7.2
Hemos llegado al final, al último beso de esta lista. Para mí sorpresa, este beso no lo había contado antes, no hasta que Jeno me lo dijo.
Empezamos hablando sobre las situaciones más importantes que afectan el núcleo de nuestra historia, nos centramos en recordar cada uno de los besos, las sensaciones que me provocaron, las inquietudes, la espera de cada uno. Básicamente pasamos hablando sobre mis sentimientos por Donghyuck durante días, recordamos historias entre ambos y la manera en la que durante muchos años logré ignorarlo.
Había sido una tarde productiva, el libro llegaba a su final. Solo un poco más y llegaríamos al final, también nos preguntamos lo mismo que hace unos días ¿Hasta donde llegaba la historia? ¿Cuál sería el final? ¿De que serviría escribirlo? Pero aquí estamos, sentados nuevamente sobre una computadora escribiendo un nuevo capítulo.
—Seria una gran idea— Dijo emocionado, ambos sentados en su sofá inmenso —Una colaboración entre ambos y podrías poner alguna foto— Sus ojos brillan con una intensidad que encandila.
—No seré cursi como Mark. No haré toda una exposición sobre el chico que me gusta— Negué, no era mi estilo. Donghyuck, no sabría cómo reaccionaria.
Hasta hoy en día tiene dudas sobre su aspecto, su rostro mantiene una marca que lo seguirá un tiempo largo. Tengo suerte de tener muchas fotos de él en mi celular y solo serían para mí.
No tengo mucho que contar, los días eran como siempre y seguirían así. No puedo encontrarle un cierre significativo o emocionante, más cosas vendrían y Jeno no podría mandar a sus editores a que continúen esperando la historia. Ya ha pasado un año desde que le pedí la idea loca de escribir un libro de romance sobre nosotros dos, un año en que Jeno dijo que me dejaría a mi escribiendo. El solo se encargaría de embellecer las palabras, que no suene tan vulgar.
Seguro ya se dieron cuenta, la manera de narrar a cambiado. Estoy dando muchas vueltas, así que iré al grano.
El séptimo y último beso de la lista no tiene tiempo y espacio definido, es cada uno de esos besos que intercambiamos sin pensarlo, esos que pronuncian una despedida, un buenos días, un te amo entre susurros. Esos besos que me da al despertar, esos que le doy cuando está triste y le recuerdo que tan maravillosa es su sonrisa.
Esos besos que le doy cuando está distraído;
—¿Estás trabajando?— Le pregunto cuando su rostro comienza a crear esa expresión llena de concentración y pasión por lo que hace —¿No vas a escuchar lo que tu esposo tiene que decir?— Tampoco espero respuesta.
Le robo un beso cada vez que frunce su ceño, un rostro tan bonito no debería enfadarse, por más que sea vea adorable cuando comienza a quejarse.
—No te ví llegar— Dirá cada vez
—Nunca lo haces— Le sonrió y vuelvo a besarlo.
—Lo siento— Me dice con voz trémula.
—No importa. Te amo aunque seas despistado—
También podría ser esos besos en los que llega emocionado a casa a decir que encontró por internet un nuevo restaurante para ir a visitar juntos o cuando viene triste y enojado consigo mismo.
—Es un restaurante de comida china, me gustaría ir de nuevo— Suspira agobiado —Pero no creo poder volver a pasar por el proceso de un avión, la última vez tarde cinco meses—
—Aun así lo hiciste— Sonríe orgulloso de su logro.
—Lo sé— Y luego lo beso, para que no olvide que todo lo que sea hacer, puede hacerlo.
—Te amo mucho, aunque seas un miedoso—
—Y yo te amo mucho, aunque no sepas cocinar— Abro mi boca indignado.
El séptimo beso es cada vez que me molesto por la irresponsabilidad de las personas que trabajan conmigo, porque algo no sale como lo esperaba, cada vez que llego a casa y no quiero hablar porque sé que comenzaré a decir maldiciones que quiero evitar.
Tiro mi portafolio en algún lugar cerca de la puerta, aflojo mi camisa y la saco fuera del pantalón, cansado del estrés laboral. Preguntándome porque no acepta un trabajo independiente como lo hace Mark.
Donghyuck sonreira y me dirá que me veo lindo con mis labios haciendo un berrinche. Luego me besara unos segundos y me dejara aún más enfadado.
—¿Solo eso?— Aún no borraré mi semblante serio y angustiado.
—Si— Acerca su rostro como si estuviera por volver a besarme, pero solo lo aleja unos segundos después para molestarme.
—Besame bien imbécil— Escucharé su risa retumbar en toda la casa y pondrá sus manos en mi cintura, mis manos en sus hombros y un beso nuevo en camino.
Nos miramos unos segundos antes de unirse nuestros labios nuevamente y me dirá por lo bajo
—Te amo, aunque seas un poco gruñón— Vuelvo a reír y recuerdo las mil y una razones de porque me casé con el desde un principio.
También podría ser esos que cada mañana me regala, pero no esos que son largos y apasionados o aquellos que son un roce, que son más sonido que contacto directo. Más bien serían esos besos "voladores".
Olvidará que tiene una reunión temprano por la mañana y como ahora es el director, debe llegar temprano y no hacer esperar como lo hacía antes. Esta vez desayunara como si lo estuvieran apuntando con un arma para que termine rápido, mientras intenta vestirse con una mano, con la otra irá desenredando mechones de su cabello oscuro y opaco.
Lo regaño por ser impuntual, le hablaré sobre la importancia de no apagar la alarma, solo para que lo vuelva a hacer una y otra vez. Se irá tan rápido que me dejará con el desorden en la sala, para volver a entrar por la puerta y lanzar un beso rápido.
Espero a que se retire y atrapo el beso imaginario, lo guardo en mi bolsillo para después y luego negare con mis mejillas coloradas. Avergonzado de mi acto y luego recibir un mensaje suyo;
Sé que lo atrapaste en el aire
Te amo bebé
Yo también te amo
Aunque seas molesto
No lo negaste
No
Ahora ve a trabajar
Respiro profundamente para pensar y seguir escribiendo. Son tantas cosas que quiero escribir, tanto que quiero decirle. Como la forma en la que su risa escandalosa me hace sonreír, la forma en la que mis mejillas duelen después de verlo hacer lo que lo apasionan. Lo mucho que me gustan sus ojos y la forma en la que me miran, tantas cosas que ya he dicho y no me canso de decir. Palabras que no pueden describir como me siento cada vez que lo beso, oraciones que quedan cortas y no le hacen justicia.
Jeno me dijo que recordaba un beso, uno en particular, que no pensé en agregarlo hasta que lo dijo.
Después de ese momento conocí a Jaemin, ese beso había sido guardado en algún lugar oculto de mi mente, de mi corazón, que no fue regresado hasta frente de mis ojos cuando Jeno pronunció las palabras.
—¿Tu y Donghyuck no se besaron una vez en primer año?—
—Nos besamos muchas veces antes de ser novios, se especifico— El bufó, tratando de hacerme entender del momento que se refería.
—Empezo como una broma. Pero se besaron durante unos minutos, hasta que les dije que ya podían parar—
Ahora déjenme narrarles el séptimo beso, el definitivo, como debe ser. Realmente no fue el mejor de todos o ese momento donde las chispas saltaron, ese fue uno de los anteriores. Este beso fue diferente, no había pensado en él, pero ahora que lo recuerdo no fue tan diferente a los que ahora tenemos. Es como si eso fue una muestra de aquello que nos esperaba en el futuro, un beso que nos decía lo que ocurriría y decidimos ignorarlo. Uno que ocurrió mucho antes de esta historia.
—¿Crees que algún día encontraré el amor?— Dijo Jeno, estábamos en primer año, nos conocimos muy poco.
—Eres alguien dulce, seguro que si— Lo ánimo Haechan. Los tres mirábamos el techo de la habitación, hace unos minutos habíamos regresado de una fiesta. La primera
—Y si no, nos tienes a nosotros— Le dije en tono de broma. Jeno arrugó su frente y negó fuerte.
—No gracias, moriré solo— Donghyuck empezó a reír más fuerte.
—Eso fue un rechazo. ¿Como te sientes amigo?— Mi futuro esposo y mejor amigo en ese momento me miró, esperando a que responda.
—Fatal. ¿Y tú Donghyuck? Si no encuentras el amor ¿Te casarías conmigo?— Lo mire a los ojos, algo dentro mío me decía que era una locura. Aún así me repetía una y otra vez, que solo era una broma y que no debía tomar en serio las palabras.
Así no tener ilusiones o decepción.
—Tal vez. Déjame pensarlo—
—¿Que tienes que pensar?— Jeno volvió a hablar, recordando que estaba aún ahí presente.
—¡Muchas cosas!— Los tres comenzamos a reír.
—Soy perfecto. Dime que me hace falta— Me enfrenté a él
—¿Tienes dinero? ¿Como me vas a mantener? Y lo más importante ¿Que tan bien besas? No me casare con alguien que no sepa besar—
Debo admitir que eso lo sentí como una apuesta, una amenaza y era orgulloso, debía ganarle a Donghyuck cada vez que podía. No había punto medio, si me decía que no podía beber veneno, lo haría para demostrarle que si podía. Éramos estúpidos y el alcohol aún giraba por nuestros sistemas.
Me posicioné sobre él, mi brazo pasando por su costado, una de mis piernas enredadas entre las suyas. El rostro de Jeno sorprendido.
—¿Quieres ver qué tan buen besador soy?— El sonrió de lado, esa forma altanera que alteraba mis nervios.
—Ya nos hemos besado—
—Eso no fue un beso—
Nos miramos unos momentos a los ojos, no sé cuánto tiempo fue. Nos perdimos en algún lugar del abismo, flotando en las galaxias ocultas de los oscuros ojos de Donghyuck. Si, nos habíamos dado un pequeño beso hace unos días, pero fue un juego y aunque esto también lo era, en esos segundos previos algo me decía que esta vez, era serio.
Nos besamos, en esa posición un tanto incómoda. Fue lento y pausado, contando cada latido que daba mi corazón, cada latido que se sincronizaba con el suyo. Mi mente lo había borrado, había sido demasiado perfecto, demasiado sentimental para ser un simple beso entre amigos.
Miro hacia la mesa en la que están Jeno y mi esposo esperando a que termine de escribir, los veo reír y recuerdo esos días en la universidad. Me pongo a pensar en lo afortunado que fui, poder conocer al amor de mi vida, casarme con él y poder besarlo cada vez que quisiera.
No es que solo lo besara siete besos, pero estos siete cuentan nuestra historia, transportan al lector en el interior de mis sentimientos y de mi amor por Lee Donghyuck. Estos siete besos relatan cada paso en nuestra relación, cada caída, golpe y cada vez que nos levantamos. Podría escribir hasta mañana, pero todo tiene un final y este es el mío.
Un final en el que tomo la mano de mi esposo y lo llevo a dar vueltas por el parque, le muestro lo hermoso que se ven los árboles en invierno, lo brillante que se ve su piel bajo la luz del sol otoñal, como sus ojos brillan y lo capturo con un click de mi cámara. El final en el que él es un director famoso de obras de teatro y yo soy un fotógrafo en una reconocida revista.
Es un final por ahora, pero es un inicio para otra que vendrá después. Seremos viejos y nos seguiremos amando, este libro será leído por muchos y se preguntarán donde estamos. Les diré que somos felices y que tengo guardado un folleto con información sobre adopción.
Tendremos un hijo o hija, lo cuidaremos y le enseñaremos el verdadero amor, a amar y dejarse amar. Así como yo amo a su padre, mi amigo, amante y esposo. Lee Donghyuck.
Fin
La historia contiene un epilogo y segunda temporada
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro