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7 ▪︎ S A T U R D A Y •

── Nos vemos la próxima semana para la siguiente sesión y... Jungkook, piensa en lo que hablamos hoy ── Lo miró compasivo el hombre a través de sus cuadrados y grandes lentes, anotando algo con rapidez en su libreta.

El nombrado suspiró asintiendo.

── Lo haré ──Aseguró, saliendo a paso calmo del consultorio. ── De nuevo, gracias por todo, Mingyu hyung.

── No hay de qué agradecer, eres mi amigo y además, solo estoy cumpliendo con mi trabajo ──Respondió este orgulloso, con una leve sonrisa, retirando sus lentes. ── Mucha suerte, y porfavor acorda la siguiente sesión con Yujin. Si ocurre cualquier percance, sabes que solo tienes que llamarme ──Le recordó con una leve palmada de consuelo en su hombro y el jóven simplemente asintió en respuesta un tanto ido.

── De acuerdo, hasta la siguiente semana...

Con una última reverencia de despedida, el azabache caminó pensativo hacia la salida del lugar. Después acordaría por teléfono su siguiente cita, en aquel momento su mente se encontraba bastante caótica como para tener una charla coherente con alguien.Mucho más con la coqueta e irritante secretaria de su amigo.

Rodó sus ojos ante ese pensamiento y peinando su cabello con estrés, decidió acortar mejor el paso yendo por las escaleras. Para su fortuna solo eran dos pisos de recorrido.

Las sesiones con su psicólogo de por sí ya solian ser difíciles desde el principio. Llevaba relativamente pocas si bien era cierto, pero la de ese día en especial había sido mucho más impactante para él, pero al mismo tiempo, también muy llena de claridad y lucidez.

Con la mente invadida de pensamientos y una fuerte exhalación, apuró el pasó al ver la salida a pocos metros de distancia.

Tan solo un par de minutos después, gracias a su buena condición física, llegó al estacionamiento y vió relucir ante sus ojos su preciada Harley.

Sonrió alegre, no por egocentrismo ni orgullo como hubiese sido el caso semanas atrás, si no más bien porque ese vehículo significaba todo lo que necesitaba sentir en aquel momento; un poco de libertad y adrenalina que le ayudaran a aliviar la tormenta interior con la que estaba lidiando.

Con agilidad, se subió y la encendió, deleitándose al instante con el rugir del motor de esta vibrando en sus oídos. Cuando su vista notó la hora reflejarse en el fino Rolex que su hermano le había cedido por puro descarte, marcando las 12:00 p.m. Una sonrisa se asomó en su rostro ante un fugaz recuerdo del día anterior.

Flashback

Noche del viernes:

── Sano y salvo en su morada, caballero ──Comentó con voz galante el pelinegro una vez se encontraron frente al edificio del mayor.

El castaño no pudo contener la sonrisa tonta que se le escapó, así que intentando disimularla, desvío su mirada.

── Gracias, por todo... ──Murmuró sincero sin atreverse a mirarlo. ── Fue ilogicamente un funeral bastante... entretenido ──Comentó con deje de diversión, mordiendo sus labios para contener su sonrisa.

Sonrisa que el azabache si extendió con todo el orgullo y felicidad posible.

── Me alegra escuchar eso, con ser almenos tu bufón personal, yo me conformo ──Le guiñó un ojo descarado.

Taehyung resopló fingiendo hastío y se dió la vuelta para no ser tan evidente.

── Mejor vete ya, es tarde ──Murmuró intentando sonar despreocupado, abriendo la reja de seguridad que protegia la fachada de su edificio. ── Hasta mañana... ──Dijo distraidamente, caminando hacia la portería.

Para cuando se dió cuenta del peso de sus palabras y quizó retractarse desesperadamente, el pelinegro ya se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja; riendo satisfecho, apoyado a las rejas, viéndolo con coquetería a través de estas.

── ¿Tantas ganas tienes de volver a verme, Osito?

Con el corazón acelerado y las mejillas coloradas, el mayor se aclaró la garganta intentando inutilmente disipar el nerviosismo y fingir demencia ante el peso de sus palabras. Se giró levemente para verlo con expresión relajada, la cuál fue la mejor actuación de su vida, sin lugar a dudas.

── Lo decía por ti ──Aclaró──, porque conociéndote, te inventarás cualquier excusa para venir a verme; así que mejor sigue trabajando la discreción y no hables desde tu deseo ──Ahora fue él quién orgulloso le guiñó un ojo con descaro, antes de girarse para abrir la puerta del edificio. ── Entonces, hasta mañana Jungkook, que tengas una linda noche.

