Capítulo 1
Ambos se quedaron mirándose en un silencio incómodo. No fue hasta que la chica de pelo castaño corto con gafas que había al lado de Neku habló que el silencio se rompió.
—¿Qué haces aquí, Sora? Y más dentro del Juego.
Sora se giró hacia ella, ladeando la cabeza con confusión. La chica pareció darse cuenta del porqué, ya que soltó una risita.
—Soy yo, Shiki.
—¡¿Shiki?!
—Oye, ¿qué está pasando?—preguntó Shuto, confuso.
—Esperad... No podemos hablar aquí... Shooter, ¿sabes cuál es el negocio de ramen famoso que hay en Spain Hill?
—Claro, es famosa.
—Dirigíos allí en cuanto terminéis con vuestros asuntos. Aviso, tenéis que ser rápidos o caeréis fritos.
—¡No entiendo ni jota!—se quejó Sora con un puchero, harto de que todos pareciesen saber del asunto menos él.
Le irritaba mucho aquello desde que la Organización había estado haciendo aquello, sabiendo todo lo que le iba a pasar en el camino... Incluyendo a la versión más joven de Xehanort. Que estuviese en lo correcto sobre el poder del despertar y lo que le aguardaba le había molestado mucho.
—Tranquilo—le replicó Neku—, cuando estéis allí lo entenderéis. Hasta entonces tienes que seguir a Shooter. Confía en tu compañero, Sora.
Sora suspiró, pero luego asintió con una sonrisa. En ese momento le llegó un nuevo mensaje al gumífono, y lo abrió.
"Llega hasta el AMX y derrota a todos los Ruidos a tu alrededor. Tienes 120 minutos.
Falla, y serás eliminado.
Los Reapers"
Volvió a sufrir aquel dolor lacerante en su mano, mientras veía el contador de nuevo en marcha. Shuto y él se miraron, ambos conscientes de lo que significaba.
—¡Guíame!—le dijo Sora—. ¡Yo iré protegiéndote las espaldas!—le sonrió.
—No funciona así—le replicó—. Los Ruidos, si atacan a uno de los dos, nos mandarán a planos diferentes a combatir. Tenemos que derrotarlos desde ambos lados con los pines.
—¿Pines?—preguntó Sora con curiosidad.
—Oh, toma, eso os lo podemos arreglar convenientemente. Siempre llevo mis pines a todos lados, por si me vuelve a ocurrir—les explicó Neku mientras les tendía un puñado de pines—. Tratadlos bien, les cogí cariño.
—¡Te los devolveré, prometido!—Sora le sonrió, y Neku le devolvió la sonrisa—. ¡Ahora tenemos que irnos!
—¿Sin explicarte cómo funcionan?—alzó una ceja, dudoso.
—¡Soy natural en este tipo de cosas!—le soltó el castaño, seguro de sí mismo mientras agarraba a Shooter de la muñeca y se lo llevaba por donde habían venido. Neku y Shiki los vieron marchar, con pequeñas sonrisas.
—Tan él—dijo Shiki, riendo. Él se contagió y acabó riendo también.
—Es Sora, al fin y al cabo... Pero espero que le vaya bien...
***
—¡¿Estás bien?!
Sora se acercó a su compañero tras acabar con todos los Ruidos que habían en la zona, cumpliendo así su misión. Había sentido durante la pelea cómo Shuto era dañado varias veces por estos.
Shooter asintió y se levantó con la ayuda de él, dándole una sonrisa como gesto de agradecimiento. Sora se la devolvió con toda la naturalidad que él poseía para sonreír.
—Sí, me pillaron por sorpresa. ¿Y tú?
—Yo bien, por suerte no me ha tocado ninguno.
Claro que no era "por suerte". Dos años y medio siendo el portador de la llave espada le ayudaban a hacer de aquello casi un juego de niños tras haber combatido contra Xehanort con la Llave Espada χ en sus manos.
Shuto se incorporó con la misma sonrisa y le comentó:
—Bueno, venga, quedamos con Neku en Spain Hill. Vamos.
Sora asintió, dándole paso para que le guiase. Él, en aquel sitio, estaba más perdido que Marco en el día de la madre, por lo que era mejor que fuese su compañero el que llevase la iniciativa, por muy poco acostumbrado que estuviese a dejarse guiar. Y es que buena parte de su aventura se había basado en explorar los sitios, aparte de ayudar a los habitantes. Pero en todas sus aventuras —menos la última— siempre había cerrado las cerraduras de los mundos que visitaba, y para ello no había más remedio que explorar.
Así que acordándose de sus dos amigos de aventuras, los cuales siempre lo habían seguido, empezó a caminar detrás del chico.
Sin embargo, fue pronto sacado de sus pensamientos, y lo agradeció mentalmente. Se estaba empezando a poner nostálgico, y no quería aquello.
—¿Cómo acabaste en el Juego?—le preguntó su compañero.
—Uhm... Me sacrifiqué por una... amiga—se rascó la nuca mientras un pequeño sonrojo adornaba sus mejillas. Shooter rió y lo miró con un gesto de picardía.
—¿Solo amiga?—le dio varios codazos juguetones, alimentando el sonrojo del castaño.
—S-sí, solo eso... ¿Y tú?—le preguntó, cambiando de conversación.
—Parecerá tonto, pero me caí haciendo skate. Me di con un bordillo y ¡pam! La palmé.
—Eso no es nada guay ni épico—se mofó Sora, y Shooter rió con nerviosismo. Ahora era su turno de pasarlo mal.
—Sí bueno, cualquiera tiene fallos...—murmuró, rascándose la nuca.
