Lo siento, lo siento, lo siento taanto...he tardado un siglo y medio en subir el capítulo, lo sé, y encima es súper corto, lo entenderé si os parece mal, si estáis enfadados o si ya no queréis leerme, pero por favor, intentad entender que soy una niña, tengo trece años, y esta historia no sé porque pero no me está gustando como queda, estoy intentando pensar en cómo mejorarla, en como cambiarla, pero es difícil y además se me ha ocurrido lo de la nueva historia y empezar lleva tiempo, pero no quiero abandonar esta historia, simplemente intentaré mejorarla, inspirarme, pero iré poco a poco y solo os pido vuestra paciencia y apoyo :'(

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—¡He perdido las cápsulas!—Casi lloriqueé, desesperada.

Entenderme.

Ya no tenía ni casa, ni armas, ni comida, ni nada.

Solo un maldito barquito en el que casi ni cabíamos todos y que, por si fuera poco, era más vieja que Matusalén.

—¿Qué has dicho?—Aiden se giró lentamente hacia mí, como un psicópata. Me asesinó con la mirada—¿¡PERO COMO SE TE OCURRE!? ¿¡ERES ESTÚPIDA!?—Se llevó las manos a la cabeza y empezó a murmurar para sí—No puede ser, no puede ser, esto no puede estar pasando...¡argh!

—Hey, hey, tranquilo, eh, ¿se puede saber que te pasa a tí?—Naya le puso las manos en los hombros para que parara, ya que había empezado a dar vueltas nerviosas.

—Pero haber...¿¡COMO QUE QUÉ ME PASA!? ¿ACASO NO OS DAIS CUENTA DE QUE HEMOS PERDIDO LA CASA, LA COMIDA, LOS VEHÍCULOS...? ¡¡TODO!! ¡¡LO HEMOS PERDIDO ABSOLUTAMENTE TODO!!

—B-Bueno, siempre podemos meternos en el agua y...buscarlas...ya sabes...¿no?—Preguntó al ver su cara de: oh, madre mía que excelente idea has tenido, a veces me sorprendes.

—Dime una cosa, Drac—Le dijo, acercándosele y señalando bruscamente al agua—. ¿¡Se te han caído las neuronas al agua!?

Lo siento, ¿vale? Pero en ese momento no pude evitar reírme.

Y pensaréis: ¿eres mema o qué? Pero es que la situación era muy tensa, y en momentos tensos si alguien hace un comentario chistoso, yo exploto de risa.

—¿Te hace gracia?—Preguntó Aiden, con cara de fastidio.

—No, hombre, no, perdona, perdona, ya está, si, ya—Dije entre risas. Pero paré, no os preocupéis.

Si no, me habría quedado sin cabeza.

—Oye, chicos, no pasa nada, ya casi habíamos llegado a la orilla, seguimos andando y listos—Naya se encogió de hombros—. Dejad de gritaros y vamos.—Hizo un gesto con la mano a lo Dora la Exploradora y todos la seguimos.

Solo nos faltaba ponernos una mochila morada a la espalda y cantar: venga, ¡vámonos! Everybody, let's go! Vamos a conseguirlo, ¡lo conseguiremos! ¿A dónde vamos? ¡A País Dados! ¿A dónde vamos? ¡A PAÍS DADOS! *Musiquita*

Me reí por lo bajo de mi propia ocurrencia, como una maldita estúpida.

—Primero tenemos que llegar a la orilla, después a País Dados y después a donde sea que esté Ryan—Dijo Naya desde delante.

Drac, a mi lado, pareció haber tenido la misma ocurrencia que yo, porque de pronto se acercó un poco más y dijo con la voz del mapa de Dora la Exploradora:

—Para llegar hasta Ryan tenéis que llegar hasta la orilla, luego entrar en País Dados y por último encontrar a Ryan. Repetir conmigo: Orilla, País Dados, ¡Ryan! Orilla, País Dados, ¡Ryan!

Empecé a destornillarme como una idiota.

Y, como no podía ser de otra forma, Aiden se giró con su cara de malas pulgas y me frunció profundamente el ceño.

¿Cual era su problema?

No sé...¿quizás que has perdido las probabilidades de sobrevivir en este viaje? Por no hablar de qué vas mean

No exageres, que no es para tanto...

¡Claro que lo es! El muchacho antes comía una vez cada tres días, pero ahora no tiene ni dónde dormir.

Si lo dices así, suena muy mal.

¡Es que la situación está muy mal!

Oye, deja de ladrar, yo estaba muy feliz en mi fantasía de Dora la Exploradora.

Ja, ja.

—Mirad, ahí está la otra orilla. Ya nos queda muy poco para llegar a País Dados.

—Uy si, que bien, en cuanto lleguemos a la orilla, ya solo faltarán trece kilómetros andando para llegar. Yuuju—Dijo Aiden, completamente irónico y serio.

¿Cómo podía existir un ser tan amargado? 

Haber, no es por criticar, pero si de vez en cuando sonriera un poco y fuese algo más positivo ya estaba. Pero no. Él era así, como un maldito agujero negro que encima estaba cerrado.

Igual su pasado podía decirme algo: abandonado por sus padres. Hermanastro de Bianca. Militar. Ejército. Marcus.

Vale, parece que tiene motivos para ser una especie de ser oscuro.

—Sí, los tengo.

¿Cómo?

Aiden, a mi lado, parecía haber escuchado toda mi paranoia mental.

—¡Pero bueno! ¿Lo he dicho en voz alta?

—¿Se te ha olvidado que sé leer la mente?

—Ah, si, ya. Oye, ¿puedes enseñarme a hacer eso?

—¿A leer la mente? No, lo siento.

—¿Porque?

—Bueno, para empezar los 'malditos agujeros negros' no somos buenos profesores.

—Oh, vamos, lo siento, no lo decía en serio...o bueno, no lo pensaba en serio.

—Y segundo—Dijo, mirándome—, solo los humanos podemos aprender nuevas técnicas y poderes, los demonios y otros seres no tienen esa cualidad porque ya disponen de otras capacidades.