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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑

Ezequiel se quedó congelado en medio de la plataforma al ver a Clay retroceder, tirando de sus hermanos hacia atrás, y esconderse entre las escaleras. Su piel pálida, moribunda y su falta de cabellos, junto con sus ojos hundidos y sus pómulos marcados, su cuerpo esquelético solo pudo estremecerse. Ezequiel supo en ese momento que ya no podía avanzar, tampoco retroceder, y se atrevió a subir los ojos lentamente hacia donde Traz estaba durmiendo... Sus ronquidos habían dejado de resonar por todo el lugar. Su pestilente aliento de muerte estaba cerca...

Ezequiel solo tenía una opción si realmente quería seguir con vida y no morir en las fauces de aquella bestia, aunque claramente su destino ya estaba marcado a partir del momento en que se cortó la palma izquierda al arrastrar su mano por la barandilla en vez de moverla... Fue un error... Un error fatal...

Un aullido que parecía más el lamento de miles de almas moribundas en descomposición agonizando por el dolor, resonó alrededor de toda la prisión como si fuera lo último que sus oídos escucharían antes de su partida.

Clay sujetó a sus dos hermanos bajo su cuerpo, posicionado defensivamente por encima de ellos, recostados en aquellas chirriantes escaleras que previamente habían subido para llegar hasta allí. Sujetó la cabeza de su hermana contra su pecho para que esta no viera nada... Y agarró con sobreprotección a su hermano Bechter para que tampoco viera nada...

Otro aullido resonó en toda la prisión. Clay alzó la cabeza al escuchar como el metal crujía, lejos de tratarse de la destrucción de todo el lugar, Ezequiel luchaba por su vida. Corría por la pasarela, el metal crujía ante sus pies descalzos congelados. Sus huesos crujían, estaba profundamente agarrotado, y aquello provocaba que cojeara. Traz aulló por tercera vez, y Clay lo vio descender de los cielos, y no como una figura digna de ser una clarividencia... Era un demonio... Una masa compacta negra de cadáveres blancos y color hueso, con una cara oscura, una cabeza de esqueleto negra gigante, desproporcionada, la criatura era monstruosamente enorme... Era una bola, sin brazos ni piernas, que se arrastraba en una rotación de su cuerpo, mientras que su cabeza continuaba de una misma orientación... Tenía una enorme cola ósea, con el final de mazo y pinchos... Bajo aquellos ojos brillantes de color blanco, meros puntos que mostraba toda su vida de pecado de forma efímera... La boca del esqueleto negro era un agujero negro plagado de dientes gigantes y afilados, entre sus fauces había restos de víctimas y No Muertos que en perecieron en sus fauces y aún no se habían descompuesto... Aquella bola compacta de cadáveres tenía un par de alas de huesos, igual que la cola, era una criatura tan monstruosa que Clay sintió náuseas y un horror inexplicable recorrer su cuerpo. Sus alas tenían membranas: la piel de sus víctimas; estaba llena de sesgos y roturas...

Sus aleteos iban seguidos por gemidos, el dolor de las víctimas, las grietas y el sufrimiento se marcaba en las caras momificadas de los cadáveres... Eternamente con la boca abierta en una infinita "O".

- ¡HEARST! ¡TE QUIERO!- el eco resonó vivamente por toda la prisión de Alca, e inmediatamente resonó otro aullido...

Y ese eco solo fue acompañado de un nuevo grito de misericordia y sufrimiento... Clay estaba congelado, totalmente congelado en aquella posición, y su cabeza, que había sido incapaz de ver como Traz se abalanzaba sobre Ezequiel, se levantó una vez más, viendo a Traz alzar el vuelo una vez más, sus fauces esqueléticas se movían con crujidos... Hearst sollozó, pero Clay evitó que el eco del lugar captara la atención de aquella bestia. Traz volvió al techo, y se posó momentáneamente sobre él. Extendió sus alas y un aullido ensordecedor hizo temblar toda la prisión de Alca... Y varias tejas y parte del tejado se derrumbaron ante aquel grito.

Alca estaba despierto... Ya no tenían oportunidad de volver a su celda, pero tampoco tenían oportunidad de moverse sin ser atrapados... Clay notó su cuerpo tenso y pálido... Miró a sus dos hermanos y sus manos temblorosas apoyadas en el suelo... Su vista se nubló de forma repentina, y después de unos segundos un par de lágrimas cayeron sobre la madera...

Hearst y Bechter se lo quedaron mirando... Clay inspiró y se limpió los ojos. Tenía que ser fuerte por sus hermanos, no podían verlo en un momento como aquel. Ezequiel fue su mejor y único amigo... Desde que nació prácticamente estuvieron juntos aunque no en la misma celda, y solo en los momentos en los que Traz aullaba era cuando ambos temblaban y trataban de olvidar la existencia de aquella monstruosa criatura...

- Voy a hacer de señuelo... Atravesad la pasarela lo más silencioso y rápido que podáis...

Ambos hermanos palidecieron al escuchar aquellas palabras, de hecho, Bechter negó con la cabeza, zarandeos violentos y casi dramatizados hasta un punto superior. Hearst se quedó en silencio.

- Los tres o ninguno.- Clay se mordió el labio y subió los ojos hacia Traz.

Aquella monstruosa criatura estaba observante, y parecía ser consciente de su presencia, porque sus ojos blancos y su calavera negra estaba totalmente encarada hacia él de forma escalofriante... Lo estaba retando, lo estaba controlando, lo estaba observando... Traz lo perseguiría hasta la muerte y puede que incluso sus hermanos corrieran su mismo destino si realmente no era capaz de defenderlos. Clay sintió sus manos temblando una vez más, y miró a sus hermanos...

- Ahora o nunca...- susurró.

Hearst y Bechter se mostraron asombrados por su determinación repentina, pero asintieron. Confiaban en su hermano mayor... Clay apoyó sus manos en los hombros de sus hermanos, y subió los ojos hacia Traz una vez más, parecía jadear, estaba hambriento, estaba deseoso, sus alas estaban tensas. Estaba totalmente preparado para asaltarlos en tal que cualquiera de ellos estuvieran a su alcance... Clay miró a su hermano, después a Hearst, y apartó sus manos de sus hombros.

- Bechter, tú por delante... Hearst, tú detrás de mí... Compensaremos el peso y atravesaremos la pasarela al mismo tiempo...

- Traz nos está vigilando...- advirtió Hearst.

- Lo sé...- susurró.- No vaciléis... Traz no va a tener piedad...- negó lentamente con la cabeza.- Pero nosotros tampoco...- se agachó lentamente para sujetar un trozo de cerámica... Bechter comprendió sus intenciones y asintió con la cabeza repetidas veces.- Es el momento...- susurró en bajo.

Bechter tomó la iniciativa... Clay fue detrás de él, sujetando la mano de su hermana pequeña, la cual tenía las piernas temblorosas. La adrenalina estaba muy marcada en los cuerpos de los tres, y había cierta desconfianza en que aquel plan fuera a salir de forma exitosa... Clay tenía bien clara una cosa... Si Traz no vacilaba, y si tenía oportunidad de hacerlo... Empujaría a Bechter hacia delante y empujaría a Hearst hacia atrás... Él se sacrificaría, pero sus dos hermanos tendrían el tiempo suficiente para recorrer toda la pasarela y escapar...

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Aquí las opiniones del capítulo --------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1183 Palabras]

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