Y con una última sonrisa divinamente llena de coquetería y burla, se adentró, dejando afuera a un risueño y enamorado pelinegro, qué con mil mariposa en su estómago y un corazón desbocado, reafirmó la urgencia vital que tenía por recuperar a Kim Taehyung.

Fin del flashback.

Con una sonrisa boba y un suspiro igual de atontado que todos los del día anterior, Jungkook se puso su casco de seguridad y sin borrar su expresión alegre y decidida, emprendió camino a una velocidad considerablemente alta pero manteniendose en los límites seguros.

En compañía del rugir potente del motor y de la brisa abrazandolo mientras conducía por las transitadas calles de la ciudad; Se convenció de que era el día adecuado para hacer lo que desde el principio de la semana tuvo que haber hecho:

Ser totalmente sincero consigo mismo y con Taehyung...

Cerrando la penúltima maleta, el castaño se alejó exhausto para tomar asiento en su cama. Había guardado un noventa por ciento de sus cosas en menos de tres días y sin dudas era algo agotador, no solo físicamente hablando.

Con un suspiro pesado, le echó un vistazo a su ahora vacío cuarto, dónde sólo quedaba su enorme cama y el escritorio desolado, con aquel rincón que aún no se atrevía a tocar.

Abrumado se dejó caer sobre el colchón con los ojos cerrados

Había pasado un mes y medio desde la última vez que se encontraba solo en aquel espacio que antes podía llamar hogar, y que ahora solo podía ver como un techo que le brindaba refugio físico, más no emocional.

Sin duda las últimas semanas habían sido como una tormenta que había llegado de imprevisto a su vida y había arrasado con todo a su paso en cuestión de segundos.

O al menos así lo sentía...

Era increíble las vueltas que la vida daba, y como una decisión podía cambiarlo todo.

Hace tan solo siete semanas atrás, aún se consideraba alguien feliz, con una relación tormentosa y algo complicada, pero feliz en medio de sus burbujas momentáneas de amor y romanticismo. Sin embargo, era muy consciente de lo poco sano que aquello era y lo nocivo que podía llegar a ser si no se detenía a tiempo, fue por eso que después de muchas largas y dudas por casi tres años, tomó el valor de acabar por fín con ello en ese emocionalmente sísmico lunes.

Levantándose con semblante desanimado, el castaño se dispuso a dejar su maleta junto a las otras dos y la otra infinidad de cajas que se encontraban al costado de la puerta principal. Con la mirada y el alma perdida regresó a su habitación parándose frente a su escritorio con una mueca de abrumo.

Nada fue fácil, en ningún sentido, y aquellas fotografías se lo recordaban diariamente...

Amaba tanto a aquel hombre guapo, divertido y un tanto narcisista que con todo y sus fantasmas y errores, siempre había estado para él, para hacerlo feliz. A su modo.

Fueron tres años de relación que no se olvidarian fácil, ni en una semana, ni mucho menos en un par de meses.

Por eso, cuando solo días después de ese doloroso día, a su correo llegó el ofrecimiento de una beca para terminar su carrera de arte e iniciar una especialidad en música en una prestigiosa academia en su ciudad natal, fue como una salida de emergencia que no dudó en tomar para sobrevivir.

Sus ojos se cristalizaron, aún fijos en aquella pared repleta de recuerdos ahora agridulces.

Sabía que no podía seguir allí por más que lo amará, que alejarse era lo mejor. Que no verlo, no saber nada de él por boca de sus amigos, no estar en el mismo espacio, ni respirar el mismo aire de la misma ciudad; haría su duelo un poco más fácil de lo que lo había podido llevar en las últimas y oscuras semanas.

Con un suspiro entrecortado y doloroso, comenzó a retirar cada una de ellas, iniciando por las que tenía en compañía se su mejor amigo. Ese que tanto apoyo le brindaba siempre y que nunca lo abandonaba.

Le debía tanto, pues Jimin sin duda había sido su salvador y único consuelo en aquellos días de oscuridad.

Las dos primeras semanas, solo recuerda haber llorado todos los días, cuanto su cuerpo se lo permitió hasta quedarse dormido. Encerrado en su cuarto, sin desear saber nada del mundo exterior, de su universidad ni de nada que se lo recordará. Simplemente él y su tristeza, sobreviviendo a base de helado y galletas llenas de calorías muy poco saludables. Ahogándose en recuerdos ambientados por baladas tristes y Jazz estúpidamente cursi.

Luego llegó la tercera semana. Cuando por súplicas de su angustiada madre quién todos los días lo visitaba para mínimo saber que su hijo seguía vivo, le rogó desde la puerta entre lágrimas que por lo menos comiera y la llamará diariamente. A regañadientes lo hizo, más que nada para evitar también la culpabilidad de la preocupación de la pobre mujer.

