𝟦𝟪. 𝒫𝑜𝒹𝓇í𝒶 𝒮𝑒𝓇 𝒞𝓊𝒶𝓁𝓆𝓊𝒾𝑒𝓇𝒶
Carlos aún seguía tumbado en la cama de su habitación. La clasificación de hoy había sido muy difícil. Todos los pilotos tuvieron que hacer un cambio de neumáticos ante la inesperada lluvia, la cual apareció, a mitad de carrera.
Durante la clasificación, el madrileño había sido noveno por culpa de una absurda penalización de la FIA. Pero aún así, había logrado acabar el tercero. Todo un auténtico logro. Mañana saldría en los primeros puestos y esperaba poder recortarle algunos puntos a Max.
- Ya puedes ducharte si quieres -Valeria salió del baño con una toalla en la cabeza. Carlos levantó su cabeza intentando sonreírle a su novia. Era tan bonita. Le robaba el aliento cada vez que sus ojos verdes lo miraban.
- No puedo ni mover las pestañas, Val. ¿Podrías hacer que la ducha viniera a mi? -le dijo a su novia mientras ella se acercaba hasta la cama con una pequeña sonrisa.
- No, no puedo. Pero, a cambio, te daré un masaje cuando termines.
Valeria acarició su mejilla y él atrapó esa mano para llevársela a los labios. Besó cada dedo con mucha parsimonia sin dejar de mirarla. Sus ojos reflejaban todo el amor que sentía por ella. Amor que a cada instante crecía sin ningún límite.
- Eso suena a planazo, amor - le dijo él incorporarse de la cama. Estiró sus brazos y piernas intentando desentumecer los músculos por el cansancio.
Carlos le dejó un beso en los labios y se quitó la camiseta caminando para entrar en el baño. Ella no perdía detalle de cómo las abdominales le marcaban el estómago. Ni como se iba desabrochando los pantalones con mucha lentitud, llevando este gesto, algo de provocación hacia su novia.
- Nena - Carlos la miró divertido cuando sus miradas se cruzaron la una con la otra-¿quieres ducharte otra vez conmigo?
Valeria se mordió un poquito el labio superior, lo justo para conseguir que él se excitara aún más. Ella se quitó la toalla de la cabeza y se puso en pie para aceptar la oferta de su novio. Rozó sus dedos lo justo para que él se agarrara a ellos y tirara de Valeria hasta tener su cuerpo más cerca del suyo. Ambos se miraron con ojos de deseo. Con las ganas de perderse uno en el otro.
Pero un golpe en la puerta los dejó a ambos petrificados. Aunque compartían habitación, a ojos de Ferrari, Valeria dormía al otro lado del pasillo con Darcy. Por ahora, nadie los había descubierto, pero no podían confiarse y que alguien los descubriera. Desde que habían vuelto al circuito, eran bastante cuidadosos, hasta el extremo que la mayoría pensaba que fuera del trabajo no se llevaban bien.
- Soy Darcy, ¿puedes abrir, Carlos?
Valeria soltó el suspiro que contenía y fue ella misma hacia la puerta para abrirla. Lo hizo despacio. Una alterada pelirroja se coló dentro de su habitación con rapidez. Tenía los ojos hinchados de haber llorado y no paraba de temblar.
- ¡Darcy! ¿Qué te pasa? ¿estás bien? -le preguntó Valeria llevándola hacia el sofá donde la hizo sentarse. Carlos se acercó a ellas, preocupado también por su amiga.
- No, no estoy bien. No lo estoy. Nada está bien. Soy gilipollas. Y mucho -repetía la pelirroja una y otra vez mostrando un grado importante de desesperación.
- ¿Pero que te ocurre? -Darcy miró a su amiga mordiendo sus labios. Luego miró a Carlos, y soltó la bomba.
- Estoy embarazada.
Valeria pegó un respingo y abrió sus ojos muy sorprendida. Esto si que no se lo esperaba. Carlos en cambio, chasqueó su lengua maldiciendo en italiano.
- Joder, Darcy. Madre mía -le dijo Valeria a Darcy aún sin recuperarse de la noticia - ¿y estás bien?
- No, no lo estoy. Estoy asustada y muerta de miedo -la pelirroja se echó a llorar en el hombro de su amiga, la cual la abrazó instantáneamente dejando que se desahogara todo lo que quisiera. Carlos las miraba maquinando en su cabeza, las miles de formas de asesinar a Charlie. Esta vez, la había hecho buena el monegasco
- Tranquila. Todo va a salir bien -le dijo Valeria una vez que consiguió calmarla- ¿se lo has dicho a Max?
- ¿A Max? A Charlie también, ¿no, Darcy? - la pelirroja alzó la mirada para encontrarse con la de Carlos. Debió suponer que el monegasco se lo contaría su mejor amigo.
- Guau. Espera un momento -le dijo Valeria haciendo grandes aspavientos con su mano - ¿Charlie? ¿me tomas el pelo?
- También podría ser de Max... -contestó Darcy dejando a la pareja aún más confundidos.
- ¡No me jodas Darcy! -le dijo Valeria sin poder creérselo.
- Ay, no me chilles que estoy muy sensible.
Darcy se llevó las manos a la cara y se puso a llorar de nuevo. Su amiga la cogió de la espalda y se puso a acariciarla para que se tranquilizara. Carlos se sentó al otro lado y cogió su mano haciendo lo mismo que su novia. Valeria y él compartieron una mirada sabiendo que el drama, no había hecho nada más que empezar.
- ¿Y ahora que voy a hacer? -les preguntó Darcy con sus ojos anegados en lágrimas .
- Cielo -le contestó Valeria acariciando su pelo- ¿tú quieres tenerlo?
Darcy la miró con sus llorosos ojos y con el corazón encogido. Esa era la pregunta que se había hecho desde que había visto las dos rayitas en la prueba. Trago saliva y se limpió las lágrimas con la yema de sus dedos.
- Si, si quiero tenerlo, Valeria. Ni se me ha pasado por la cabeza no seguir adelante. Sé que me va a cambiar la vida, pero, el bebé no tiene la culpa -le contestó con una media sonrisa.
- Muy bien, cariño. Me parece una buena decisión. Y aquí estoy yo, para todo lo que te haga falta, ¿de acuerdo?. Aunque creo que primero, deberías decirle a los dos posibles padres que puede que lo sean.
Darcy se llevó las manos a la cara resoplando. Se echó hacia atrás en el sofá, pensando en eso, en los padres de su bebé. Se había acostado con su amigo para olvidar al hombre que amaba, y luego con él, creyéndose que ya no lo querría. Y las consecuencias de sus actos, estaban en su vientre.
- ¿Por cual empiezo? -les dijo Darcy aún temblando. Necesitaba el consejo de sus amigos, pues ella misma era un mar de dudas, de miedo y de indecisiones.
- Yo empezaría primero por Charlie -le dijo Carlos opinando esta vez. Soltó un suspiro y apretó con fuerza la mano de la pelirroja- se desmayará, pero, así está preparado para lo que venga después.
- ¿Después? -le preguntó Darcy algo confundida.
- Si, para cuando Max lo mate.
Darcy le hizo caso a su amigo y fue primero a ver a Charlie. Estaba sentada en su cama mientras el monegasco procesaba cada una de sus palabras mirándola incrédulo.
- ¿Estás segura, Darcy? -le preguntó él sintiendo que le faltaba el aire.
- Muy segura. Me he hecho un test, y la doctora del equipo me ha hecho otro.
Charlie se puso las manos en la cabeza y empezó a dar paseos por la habitación, algo sofocado. Estaba intentando asimilar que iba a ser padre, algo en lo que aún no había pensado. Lo de los bebés era algo que para él, todavía, estaba en un futuro muy lejano.
Miró a su amiga y la vio tan nerviosa y tan mal, que se olvidó de sus propios miedos para centrarse en los suyos. Se acercó a la cama y se sentó a su lado cogiéndole la mano.
- ¿Y cómo estás, Darcy?
- Bien. Supongo. Con las típicas nauseas matutinas, pero bien -contestó ella encogiendo sus hombros. Quiso darle una sonrisa tranquilizadora, pero es que, ni ella misma lo estaba como para calmarlo a él.
- Vale. Perfecto. Eso está bien...joder, Darcy. Un bebé. Vamos a tener un bebé.
- Con respecto a eso... -la pelirroja se mordió el labio. Sintió como los latidos de su corazón se acrecentaban y cogió aire con fuerza para soltarlo todo- no sé si tú eres el padre, Charlie.
El monegasco se echó hacia atrás y abrió sus ojos ante la sorpresa. Esto era otra de esas cosas que no se esperaba.
- ¿Cómo dices, Darcy? ¿Qué no sabes qué?
- Joder, Charlie. Que después de acostarme contigo en Jerez, me acosté con otro, y podría ser el padre también.
La pelirroja frunció sus labios y tragó saliva con fuerza. Aún le latía el corazón muy deprisa. Aún estaba nerviosa. Charlie la miró algo desilusionado. Pensaba que él era el padre, y resulta que ahora, había otro candidato. Miró a su amiga y emitió un suspiro de disgusto.
- ¡No me jodas, Darcy! ¿Max? ¿En serio?
- Si, en serio. Es Max -la pequeña pelirroja se llevó las manos a la cara y empezó a sollozar de nuevo. Los nervios y las hormonas eran una mezcla brutal- lo siento. Lo siento mucho, Charlie.
- Ei. No. No llores. No pasa nada, pequeña -Charlie la abrazó bien fuerte. La agarró de la cintura y la atrajo a su pecho para calmarla. Le dio pequeñas caricias en la espalda hasta que creyó que ella se sentía mejor.
- Ojalá seas tú el padre Charlie -le dijo ella una vez que se hubo calmado.
- Darcy, te quiero mucho, pero, tú y yo sabemos que el padre de ese niño, va a ser Max -le dijo él con rotundidad.
- Eso no lo sabes -le contestó ella algo indignada.
- Ya lo verás. Lo nuestro sólo fue un desahogo, pero lo vuestro es algo más...
- ¿El qué, si puede saberse? -Charlie puso una de sus manos en el estómago de su amiga y la miró con una tranquila y calmada sonrisa, que era lo que quería transmitirle a Darcy.
- Aquí está el fruto del amor de los padres de este bebé, aunque ninguno de los dos, sea capaz de admitírselo al otro.
Darcy salió de la habitación de Charlie algo más calmada. Quedaron en que esperarían a que ella hablara con Max para tomar cualquier decisión. La más lógica, una prueba de ADN que les dijera quien era el padre del bebé. Y a partir de ahí, vendrían otro tipo de decisiones.
- Todo irá bien, Darcy -le dijo Charlie abrazándola en la misma puerta.
- Gracias. Necesitaba esto de ti -le dijo ella sin separarse todavía de sus brazos.
- A mi me vas a tener siempre, pelirroja -Darcy le sonrió a Charlie y se acercó a él para besar su mejilla con mucha dulzura. A pesar de todo lo que estaba pasando entre ellos, el monegasco era su mejor amigo.
- Cuando te pregunte otra vez si te la estás follando, me vuelves a mentir, Leclerc.
La potente y ruda voz de Max les hizo separarse. Darcy miró al piloto holandés y lo que vio en esa mirada la asustó. Estaba cabreado, y mucho. Y a ella la miraba con desprecio.
- Max, no es lo... -Charlie empezó a hablar, pero Darcy lo cortó pegándose más a su cuerpo.
- ¡A ti que coño te importa lo que yo haga o deje de hacer! -le gritó ella alzando su barbilla con altivez.
Max la miró. Le dio un repaso de arriba a abajo con su fría mirada. La clavó en ella y chasqueó su lengua disgustado.
- Tienes razón. Me importa una mierda si estáis follando -dijo Max dándose la vuelta para regresar a su habitación- que la disfrutes, Leclerc. Aunque te lo advierto, Darcy es experta a largarse cuando la cosa se pone seria.
