3.1
El tercer beso fue quizás, el más triste y amargo de todos.
No volví a ver a Jaemin por un tiempo, al parecer me evitaba y yo me sentía mal por no sentir esa tristeza que debería estar en mi. ¿Debía llorar por la rotura? Una parte de mi me decía que sí, pero la otra me decía que era lo mejor para todos. Ya no sentíamos lo mismo y mi corazon palpitaba el nombre de otra persona, Lee Donghyuck.
Así como cada cambio que tomaba en mi vida y cada decisión que elegía, buscaba nuevos entornos. Una gran idea fue buscar nuevas amistades y un grupo social más amplio, tal vez encontrar alguien que no me critique por no estar llorando por los rincones porque mi ex me abandono, no fue de una manera ideal, pero ambos estábamos de acuerdo.
Y esa persona fue Mark.
Mark Lee, un compañero en una de mis clases. A pesar de ser mayor por un año estaba en el mismo año que nosotros y estudiaba la misma carrera, así que fue un alivio cuando el profesor nos mandó a hacer un trabajo en parejas y el chico fue rápidamente a buscarme para hacerlo.
Charlamos un rato y rápidamente nos hicimos cercanos, o por lo menos lo que uno más rápido podría ser. Ambos nos reunimos en uno de los patios del campus, debíamos capturar algunas imágenes y se nos ocurrió que la naturaleza sería capaz de darnos toda la belleza que necesitábamos para aprobar.
—Entonces ¿Tienes novio?— Volví a enfocar mi camara en un mejor lugar, las flores de cerezo eran más bonitas con los rayos del sol sobre ellas.
—No— Volví mi vista hasta donde estaba mi compañero parado. —Tenía uno, pero terminamos hace unas semanas—
—Lo siento— Sonreí apenado. Había escuchado esas palabras más veces de las que necesitaba. No había nada que lamentar, yo no lo hacía.
—Era lo mejor. No quisiera que Jaemin saliera lastimado— El frenó su trabajo y me miró, tratando de hacer encajar mis palabras.
—¿Algo sucedió?— Toque la cámara con mis dedos, debatiendo entre decirlo o no.
Cualquier palabra quedó olvidada cuando unos gritos se escucharon desde una esquina. Me di la vuelta y ahí estaba Donghyuck con su cabello desordenado y el sudor en toda su piel. Arrastró su mochila que apenas sostenía con una mano y se acercó hasta nosotros.
—Te estuve buscando por todo el campus— Le sonreí y abrí mis brazos para atraerlo a mi.
Su rostro se iluminó y aunque trato de parecer ofendido, se dejó caer ante mis encantos y corriendo se dejó caer en mis brazos. Riendo en el abrazo dejo un beso en mi mejilla, me tomo de una mano y me dirigió hasta el banco más cercano, Ignorando el hecho de que Mark seguía en su lugar parado a unos pasos nuestros y nos miraba. Una vez sentado, Donghyuck se acomodó en mi falda y mirando mis ojos me dijo.
—Llamo mi abuela. Quiere saber qué harás— Asentí. Las fiestas se acercaban y debía anotar cuanto antes si saldria fuera de la universidad o me quedaría.
—Sabes lo que pienso sobre navidad. Es una fiesta familiar y yo no tengo nada que hacer en ese lugar— No contaba con el dinero para mantener mi matrícula y darme el lujo de regresar a China por unos días y volver.
Si algún día tomaba el avión hacia mi país natal, no sabría si volvería.
—No seas idiota. Eres parte de la familia, además con solo tres palabras puedes ser formalmente parte— El miedo me consumió, no estaba listo para aceptar la realidad que se estaba construyendo a mi alrededor.
—Tan tiernos— Ambos nos giramos a ver a la persona, dueña se esa voz. Mark nos miraba con una sonrisa orgullosa y esperanzada. Fue cuando recordé que aún no le hablaba de Donghyuck.
—Donghyuck él es Mark. Mark este chico de aquí es mi mejor amigo— Haechan extendió su mano y lo saludo alegre, así como era el cuando conocía a alguien nuevo.
