Capítulo único
El tiempo estaba calmado por ahora, pero no tardaría en volverse peligroso, pues una mariposa había sido liberada desde el tarro en el que desde oruga había sido criada y ahora se daba el inicio del tan conocido...
Efecto mariposa...
Un efecto en el que a partir de algo tan frágil, ligero y hermoso como el vuelo de este insecto... Todo acaba siendo un desastre al finalizar su corta vida.
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- Princesa...- murmuró el joven de rubios cabellos armado con un martillo guardado en una especie de vaina en el que no tenía que llevarlo a cuestas, simplemente guardado en caso de necesitarlo, pero eso no era necesario en palacio, la seguridad era máxima en ese lugar y más cuando había visita de otros reinos.
Los ojos bellos y azulados de la nombrada se unieron con los suyos con un gesto amable y sutil. Su rostro estaba descubierto por completo, algo poco usual en ella, algo que solo él tenía el placer de ver dado a las relaciones de amistad íntimas que ellos dos compartían además de la relación de protección que tenía el paladín asignada.
- ¿Sucede algo malo, mi paladín?- su voz tenía un timbre especial, perfecto, una voz dulce e inocente que acariciaba tus tímpanos al oírla, pero ambos sabían perfectamente que en el fondo no era así, bajo toda aquella capa de maquillaje y esa sonrisa perfecta, se escondía una mujer muy especial, astuta e inteligente, que no pasaba nada por alto, puede que aquellos ojos simularan fragilidad, pero ella tenía mucho más poder y puntería que muchos de los que allí se encontraban garantizando protección al palacio.- ¿Alguien reclama mi presencia? ¿Los reinos ya finalizaron su visita con el Gran Mago?
- No, no, no se preocupe por esas cosas. Todo está perfecto. Simplemente necesitaba saber si usted está bien, estuvo muy callada el día de hoy, además de que no saliste a pasear por los prados como cada día, ¿Sucede algo con usted? ¿Algo la preocupa?- su mirada se volvió sería y después una ligera sonrisa se curvo en sus labios de forma que confundió aún más al rubio.
- siempre tan hábil y observador, Leo...- hacía tiempo que no lo llamaba así, sonrió ligeramente para sus adentros, en serio, esa forma de decirlo salido de sus labios le encantaba, no sucedía con nadie, solo con ella, solo le gustaba tanto cuando salía de los labios de su princesa- realmente si, sucede algo que me tiene preocupada...- los ojos azules del joven paladín se encontraron con los suyos con preocupación de nuevo, pero ahora con mucha más que antes.
Se acercó y recostó la cabeza en uno de los hombros del paladín, eso lo hizo sonrojar al máximo y mirar alrededor procurando que nadie confundiera esas acciones como golpe de revelación o alguna cosa por el estilo, podría jugarse la cabeza por esas acciones tan repentinas de parte de la princesa, pero no iba a negarlo, no quería que se alejara de esa cercanía, pero no podían estar así
- pri-princesa... Yo... Debo suplicarle...
- lo sé, esta cercanía hacía mi no se te está permitida...- sus delicadas y finas manos enguantadas se apoyaron en el pecho del joven- mi situación es estresante y necesito un momento informal con alguien con quien confíe...- su voz se notaba quebrada y desesperada, sus ojos temerosos no dejaban de cristalizarse con temor. Eso hacia que el corazón del podré paladín sufriera al verla así, en ese estado.
- siempre puede confiar en mí, princesa...- murmuró seguro, pero temeroso al mismo tiempo, ella sonrió sin reales ganas de querer hacerlo y delicadamente se llevó uno de sus dedos para limpiar sus ojos aguados por las angustia que sentía.- ¿Que le sucede?
- Acompáñame joven paladín, no deseo ser escuchada por otras personas...- lo miró velozmente y sus ojos se volvieron ligeros y amables, con un gesto sutil en su perfil y delicadeza habitual en sus gestos, en el fondo pudo ver algunos malicioso y tierno, pero decidió no darle razón a ello.
- por... Por supuesto...- tan solo siguió el paso de su señora con el protocolo habitual, unos pasos por detrás de ella sin perderla de vista y con la mano cercana al arma en caso de ataque, igual que su mirada puesta en el frente sin perderse un solo detalle de nadie, una emboscada siempre podía ser un plato principal posible tal y como estaban las cosas actualmente en el reino y como a la princesa no se le permitía ir armada en palacio debían ir los otros armados en su lugar.- Perdone mi atrevimiento, princesa, pero... ¿Tan grave es para necesitar la ausencia de la gente?