Fue esa misma semana cuando Jimin terminó logrando infiltrarse en su casa con ayuda del portero y la copia que este tenía de la llave de su apartamento. Lo obligó a asearse, a comer y a liberarse con él, como cuando eran pequeños y uno terminaba consolando al otro luego de ver alguna película de terror o después de caerse y ganarse un raspón al montar bicicleta.

Una sonrisa triste se reflejó en su rostro mientras veía la fotografía de ambos adolescentes posando alegres junto a la vieja bicicleta del rubio.

Escuchando las sabias palabras de su mejor amigo, fue como terminó aceptando mudarse con él. Para qué los recuerdos y la soledad dejarán de atormentarlo y hundirlo más en su desolación.

Luego, nuevamente motivado y ayudado por este; comenzó poco a poco a retomar su vida. Empezó a salir de su cuarto y a convivir más con Jimin y Yoongi, quiénes se encargaban siempre de distraerlo con cualquier plan tonto, como ir al Karaoke, de compras o simplemente salir a caminar por el parque en las tardes. Días después regresó también a la universidad, y de nuevo por sugerencia de su alma gemela, empezó a tener rutinas leves y nada complejas de ejercicio físico que de algún modo elevaban su ánimo.

Con un suspiro pesado retiró otra fotografía, está vez siendo una suya abrazando alegre a Jimin y su nuevo novio de aquellos años ──Yoongi──. Otra sonrisa se esforzó por aparecer.

Gracias a Min Yoongi fue qué también pudo conseguir su empleo provisional en el restaurante de Namjoon, el cuál le gustaba mucho y lograba mantenerlo ocupado.

Fue así como los días pasaron rápidamente, y efectivamente, tal y como todos dijeron: el dolor de algún modo, dejó de ser tan fuerte.

La tristeza y los recuerdos seguían allí, pero menos torturantes que antes y más sobre llevaderos.

Terminando con la mitad de sus recuerdos, intentó seguir con la otra infinidad de fotos, pero cuando sus ojos dieron con la primera de ellas, sus manos se negaron a moverse y sus orbes por el contrario, comenzaron a dejar escapar las lágrimas que nuevamente intentó retener.

Con tristeza la tomó, viendo como una versión suya un par de años atrás, posaba con timidez al lado de Jimin y su nuevo risueño y guapo cuñado que por casualidad había ingresado a su misma universidad.

Una sonrisa triste se asomó en su rostro mientras acariciaba el retrato de aquel sonriente azabache.

En todos esos días de duelo no supo nada de él, al menos no directamente de boca de sus amigos, pues por pura casualidad había podido escuchar un par de veces a Yoongi contarle a Jimin el igual y desalentador estado en el que el menor también se encontraba.

Según las palabras de su hermano, Jungkook se la había pasado dos semanas consecutivas ahogándose en alcohol y encerrado en su cuarto, sin comer ni hablar con nadie.

Tomó otra fotografía, ahora siendo la primera que ambos se habían tomado juntos. Jungkook lo abrazaba por los hombros, mientras dejaba un beso cariñoso en su mejilla.

Esa noche volvió a llorar en silencio, justo como lo hacía en ese instante viendo aquella foto.

Le dolía que él también estuviese sufriendo, pues realmente no lo culpaba del todo. Jungkook no era culpable de la educación superficial y vacía que sus padres le habían dado, del poco amor con el que había crecido, criado prácticamente por empleados que le brindaban más atención que su propia familia quienes solo lo usaban como muñeco de exhibición.

Jungkook no era culpable de no conocer el amor sano y puro, y Taehyung sabía bien eso, pero a fuerza también entendió que tampoco era responsable de curar todas esas heridas, si quién salía más roto y lastimado en el proceso terminaba siendo él mismo.

Lo aceptaba, aún lo extrañaba y muchas veces se cuestionaba si había tomado la decisión correcta o si simplemente había sido muy cobarde al rendirse.

Y esa semana esa balanza seguía con el doble de peso y dudas, gracias a la reaparición del susodicho...

Suspiró.

Otra fotografía de ambos jugando en la playa con el atardecer a sus espaldas, cayó en sus manos, y nuevamente no pudo evitar la sonrisa melancolíca que cruzó su rostro al ver como en dicha imagen era lanzado al mar por el menor, mientras reían con ganas.

Un golpe en el cristal de la ventana de su sala, fue lo que logró traerlo de vuelta a la realidad. Frunciendo el ceño desconcertado dejó la fotografía en la mesa y limpió rápida y torpemente sus lágrimas, antes de caminar con calma hacia el lugar.

Otro golpe resonó esta vez más fuerte. Su ceño se frunció aún más y apuró su paso. Al encontrarse frente al cristal su expresión pasó por mil estados, tratando de comprender lo que sus ojos veían.

Jungkook estaba frente a su ventana, asomándose por el costado de esta con una de sus cautivadoras sonrisas, levantando una bolsa de plástico en su mano derecha, y con la luz del atardecer iluminando su silueta hermosamente.

El latido de su corazón al verlo allí, lo estremeció internamente, destabilizando su balanza nuevamente...

Desconcertado, rápidamente Taehyung corrió a abrir la ventana.

── ¿Q-Qué demonios haces aquí, Jungkook? ── Inquirió con el ceño fruncido en confusión, notando como el otro estaba colgando de la vieja y oxidada escalera que yacía incrustada en la pared del lado trasero de su edificio, esa que en algún momento hace muchísimos años tuvo la intención de ser una salida de emergencia.

Su preocupación y ansiedad aumentaron de inmediato, al notar como el único sostén de Jungkook era su mano vendada, y como la estructura crugía aterradoramente ante cada mínimo movimiento suyo.

── ¿Me tengo que empezar a acostumbrar a que ese sea mi saludo al verte? ──Realizó una mueca triste, girandose para verlo mejor y pasando su antebrazo por uno de los tubos de la oxidada estructura para así seguir sosteniendose con algo que no fuese su lastimada mano que ya estaba punzando dolorosamente por el esfuerzo que la había obligado a hacer para llegar hasta alli. ── No me gusta para nada ──Puchereó.

El castaño sintió su corazón subirle por la garganta y su vértigo al máximo al ver los movimientos despreocupados y bruscos del pelinegro sobre aquella muy poco segura escalera.

── ¡Por amor a Dios, Jungkook, quédate quieto antes de que me de un paro cardíaco o peor aún, te caigas antes de eso! ──Pidió exaltado con una mano en su acelerado corazón. ── ¡¿Por qué no entraste como las personas normales, por la puerta?! ──Reprochó.

La sonrisa del menor se extendió entre la ternura y la diversión.

── Te ves tan lindo preocupado por mi, Osito... ──Comentó orgulloso y totalmente feliz, ignorando la expresión enfadada y angustiada que le dedicó el otro. ── Y respondiendo a tu pregunta; lo hubiese hecho felizmente, claro, si el portero no tuviese estrictas órdenes tuyas y de Jimin de lanzarme a su no tan amigable Pitbull si me veía rondando por aquí... ──Le recordó con una sonrisa irónica. ── Corrí tres cuadras huyendo de ese demonio de Tasmania, antes de poder escabullirme y subir por aquí.

Taehyung solo pudo intentar ocultar su sonrisa con su mano, desviando la mirada entre culpable y divertido.

── No me voy a disculpar por eso ──Fingió serenidad, cruzandose de brazos. ── Jimin me convenció diciendo que tu peor castigo iba a ser irte de aquí sin una nalga y me pareció totalmente justo en su momento.

La carcajada del azabache no se hizo esperar, como tampoco lo hizo el estremecimiento del mayor al escucharla.

── Entendible... y, aunque debo decir que es de mis mejores atributos ──Recalcó. ── También lo sacrificaría por recuperarte ──Comentó con una sonrisa dulce y convencida.

Las mejillas de Taehyung se tintaron de rojo en cuestión de segundos y su corazón de nuevo se aceleró a ritmos inhumanos tras escuchar esas palabras.

── I-Idiota ──Murmuró nervioso intentando restarle importancia al asunto, antes de aclarse la garganta y desviar la mirada nervioso. ── Ya, mejor di a que viniste para que puedas bajar de ahí y qué mi vértigo y yo podamos respirar en paz.

El menor soltó una risita y luego un suspiro.

── Bueno, es que tal y como dijiste ayer, no puedo pasar un día sin verte, así qué la mejor excusa que se me pudo ocurrir para venir hoy, fue proponerte un almuerzo juntos mientras te ayudo a empacar lo que te falta. ──Levantó la bolsa dónde se asomaban algunos envaces de Ramyeon, refrescos y otras chucherias. Al ver el desconcierto en la mirada del mayor, continuó. ── Jimin me dijo que aún te quedaban algunas cajas, así qué creo que un poco de ayuda te vendría bien ¿No?

El castaño lo miró con una ceja levantada en señal de incredulidad.

── ¿Tú?, ¿Vas a ayudarme a empacar?

── Si, tú y yo, en un plan de amigos, como en los viejos tiempos ──Sonrío sincero. ── Sin dobles intenciones, lo juro ──Mostró su mano libre en señal de promesa, poniendo los nervios del mayor de punta al no verlo sostenerse correctamente de algo. ── ¿Qué dices, Taehyungnie? ──Se inclinó un poco para estar más cerca del mencionado y al hacerlo, la estructura hizo un aterrador sonido que dejó sin respiración al castaño.

