahora sería arruinar la sorpresa —Continuó con manos expertas enredando los dedos de una mano en el cuero cabelludo de la chica y tirando levemente hacia atrás.

Babe sonrió. Yoongi seguramente tenía muy buenas ideas.

La empujó levemente contra la cama haciéndola caer de espalda en el colchón. Babe siguió rápidamente a quitarse las zapatillas mientras Yoongi apagaba la luz de la habitación dejando que todo quedara inundado sólo por las luces de neón rojas sobre la cabecera.

— Prometo que todo esto va a gustarte —Dijo el chico arrodillándose frente a ella tomando sus muslos con fuerzas y empezando a depositar besos húmedos y rápidos sobre ellos alternados con algunos mordiscos ligeros.

Ya Babe había empezado a retorcerse sobre la cama mientras Yoongi hacía aquello y sin pensarlo mucho, ella misma se quitó la franela quedando sólo vestida con el sostén de encaje violeta traslúcido que dejaba vez sus senos con total libertad.

— Me gusta la iniciativa —Dijo el chico poniéndose de pie mientras se deshacía de la falda de Babe. Ahora sólo estaba en ropa interior y aquella vista de su piel cubierta por tan sólo unos cuantos hilos había hecho que Yoongi se estremeciera.

Sentía que la sangre le hervía desde la cabeza a los pies y eso sólo provocaba que su imaginación y sus deseos se alborotaran.

— Vamos a arreglar esto —Babe se arrodilló en la cama y se deshizo rápidamente del suéter negro de Yoongi dejando su torso descubierto. Él era igual de pálido que ella.

— Qué traviesa —Sonrió tenuemente clavando la mirada en los rosados labios de la chica atrapándolos en un beso salvaje y sediento mientras tomaba la nuca de Babe entre sus manos.

Sus lenguas se amenazaron a muerte durante casi un minuto en el que no podían dejar de saborearse el uno al otro.

Yoongi se percató que en el proceso las manos de Babe se posaron sobre el cierre de su pantalón y a los pocos segundos este estaba en el suelo y sólo le quedaba la ropa interior puesta. A través de la ropa interior Babe pudo delinear perfectamente con las manos la entrepierna de Yoongi que se chocó contra su pelvis cuando el chico se abrazó a ella para caer sobre el colchón.

— ¿Estás dispuesta a jugar un poco? —Preguntó mirándola con deseo a lo que la castaña asintió lentamente mientras se mordía el labio inferior —Entonces espera un segundo.

Babe lo siguió con la mirada hasta ver que Yoongi se acercó al mueble de la habitación y tomó algo que a la distancia no alcanzaba a identificar. No fue hasta que el chico hincó una rodilla en el colchón y levantó la cinta negra en frente de ella que descubrió qué clase de juegos le gustaban a Min Yoongi.

— ¿Confías en lo que te dije hace un rato? —Preguntó él expectante.

La castaña meditó unos momentos antes de responder con una afirmación.

— Si las cosas se ponen raras te detienes, Yoongi —Dijo ella arrodillándose de nuevo en el colchón mientras que el pelo verde se posicionaba tras ella.

— No va a haber nada raro en follarte hasta que no puedas caminar —Le susurró al oído cuando empezó a vendarle los ojos hasta dejarla en completa oscuridad.

Enseguida Babe se sintió desorientada cuando sus ojos quedaron completamente cegados. Yoongi se levantó en silencio y se posicionó frente a ella mirándola con atención... ¿cómo podría empezar a jugar? ¿cuáles caricias eran las mejores?

Al chico le gustaba la idea de escucharla gritar cuando el placer fuera tan insoportable que sus cuerdas vocales tuvieran que dejarlo salir.

Y lo mejor de todo era que él se había encargado de que ese fajo de billetes le reservara el motel para ellos solos por unas cuantas horas. Así que los gritos de Baek Bae sólo los escucharía él.

— ¿Yoongi? —Llamó la castaña tanteando el colchón con los dedos. La luz de neón se dibujó en su cuerpo y el chico estaba embelesado admirando aquello.

El repique de las gotas se hizo presente en la gran ventana de muro a muro y cuando la intensidad de la lluvia borró cualquier sonido del ambiente, Yoongi se acercó hasta la desorientada chica y la guió con cuidado para que se recostara boca arriba con las piernas flexionadas.

— Estoy aquí, no te asustes Baek Bae —Dijo él suavemente mientras pasaba sus manos desde las pantorrillas de la chica hasta sus glúteos.

Ella disfrutaba las caricias y aunque estaba algo asustada por la venda, empezaba a cogerle confianza y gusto al asunto.

— ¿Dónde estás? —Preguntó cuándo dejó de sentir las manos de Yoongi e intentó tantearlo en el aire pero de inmediato sus manos fueron llevadas de nuevo hacia el edredón.

— No subas las manos —Profirió mientras se acomodaba encima de la chica y empezaba a besarla de nuevo con furia pero esta vez sus labios subían y bajaban hasta su cuello volviendo a alternarse con mordiscos que eran un poco más fuerte que los anteriores —No subas las manos, pequeña —Repitió cuando Babe intentó buscarlo de nuevo.

Yoongi se estaba ahogando en los labios de la chica y ella estaba satisfecha de ser bebida por el peli verde que la besaba con tanta pasión que creyó que él nunca había besado a nadie en su vida. 

Empezaba apenas a conocer todas las cosas de las que Yoongi era capaz de hacerle sentir.

— Uh —Gimió la chica cuando él movió su sostén de lado a lado y dejó expuestos sus pechos para luego ser devorados por los mismos labios que segundos antes le habían dejado la boca y el cuello enrojecidos.

Babe se retorció en el colchón durante los largos minutos que él hizo y deshizo con su boca. Parecía que Yoongi moldeara sus pechos con la intención de darles una nueva forma y los saboreaba como si no quisiera soltarlos nunca.

— ¿Te gusta? —Preguntó levantando la mirada —No me respondas, sé que sí —Rió por lo bajo viendo las continuas arcadas que el cuerpo de Babe hacía cuando él la besaba.

La castaña se aferraba a la tela del edredón una y otra vez cuando las manos de Yoongi la exploraban sin pudor y, no tuvo más opción que apretar sus manos con mucha fuerza cuando el chico terminó de quitarle toda la ropa interior y depositó un beso en la parte interna de uno de sus muslos.

— Te prometí que todo te gustaría —Le susurró al oído rápidamente.

Yoongi guió con cuidado en la oscuridad a Babe hasta que esta quedó con las piernas  completamente abiertas. En la oscuridad no alcanzaba a ver del todo a la chica pero de lo que sí estaba seguro es que ella estaba tan excitada como él cuando tanteó con sus dedos el centro de Babe haciendo que el primer gemido casi convertido en grito saliera de sus labios.

— Uh —Repitió ella retorciéndose en la cama.

Él no podía disfrutar más del panorama que tenía en frente y la sensación que le producía hacerla retorcerse. Se pasó una mano por el cabello y luego de jugar un rato con su mano, procedió a quitarse la ropa interior y acercar su entrepierna hasta la entrada de Babe.

— Dame una de tus manos —Pidió.

Quería avisarle que estaba a segundos de entrar en ella, así que llevó la mano de la chica hasta él para que estuviera advertida.

— Sí —Balbuceó ella dándole permiso mientras tanteaba a Yoongi quien casi gime al sentir el contacto de los fríos dedos de la chica con su entrepierna.

Sin esperarse mucho, Yoongi se aferró a las piernas de la chica y poco a poco fue deslizándose con delicadeza y firmeza en ella. Babe abrió aún más las piernas para recibirlo mientras se llevaba las manos a la cabeza intentando mantener la cordura.

— Baek Bae —Dijo casi inaudible el pelo verde cuando empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás poseyendo a la chica que no dejaba de soltar uno que otro gemido sincero.

Aquello le gustaba. Aquello le encantaba.

El cuerpo de Babe se sacudía en el colchón a causa de las embestidas de Yoongi que si bien no eran salvajes o grotescas, eran lo suficientemente fuertes para moverla. Ahora los gemidos de la chica se habían convertido en gritos ahogados y Yoongi temía que en cualquier momento ella se viniera. Y eso no podía pasar, no ahora.

— ¿Por qué? —Preguntó la chica cuando sintió que Yoongi ya no estaba dentro de ella.

— Tranquila, no te la quites —Le pidió refiriéndose a la venda y moviéndola con cuidado colocándola boca abajo sobre la cama.

— Ah... —Musitó ella mordiéndose el labio. Sabía que venía.

Yoongi tiró de su cadera y la colocó en cuatro delante de él. Se acomodó de rodillas hasta quedar a la altura de Babe.

— Puedes gritar todo lo que quieras —Le sugirió mientras tocaba su entrada suavemente con su entrepierna y hacia pequeños círculos en ella —Quiero escucharte.

Con la misma diligencia y firmeza que antes, entró en la chica provocando que gritara sin pudor y su cuerpo drenara a través de incesantes gemidos lo mucho que le gustaba aquello.

Yoongi se mantenía ocupado moviéndose rápidamente adentro y hacia afuera mientras se aferraba a las caderas de Babe y le clavaba los dedos. Él también empezaba a gemir y se concentraba en la espalda bañaba por la luz de neón que lucía increíblemente erótica.

— Baek Bae —Murmuró para así mismo —Te dije que podías gritar todo lo que quisieras —Dijo entrecortadamente embistiéndola con furia.

Babe se mantenía ahogando sus gemidos pero era inevitable que no empezaba a soltarlos cada vez más seguido cuando sentía que su cuerpo ya no podía más y que en cualquier momento iba a llegar al clímax.

— Yoongi —Dijo con dificultad —Estoy...

No pudo terminar la frase porque el chico se encargó de acelerar el paso para darle –y darse– un final perfecto. Al cabo de un minuto de tomar a la chica a su merced, el gemido de Yoongi rebotó contra las paredes de la habitación cuando acabó dentro de Babe y se abrazó sudoroso a su espalda.

Ella también estaba cansada así que se recostó de la cama con la respiración entre cortada y las energías agotadas.

— Eres increíble —Le comentó al pelo verde mientras se quitaba la venda de los ojos y se arropaba con el edredón para cubrirse del frío de la noche.

Yoongi soltó una carcajada seca pero orgullosa. Había cumplido con su cometido esta noche.

Nunca pensó que pudiese haber puesto tanto empeño en hacer que una chica disfrutara tanto pero si era por Baek Bae entonces lo intentaría.

Y lo logró.

Los gemidos, los gritos y la sonrisa de Babe le afirmaban que había hecho un excelente trabajo.

— Te lo dije Baek Bae. No iba a haber nada de raro en follarte hasta que no pudieras caminar —Le dijo al oído haciendo que a la chica se le escapara una ligera sonrisa traviesa por estar de acuerdo con él.  

Pues desde el principio Yoongi tenía la razón. 




    ❀               

lamento la tardanza bonitxs, las clases, los exámenes...

me encantaría invitarlxs a leer un one shot que hice recién, 

se llama too late y es de hoseok.

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