Sora rió, sintiéndose tranquilo por primera vez en mucho tiempo. Y sí, podía estar en un juego mortal, pero tras todo lo que había pasado y con un compañero que parecía saber apañarse, nada le preocupaba.
Eventualmente llegaron hasta esa tienda de ramen de la que Neku y Shiki le habían hablado. Entró con una sonrisa, siguiendo a Shooter, y buscó a ambos con la mirada. Su compañero le codeó para llamar su atención, y una vez la tuvo, le señaló la esquina donde se habían ido a sentar. Ellos dos se dirigieron allí, y se sentaron delante de Shiki y Neku. Por unos minutos, el silencio reinó, hasta que Neku lo rompió.
—Supongo que quieres saber qué es lo que está pasando—se dirigió directamente a Sora.
—Estaría bien—admitió el castaño con una sonrisa de las suyas.
—Hace un poco más de año y medio, antes de que nos conociésemos, yo y Shiki jugamos al Juego de los Reapers. El Juego consiste en, durante una semana, completar misiones, algunas más fáciles, otras más difíciles. En el séptimo día, os enfrentaréis al GM, Game Master. Si lo vencéis, volveréis ambos a la vida.
—¿Y cómo podéis vernos?—le preguntó Shooter.
—Es algo extraño de explicar. Una vez has entrado, algo te mantiene atado para siempre al Juego. En algunas ocasiones, ese algo es convertirse en Reaper. Otras, si mueres durante el Juego, es convertirte en un Ruido. Y para gente como nosotros, que revivimos, es poder ver ambos planos, el real y el Underground, abreviado como UG.
—¿Y por qué eso de que íbamos a caer fritos?—preguntó Sora.
—Después de completar la misión, se suele hacer que los jugadores caigan en un estado de sueño del que no pueden despertar hasta el día siguiente. Esto es a causa de mantener a los jugadores descansados para lo siguiente que se les venga. Durante este estado, los Ruidos no os atacarán.
—¿Y cómo acabasteis dentro?
—Lo mío fue un accidente—admitió Shiki.
—Lo mío fue diferente... Joshua quería destruir Shibuya porque según él estaba corrompida, pero su Conductor, su mano derecha, no quería que lo hiciese, por lo que hicieron una apuesta. Si el Conductor lo convencía de que podía hacer cambiar Shibuya, él no la destruiría. Joshua aceptó el trato.
—¿Y dónde entras tú en esto?—le preguntó Sora, confuso.
—Joshua también puso su parte en ese trato. Para demostrarle que no podría, escogió a una persona que lo representaría. Ese era yo. Pero para que pudiese participar tenía que estar muerto. Así que me disparó. A sangre fría.
—¡¿Qué?!
—Justo lo que oyes. Así fue como empecé a jugar no solo una semana, ni dos, sino tres. En la primera, se nos engañó a Shiki y a mí. Nos dijeron que solo uno de nosotros podía volver a la vida. Yo le di la oportunidad a Shiki.
》Jugué una segunda vez, junto a Joshua. Se coló para dirigirme como una oveja descarrilada a su plan. Cuando sobreviví la segunda semana, me dijeron que el máximo responsable, el Compositor, no estaba, y no podían devolverme la vida. Por lo que jugué una tercera semana.
》En esta participé con Beat, anque fueron solo cinco días, y encontré el escondrijo en el que el Compositor se resguardaba. Allí, tras acabar con su Conductor, Joshua me desveló que él era el Compositor, me explicó sobre la apuesta que había hecho y me dio un arma, me dijo que aquello era el Juego final, y me dijo: "Neku, deberías coger la pistola. Esto va a ser un duelo."
Sora vio cómo Neku apretaba sus manos hasta convertirlas en puños, pero Shiki le agarró una de estas y le dio un ligero apretón, haciendo que el chico de pelo naranja se relajase visiblemente.
—Finalmente—continuó—. No fui capaz de dispararle. Se había convertido en mi amigo, a pesar de su personalidad insufrible, y me era imposible quitarle la vida a aquella persona que se había ganado mi confianza... Pero él me disparó.
—¡¿Te disparó?!—preguntó Shooter, metiéndose en la conversación. Neku asintió.
—Sí, me disparó de nuevo... No hace falta decir que perdí.
—¡Pero Shibuya sigue aquí!—se quejó Shuto, incapaz de entenderlo.
—Sí, es cierto. Me dijo que el que ganase aquel juego sería el nuevo Compositor y podría hacer lo que quisiera con Shibuya, y que él ya había decidido qué hacer con ella. Parece ser que el cambio en mi personalidad, el hacerle ver que hasta la persona más fría y distante del mundo podía cambiar, le dio el empujón que necesitaba para ver que Shibuya era una buena ciudad, al igual que sus habitantes. Así que me devolvió la vida, y dejó Shibuya intacta. Después de eso, hubo un accidente que causó que nos conociéramos en Ciudad de Paso. Y ahora te encuentras aquí.
—Ya veo...
Sora se quedó un momento en silencio, asimilando todo. Los tres chicos que estaban con él le dejaron pensar, conscientes de que era demasiada información para asimilar en un momento... Y más sabiendo que Sora era de ideas cortas... El pobre no daba para más, al fin y al cabo.
Ordenaron cuatro boles de ramen a los que invitaron Neku y Shiki, alegando que tenían dinero de sobra desde el Juego, y como Sora no tenía ni un mísero yen, se tuvo que dejar invitar. Durante la comida, olvidaron que dos de los cuatro allí presentes estaban jugando a algo que podría hacer que aquel fuese el último de sus días en el mundo, y simplemente fueron cuatro adolescentes riendo y contando anécdotas e historias.
Sora se sentía a gusto, y sabía que no se había quedado solo, lo que le brindó otra ola de calma a su interior... Y con aquello se conformaba por el momento.
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