7.- País Dados
—¿¿Cómoo??
—Si, está en País Dados.
—¿Que es eso?
—Un país que está algo lejos, por el Este—Dijo ella, señalando por dónde estaba el Este.
—No, no. No me refería al país. Te pregunto que qué es un "dados".
—¿Eh? B-bueno, ya sabes...el cuadradito con números, generalamente del uno al seis, que se usa para jugar a juegos de mesa...como el Parchís o el Monopoly...
—No sé que dices. En fin, tendremos que ir a ese país. Vamos, vístete.
***
Media hora más tarde—porque Bi tardó lo suyo en prepararse—subimos al coche para ir a País Dados. Supuse que habría seis ciudades en ese país y que cada una sería un número.
¿Y eso cómo lo sabes?
¿Quieres apostar?
Muy bien.
Si yo tengo razón, te callas durante el resto de la semana.
Y si la tengo yo, no vuelves a insultarme.
Solo por esta semana.
Trato hecho.
*Se dan la mano imaginariamente*.
—Gira a la izquierda—Una Bi en modo GPS interrumpió mi conversación con mi conciencia.
Giré, tal y cómo me había dicho, pero por alguna razón no pareció demasiado conforme. Se giró en rotundo hacia mí y me gritó:
—¿¡Se puede saber que haces!?
—He girado.
—¡¡Sí, pero has girado hacia la derecha!!
—¿Y?
—¡¡QUE TENÍAS QUE GIRAR A LA IZQUIERDA!!
—Ah.
—¿¡CÓMO QUE "AH"!? ¿¡TÚ ERES TONTA O TE ENTRENAS!?
—No entiendo la pregunta.
Mientras Bi echaba humo y me gritaba, yo intentaba recordar lo que era eso del Parchís. Me sonaba mucho. Creía que había jugado alguna vez, pero no estaba segura.
—¿¡Se puede saber que estas haciendo!?
—Conducir.
—¡¡Me refiero a que te acabo de decir que has girado mal!! ¡¡Gira a la izquierda, por Dios!!
—Vale, vale, tranquila, fiera—Pareció que con esas cuatro palabras solo había conseguido cabrearla todavía más. Y eso que con el cabreo que llevaba, ya era difícil que se enfadara más. Pero cuando giré al otro lado, por fin pareció algo más relajada.
Estábamos a mitad de camino cuando Bi empezó a llamarme desesperadamente.
—El. El. El. El. ¡¡Ellen!!—Dijo dándome con el dedo a cada "El". Era el único apodo que se me ocurría para mi nombre.
—¿Se puede saber que quieres ahora?
—Mira eso—Dijo temblando, mientras señalaba atrás—. El-El ejército que nos perseguía no será ese, ¿verdad?
Cuando miré por el retrovisor vi, efectivamente, al mismo ejército que había visto la otra vez. Iban armados hasta los dientes y ya nos estaban apuntando. Aumenté tantísimo la velocidad que desaparecimos entré los árboles. El único problema era que habían disparado.
—¡¡AGÁCHATEEEE!!
Bi me hizo caso, pero yo no lo tenía tan fácil: seguía teniendo que conducir. Me agaché lo suficiente como para seguir mirando el camino. Volvieron a disparar y, por el susto, me agaché del todo. Fue así cómo acabé cargándome el coche contra un árbol.
Teníamos que salir de allí como fuera. Era demasiado joven y guapa para morir.
Serás creída...
¿Te crees que este es el momento de aparecer repentinamente?
No, pero no me importa que sea o no el momento adecuado.
Déjame en paz.
—Vamos, Bi, tenemos que...
Me callé automáticamente cuando vi que estaba inconsciente. Seguro que se habría dado un golpe. Intenté llevarla en brazos, era la única opción. Salí del coche con ella como pude. Volvieron a disparar. Me agaché para esquivarlo. Levantarme costó un poco más, porque tenía que levantar a Bi también. No dejaron de disparar hasta que me metí detrás del árbol contra el que habíamos chocado segundos antes. Ahí escondida, intenté despertar a Bi a la desesperada. Primero me pareció que entreabría un poco los ojos, pero luego volvió a cerrarlos. Fantástico. ¿No se iba a despertar ni por esas? ¿Ni siquiera en una situación así?
—Oh, vamos, Bi—Susurré, desesperadamente—, por favor tienes que...—Un disparo a unos milímetros de mi cara interrumpió mi voz. Eché a correr. ¿Qué más podía hacer?
El que había disparado, como es obvio, me persiguió. Yo era muy rápida, pero Bi era un estorbo—sin ánimo de ofender—. Aún así conseguí sacarle a ni-sé-ni-me-importa-su-nombre unos veinte metros de ventaja. Oía respirar fuertemente al hombre que me perseguía. Bien. Se estaba cansando.
Me aproveché de su cansancio y aumenté la velocidad todavía más. Esta vez lo dejé mucho más rezagado. Cuando conseguí perderlo de vista por fin, me escondí y apoyé a Bi en el suelo. Intenté despertarla. A lo mejor con demasiado entusiasmo, porque frunció el ceño y apartó mis manos de su cara con los ojos aún cerrados.
—Oye, encima que te salvo la vida...
—¿Eh?—Bi empezó a despertarse.
—¡Bi! ¡Vamos, despierta, tenemos que irnos ya!
—¿Que pasa?
—Pues que nuestro coche a chocado, nos han disparado, te quedaste inconsciente, me han perseguido...De todo un poco.
—Ah, que bien—Bromeó.
—Si, mi vida en muy entretenida.
—Ya lo veo, te diviertes un montón.
—Si, ya ves. Diversión a montones.
¿No te parece un mal momento para esas bromas?
¿Te he preguntado? Porque, la verdad, no lo recuerdo.
Pues no, no me has preguntado pero, ya que soy tu conciencia, tengo derecho a intervenir en caso de...
Que sí muy bien. Que interesante todo.
—¿A ti no te han disparado?—Bi me devolvió a la realidad dejando el sarcasmo a un lado.
—Casi, pero no.
—Menos mal.
—Mi dispiace interrompere questo momento drammatico ma...—Oh, no. Me giré en redondo hacia de donde provenía la voz y me encontré con el tipo que me había perseguido minutos atrás. Era rubio, bastante guaperas, llevaba un mono militar y nos miraba con una sonrisa tranquila, como si fuéramos un vídeo cualquiera de un gato tocando el piano. Ah, y un dato bastante relevante podría ser que nos apuntaba con su pistola. Me miró, como una sonrisita de superioridad, pero su sonrisa vaciló cuando vio a Bi sentada a mi lado, ya despierta y con una mirada confusa bastante divertida a la vista—¿Bianca?
—¿Eh?—Pregunté, como una completa idiota. Él se giró hacia mi, con una mirada casi tan confusa como la de Bi.
—Cosa stai facendo con mia figlia?
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