𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟓
En el mismo momento en el que el libro se fundió en cenizas, los símbolos que había en el libro flotaron inicialmente como constelaciones en el cielo, y al mismo momento, salieron disparadas hacia el cuerpo de Sharxor. Todas y cada una de ellas se incrustó en su cuerpo hasta fundirse con su piel.
- ¡NO!- gritó Scarfire.
- Perdiste...- repitió una vez más, y se puso en pie.
En medio del éxtasis de la emoción, sus palmas empezaron a brillar con fuerza y las constelaciones que tatuaban su cuerpo brillaron con muchísima intensidad. No eran cicatrices, sino que eran su esencia y su fuerza, su verdadera fortaleza. Sus garras brillaron y chispas eléctricas moradas rodearon su cuerpo, concentrándose en sus manos y su sonrisa pérfida aterrorizó a Scarfire, quien solo pudo retroceder arrastrándose por el suelo. Rostian estaba jadeando, apenas podía respirar, se había llevado las dos manos al pecho y a la garganta, estaba jadeando todavía más. Scarfire, con los ojos inundados de lágrimas se giró una última vez hacia Sharxor, este torció el gesto y sus ojos se iluminaron.
Lo apuntó. Y sintió su cuerpo inmovil, tanto como su corazón, sus pulmones, su aliento, y su mano se extendió para sujetar la de Rostian. Este apenas podía respirar, su piel se estaba poniendo blanca por momentos.
Hearst vio horrorizada esta escena. Dejó caer el báculo para cubrir su rostro y su boca, ese eco provocó que las garras de Sharxor se destensaran y se girase de inmediato hacia la joven. Sus ojos perdieron el brillo, sus manos, de hecho, sus garras, dejaron de brillar y la mirada se volvió pacífica. Se acercó precipitado a ella, subiendo uno de los escalones y arrodillándose ante el siguiente. Sujetó una de sus manos, apartándola de su rostro...
- Lo hiciste bien, pequeña...- susurró con una gentileza impresionante.- No llores...- pidió extendiendo su mano libre para deslizarla por su pómulo con un cuidado y un cariño sin precedentes.- No llores, por favor...- susurró, extendiendo sus brazos para rodearla y abrazarla.- Lo hiciste bien, ya está...- susurró.
- I-Ibas a matar a—
- No lo haré...- susurró como si fuera una promesa.- Vámonos, encanto... Te prometo que no les haré daño...
Hearst se frotó los ojos, sus cuencas hundidas destilaban lágrimas sin cansancio, y Sharxor volvió a apoyarla contra su cuerpo. Se alzó y la cargó en brazos, casi como una niña pequeña, la sobreprotegió como una...
Todo dejó de temblar en ese mismo momento. Rostian seguía sin poder respirar adecuadamente, y Scarfire aún estaba consternado por su parada cardiorrespiratoria. Pero poco a poco se recuperaba, y pudo arrastrarse lentamente hasta el costado de Rostian. Las puertas de la biblioteca se cerraron con un portazo tras la furtiva mirada del dragón negro, amenazador y mortífero. Rostian se dejó caer contra el pecho y hombro de Scarfire, y este apenas pudo hacer otra cosa que intentar recuperar el ritmo de su respiración, sintiendo su corazón sumamente alterado.
Fueron al menos veinte minutos necesarios para poder empezar a sentir su cuerpo. El entumecimiento se había calmado. Pero no del todo. Sebaque, Maeva y Evaría se hicieron lugar a través de la puerta, los tres precipitados y pálidos. Al verlos tan afectados y con dificultades respiratorias, además de los rasguños y las heridas que Scarfire tenía, no hicieron otra cosa que alarmar todavía más a Evaría.
- ¿¡Qué ha pasado!?- exclamó la rubia arrodillándose ante Tuskdeus.
El dragón rojo emitió un suspiro y agarró más fuerte la mano de Rostian, este correspondió. Se quería asegurar de que este estuviera bien igual que él.
- Sharxor ha sido liberado...
- Lo llamaste Dralilac...- susurró Rostian aún contra su hombro.
- Lo sé...- susurró ahogado.- Dralilac Sharxor...- ahogó su voz y carraspeó para aclarar su garganta.- Que poco oportuno...- susurró.
- ¿Dónde descubriste ese nombre? ¿Y por qué te creíste sus mentiras?
- Hubo una época en la que fui joven e ingenuo como Hearst lo es ahora...
Y con esas palabras, Rostian abrió los ojos en shock y se giró hacia Scarfire con los ojos fuera de sus órbitas. De hecho, Maeva, Sebaque (quien lo estaba curando) y Evaría estaban con la misma cara.
- Creo que voy a tener que explicar muchas cosas...- ahogó su voz.
Hubo un breve silencio, insistiendo en que hablase. Scarfire lo notó:
- Yo escribí ese libro mágico...- Evaría se arrodilló ante él con ambas rodillas, impresionada por la confesión.- Lo perdí en la última pelea que tuvimos, creí que después de sellar los poderes de Dralilac este dejaría de perseguirme y buscaría el libro, pero seguimos peleando hasta que bueno...- acarició sus antiguas cicatrices con pesar y nostalgia, era evidente que en aquella pelea de dragones fue donde las obtuvo.- Los habitantes de Mesina lo encontraron, aparentemente, y lo consideraron una reliquia...- murmuró pesadamente.- Sica infestó Mesina con Etsep y Ware me impidió poder obrar para encontrarlo... La paz impuesta y el equilibrio perpetuo entre las especies de Libra tampoco me permitió buscarlo...- sus heridas fueron restauradas, Sebaque apartó sus manos, y las dirigió hacia su hermano, el cual apenas eran rasguños, más bien era el agotamiento por la presencia tan imponente de Sharxor.- Lo localicé por los rumores de que Mesina, los traidores, tenían el libro bajo su poder; y te pedí que lo sellaras para que nadie pudiera destruirlo...- se enderezó un poco, sus manos temblaban un poco, él sabía que era por miedo.- Pero esa niña tiene mucho más potencial del que pensaba que podría tener... La subestimé...- dejó caer la cabeza contra una de las estanterías, con pesar.- Lo que nos faltaba...- suspiró.
Rostian sujetó la mano del dragón rojo, este suspiró. Apartó su mano, negó con la cabeza lentamente.
- Ahora mismo no lo merezco.- susurró.- Debí habértelo dicho.
- No tienes que sentirte avergonzado de haber confiado en ese manipulador sin corazón...- el de escamas rojas se giró lentamente hacia Rostian, al menos solo la cabeza.- Eso no va a hacer que deje de sentir lo que siento por ti...- Scarfire suspiró.
- Gracias...- susurró.- No lo merezco, pero gracias...- Rostian sonrió un poco y sujetó de nuevo su mano, aquella vez más como apoyo, que no por otro motivo, y esto también dibujó una tenue sonrisa en Scarfire.
- Tuskdeus...- susurró Evaría captando la atención del dragón rojo.- ¿Qué vamos a hacer ahora que los poderes de Sharxor se han liberado y tiene a esa chica tan poderosa a su favor?
- Solo podemos confiar en que Clay y Bechter lleguen a tiempo para alertar a los protectores...
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Aquí las opiniones ---------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1106 Palabras]
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