── ¡Está bien, está bien, pero entra ya por lo que más quieras, joder! ──Pidió exaltado, con la preocupación por los cielos.

Una enorme y brillante sonrisa triunfante se asomó en el rostro del pálido.

── Gracias, pero entonces tendrás que ayudarme a entrar, estoy lesionado aún, recuerda ──Pidió, fingiendo inocencia mientras mostraba su mano vendada con un puchero lastimero.

Taehyung rodó los ojos, pero para no alargar más la peligrosa y angustiante estadía del menor sobre esa inestable cosa, simplemente le quitó con cuidado la bolsa que este traía en su mano y tomándolo del brazo le ayudó a caminar lento y cuidadosamente hacia el marco de la ventana. En cuestión de unos tensionantes segundos de ansiedad y terror para el mayor, Jungkook se paró en el filo de esta y de un salto se adentró en el apartamento.

Al hacerlo, se tropezó un poco con sus propias botas por lo qué el mayor reaccionó rápidamente sosteniendolo con firmeza por la cintura.

── Gr-Gracias, bonito ──Susurró Jungkook, deleitado ante la cercanía, con una sonrisa coqueta.

Taehyung tembló al sentir el aliento cálido del otro impactar contra su rostro, mientras esos brillantes y hermosos ojos lo observaban fijamente con algo que conocía nuy bien, pero que en ese momento no supó describir por el acelerado ritmo de su corazón retumbando en su pecho.

Con las mejillas sonrojadas y una aclaración nerviosa de garganta, lo soltó de inmediato y asintió torpemente presionando la bolsa sobre el pecho del contrario para así intentar separar sus cuerpos cuanto antes.

── D-De nada ──Balbuceó──, y ten presente tu reciente promesa de "sin dobles intenciones" porfavor.

Jungkook rió por lo bajo, poniendo sutilmente sus manos sobre las caderas contrarias, haciendo al castaño tragar con dificultad ante ese acto.

── Eso no incluye elogiarte o decirte siempre lo hermoso que eres, Taehyungnie, lo siento.

El mayor bufó con fingido hastío, alejándose rápidamente para darle la espalda y así poder ocultar mejor su sonrojo y esa dubitativa sonrisa que sus dientes intentaban retener a toda costa, mientras sentía su propio ritmo cardíaco aturdir sus sentidos.

Como si de su propia casa se tratase y aprovechando lo bien que ya conocía aquel lugar, el mayor vió como el más joven caminó hasta la cocina, se quitó su chaqueta para dejarla sobre la encimera y comenzó a desempacar todo lo que había traído, con toda la calma, confianza y serenidad del mundo.

── ¿Aún no has guardado nada de la cocina, verdad?

Inmutado Taehyung solo negó en respuesta desde su lugar, sintiéndose un torbellino de sensaciones y sentimientos, ante esa tan ya conocida y hogareña escena que hace bastante no presenciaba pero que tanta calidez le brindaba.

Y aquello no le gustó para nada, porque nuevamente su tan segura decisión se vió desequilibrada en su balanza de dudas interna.

Jeon Jungkook lo estaba enloqueciendo con cada acto, y lo odiaba por eso...

Las horas pasaron con más rapidez de lo esperado, la noche ya empezaba a caer y la luna a asomarse en el despejado cielo a través de las ventanas, y por más ilógico que sonará, la ayuda y compañía de cierto pelinegro habían sido bastante útiles y ciertamente gratos para el mayor.

Ya habían empacado casi todo, faltando únicamente algunos libros, decoraciones y pequeñeces sin importancia que se hayaban la gran mayoría en su habitación. Un gran porcentaje de sus cosas ya se encontraba en las cajas perfectamente selladas y apiladas junto a la entrada, y Taehyung no entendía porque aquello lo hacía sentir tan extraño e inconforme.

Suspiró con pesadez, revolviendo en la olla los fideos que les habían sobrado del almuerzo y que ahora serían su cena; mientras sus ojos en contra de su propia voluntad, se fijaban en el pálido que se hayaba sentado en su sofá terminando de sellar la última caja con una expresión centrada.

No lo podía negar, había sido irónicamente agradable tenerlo allí acompañándolo toda la tarde. Habían comido, reído y hablado de mil temas banales y comunes como si fuesen dos amigos de toda la vida y no un par de corazones rotos tras una relación mutua tormentosa y fallida.

Gracias a ello descubrió un poco más de la nueva vida que Jungkook llevaba; cómo que ahora vivía a dos cuadras de allí en un pequeño apartamento que pagaba con ayuda de su hermano y qué trabajaba de vendedor en una tienda de videojuegos para poder pagar los tres semestres que le quedaban de su carrera de ingeniería de sistemas.

Le sorprendió y agradó al mismo tiempo, ver como el menor disfrutaba y se enorgullecia de llevar su nueva vida sencilla y humilde como había dicho este en una de sus malas bromas.

Sonrió sin que el mencionado lo viera.

Sin duda había un cambio en él, y darse cuenta de eso, solo le provocó a Taehyung un sentimiento agridulce y aún más confuso y abrumador.

── ¡Listo, con esta terminamos! ──Anunció orgulloso el menor, dejando la caja y la cinta adhesiva a un lado. Estirándose un poco para desentumecer su cuerpo, trayendo así al castaño de vuelta a la realidad justo a tiempo para evitar quemar su cena.

Con una sacudida leve de cabeza para ayudarse a sí mismo a concentrarse, el mencionado apagó la estufa y se dedicó a servir el Ramyeon en silencio.

Por su lado, Jungkook desde el sofá lo observaba con una cálida sonrisa y un sentimiento melancólico resguardado en su pecho. No quisó abrumarlo tan pronto llegó, pues suficiente insistente e irritante había sido los días anteriores y el rostro del mayor solo expresaba cansancio en todos sus sentidos.

Las lágrimas en sus ojos que notó al llegar y las fotografías regadas en su escritorio y en la cama, que desde aquel sofá podía ver con toda claridad, fueron una obvia señal del estrés y los mil sentimientos con los que estaba teniendo que lidiar el mayor en los últimos días.

Por eso, esta vez prefirió dejar su egoísmo a un lado por un momento, y pensar primero en lo que Taehyung necesitaba, creyendo que tal vez eso sería una tarde amena y en calma, sin dramas de por medio como la qué el había intentado darle.

Salió de sus pensamientos al verlo frente a él, extendiendole su plato, antes de tomar asiento a su lado en posición de indio y con unos centímetros que parecían extensos y agobiantes para el pelinegro y que se moría por acortar.

── Gracias ──Murmuró en respuesta, removiendo y soplando levemente los humeantes fideos.

── A ti... ──Casi que balbuceó el otro, también centrado en el plato sobre sus manos. Se aclaró la garganta antes de volver a hablar en el mismo tono bajo y titubeante── Gracias por todo lo de hoy, fuiste de mucha ayuda la verdad.

Con un bocado en su boca y una sonrisa de mejillas rellenas, el menor lo miró orgulloso de escuchar aquello.

── No es nada ──Murmuró con el bocado en su boca, antes de tragarlo y poder continuar. ── Sabes qué para mí siempre es un placer ayudarte, de cualquier modo ──Dijo guiñandole un ojo con coquetería.

El castaño desvío la mirada con una sonrisa leve y un resoplido divertido, antes de proceder a comer de igual forma.

Ambos se sumieron en el primer silencio cómodo y cálido que tenían después de mucho tiempo. Sin tensiónes de por medio, sólo con el ruido de la ciudad de fondo, la tenue luz anaranjada que llegaba desde la cocina e iluminaba sutilmente el espacio, acompañado del resplandor de la luna que se filtraba por el ventanal a sus espaldas.

Pasaron unos minutos en los que solo se dedicaron a comer, cada uno enfrascado en sus pensamientos, hasta que Jungkook fue quién se atrevió a romper con el silencio, dejando su plato sobre la mesa de café y soltando un suspiro para tomar valor.

── Tae... ──Llamó por lo bajo, acomodándose mejor en el sofá para quedar de frente a este. Cuando el nombrado lo miró con medio bocado de fideos en la boca, solo pudo sonreír enternecido antes de atreverse a continuar. ── Yo... la verdad no quiero arruinar este lindo momento, ni la tarde tan amena y bonita que tuvimos... Y quiero que sepas que ya entendí, que seguramente nada de lo que diga u haga ahora puede cambiar la decisión que claramente ya tomaste ──Miró por un segundo las cajas y sus maletas, antes de respirar profundo y retomar sus difíciles palabras; ── Pero, sin embargo, no quisiera que te fueras sin escuchar una explicación de mi parte, del porqué hasta ahora estoy haciendo todo esto, porqué hasta ahora pude darte la cara...

El mayor tragó su bocado casi a fuerza y negó en su dirección para intentar detenerlo.

── Ju-ngkook, de verdad... ya no tie...

Ahora quién negó y detuvo sus palabras, fue el azabache, con una mirada suplicante.

