Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4.- Traición


—¿Y eso no nos puede perjudicar a nosotros también?—Ryan era demasiado desconfiado. Era increíble. —Digo, a los mejor esos "poderes extrasensoriales" de los que hablas puedes llegar a ser peligrosos—A pesar de que estaba detrás de mí, pude percibir que estaba frunciendo el ceño.

—Chico, no confías ni a palos, ¿eh?

—¡¡No la conozco de nada!! ¿Por qué iba a confiar en ella?

—Pues porque te lo digo yo.

—Tampoco confío del todo en ti, no voy a hacer nada solo porque tú me lo digas

Qué tío. ¡No confiaba en mí!

¿Por qué será que no me extraña?

Te voy a dar tres segundos para que te calles porque hoy me he levantado generosa, que si no...

Vale, que sí, no te molestes ni en contar. Aunque sólo era un inocente comentario...

Uno,...

¡Vale, vale! ¡Que sí, mujer, tranquila...!

Más te vale...

—Mira que eres plasta—Fruncí un poco el ceño—. En fin, como quieras.

—¿Vas a parar?

—No.

Él chasqueó la lengua, irritado.

—¿Tienes mi frasco de almas?—Pregunté desconfiadamente, al ver que no llevaba ningún bulto grande en el que pudiera estar.

—Se lo he vendido a la de aquella tienda en la que te compraste la gorra y los guantes—frené bruscamente.

—Bájate. Ya.

—¿Eh?

—¿¡Tu eres tonto o te entrenas!? ¿¡No ves que has tirado mis posibilidades de recuperar a mi familia a la basura!?—Llorar fue muy tentador, pero me contuve. Hacía años que no lloraba. No iba a romper ese récord.—Recupéralo.

—¿Como?

—¡¡QUIERO QUE LO RECUPERES!! ¿¡ME OYES!? ¡¡NO QUIERO VOLVER A VERTE HASTA QUE NO LO HAYAS RECUPERADO!! ¿¡LO HAS ENTENDIDO!?

—¿Me vas a obligar? Perdona, pero no puedes obligarme—Sonaba como si no le importara en absoluto.

—Soy un demonio, Ryan. Puedo lanzarte una maldición ahora mismo si quiero. No me obligues a lanzarte una. Además, en cuanto rescate a la chica, le pediré que te tenga bien vigilado.

—Ja. ¿Cómo va a hacer eso?

—¿No te he dicho que tiene poderes extrasensoriales?—Arranqué la moto sin esperar respuesta, dejándole solo en medio de la nada. Se lo tenía bien merecido.

***

Ya llevaba casi cinco minutos conduciendo a toda velocidad cuando casi me choqué con un coche. Era grande, negro y con las ventanas tintadas. Tenía que ser ese por la fuerza. Hice una pequeña prueba: golpeé un poco el coche, pero lo suficiente como para que este se tambaleara.

—¡Hey! Soy yo otra vez, ¿tu coche acaba de moverse un poco?—Le pregunté telepáticamente.

—¿Cómo lo sabes?

—¡¡Porque soy yo quién lo ha golpeado!!

Saqué de mi bolsa los dos revólveres que llevaba allí y disparé con los dos a la vez al conductor. Después de tres disparos en la cabeza, cayó. El coche frenó bruscamente, ya que acababa de quedarse sin conductor, y disparé al copiloto. Este se resistió un poco más. Después de un tiro en el brazo izquierdo, sacó su propia pistola y me disparó. Yo lo esquivé mientras volvía a dispararle, esta vez en el cuello, lo que hizo que por fin cayera.

Dejé la moto a un lado y me apresuré a entrar en el coche.

—¡¡Aaah!!—Gritó ella cuando entré—Uff, que susto. Eres tú.

—Anda, sal.

Salió del coche y me dio un abrazo entusiasmado.

—¡¡Ay, gracias!!—Gritó.

Tenía un corte bastante grande en el brazo, pero no era muy grave. Y no parecía importarle en absoluto. Cuando terminó de abrazarme pude verla mejor. Nos parecíamos bastante: piel clara, ojos grandes, pestañas largas, las dos estábamos delgadas...Y además, las dos éramos muy guapas. Ejem, ejem, si se me permite...

No te eches tantas flores.

Me las echaré si quiero, ¿vale?

Siempre tan borde...

Oh, cállate ya. Estoy cansada de tí.

Me ofendes.

¡Se siente!

A parte de todo eso, en el resto podría decirse que éramos bastante opuestas: ella tenía el pelo largo y rubio y yo corto y castaño, ella no llevaba ningún tipo de flequillo mientras que yo llevaba flequillo abierto, ella era algo bajita y yo, aunque no era demasiado alta, sí que le sacaba unos centímetros...

—¿Cómo es que te han echado de la ciudad?

Por alguna razón, mi pregunta hizo que su expresión entusiasmada se borrara. Apartó la mirada, algo incómoda. Era muy tentador seguir insistiendo, pero reuní la poca humanidad que me quedaba y decidí no hacerla pasar un mal rato.