Así como había saludado a Jaemin cuando lo presente como mi novio.
—Jeno tenía razón— Los ojos de Mark se abrieron y ambos esperamos una explicación —Vive hablando sobre lo hermoso que es Mark Lee, pero creo que exageró— Fruncí el ceño, no recordaba escucharlo hablar sobre mi compañero. Pero tampoco escuchaba mucho sobre lo que me hablaba.
—¿Que?— Mark se me adelantó.
—Dijo que eras el más lindo de todo el campus, pero creo que serías el segundo—
—¿Y el primero?— Le Pregunté.
—Tu— Sus ojos me miraron y le devolví la intensa mirada. Sonreí a milímetros de sus labios y sin pensarlo lo besé.
Olvide que otra persona nos miraba, una a quien acababa de decirle que había terminado una larga relación no hace mucho tiempo. Ahora me observaba como besa de manera lenta y pausada los labios de un niño que decía ser mi mejor amigo. Me separé de Haechan y volví mi mirada a Mark quien tenía su boca abierta, sorprendido por algo.
—Hablamos luego— Y con un último y rápido beso, Donghyuck se alejó hacia su próxima clase.
—¿Por qué no me lo dijiste?— Bajé mi mirada y tome aire profundo, sabía que me haría estos cuestionamientos. Era la razón número uno por el cual aún no hablaba sobre ello con Haechan. Evitando lo más posible el tema.
—Es difícil. No somos nada, pero—
—¡No! Eso no— Lo mire confundido ¿A qué se refería? —¿Conoces a Jeno Lee?— Asentí aún sin entender.
—Es mi compañero de cuarto— Volvió a abrir su boca —Pensé que hablabas por el beso con Donghyuck—
—No te preocupes, lo entendí— Tome nuevamente mi cámara e intente seguir sus palabras —No eres el primero en dejar a su pareja porque le empezó a gustar otra—
Mark tomo sus cosas y comenzó a guardarlas en sus bolsas. Lo miré un tiempo sin hacer nada, hasta que su vista se cruzó con la mía y con un gesto me preguntó que hacía.
—¿Por qué guardas todo?—
—Vamos a tu cuarto a ver si está tu compañero— Solté una carcajada y lo seguí en su tonta idea, sin decirle que Jeno no volvería hasta en unas horas.
Las fiestas se acercaban poco a poco y llegaba la hora en la que los estudiantes que irían a casa para festejar en familia debían irse, es por eso que Donghyuck estaba en mi habitación buscando su ropa para guardarla en su valija.
Es decir, estaba sobre mi cuerpo mientras nos besábamos sobre mi cama. Riendo como dos idiotas entre besos, compartiendo suspiros y susurros en secreto, los ojos cerrados y la calidez del otro cuerpo como calefacción para el frío invierno de afuera.
Mi celular sonó dos o tres veces, hasta que Haechan se acomodó mejor y con su mano alcanzó el aparato. Leyó el mensaje y luego me miro desde arriba, mis manos en su cintura sosteniendo el contacto.
—Jeno pregunta si puede entrar— Miré hacia la puerta cerrada y me reí. Hace unos días que viene mandando mensajes preguntando si Donghyuck se encuentra en la habitación.
En esos momentos no sabía que algo tan simple como pasar los ratos libres con mi mejor amigo era la felicidad infinita.
—Dile que me estás haciendo un striptease— El rió con fuerza y se llevó una mano a la barbilla.
—Tengo una mejor idea— Espere sus palabras, sus ideas eran las mejores de todas y yo un fiel seguidor de ellas. Sin importar que fueran —¿Que tal si te hago un striptease?— Nos quedamos en silencio por unos segundos, mi mente peleando con su misma.
¿Lo decía en serio? ¿O estaba bromeando? Era difícil de diferenciar la línea en ese punto.
—¿¡Lo estás pensando!?— Me gritó con fingida molestia. Se levantó y abrió la puerta de mi habitación mientras reía.
—¡Hola! ¿Por qué tardaron tanto?— Jeno entro con unas bolsas y fue directo a guardarlas en su valija casi lista.
—Renjun quería convencerme de hacerle un baile caliente—
—¡Idiota!— Quise golpearlo por hacerme caer en una de sus bromas.
Una y otra vez caería en sus juegos, no importa lo astuto que pudiera yo ser. Donghyuck encontraría la manera de molestarme de una forma u otro.
—Pueden hacerlo una vez yo me retire— Jeno cerró su equipaje y tomo la manija para cargarla con una mano.
—¿Te vas ahora?—
—Si. Mis padres están esperando afuera— Miré a Donghyuck y luego al armario, intentando hacer que comprenda mi mensaje.
Nos despedimos de Jeno con un saludo y por fin Haechan se digno a preparar sus cosas, en unas horas llegarían sus padres a buscarlo y aún no había guardado sus pertenencias. Quedamos unos minutos en silencio, solo el sonido de las cosas moviéndose de un lado a otro.
Fue en un momento cuando se giró a verme y sus ojos parecían querer decir algo, pero sus labios no se animaban.
—¿Que sucede?—
—Nada— Suspiré. Era algo serio, siempre hacia lo mismo.
—Dilo, sabes que no te voy a juzgar—
—Hay algo que habita mi mente desde hace tiempo, tu ya lo sabes, pero creo que debemos decirlo en voz alta— Lo mire con dudas, no entendía a que se refería.
—¿De qué hablas?— me levanté hasta quedar frente a él, sosteniendo su rostro con cautela. Debía darle confianza para que pudiera decir aquello que tenía dentro.
—Renjun. Tú me gus— Lo besé.
Era una estupides, pero debía callarlo. Si lo decíamos en voz alta, todo cambiaría. Lo haría real y si esto que teníamos se convertía en algo tácito, significaba que debíamos hacer algo. No iba a permitirme empezar algo con el cual tendría un riesgo de lastimar su corazón, ya había hecho que Jaemin se alejara por mis conductas, no podría darme ese lujo con Donghyuck.
—No lo digas— Respire sobre sus labios. Rogando que no lo dijera.
—¿Por qué?—
—Si lo dices, debo darte una respuesta y esa respuesta podría cambiar todo a nuestro alrededor— Abrí los ojos y me encontré con los suyos cerrados. Respiro profundo y los abrió.
—¿En que cambiaría?—
—Nuestra relación cambiaría de nombre, no seríamos amigos—
—Sigo sin entender— Él se acomodó en mi cama y yo lo seguí, sus ojos siempre fijos en mi —¿Sería negativo o afirmativo?—
—Demasiado afirmativo para dejarlo pasar— El sonrió y sentí como el sol empezaba a mostrar el reflejo de la luz de aquella sonrisa.
La navidad dentro de la universidad no era tan triste como había pensado en el primer año. Las personas que se quedaban en esas paredes eran divertidas y siempre encontrarían la forma de hacer las festividades un tiempo para reírse y disfrutar. Olvidando la nostalgia de querer estar en casa durante esos días.
La familia de mi madre no era creyente así que no festejaban la navidad, la de mi padre lo eran lo suficiente para hacer de ese día una fecha más especial. Es por eso que en casa era una mezcla de sensaciones, así como las diversas formas de festejar que tenían las diferentes personas.
Mi favorita era la de Donghyuck, siempre alegre en esos días. Buscando cualquier excusa para llamarme y desearme una feliz navidad, dejarme escondido un regalo en mi armario donde anteriormente estaban sus prendas. Pidiendo que no abra el paquete hasta que sea la hora para hacerlo. Haciendo una videollamada para que salude a su familia y recordándome que llame a mi madre para decirle cuánto la quiero.
Pero al hacer esa llamada, recibí las palabras que nadie más querría escuchar.
«Tu madre está muy enferma, no sabemos si pueda resistir más tiempo»
Tome mis ahorros y comencé los papeles para buscar una información, debía tomar una decisión. Tenía el dinero suficiente para tomar un avión hasta china y cuidar de mi madre, pero si lo hacía significaba quedarme en mi país natal sin saber cuándo podría volver.
—¿Que vas hacer?— Mark también se había quedado para las fiestas. Yo mire otra vez los papeles y tome una decisión.
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