Entrenador (Park Jimin)
Gresia
Detesto el sol con toda mi alma, las multitudes y las eventos al aire libre aún más.
Pero desde que mi hermana me pidió que le hiciera el favor de traer a mi sobrino a sus prácticas de fútbol, amo el sol, las multitudes y eventos al aire libre, pero amo más a Park Jimin el entrenador de mi sobrino.
La primera vez que lo vi en acción casi me da un infarto, estaba corriendo por la cancha con los niños de su equipo, la camisa se le pegaba al dorso por el sudor y su cabello rubio lucía divino pegado a su frente, sentí eso que llaman cosquilleo en mi entrepierna, pero no era la única, la mayoría de las que venían a las prácticas eres las mamás de los niños.
Y aunque yo siempre venía por la misma razón que las otras madres, yo jamás entablaba conversación con él, me mantenía en la distancia y disfrutaba solo de la vista, mientras le daba porras a mi sobrino.
Mi hermana no hacía preguntas de porque siempre me ofrecía en traerlo, pero es lógico que sabe la razón.
—Tía Gresia, ¿Te parece atractivo el entrenador?
—¿Por qué lo preguntas? —no despegue la vista del pequeño mientras le colocaban el bloqueador solar
—Es que a todas las mamás de mis amigos les gusta, pero veo que ellas se la pasan tocándolo y siendo algo empalagosas y tú siempre mantienes tu distancia.
—Bueno, es que yo no suelo ser así.
—Con razón le agradas más al entrenador, siempre pregunta si tú me trajiste— alza ambas cejas en manera de picardía y yo le pellizco una mejilla.
—Anda vete a entrenar antes de que te muerda aquí.
El pequeño corrió hacia las canchas a reunirse con él Adonis del entrenador, hoy tenían juego así que estaban todo lleno de los padres incluida mi hermana, que estaba apartando los lugares en las gradas, yo camine hacia allá después de recoger el maletín con las cosas de Nathan mi sobrino, cuando estaba apunto de llegar a las gradas mi pánico se encendió al ver que el entrenador corrió hacia mi.
—Hola señorita ¿Gresia?
Moví la cabeza de manera positiva pero de mi boca no salió ningún sonido.
—¿Podría regalarme un poco de bloqueador? Olvide colocarme y el partido está por empezar.
—Claro entrenador Park.
Trate de verme lo menos nerviosa que pudiera, pero estoy segura que mi pulso acelerado se notaba en mi cuello, dios me estaban sudando las manos y no encontraba la maldita botella, cuando por fin apareció se la entregué.
—¿Señorita Gresia?
—Dígame.
—Me da un poco de pena con usted, pero ¿Podría ayudarme a colocarlo? Tengo las manos un poco sucias por qué ayude a colocarse los tacos a uno de los niños.
Ay no creo que me voy a morir.
—Si no, deje le digo a uno de los niños.
Por dios Gresia reacciona.
—Esta bien, es que me tomo por sorpresa.
Baje el maletín de Nathan, y tome la botella del bloqueador me puse una gotas en ella dedos y después las esparcí por el perfecto rostro del hombre frente a mi, el cerro los ojos confiando en que haría un buen trabajo, con mis dedos pulgares difumine por sus mejillas el líquido y su piel es tan tersa, se me erizaron los bellos en cuanto lo toque, cuando me fui hacia su frente abrió los ojos y se me quedó viendo mientras terminaba.
—Hueles muy bien, como a Jazmines.
Si me desmayo quedará para la posteridad.
—Es mi perfume, me lo obsequio mi hermana.
—Ya tengo algo más que agradecerle a si hermana.
Mi cerebro se imagino tantas cosas con esa última oración, sonreí más por todo lo que me imaginé que por lo que me dijo.
—Había visto tu sonrisa de lejos, pero me parece que de cercas es aún más bonita —iba a hablar pero el continúo — ¿puedo abusar de ti con otra cosa?
Claro usted abuse de mi todo lo que le plazca, ¡Gresia controla tus hormonas!
Asentí sin saber siquiera que era lo que iba a pedirme.
—La madre de Minho no podrá asistirme hoy, como sabrás ella es la delegada del equipo, ¿Podrías ayudarme?
¿Qué hace una delegada? No tengo idea.
—Claro, deje voy a dejarle esto a mi hermana y regreso para que me explique.