── Sé que no tiene caso para ti. Como ya mencioné, soy conciente de que tal y como me dijiste hace un par de días, ya mis palabras no van a cambiar nada ──Aceptó con una expresión dolida. ── Pero también creo que los dos merecemos esta explicación, mínimo para cerrar bien este capítulo de nuestras vidas, ¿No crees?

Taehyung desvío la mirada angustiado, dejando su comida del lado al sentir su apetito irse de repente. Suspiró y mordió su labio nervioso e inseguro, antes de asentir resignado.

── Está bien, creo que si es lo más justo para ambos ── Suspiró con pesadez y el azabache le agradeció en silencio con una sonrisa ansiosa.

Otro suspiro tenso y nervioso abandonó los labios del menor.

── Bien, no sé pir donde empezar sinceramente pero lo intentaré ──Confesó mirando sus propias manos para disimular un poco lo difícil que era aquello. ── Cuando me terminaste ese día... todo mi mundo se derrumbó... en todos los sentidos. La idea tonta y fantasiosa que tenia de una vida perfecta se quebró mostrándome la horrorosa realidad y todas las cagadas que estaba haciendo. Contigo, con SoHee, e incluso conmigo mismo ──Hizo una pausa para intentar deshacer el nudo que comenzaba a formarse en su garganta, que poco a poco comenzaba a sentirse asfixiante. ── Tú sabes que crecí criado como un niño egoísta, materialista y mimado, que hacía su voluntad sin esperar una consecuencia porque para mis padres el tener dinero y posición social significaba ser el dueño del puto mundo ──Una sonrisa amarga se asomó en su rostro.

── Todo eso ya lo sé Jungkook... ──Susurró con voz quebrada el mayor, con su vista sobre su propias rodillas, a las que sus brazos se habían aferrado.

── Lo sé ──Asintió viendolo con tristeza. ── Tú lo supiste antes que yo mismo ¿Qué irónico no? ──Río sin gracia── Por eso cuando te fuiste, pude darme cuenta de ello. Del mal ser humano que era por esa educación tan vacía y asquerosa que me dieron. Entendí que te había hecho mucho daño al querer hacer las cosas a mi modo por cobardía a defraudar a unos padres que ni siquiera se preocupan por lo que realmente yo sintiera o hiciera, si no a una imagen que los demás tuviesen de mi y de nuestro apellido. ──Una lágrima corrió silenciosa por su mejilla, y agradeció que Taehyung no lo estuviese viendo para que no la notará. ── E-sa primera semana solo pude ahogarme en alcohol, ahogar la rabia que sentía con todo el mundo e incluso contigo.

Taehyung solo levantó la mirada, mostrando también sus mejillas empapadas de lágrimas silenciosas.

── Si, allí todavía era egoísta y solo podía culparte de abandonarme y culparme de todo aquello que en mi necedad vi como inofensivo y tonto ──Aceptó avergonzado──, pero que al pasar los días y con ayuda de Yoongi y sus gritos, regaños e insultos, entendí. Comprendí lo mal que estaba al ser el títere de mis padres y cumplir con todos su capricho, llevándote por delante a ti y a mi mismo. Entendí que no merecías esto, que no merecías un novio a medias, que te escondiera y que no presumirá lo hermoso que eres en todos los malditos sentidos... supe que no merecías seguir cargando con esa mierda de ser humano que era ──Confesó ahora entre lágrimas reales y abundantes.

» Y por eso quise cambiar, me propuse hacerlo para pararme frente a ti como alguien nuevo que te mereciera aunque sea un poco más ──Se acercó sutilmente para secar las mejillas del mayor, quien aceptó su tacto en silencio. ── Si, me tomó semanas hacerlo, y aún no puedo decir que dejé atrás todo lo que soy, porque mierda, aún tengo mil defectos y como lo viste sigo siendo un inmaduro e idiota ──Intentó bromear sacándole una leve sonrisa al mayor. ── Pero lo estoy intentando con todas mis fuerzas. Por eso, dejé de depender de mis padres, les confesé lo gay que soy y cuanto me gusta un chico castaño, con ropa de abuelito y amante del Jazz ──Ambos sonrieron de forma silenciosa, el mayor con la vista en cualquier parte menos en el rostro del pálido que seguía acariciando sutilmente su mejilla.

── Esto no es ni la mitad del nuevo Jungkook que quiero que conozcas, pero por eso me atreví a presentarme ahora, después de semanas reorganizando mi vida y mis pensamientos, yendo a terapias con los psicólogos de los que siempre me burlé, por...

── ¿P-Por qué Jungkook? ──Lo interrumpió el mayor entre lágrimas, mirándolo por fin a los ojos. ── ¿Por qué carajo dices y haces todo esto ahora, cuando yo ya estaba planeando una vida sin ti?

── ¡Por qué no quiero perderte Taehyung! ──Dijo sin dudarlo. ── Porque me diste tres días para jugar todas mis cartas, y ahora que me queda solo un puto día y unas cuantas horas, estoy desesperado... Y repito, puede que todo esto no sirva de nada, pero por lo menos quiero saber que te fuiste sabiendo todo, y viendo el nuevo ser humano en el que me quiero convertir gracias a ti.

Ambos se miraron en silencio e intensamente a los ojos, con las lágrimas bañando sus rostros, y la respiración pesada, a tan solo centímetros que para cada uno tenían significados diferentes pero que eran igual de agobiantes.

Sorprendentemente Taehyung fue quien rompió con estos, tomando de la nuca al pálido y acercando sus rostros hasta que sus narices se tocaron. Ambos cerraron sus ojos, disfrutando del aliento cosquilleante del otro sobre sus labios.

Las manos del menor se escabulleron hacia las caderas del castaño, acercandolo hasta que sus piernas se enredaron en su cadera, mientras los largos dedos de este jugueteando con el cabello de su nuca.

Taehyung acarició durante unos milisegundos los rojizos belfos ajenos, estremeciendose y jadeando cuando el frio metal en este acarició sutilmente su piel.

── Mierda... por favor, hazlo ya o no me voy a poder controlar por mucho más ──Susurró suplicante el azabache, controlando todos sus desesperantes deseos por acabar con la distancia entre ambos.

El mayor sólo inhaló profundo, mordiéndose los labios y alejándose jadeante y con el cuerpo temblando y el corazón a punto de estallar en su pecho.

── Y-Ya es tarde... lo mejor es que te vayas... ──Pidió en un murmuro tembloroso.

Jungkook soltó un gemido de frustración, abriendo sus ojos y acomodándose de nuevo en el sofá, para intentar calmar sus emociones. Se frotó el rostro frustrado, pero simplemente asintió al pedido del mayor con resignación, tomando sus cosas y levantándose para caminar hacía la ventana.

── ¿Q-Qué haces?

── Lo que me pediste, ya me voy... ──Respondió con semblante triste el menor.

── Puedes hacerlo por la puerta, ya hablé con el portero y no habrá problema ──Explicó sin atreverse a mirarlo.

── ¿Ni si quiera vas a dejar que cumpla con mis planes de suicidio? ──Reprochó casi en una rabieta. ── ¿Es otro castigo?

El moreno se aguantó la carcajada que amenazó con escaparselé y simplemente negó con una sutil sonrisa.

── Ya tengo suficiente como para también tener que cargar con tu muerte.

Con un asentimiento de acuerdo y una última sonrisa, Jungkook caminó hacia la puerta, dándole antes una mirada triste y desesperanzada.

── Adiós Tae...

Y sin más, se fue.

Taehyung quisó responder, pero no pudo hacerlo, no solo porque ya este no estaba allí para escucharlo, si no también porque de su garganta no pudo salir esa despedida.

Estaba a un día de su viaje, y ese muro de convicción y seguridad que tanto se había esforzado en armar en esos meses, se había venido a bajo en cuestión de dias.

Sentía el mundo sobre sus hombros, y sus decisiones cada vez más inciertas.

Y de nuevo el responsable de sus torbellinos, era el mismo incansable, terco y testarudo hombre: Jeon Jungkook.


7: To Be Continue...


Dios mio, lo que me costó escribir este capítulo no se lo imaginan 😭😭

No me maten, ya sé que los tenía muy olvidados, pero entre el estrés de mi vida y lo difícil que fue escribir este cap tan... dramático y tensionante, todo se retrasó TT, lo siento :(.

Bueno, dios, pasó de todo y hubo mucho drama. Nos queda solo un día y por ende un capítulo, entonces hagan sus apuestas ¿Jungkook recuperará a Taehyung? 😈

El que tenga la mejor respuesta explicando el porqué, se gana la dedicatoria del final 🤓

Esta pichula esta triste y destrozada porque se me van mis nenes, y uno ya se me peloneó :( pero haré todo lo posible por sacar ánimos y subirles el final la próxima semana ❤️‍🩹🫠

Faitin a mi para poder hacer el life goes on sin mis razones de ser 😭😔

En fin, los tqm a todes 💕✨️ como siempre gracias por la paciencia y el apoyo siempre 🥺💖

Me voy dejandoles este regalo.
Es el casi beso sacado por la IA 👹🤙🏻😻

ADEAFRWSFR LES LLORO A MIS PAPIS 😭😭

Nos vemos la próxima, hagan Stream a GOLDEN y Layover que los reyes se van pero sus súbditos no 👹👹👹


7 :: VanTTGirl.

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