- así es, mi querido paladín...- esa sonrisa.
Una ligera sonrisa se curvó en sus labios de forma graciosa y gentil, tanto que se la dedicó y todo. Sonrió de vuelta pero de manera tímida. Además, lo llamó: "querido", eso ya era motivo se sentirse estimado y valorado, y si es la princesa entonces ya puedes sentirte en el mismo cielo.
Los aposentos de la princesa le estaban estrictamente prohibidos por alguna razón en particular de intimidad hacia la misma, pero al entender que aquella hermosa rubia le insistía en entrar le atemorizaba, primero, porque no quería desobedecer a su princesa, pero tampoco quería romper el protocolo que le habían obligado y prometer no romper por nada, pero siempre debía hacerle caso a la princesa del reino, después de todo era su paladín... Pero no podía romper el protocolo... Era un dilema existencial del cual no podía salir...
- No puedo, yo... No lo tengo permitido, no puedo romper una ordenanza, podrían matarme, yo...- la rubia lo tomó del brazo con un giro rápido de muñeca y tiró de él hacía dentro para que se callase y dejase de balbucear cosas para llamar la atención de los demás sirvientes de palacio.
- lo que suceda ahora contigo cae bajo mi propia responsabilidad, yo soy quien te ha dado el permiso de entrar y como mi paladín, tu debes hacerme caso a mí, ¿Te queda claro?- esa mirada con el ceño fruncido por no obedecer hacía que sus ojos y sus pestañas perfectas ocultasen sus zafiros en los ojos y que un dolor en el pecho del rubio y que quedase apoyado en la puerta cerrada de los aposentos encogido y mordiendose el labio por dentro mientras mantenía la mirada agachada con vergüenza ante la leve riña que le había dado la princesa, nunca había recibido tales palabras en ese tono de su parte.
La mueca de la mujer cambió al ver la mirada avergonzada del menor y casi al borde de las lágrimas, eso la sorprendió mucho, no sabía que Butters era así de sentido o sensible con las palabras, jamás lo había visto así, siempre era serio o sino con una gran sonrisa en sus labios, pero jamás lo había visto tan triste o intimidado hasta el punto de llorar
- ¿Mi paladín?- murmuró en bajo- ¿Leo?- al no recibir respuesta después de esos dos nombres, cosa que no le molestaba, pero simplemente la hizo sentir culpable por lo que dijo y como lo dijo, no había medido sus palabras ni su tono o sus formas- Oh, Leo, lo siento mucho...- acto seguido la cercanía de la princesa sobre pasó los límites, no solo se apoyó en su hombro, sino que lo abrazó haciendo que un sonrojo cubriese el rostro del paladín en su completa totalidad.- lo siento mi pequeño Leo... Yo... No quería hacerte llorar...- tomó las mejillas del menor sin vergüenza alguna y limpió sus lágrimas con sutileza, atreviéndose a dejar un delicado beso en la frente del chico.
- yo...- no fue capaz de decir nada más, pues la vergüenza de recibir un beso en la frente de la princesa le atemorizaba al mismo tiempo que le gustaba y agradaba ese tacto. Además de ese "mi querido Leo" eso no ha la sonado para reconfortarlo, al contrario, sonaba con voz dulce y sincera de la verdadera, me refiero a que se refería a ese tono de más allá del informal, ese que no tenía permitido ella, ese que era casi como un tono prohibido para él, pero acababa de escucharlo.- lo siento por ser tan débil- habló tímido sintiendo como la princesa no se separaba de él, tembloroso llevó sus manos a la cintura de la mujer y, reteniéndose para no hacerlo, sus impulsos acabaron por abrazarla también. Haciendo que una sonrisa se curvase en sus labios y lo mirase al rostro, haciendo que la soltara inmediatamente pensando que iba a llevarse otra riña.
Todo lo contrario.
- No eres débil... Eres muy valiente, seguro e inteligente- sonrió tomando las manos del muchacho y dejándolas sobre su propia cintura para volver abrazarla o al menor rodearla de forma tímida- Además, no muchos tienen la suerte de abrazarme- sonrió de lado de forma algo maligna y dulce al mismo tiempo, ese mujer lo iba a volver loco, ¿Como podía causarle esos sentimientos tan extraños e inusuales en su pecho? Sus ojos brillaban de forma tierna e inocente, esa mirada que tenía cuando estaba contenta u orgullosa de algo o alguien, puede incluso que esa mirada escondiese algo más aparte, algo que no quería que se descubriera en su faceta formal y volvió a apoyarse en su hombro.- Te tengo mucho aprecio por protegerme tan de cerca y me siento orgullosa de ti por lo valiente que eres al ser capaz de interponerte entre un arma y yo... Por eso no quiero que te alejes de mi lado nunca- sus ojos azules deslumbraron con algo de perversión que pasó por alto ante los ojos del rubio, quien interpretó aquello como una simple mirada más de la rubia.
- No la dejaré nunca, princesa- sonrió formando pequeños hoyuelos en sus mejillas, ese gesto le dio una gran satisfacción a la mujer, tanta que le dedicó aquella sonrisa que tanto enamoraba a los jóvenes del pueblo, aquella sonrisa por la que tanto la adoraban, aquella sonrisa que podría mover el cielo y la tierra por obtenerla.
- Gracias mi pequeño paladín- a pesar de que el tamaño no estaba a su favor, puesto que el muchacho era más alto que ella, ese "pequeño" significaba cercanía, cariño y sinceridad.- confío en ti plenamente, Butters...
- ...- sus ojos se abrieron como platos al escuchar aquello, ¿Hacía cuánto tiempo no escuchaba ese nombre dirigido hacia su persona? Pero su sorpresa fue mayor al escucharlo desde la propia voz y de parte de la princesa, ósea, ¡La princesa! La máxima autoridad de la formalidad, seguridad y seriedad y que sin lugar a dudas ese mote o apodo era uno divertido entre los amigos o compañeros de su infancia cuando apenas era un niño, un campesino del pueblo y todavía no se había iniciado como guerrero, ¿Como había llegado esa información casi olvidada por él mismo a ella? Que él sepa no había nadie que conociera ese nombre más que los amigos que tenía de niño, bueno, amigos... Eran más bien personas que iban y venían, feriantes, trovadores, cantantes, personas que entretenían al pueblo una semana cada seis meses y que estos tenían hijos que jugaban con él debido a que nadie más quería jugar con él, a pesar de que eso estaba mal visto y muchas veces se había llevado regaños de su padre por ello.- ¿Como sabe usted...?
- Te conozco de hace mucho más tiempo del que piensas, pequeño...- sonrió ella con nostalgia acurrucándose entre los brazos del muchacho.- apenas era una niña, pero como todos los niños tenía un gran deseo por salir a jugar al aire libre, poder correr por el campo, olvidarme de mis deberes como princesa, tener amigos reales que lo fuesen por como soy y no por lo que soy... Conseguía escaparme de palacio menos de cinco minutos debido a la gran vigilancia que en él hay...- lo miró a los ojos con una leve sonrisa llena de recuerdos- uno de esos días te vi con aquellos trovadores jugando, todos a tu alrededor mirándote mal, pero tú ignorando aquellas miradas, jugando a las cartas en medio de la calle sentados sin importarte quien, que o como te miraban, estabas sintiéndote libre y feliz jugando a las cartas con ellos, y cuando los guardias que tenían que estar bajo mi vigilancia vinieron a por mí, todos salisteis corriendo por miedo a que la encarcerlaran por jugar juntos... Es por eso que siempre he pensado que eras un chico muy valiente, por el simple hecho de jugar con ellos sin importarte nada, por no juzgarlos por como o qué eran- Leo también recordaba aquel día en el que vio a la bella princesa heredera del reino con sus propios ojos y que ya no pudo evitar no pensar en ella y fue así como le dijo a su padre que quería ser guerrero y proteger a la princesa de todos los males, ¿Quién diría que lo conseguiría? Su padre se resistió en un principio, pero al ver la dedicación decidió ponerse en contacto con palacio y en principio fue como voluntario y al ver la seguridad y él no rendirse decidieron aceptarlo como oficial
- yo también recuerdo aquel día como si fuera ayer, fue mi último día como niño infantil y descuidado, porque decidí convertirme en guerrero y proteger al reino de los posibles males que pudieran afectarle- sonrió ligeramente con vergüenza al revelar aquello, especialmente porque lo hizo pensando en ella, ¿Quien iba a decir que se volvería tan próximo a alguien que admiraba de verla solo una vez? Alguien que pensaba que era inacercable, algo intocable, y allí estaba, apoyado en la puerta de sus aposentos y manteniéndola cerrada mientras la abrazaba y ella se apoyaba en su hombro, dejando que sus fosas nasales se deleitarán con el hermoso aroma de perfume de la princesa.
- es interesante saber eso, no esperaba que el pequeño bufón, torpe y algo despistado del pueblo, según fuentes de gran confianza, se convirtiera en la persona más cercana a mi por encima de gran parte de mis sirvientes de toda la vida...- ella era tan directa y perfecta que quería abrazarla con fuerza y no volverla a soltar, ¿Pero como se lo tomaría ella esa acción? No quería incomodarla o atosigarla, solo protegerla hasta que la muerte le impida lo contrario.
- ¿Sigo siendo el pequeño bufón, torpe y despistado de antes?- se atrevió a preguntarle con algo de vergüenza y un pequeño rojizo en sus mejillas.
Una pequeña y disimulada carcajada salió desde los labios de la mujer haciéndolo reír también. Ella tan solo se acercó a besar su mejilla dejando un punto de calor que estaba claro que no iba a lavarse nunca más por tal de no olvidar su tacto.
- no, para nada... No lo eres en absoluto- dijo ella sonriendo un poco- eres perfecto así como eres, al menos para mí...
- ...
Ella sonrió de lado y se separó de él, seguidamente tomó sus manos para separarlo de la puerta, aún sin soltar sus manos con delicadeza, pero con un firme y seguro agarre que no se iba a soltar con facilidad.
- Leo... Tenía una preocupación y quería hablar con alguien de forma informal, pero tu carácter, tus palabras y la nostalgia nublaron mis problemas- soltó una risilla- puede que lo hagas sin darte cuenta, pero eres más importante para mí de lo que piensas
- supongo que... Gracias...
Ella río un poco tapándose la risa con su mano oculta en el guante.
- Que tierno! Piensa rápido, Leo- y se lanzó a sus brazos como una niña pequeña, sin importarle que pueda pasar, quien los pueda escuchar o si Leopold iba a poder tomarla a tiempo antes de precipitarse contra el suelo o contra su pecho en un golpe algo fuerte.
- Pri-princesa...- y tan solo pudo recibirla en sus brazos haciendo que retrocediera y acabase tumbado en el colchón de la mujer, alzando una nube de aroma que embriagó sus sentidos dejándolo un poco atontado, pero que al saber dónde estaba un color rojizo se apoderó en su totalidad sobre sus mejillas. No le gustaban las intenciones que estaba teniendo ella, jamás se comportaba así, ¿Porque ahora sí? ¿Porque simplemente actuaba como si nada le importase? ¿Como si el vocabulario, las formas, las acciones o cualquier cosa no pudiese tener represalias? Dios, las princesa iba a acabar volviéndolo loco.- ¿Que le está pasando? ¿Porque se comporta así? Jamás le había sucedido esto a usted. No pensé que esto sería tan informal...
- solo haz como que no estamos en mis aposentos, no estamos en palacio, y todo esto que llevamos puesto ahora es un mero disfraz. Haz que somos dos infantes jugando a los caballeros. Así ya no importarán mis acciones, ¿no?
Butters se quedó callado por un momento y después sonrió un poco, asintió con la cabeza al ver sus ojos zafiros intensos y hermosos como siempre.
- ¿Pensándolo así no le importa que la abrace?- su mirada adoptó un abrupto cambio hacia una mirada algo perversa y maliciosa, pero esos detalles obvios en la mirada de la mujer pasaron por alto ante los ojos del muchacho, pero no antes los ojos de la mariposa que se había recostado sobre la ventana abierta de palacio, viendo como poco a poco se consumía el efecto de su vida y que, al morir, ese efecto llegaría a su punto máximo, y ambos serían meros participantes de un cruel bucle con un destino fatal. Ella se acercó de forma provocativa y dulzona acurrucándose los brazos detrás de la nuca del muchacho y él, con un poco de vergüenza y apartando la mirada evitando ver el sacrilegio penando que si no lo veía no estaba mal hecho, y la abrazó también de forma tímida, ella al notar esto deslizó sus manos hacia las del joven y las puso en su debido lugar para después abrazarlo ella y acurrucarse contra su pecho.
- pensándolo así... ¿No le importa a mí humilde y valiente paladín recibir un beso?- preguntó ella mirándolo enternecida por el cambio tan drástico que dio su expresión al escuchar sus palabras, sus ojos causaban una mezcla terror y felicidad que hacían pensar que el joven no estaba en su total cordura, pues desear sentir los labios de la mujer sobre los suyos, pero al mismo tiempo no quererlo era algo que contradecía la lógica de su mente.- tomaré su expresión como un bono neutro, no quiero incomodarte, Leo...- sonrió con un poco de burla por la épica expresión en el rostro de Leopold, la cual todavía seguía hecha un mapa.
- yo, emm... N-no me incomodaría...- los ojos dulces de la mujer, los cuales estaban perdidos en la ventana, viendo como aquella mariposa comenzaba a desfallecer, dando a entender que su muerte se aproximaba, se posaron sobre los suyos haciéndolo sorprenderse y retractarse de lo dicho, había sido una completa estupidez...- N-no quería decir, yo, emm... Lo siento, pri-princesa... No...
- ¿Quieres recibir un beso de mi parte?- le preguntó de forma directa, con una leve curvatura en sus labios con una sonrisa zorruna escondida en ellos.
- No deseo incomodarla...
Ella sonrió ampliamente por las palabras inocentes del muchacho y parpadeó moviendo sus suaves pestañas de forma delicada para darle un detalle obvio de que eso no la incomodaría jamás.
- No me incómoda, pero me gustaría recibirlo yo, después de todo, un primer beso debe ser así, no?
- ¿¡S-su primer beso!?- se retiró ante tocar con la cabeza la pared incómodo y alto intimidado por esas tres palabras, osea, no podía, ya estaba rompiendo las reglas de todas las maneras posibles al estar en los aposentos de la princesa, teniendo contacto con ella como un abrazo, estar hablando de forma informal con ella, y ahora robar tan descaradamente la virginidad de los labios de la princesa... ¿Que tipo de persona de era? Si alguien se enterase de ello... Oh, no, esto no podía ser bueno ni para él, ni para ella, y mucho menos para el palacio o la herencia o el matrimonio para unir reinos.
- He tolerado muchas conductas informales de su parte el día de hoy- habló con miedo- pero no puedo aceptar el robarle la virginidad de sus labios tan descaradamente, yo, solo soy su paladín... No puedo hacer eso...- negó con la cabeza tímido, ella soltó un suspiro y tomó las mejillas del muchacho de forma única y delicadamente.
- lo cierto es que tú tienes la razón ahora mismo, he obrado muy mal el día de hoy, pero deseo besarlo para hacer la gracia completa el día de hoy, nadie lo sabrá, será nuestro pequeño secreto- sonrió ella con un parpadeo de sus ojos haciendo que la ternura característica de la famosa princesa japonesa hiciese que un brillo repentino y atrayente la rodease, pero que tan solo causará una sonrisa suave.
- Esta... bien...- murmuró tímido tomando un poco de aire atemorizado por las acciones que iba a tomar ahora. Y atreviéndose a tomar las manos de la mujer de forma tan delicada que un leve sonrojo se apoderase de sus mejillas, cosa que la sorprendió a ella misma, no solía sonrojarse con nada.
Hasta que por fin sintió los labios de Leo sobre los suyos, haciendo que un revuelo de emociones se apoderase de ella y que se liberase del agarre de sus manos para abrazarlo por el cuello y profundizar el beso.
Al mismo tiempo que la mariposa daba su último aliento y caía de forma torpe precipitándose por la ventana puesto que ya no tenía fuerza para volar, y que al tocar el suelo de tierra del palacio, los labios de ambos muchachos se habían separado y que los ojos entrelazados hicieron que otro beso se iniciará, y después de ese otro más, cumpliendo con otra regla rota. Hasta llegar al límite de sentir dependencia por los labios de aquella mujer, pensando en ella sin descanso y sin poder parar de desearla como lo hacía y desear estar en otra o informal como aquella, cosa que se repetía constantemente, dado a que ella también empezó a sentir dependencia por los labios del muchacho y eso se había convertido en un mundo ideal, un punto culminante en aquel efecto mariposa...
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Se que hace muy poco que publiqué un Bunny, pero cuando la inspiración se me dispara no puedo cambiarlo :v
Se me ocurrió esto a partir de una imagen en verdad XD
Y no me pude resistir.
El efecto mariposa, para quien no lo sepa, es una teoría que envuelve el caos, tratándose de una especie de combinación con el efecto dominio y la rapidez del tiempo para el destino final de la situación predestinada.
En este caso, el amor imposible entre Butters y la princesa Kenny.
Por cierto, ante ese que venga el interesante de turno y me diga: "La princesa Kenny es hombre, Kenny vestido de travestí". Yo digo que en esta historia no, en esta historia es el Genderbend de Kenny ;-)
Osea, que si es mujer en esta historia XD
Bien, espero que os haya gustado y nos vemos en un próximo one-short o capitulo de historia
Bye~
By Ecchisforlife
[3853 Palabras]
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