—¡Gracias! —me regalo una sonrisa hermosa y mis piernas temblaron un poco —te espero con los chicos.
Corrí a dónde estaba mi hermana, que tenía las manos juntas y se le notaba un brillo en los ojos.
—¿Qué se siente tocar el rostro de Park Jimin?
—¡Oye!— mi cuñado replicó
—Tranquilo, solo es una inocente pregunta.
—Muy terso, además es tan lindo, aún más de cerca, por cierto ¿Qué diablos hace una delegada?
—¿Te pidió ser la delegada?— asentí — pues serás su asistente, tienes que estar al pendiente de los niños y su hidratación, además de ayudarlo en lo que te pide — también alzó las cejas, digna madre de Nathan.
—Basta, ten —le entregué el maletín de su hijo — voy con él entrenador Park.
Los chicos calentaban ya estaba a nada de iniciar el partido, yo me acerque al entrenador esperando que les dijera las últimas cosas a sus niños. Después se acercó a mi sobándose el puente de la nariz.
—Bien, señorita Gresia, de este lado están las hieleras con las bebidas ionizadas y el agua, no tiene hielo, es mejor que las tomen a temperatura ambiente.
Me dio mas instrucciones, pero en ocasiones se me acercaba y rozaba mi cintura con los dedos, podía creer que coquetea conmigo pero es mejor no esperar nada, además soy algo torpe para estas cosas, el único novio que tuve fue algo imbécil y desde ahí me he mantenido sin pareja.
Se sentía la emoción del partido, los niños estaban jugando muy bien, en lo que él les daba las instrucciones, estaba atenta a los cambios y la hidratación de los pequeños. Todo estaba bien y el partido estaba muy parejo hasta que metieron el gol ganador el equipo de mi sobrino, pero el pateador se lastimo la rodilla raspándola algo profunda.
El entrenador lo cargo hasta la banca, yo ya tenía ubicado el botiquín, me acerque con él, arrodillándome olvidando que traía vestido, sentí una molestia al sentir la tierra en mis rodillas pero me puse a curar al niño.
—Deja que venga el doctor, vas a lastimarte tu también.
—Mi tía está estudiando enfermería y es muy buena tranquilo entrenador.
Ignore lo que pasaba a mi alrededor, he visto heridas peores en mis prácticas, así que esto era algo simple, el niño estaría bien, así que pudieron celebrar los demás en cuanto vieron que su compañero no tenía nada grave.
—Muchas gracias, ¿Segura que no deseas ser la delegada oficial? Una enfermera me vendría bien.
—Me gustaría pero ya no tardo en volver a la escuela y no estaré ya mucho por aquí.
—Es una pena, siento que debí hablarte antes, ¿Ahora que voy hacer sin ti en los entrenamientos?
No grites Gresia, no grites.
—Pues ¿Puede pedirme ni teléfono? Así si me necesita, me llama y listo.
No dijo nada solo saco de su bolsillo su celular.
—Dímelo.
Cuando le termine de dictar el número me marco, saque el teléfono de mi bolso y se lo mostré.
—Quería asegurarme que no me dieras uno falso.
—Igual mi sobrino se lo sabe, podría preguntarle a él.
—¡Tía! Dice mi mamá que vamos a comer pizza con el equipo.
—Ya voy enano, deja guardo esto y los alcanzo en nada.
—Igual yo la llevo, vamos a dónde mismo a celebrar la victoria.
Mi sobrino miro al entrenador y después a mi y alzó de nuevo las cejas, juro que mataré al mocoso en cuanto llegue a la casa.
—Esta bien le diré a mamá.
Trate de ignorar los nervios que ahora sentía, ayude a recoger las toallas y lo demás mientras el llevaba las hieleras a la camioneta del equipo, el botiquín de queda en los vestidores por eso yo cargue con la cajita roja.
Aproveche y me senté para limpiar mi rodilla era solo un raspón pero luego se infectan de la nada, tome un pequeño algodón con antiséptico y empecé a limpiar.
—Deja te ayudo —mire en dirección de la voz y el entrenador Park ya está a hincado quitándome el algodón de las manos —te dije que te harías daño.
—No es nada no me duele.
Presiono la herida e hice una mueca, el río cubriéndose la boca.
—Perdona ¿Vez como si te duele?
—Lógico me va a doler si hace presión entrenador Park.
—Dime Jimin, déjame compensar mi brusquedad.
Se inclino un poco más y beso mi rodilla, casi se me sale un grito de la emoción, pero en este momento mi cara se sentía demasiado caliente, creo que me voy a morir.
—Ya..ya…vámonos —cubrí mi boca —deben estar esperándonos.
—Puede que si —sus dedos bajaron por mi pantorrilla —pero no quiero irme aún.
Su mano fue subiendo por mi pierna, y mi estabilidad mental se fue por la puerta a lo grande.
—¿Qué haces Jimin?
Se levantó lo suficiente para que su rostro se quedará junto al mío.
—Dilo de nuevo, di mi nombre de nuevo.
—Jimin.
Tomo mi rostro entre sus manos.
—¿Gresia te gusto?
DIABLOS QUE SI .
Asentí cuál dama.
—Desde que trajiste a tu sobrino, esperaba tener más contacto contigo, pero no te acercabas, pensé que no te gustaba —Yo sentía que mi pulso estaba demasiado acelerado, más porque no quitaba sus manos de mi rostro y sus labios muy a mi alcance —le tuve que preguntar a tu sobrino si yo te caja mal.
—¿Qué te dijo?
—Que su madre le había comentado que tú solo lo traías para verme.
Lo voy a matar
Se relamió los labios y se me acercó más, podía sentir la piel de sus belfos tan cerca que trague saliva.
—Vamos a celebrar.
Se separó de mi y me ayudó a levantarme.
¿Por qué no me besó?
¿No acaba de decirme que le gusto?
Hice un puchero mientras caminaba tras de él, me mordí la uña del dedo pulgar, empezó a apagar las luces de los vestidores yo me quedé en la puerta esperando a que saliera, cuando llegó hasta a mí, me jalo hasta un casillero cercano de la puerta. Me arrincono contra este y yo creo que deje de respirar.
—Ahí nos podían ver las cámaras.
Me besó.
Me dio un beso tan intenso, de esos que parecen que estás cayendo a un precipicio, no sabía que hacer con mis manos, ¿Puedo tocarlo?
Su lengua está explorando cada rincón de mi boca, CLARO QUE PUEDO TOCARLO.
Entonces mis manos sostuvieron su nuca arrancando una sonrisa pícara de Jimin.
—¿Qué tan tarde debemos llegar a la celebración?
—Con elegancia diría yo.
—Entonces solo tomemos un bocado aquí, y continuaremos después.
¿A qué se refiere con un bocado?
Metió su mano bajo mi vestido y frotó sobre mi ropa interior.
Eso es un bocado.
Pero quiero más.
Sus labios recorrían mi cuello, mientras yo trataba de no bajarle el pantalón deportivo, pero mi mano tiene vida propia y se metió sin permiso, sintiendo lo duro que estaba. Le regrese el favor, mientras sus dedos se colaban debajo de mi panty, mi puño apenas rodeaba lo grueso y con la primera vez que baje la mano la longitud es demasiado buena.
Ambos estábamos masturbándonos, nuestro labios dejaban besos húmedos sincronizados en el otro.
—Al demonio no puedo con esto.
Me giro inclinándome un poco metiendo su miembro de lleno en mi, la sensación no se puede describir, sus embestidas iniciaron y mis gemidos aparecieron, me levanto un poco para cubrir mi boca.
—Me encantaría tener una sinfonía de esos dulces sonidos pero nos van a descubrir, me compensaras en una cita este fin de semana —quito su mano para responderle
—Es la manera más poco romántica de pedir una cita.
—Soy fuera de lo convencional, ahora calla y disfruta.
Cubrió de nuevo mi boca y siguió arremetiendo una y otra vez, mis piernas flaquearon, sintió la presión y se libero al mismo tiempo que yo.
Me giro de nuevo y comenzó a dejarme besos dulces en el rostro.
—Prometo tener más tacto la siguiente vez, pero esos vestidos que usas me tienen algo afectado.
—¿Qué dices? ¿Qué use más vestidos? Pero claro entrenador Park.
—¿En qué cita ya puedo llamarte novia?
—Pues tiene la primera este fin de semana ya veremos cómo se comporta.
Entonces me volvió a besar, creo que no llegaremos con los chicos del equipo.
Feliz cumpleaños bebé bella
Sunnie_16
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