LA MUESTRA DE AMOR
—¿A qué habéis venido?
Tras descubrirnos, Rebeca nos ha invitado a pasar. Estamos desayunando en la enorme cocina de la antigua casa de Bibiñe y su marido. Las estancias que hemos visto hasta el momento —la entrada, el salón y la cocina— están impecables, algo que no me sorprende. Sé lo maniática que es Rebeca.
—Está todo muy limpio —cambio de tema.
—Aún queda mucho por hacer.
—Pues tendrías que ver nuestra casa... —compara Maria.
—Sí. Ya la vi. ¿A qué habéis venido?
—Pues... Hemos venido a... —Bajo la vista, no me atrevo a mirarla a los ojos—. Siento mucho lo de tu abuela.
—¿Habéis venido a darme el pésame?
—Y de vacaciones —comenta Verony mientras come una tostada con mermelada y mantequilla.
—¡Vero! —Niego con la cabeza y me dirijo a Rebeca—. Hemos venido a apoyarte.
Ella alza las cejas, pero no dice nada, por lo que continúo:
—Te lo prometí a ti y... a tu abuela.
Me mira fijamente. Espero haber ablandado su corazoncito, pero el golpe bajo que está por soltarme deja claro que he fracasado:
—¿Y a cuántas más has apoyado?
—Oh, eh... Rebe, siento mucho lo de Claudia. ¡En serio!
—Eso dices. —Se muestra cabreada, y Maria no puede callarse:
—¡Venga ya! ¿En serio sigues enfadada por eso? A ver, chica, es verdad que Andrés se lió con una amiga mía —aunque parezca mentira, así se refiere a Claudia—, cuando creía que tú pasabas de su culo, pero también es verdad que la dejó a medias solo porque quería coincidir contigo en el ascensor. Y eso que no sabía si te presentarías. Nuestro Andresote —me señala con el cuchillo de la mantequilla— solo tiene ojos para ti. Me ha taladrado la cabeza con lo maravillosa que eres durante semanas. Si no te lo crees, mira dónde coño estamos. Hemos tenido que hacer toda una gincana para llegar hasta ti. Es la muestra de amor más bonita que he visto en mi jodida vida.
—Sí que es bonita, sí —interviene Verony—. No mejor que la de Richard Gere, declarándose sobre una limusina y decenas de palomas alzando al vuelo, pero...
—Pero ella tampoco es Julia Roberts. —Insiste—: Hemos recorrido la hostia de kilómetros de madrugada porque Andresote quería darle apoyo. ¡Ya ha demostrado su amor!
—¿Amor...? —musita Rebeca, sonrojada.
—¿Amor? ¿Amor? —se burla Maria con voz gangosa—. ¡Claro que amor! ¿O crees que hace esto por todos los vecinos? Venga, si hasta se ha olvidado del examen de Tecnología y Educación por ti —creo que se refiere al de Psicología de la Educación.
—Yo... —Rebeca no sabe qué decir.
—Tú... puedes mandarnos a la mierda, y nos iremos con la cabeza bien alta. O puedes abrir los malditos ojos y disfrutar de esta joya. —Maria se estira y me da un beso en la frente—. La última palabra es tuya, Rebe. ¿Qué nos dices? ¿Nos piramos? ¿O espabilas y disfrutas de Andresote?
Rebeca se quita las gafas, las apoya en la mesa, y bajo tanta presión no puede evitar que sus labios se dobleguen y sus ojos se humedezcan. Va a llorar.
—¡Rebe! —Me acerco a ella, hasta que alza la mano y me detengo.
—Andrés... —Temo que me mande a paseo, pero me sorprende—: Te he echado de menos.
Se levanta y me abraza. Me quedo petrificado durante un par de segundos, y la agarro con todas mis fuerzas. Mis dedos se aferran a su enorme sudadera, perdidos bajo su enredado cabello.
—Y yo a ti, Rebeca —consigo susurrar—. Y yo a ti...
Ahora el que llora soy yo, aunque creo que a ninguna de las presentes le sorprende. Tener a Rebeca entre mis brazos y saber que ya no está enfadada espanta los miedos que durante esta última semana tanto me habían atormentado.
—¡Qué bonito! —Maria aplaude, y Verony sigue comiendo:
—A mí las escenas románticas me hacen un agujero en el estómago —se justifica, y se dirige al mueble de la cocina—. ¡Ay! ¿Esto qué es? ¿Chocolate en polvo?
Rebeca aclara:
—No. Es mi amuma.
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Jajaja Bueno... Y así... Arranca el maratón final. Contará con 8 capítulos más.
¿Preparados?
Os dejo la foto de Budy, un nuevo miembro de la familia, en manos de mi cuñi jeje Porque el final de 69SCP también se celebran con mascotas ;)
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