—Emn...¿a dónde vamos a ir ahora?

Ella, que estaba de espaldas, no se había dedo cuenta de lo que yo estaba viendo, pero no me molesté en explicárselo. Cogí la moto, sin responderle, y me apresuré a encenderla.

—Sube—Ordené. Ella pareció un poco confusa antes de asentir con la cabeza, algo perdida, y, a continuación, subir en la parte de atrás de mi moto. Arranqué sin esperar a que se acomodase del todo. Teníamos que irnos.

***

Cuando ya llevábamos más de una hora en marcha, decidí que era mejor parar. Me pareció que a ella también le pareció una buena decisión, porque cuando bajó tenía cara de estar mareada. Saqué agua de una cápsula y se la tendí. Ella me miró, agradecida, mientras miraba el resto de cápsulas con curiosidad.

—Que invento tan raro y genial—Sonreía con curiosidad mientras le daba vueltas al estuche entre sus manos—¿Qué significan las letras y números que escritos en ellas?

Estaba señalando las S, M y L que había dibujadas justo debajo de unos números.

—Ah, eso son las tallas. Las S son las más pequeñas, las M las medianas y las L las grandes. Los números simplemente son para ordenarlas.

Ella miraba las cápsulas, fascinada, mientras yo bebía del vaso de agua que acababa de servirme a mi misma. De repente, ella me miró, como si tuviese que hacerme la pregunta del siglo, y yo la miré con curiosidad.

—¿Cómo te llamas?—Preguntó, tras unos segundos de larga espera. Oh, así que era eso...

—Ellen. ¿Y tú?

—Bonito nombre. Soy Bianca.

—Gracias.

—¿Por qué me has ayudado sin conocerme de nada?

—Bueno, no sé...supongo que me ha parecido lo más humano que podía hacer.

—Pero...tú no eres humana, ¿a que no?—Lo había dicho muy suavemente, mirándome con la cabeza ladeada. Yo estaba teniendo un debate interno sobre decirle la verdad o salir corriendo.

Opté por no hacer ninguna de las dos cosas y, simplemente, encogerme de hombros.

—¿Tanto se nota?—Pregunté, sonriendo de lado.

Ella se limitó a asentir mirándome con aire divertido.

—Un poco.

—Y...—Dudé visiblemente antes de continuar—...¿no te importa?

—Claro que no. ¿Por qué iba a importarme? Después de todo, solo eres segunda mestiza.

Iba a asentir, pero entonces me di cuenta de un pequeño detalle.

—¿Cómo...?

—Ups...Bueno, lo de mis poderes extrasensoriales ya lo sabías, ¿verdad?

—Emm...sí, lo supe en cuanto te hablé por telepatía y tú parecías tan tranquila.

Me miró, como admirada. Nos quedamos unos instantes en silencio, pero entonces se me ocurrió una pregunta bastante interesante, ahora que escapábamos que lo hombres a los que había visto cuando rescaté a Bianca.

—Bianca...¿Se te da bien luchar o disparar?

Ella negó con la cabeza como respuesta.

—Prefiero el tiro con arco.

Eso sí que me sorprendió.

—Vaya, y...¿tienes arco?

Mi pregunta, por algún motivo hizo que entristeciera un poco.

—Tenía uno pero...me lo quitaron cuando...—Se calló unos segundos, pensativa—cuando lancé una flecha y sin querer le di a uno...de los guardias.—Lo dijo muy lentamente y, al terminar, me miró con una sonrisita nerviosa—Por eso me echaron de la ciudad...

—Oh. Así que era eso...Y, claro, sin tu arco no puedes hacer nada, ¿no?

Ella negó.

—Siempre puedo comprar, robar o construir otro.

—¿Sabes cómo construir un arco?—Pregunté, confusa.

—No del todo, pero...no parece muy difícil.

—Vamos a tener que robar uno, ¿verdad?—Pregunté, aunque incluso antes de hacer la pregunta, ya conocía la respuesta.

Y, en cuanto asintió con la cabeza poniendo una mueca divertida, supe que había acertado.

—¿Tienes flechas, al menos?

—Je, je...te vas a reír—Dijo, soltando una risita nerviosa—. Yo...bueno, me...

—¿Si?—Inquirí.

—Me quitaron todas la flechas el día de lo del guardia.

—¿Le hiciste tanto daño?

—¡Que va!—Negó frenéticamente—¡Solo le atravesé la pierna, pero el tío era un quejica de cuidado y se chivó el muy...!

—Pues nada. ¡A buscar un arco se ha dicho!

—¡Y flechas!

—¡Y balas, ya que estamos!

Ella asintió, nos levantamos a la vez y, antes de nada, me giré hacia ella.

—Pero antes...tenemos que ir a por cierto traidor que a vendido mi única esperanza de rescatar a mi familia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro