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Luis giró los ojos hacia el moreno, este terminó con ello, seguía mojado, pero al menos no estaba empapado. Pasó una de sus manos por su cara para quitarse el pelo y lo miró con seriedad.
- Ahora mismo no quiero pensar en eso...
- Pareces una tía...- dijo Jara. Luis cerró el puño, pero el rubio emo lo detuvo inmediatamente.
- Es un hombre.- dijo con un tono gutural.
- ...
Jara se apartó un par de pasos, alzó las manos a los lados de su rostro.
- Ven.- siguió sujetando su muñeca, agarró sus botas y se dirigieron por el camino de tierra y arena hasta el barco.- Quítate la ropa y cámbiate.- ordenó.- Te enfermarás.
- ¿Con qué ropa?- Silver lo llevó hasta su camarote y revisó la ropa.
- De momento te dejo un par de sábanas para que te cubras hasta que tú ropa se seque.- Luis asintió con la cabeza lentamente.
- Luis.- los dos se giraron hacia la puerta. Paul, que solo llevaba el pantalón y estaba algo mojado, junto con el resto de la ropa en la mano, tenía su propia chaqueta en sus manos.- Ten... Cúbrete con esto...
- Gracias...- susurró tomando la chaqueta.
Varias horas después, aproximadamente al medio día, el azabache pudo sentarse en la borda y empezó a enrollar lentamente sus cabellos ya secos, con la chaqueta de Paul puesta, le quedaba ancha de hombros. Al terminar el moño, usó el pañuelo para cubrir todo el pelo, ató el nudo. Acomodó los bordes y suspiró pesadamente. Paul se sentó en la borda a su lado.
- ¿Cómo te encuentras?- Luis apartó la cabeza avergonzado.- Si te sirve de consuelo, te ves bien...- Luis lo miró con cierto desdén.- No es sarcasmo...- prometió.- Para ser el pelo de un pirata no está nada mal...- lo vio rodar los ojos.
- Tus intentos de ligar conmigo rozan lo patético.- Paul apretó los labios y bajó la mirada, aunque no parecía ser una rendición, simplemente se mordió el labio, suspiró pesadamente.- En general los intentos de tener una amistad conmigo son patéticos, no soy fácil de entender.
- Porque te cuesta dormir... y esas cosas... ¿No?
- Por muchas otras cosas además de eso...
Paul lo movió con el hombro contra su hombro, un movimiento suave, casi bromista, como si quisiera animarlo.
- ¿Cómo cuáles?
- Me meto en peleas físicas fácilmente...
- Ya lo vi con Emir...- se rió.
- Soy insoportable.- dijo con desánimo.
- Pues a mí me pareces bastante soportable.
- ¿Qué?
Paul se levantó y sujetó su brazo para que también se levantara de la borda. Pasó sus brazos por debajo de sus axilas y lo levantó con facilidad, no hizo muchos esfuerzos, lo volvió a dejar sobre el suelo de la cubierta.
- Eres soportable.
- ...- parpadeó con incredulidad un par de veces.
Y dibujó una sonrisa en sus labios.
- Eres un grandísimo idiota...- susurró negando lentamente con la cabeza.
- Te hice sonreír.- fanfarroneó.- Con eso me sirve...- sonrió de lado.
- ¡No me refería a ese tipo de "insoportable"!- exclamó intentando reprimir la sonrisa en sus labios.
Desde la madera del timón, justo al lado de las escaleras, el capitán estaba apoyado con más manos entrelazadas de forma estética, apoyando los avambrazos en la propia madera, una sonrisa recorría sus labios, pero era una sonrisa irónica. Admiraba la escena de los dos azabaches y giró la cabeza lentamente hacia el rubio oro cuando este caminó lentamente hasta su lado. En su caso solo se apoyó con un brazo en aquella madera.
- ¿Cuánto nos apostamos?- preguntó el más alto de los dos.
- Si no formalizan, follan o se besan antes de esta noche, puedes hacerme lo que quieras.
- ...- Kenai abrió los ojos en shock, y casi dejó caer la mandíbula por la sorpresa.- Hecho.
Silver sonrió.
- Si lo hacen, esta noche manejo yo...
La cara de Kenai cambió en décimas de segundo.
- ¿Qué? No.
- Ya aceptaste.
- Espera. No, no, no, no, no.- Silver se dirigió al timón.- Silver, no.
- Ya aceptaste.- repitió, pero aquella vez con sorna en incluso riendo entre dientes por la desesperación del rubio oro.- Así que asegúrate de que no gane la apuesta.
- No pienso hacer trampas para impedir que se besen. Pero tampoco pienso permitir que me—
El rubio más bajo sujetó su mentón, un poco demandante a decir verdad, y plantó un pequeño beso en sus labios al obligarlo a agacharse a su estatura.
- Aceptaste.- le sonrió y besó su frente.
Kenai hizo un puchero, acabó aceptando la derrota, y se maldijo a sí mismo por haberse precipitado en tomar su decisión. Se giró hacia los dos azabaches.
- ¿No hay forma de discutir los términos de ese contrato / apuesta?
- Nope...- sonrió de lado.
Alejarse del puerto y, ahora sí, emprender el camino por alta mar hacia el horizonte generó la fantasía en el imaginario colectivo de que posiblemente interceptarían barcos de invasores para evitar que la trata humana siguiera siendo la ley que imperaba en las aguas. Silver estaba totalmente en contra de la esclavitud, la forma tan cruel en la que el triángulo de Europa se había forjado por los intereses más puramente egoístas de tener el control absoluto del mundo... La forma en la que explotaban a la gente, haciendo que trabajaran de sol a sol... No era más que el reflejo de la ignorancia, de la crueldad, si fuera posible para ellos, lo cortaría de raíz...
Luis tenía curiosidad sobre las motivaciones de Silver a realizar aquellas acciones, también tenía curiosidad en sus orígenes puramente formales. Paul le había revelado cierta información, pero, no había desvelado nada más, y aparentemente nadie sabía nada más sobre él. Tal vez Kenai fuera el único privilegiado...
Aparentemente formaba parte oficial del barco, había parecido superar alguna clase de prueba de fuego. Silver parecía tener cierta confianza en él, no sabía cómo denominarlo, tal vez el hecho de haber casi muerto ahogado delante de él, o tal vez inspiraba cierta simpatía. Reconocía que haber estado en el camarote de Silver era significativo... Kenai había estado en la habitación, siempre lo estaba, su ropa estaba por allí, su chaqueta en concreto... Una gabardina café, no solía ver a Kenai con ella puesta, así que asumía que la mayoría del tiempo era porque la usaba Silver en su intimidad personal. El orden y la pulcritud del camarote también fue significativo... La ropa de Silver era ancha, presuntamente de Kenai, pero no hacía más que suponer cosas, asumir que aquello que veía, aquello que observaba detalladamente eran las verdaderas supremas del barco.
- Se están peleando cerca de las costas.- informó Jara.- Es posible que sean piratas y corsarios, pero dudo que luchen por la liberación de los bienes.
- Son dos barcos que pueden aliarse momentáneamente contra nosotros.- Kenai se encogió de hombros.- No es aconsejable que nos metamos un berenjenal de esa magnitud...
- Nadie ha dicho que no podamos esperar hasta que uno de los dos caiga y atacar...- aquello captó la atención de todos y la centraron en el capitán.- Estarán débiles y seguramente sin armamento.
- Eso es muy rastrero.- susurró Jara.- Me gusta.- sonrió zorruno.
- No hay piedad contra los esclavistas.- respondió torciendo la sonrisa.- Por ahora observemos cómo se desenvuelve esto.
Si bien podían ganar los corsarios por la ventaja de tierra, pero también podían ganar los piratas si conseguían sobreponerse a los rivales. Fue un combate entretenido de observar, hasta cierto punto se hizo aburrido... Hasta que los corsarios cometieron el error de perseguir a los piratas que buscaban huir. Al hundir el barco y dejar a merced del mar a todos los supervivientes, pocos, por cierto; fue cuando se dieron cuenta de cuan desprotegidos estaban al ver como los asaltaba un nuevo barco pirata. Estaban en posición de vulnerabilidad y la lluvia de cañonazos que les cayó encima fue imparable. Los corsarios británicos terminaron en una situación crítica y tuvieron que huir a nado hacia la costa. Silver se asomó a la borda, viendo si alguno de los piratas seguía con vida... y entre los moribundos, los ahogados y los heridos de muerte, divisó a un joven rubio aferrado a la madera flotante del barco con desesperación, luchando porque está no se hundiera o doblara...
No parecía llevar ningún tipo de armamento encima, de hecho, casi parecía que había sobrevivido de puro milagro.
- ¡No me mates!- suplicó.
- ¿Prefieres morir ahogado? No sabía que alguien podía ser así de masoquista...- dijo con sarcasmo.
- ¡No! ¡Por favor!- suplicó haciendo fuerza contra la madera para mantenerse fuera del agua, la tabla se estaba hundiendo.
- Tirad una red.- se giró hacia Paul y Jara.- A lo mejor sabe algo de lo que intentaban proteger los corsarios.- el segundo asintió y se acercó hacia las redes.
El chico fue subido al barco. Era rubio dorado, bueno, no tanto como el de Kenai, era corto, aunque tenía una gran amontonación de pelo. Sus ojos eran castaños, más claros que los de Silver. Sus ojos eran parcialmente rasgados, no mucho, aquello captó su atención, su piel clara y el cuerpo debilitado indicaba que su labor en el barco no era muy prominente.
Con un par de mantas, el rubio pudo taparse, cubrirse, y sus temblores dejaron de ser tan marcados. El chico en cuestión era más bajo que Luis, pero más alto que Silver, aunque, si lo comparaban bien, su presencia no era intimidante, de hecho, la de Silver lo era más.
- ¿Cómo te llamas?
- Nin Las...- respondió.- Para simplificarlo, mejor Nicolás...- se apresuró a decir.
- ¿Qué intentaban al atacar la costa controlada por corsarios?- preguntó con seriedad.
- Liberar a los prisioneros del barco... Los secuestraron y los apresaron.
- Eso es lo más estúpido y falso que escuchado en mi vida, y mira que he tenido que aguantar excusas de mierda...- frunció el ceño.- Buscabais el oro, ¿No es así?
- Me dijeron que solo íbamos a recuperar a nuestros compañeros apresados.
- Un inútil como Luis en su barco.- fijo Jara encogiéndose de hombros.
- ¡Eh!- exclamó el azabache con el ceño fruncido.
Silver carraspeó y el silencio se cernió sobre el barco una vez más. El rubio con uno de sus ojos cubierto volvió a mirar al, de momento, prisionero rubio.
- ¿Cuál era tú posición en el barco?
- Aprendiz...
- La puta del barco, genial...- se rio entre dientes Jara.
- ¿Puedes dejar de hacer esa clase de comentarios tan vulgares, por favor?- exigió Luis.
- Piidis dijir di hicir isi clisi di cimintiriis—
- Jara, cállate.- la mirada de Paul se volvió tétrica, y el contrario azabache alzó las manos a los lados de su rostro y rodó los ojos.
- No aceptan ninguna clase de broma...
- Ser grumete no es ser la puta del barco... No la mayoría de veces...- rodó los ojos Kenai.- Y lamento interrumpir esta bonita conversación, pero se acercan tres galones por el puerto corsario, así que... o corremos o nos follarán a todos.
Silver giró los ojos hacia los barcos.
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Me parece tan tierno este capítulo... Tanto por la parte de Kenai y Silver, como por Luis y Paul... Sobre todo lo de "me pareces bastante soportable"
Ay... Es que no sé, fue cuqui... Luis deprimido o hablando de sus defectos, y Paul aceptándolo y haciendo que sonría con cualquier tontería... No sé... Me parece tan bonito eso <3
Aquí las opiniones ------------>
Ya verán por qué Nicolás aparece cuando ya estamos por terminar la historia ewe
Ah, y la apuesta está interesanteeee 👀✨ ¿Quién creen que ganará de los dos? -------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1917 Palabras]
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