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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟎

El cielo resplandecía o al menos eso parecía por lo intenso que brillaba la luna a pesar de estar totalmente cubierta de nubes. La noche caía sobre su cabeza, sus músculos y la falta de piel provocaba que se estremeciera con un movimiento desagrado, y el poco olor que fue capaz de captar se inundó de un olor salino que le hizo abrir sus cuencas con sorpresa.

Hearst estaba maravillada con todo aquello que observaba y veía el mundo desde las alturas, sobre el lomo de Sharxor era simplemente inimaginable. En menos de un par de aleteos se encontraron rodeados de naturaleza, de un bosque eterno y un mar infinito a lado y lado. Se detuvieron en unas islas que eran como unos peñascos, no sabía dónde estaban, pero prácticamente había dejado de ver algo dado al anochecer. Presuntamente por ello estaban aterrizando, también porque posiblemente Sharxor estaría agotado de su batalla contra el dragón rojo, Tuskdeus.

La joven Mowet se bajó delicadamente de su lomo, casi dejándose caer por un tobogán de membrana que eran sus alas, y se puso en pie mientras el infame dragón negro la observaba tomando distancia para posarse sobre sus cuatro patas, relajó su postura, y un brillo morado inundó aquellas islas y el oceano eterno. Hearst tuvo que cubrirse los ojos dado a lo mucho que aquella luz cegaba sus ojos, y cuando pudo volver a abrirlos, sus ojos se abrieron en shock.

- ¿Puedes volverte humano?

- Humanoide...- corrigió sonriendo amablemente.- Igual que Scarfire Tuskdeus...- emitió con resentimiento y ferocidad.- Él y sus dracomantes sellaron mis poderes antes de que pudieras liberarme...

- Lo siento... Debí ser más rápida... Mi hermano no... No me dejó hacerlo...

- Lo entiendo, Hearst...- se acercó a ella, su imponente estatura la superaba por muchísimo, de hecho, apenas le llegaba a la base del pecho, él era muchísimo más alto que ella, tal vez alcanzara los dos metros, y ella apenas llegaba al medio metro, se sentía muy intimidada, pero al mismo tiempo muy recogida por su presencia y protegida por su mirada.- No estaba echándote la culpa...- sujetó una de sus manos y acarició su dorso amablemente.

Su piel oscura estaba llena de escamas, sus manos tenían una tonalidad morada y conforme más cerca de las puntas de los dedos, más brillante era el morado, hasta casi ser luminiscente. Tenía marcas por todo su cuerpo que parecían ser tatuajes, pero tenían el mismo tipo de figuras y constelaciones que tenía el libro, asumía, pues, que eran parte de su maldición o su sello que lo mantenía atrapado.

En su cara, de forma vertical desde la barbilla atravesando su ojo izquierdo había una de esas marcas, era como una línea que atravesaba todo su rostro. Este ojo brillaba en un morado más intenso que el otro, daba una extraña sensación de heterocromía, pero en realidad los dos ojos eran morados. Su expresión endurecida con los colmillos tanto superiores como inferiores marcados y sobresaliendo de entre sus labios. Además de la marca vertical y las dos marcas cicatrizadas que sobresalían de su barbilla como si fueran un arañazo de algún tipo, no tenía muchas más cicatrices, aunque estas sí estaban presentes en su cuerpo, eran marcas de pelea verdaderamente interesantes y antiguas. No tenía orejas, sino que eran más las "orejas" de su forma de dragón, con pequeñas membranas que conectaban los extremos, y estas se movían a voluntad, pues hicieron un pequeño gesto de aleteo.

Llevaba grilletes de plata en sus muñecas, conectadas por una cadena que caía a los lados, pero sin rozar el suelo, tal vez no podía extender los brazos sin que la cadena le hiciera daño.

Tenía una tela que cubría desde su cintura hasta sus pies, esta tela tenía un color oscuro grisáceo y parecía tener un estampado ritual, con un degradado morado violáceo. En su torso tenía otra tela que parecía imitar una especie de croptop, pero la tela de uno de los lados era más larga, y escondía parte de su abdomen, de hecho, conectado a esta tela también tenía una cadena negra como la obsidiana, que relucía de forma majestuosa. Y sola presencia era imponente y majestuosa, y su cola se dejaba ver entre la tela de su cintura, se reposaba en el suelo con cierta elegancia y estaba relajada.

Hearst se lo quedó mirando maravillada.

- ¿Q-Qué estamos haciendo aquí?- preguntó tratando de volver a sus cabales mentales y no descontrolarse totalmente, en aquellos momentos no sabía ni lo que estaba pasando, ni lo que estaba haciendo, únicamente por ver su forma humanoide se había quedado fascinada. Era hermoso...

- Descansaremos, mañana te enseñaré algo...- Hearst lo miró emocionada.

- ¿El qué?

Sharxor emitió una risilla, la cual no sonó para nada maliciosa y de hecho, estaba genuinamente enternecido por la ingenuidad y la admiración que emitieron las dos palabras de Hearst.

- Magia...- susurró con tranquilidad.- Conozco tu ímpetu, y conozco tu entusiasmo... Seguro que tu magia es tan fuerte como tu alma...- Hearst sonrió emocionada, casi alzando los hombros por esto mismo, y se sintió casi como si estuviera volando en ese mismo instante.- Pero por ahora descansa, ya se está haciendo tarde...- ambos subieron su mirada hacia el horizonte, la luz se estaba apagando y las nubes que cubrían el cielo eran oscuras, pero no de tormenta. La luna había sido eclipsada por nubes más densas.

- ¿Podrás enseñarme magia, estando tu magia sellada?

- No toda la magia radica en la persona, algunas veces se usan catalizadores, y precisamente estamos en estas islas por ello... Pero mañana buscaremos el báculo del mar...

- ¿Qué es eso?- preguntó llena de curiosidad.

Sharxor la guió hacia el interior del bosque, hasta que encontró un pequeño claro recogido por las copas de los árboles y pudo reunir algunos troncos caídos cercanos.

- Un artilugio que te permitirá usar la magia...- musitó mientras se arrodillaba ante el claro y empujaba algunos troncos de madera para reunirlos en el mismo lugar, así como formar un círculo de rocas.

Hearst sonrió con emoción, este gesto también dibujó una sonrisa en Sharxor. Después de encender una hoguera. Hearst pudo acurrucarse contra el cuerpo del dragón, el cual, una vez en su forma dragón una vez más, la cubrió con una de las alas para que el rocío de la noche no cayera sobre su cuerpo, y que el calor del fuego no se escapara tan fácilmente.

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Aquí las opiniones ---------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1092 Palabras]

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