12.- Sin cápsulas
Heeeey! Ya he vuelto súper inspirada para escribir un montón de cosas maravillosas, me lo pasé genial en el campa y aprendí un montón de cosas nuevas que me han llenado de inspiración, espero que me sirva para mejorar esta historia a medida que avanza
Estoy emocionadaaaa 😁
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Después de comer decidimos ir a cazar y buscar frutas o algo para la cena. Era peligroso salir de noche, en ese bosque había animales peligrosos. Salimos sobre las tres de la tarde y, después de dos largas—por no decir eternas—horas, volvimos con algo de cenar: frutas, verduras, animales... Tardamos bastante en cocinarlos porque procurábamos que no nos vieran, y el fuego no era el aliado perfecto para pasar desapercibidos, que se diga.
Cuando acabamos de cenar nos quedamos un rato charlando y aproveché para contarles lo que le había contado a Naya. Ella me caía bien, sentía que podía confiar en ella, solo esperaba que no fuera una doble-cara como Bi.
Les pareció una idea un poco loca, y es que haber, lo era.
No sabían lo que eran las clases, no confiaban en que cerca hubiera un mar, no creían que fuera buena idea recoger a Bi en ese estado y no les resultaba natural que yo, que tenía toda la pinta de ser pobre, llevara encima unas "cajitas mágicas", como lo habían llamado ellos.
A mi tampoco me parecía muy normal, sinceramente.
—Pero chicos, ¡vamos!—Los animaba Naya—Tenemos que ir a ese país, estamos en la frontera, si fuera andando no tendríamos tanta suerte, pero, ¡anda, fíjate! Si tenemos a nuestra magnífica amiga, con sus cápsulas—Hizo énfasis en la palabra para que dejaran de llamarlas "cajitas mágicas"—. Oh, venga, iremos en la barca todos juntitos, cantaremos...¿no?—Dijo, viendo las caras de culo de Drac y Aiden—B-bien, no cantaremos, solo...¿nos mantendremos en silencio?—La pobre ya dudaba, así que la salvé.
—Hablaremos. Hablaremos de las clases, de Ryan, de futuros planes, ya sabéis...¡De verdad, quitaros esa cara!
—Esta es mi cara—Dijo Aiden sin inmutarse.
—¡Eso, eso!—Respondió Drac.
—Lo que vosotros digáis, pero no os va a servir de nada negaros, ya os habéis unido al equipo y lo soportaríamos que nos traicionéis—Dije con dramatismo, poniéndome una mano en el pecho exageradamente.
Después de la conversación nos fuimos a dormir.
El que esperaba iba a ser un día largo.
***
—¡Venga, arriba! ¡¡Vaamooos despertad!!
Esa voz, la voz de Aiden, fue la que nos despertó aquella mañana.
Y no fue muy bienvenida.
—¡Pero cállate, diablos! ¡Estaba en el quinto sueño!
—¡¡Y yo estaba teniendo un sueño muy bonito!!—Se quejó Naya.
No oí a Drac, pero me dí cuenta de que seguía durmiendo cuando escuché sus ronquidos, unos pasos que supuse que serían de Aiden y luego su voz gritándole que se levantara de una vez por todas.
Sí, Aiden era muuy simpático.
Les grité que podían ducharse y que había ropa de chico en el armario. Le dije a Naya que esperase a ducharse y le dejé que escogiera la ropa que quería en mi armario, eso sí, le dije que no escogiera nada muy bonito porque era posible que se rompiera o manchase en el viaje.
Después, me metí en el baño para ducharme.
Me recogí el pelo para que no se me mojara y entré. Intenté ducharme rápido para que Naya no se hartara de esperar. Cuando terminé, salí de la ducha, me sequé y me vestí una camiseta negra grande y unos vaqueros cortos claritos. Me calcé unos tenis blancos y salí del baño. Una vez fuera encontré que Naya había elegido una camiseta gris sin mangas un poco ajustada y unos shorts negras de algodón. Le dejé unas zapatillas negras y se metió en el baño.
Mientras tanto yo me até el pelo y salí de la habitación.
—¡Chicos! ¿Estáis?—Toqué la puerta de la otra habitación con baño. Tardaron un poco, pero entonces Aiden, aún con el pelo mojado, me abrió.
—¿Que te pasa?—Preguntó, algo seco.
—Siempre tan encantador—Sonreí irónicamente—. ¿Drac aún se está duchando?
Asintió con la cabeza.
—Vale, Naya también, pero dile que se dé un poco de prisa.
—Hecho.
Y me cerró la puerta en las narices.
Siempre taan encantador.
Argh.
Que mal me caía.
***
Juraría que tardamos más dos horas en salir de la casa por culpa de alguien a quien no quiero miraaar...*mira a Naya*. Vale, es que en serio, ¡tardó cuatro horas en ducharse!
Menuda exagerada...
¿Perdona? Vale, igual no fueron cuatro horas exactas pero si tardó media hora, ¿vale?
Ja, ja, ja...
—Estoy cansaaadaa...—Soltó Naya de repente.
—Oh, vamos, si no queda nada para llegar... Mira: ya veo el mar por allí, ¿lo ves?—Sonrió Drac, señalándolo.
Naya entrecerró los ojos implorando paciencia.
—Eso—Resopló, señalando el supuesto mar—es un charco.
Empecé a reírme a carcajada limpia, por supuesto.
Estaban señalando un charco que, aunque no era pequeño, era un charco. Efectivamente, no era el mar.
—¿Tu eres tonto o te entrenas?—Pregunto Aiden sin mirarlo.
—Entreno duramente para serlo—Rió el otro.
—Debe ser un entrenamiento diario, si no no estarías así.
Al oír eso, Naya se unió a mi risa.
Estuvimos carcajeando tanto rato que ni nos dimos cuenta de que teníamos delante una preciosa expansión de agua de un tono azul oscuro increíble.
El mar.
—Hey, chicos, ese charco es inmenso, ¿no creéis?—Señaló Drac, con los ojos como platos.
—Eso es el mar, idiota—Sonrió Naya.
Saqué la balsa de la cápsula y, minutos después, todos estábamos apretujados dentro de ella. Yo, por suerte, conducía, así que estaba toda happy en mi asiento solo para mí, pero el resto estaban como sardinas enlatadas detrás de mí, luchando por recuperar su comodidad entre pequeños empujones e incluso algún que otro golpecito.
Tampoco puedes culparles...
¿Cómo?
Hombre, como tú estás ahí tan cómoda a ellos que les den, ¿no?
Es lo que hay, ¿que quieres que te diga?
Menuda egocéntrica...
Mira, vete a respirar un rato.
—¿Falta muchoo?—Preguntó Drac, como cualquier niño pequeño haría.
—Bueno, queda bastante, pero no es para tanto, ¿vale? Tú tranqui.
—El tal Ryan...¿estás segura de que está en ese país?
Espera, ¿que? Oh, eso no lo había pensado...¿podía ser mentira? Me hizo dudar.
—B-Bueno, no sé, quiero pensar que sí, pero...Uff, no tengo ni la más remota idea—Apoyé la cabeza en el volante.
Era verdad que, o bien podía ser mentira, o bien el renacuajo se había movido de sitio, ¿quién sabe? Lo único que quería era el maldito frasco para recuperar a mi familia de una vez por todas.
Media hora más tarde llegamos a la orilla. Tuvimos que despertar a Drac, que se había quedado dormido y que encima roncaba una barbaridad.
Mientras ellos terminaban de despertarlo, yo guardé la balsa en la cápsula y metí la mano en mi bolsa para guardarla en el estuche.
Solo que el estuche no estaba ahí.
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