- Más bien, lo que no me gusta es estar a tu lado porque no te soporto -le dijo ella hablándole con el mismo tono. Ambos se estaban haciendo daño y ninguno era capaz de verlo
Max la miró una vez más y se dio la vuelta para irse. Siempre era igual con Darcy. Un paso delante, y al día siguiente, uno detrás. Se besaban o hacían el amor como si se les fuera la vida en ello, y después se odiaban. Pero él ya no aguantaba más.
Era hora de asumir que la pelirroja, no era para él.
Valeria miraba a través de la cristalera de la habitación las luces de la ciudad. Bostezó ligeramente y sonrío al sentir los brazos de Carlos rodeando su cintura. Él le dio la vuelta y la beso tiernamente en los labios.
- Vamos a la cama, anda. Que por lo menos mañana no tenemos que madrugar tanto.
Valeria se giró y le dio un leve asentimiento de cabeza a su novio. Cerró las cortinas y caminó hasta la cama. Apartó las sábanas y se metió dentro esperando que Carlos se acostara, cuando lo hizo, se acurruco en su pecho. Durante unos segundos, ninguno de los dos habló. El sonido de sus corazones era lo único a lo que prestaban atención.
- ¿Te puedo hacer una pregunta, Valeria?
- Claro -le respondió ella moviéndose un poco hasta estar de lado. No pudo evitarlo y uno de sus dedos acarició su mejilla delineando algunas pecas que le habían salido por el sol.
- ¿Tú quieres tener hijos? -la rubia se quedó un poco sorprendida por la pregunta, pero, su boca se curvó en una pequeña sonrisa .
- Si. Supongo...no sé... no es algo que me haya planteado aún.
- ¿Ni estando conmigo? -Carlos contuvo el aliento. Porque quería una respuesta afirmativa por su parte, pero si no era así, tampoco se lo iba a reprochar a su novia. La amaba tanto, que sus deseos estaban por encima de todo.
- Bueno... -Valeria sintió como su cara enrojecía y se escondió en la almohada muerta de la vergüenza.
- ¿Bueno qué, Val? -le preguntó Carlos acariciando su pelo. Le fue quitando algunos mechones hasta dejar su cuello al descubierto, el cual rozo muy suavemente. Valeria salió de su escondite encontrándose con la mirada caramelo de Carlos esperando una respuesta.
- Ay, Carlos. Que a veces, cuando estamos en casa, fantaseo con un par de niños que corretean por la cocina...
Valeria volvió a esconderse en la almohada reprimiendo un pequeño y nervioso grito. Y Carlos sintió que su corazón latía a velocidades vertiginosas. Quería reír, y mucho. Porque esa respuesta era mucho mejor que la que esperaba. Se acercó a su novia y posó sus labios en su cuello haciendo que los pelos de la nuca de la rubia, se erizaran por su contacto.
- Nuestros hijos van a ser monísimos, Val.
Valeria levantó su cabeza y se encontró con los ojos chocolate de Carlos. Se acercó a sus labios y los rozó muy despacio para perderse a continuación en un lento beso que ambos disfrutaron desde el primer momento.
- Supongo que en algún momento de nuestra vida, tendremos que hablar de cuando queremos tenerlos, ¿no crees? -le preguntó Carlos acariciando su mejilla.
- Si...supongo que si...¿no te parece que sea un poco pronto para pensar en eso, Carlos?
- No. Llevamos desde abril saliendo juntos.
- ¿Desde abril? -le preguntó ella un poco confundida. Con lo certera que ella era para las fechas, y ahora mismo Carlos acababa de trastocarlo todo.
- Si, tonta, desde abril. El 10 de abril -le dijo él con rotundidad- Estamos, ¿o no lo recuerdas?
- Si, si me acuerdo. Pero pensé que empezamos a salir en La Gomera.... ¡Oh, dios mío! ¡Me pusiste los cuernos con tu ex! -dijo Valeria levantándose de su pecho.
La cara de Carlos cambió por completo. La culpa volvió de nuevo a instalarse en su pecho. Los días vividos cuando casi la pierde. Ni se atrevía a mirar a Valeria. Porque si, la había engañado y era algo de lo que se arrepentiría el resto de su vida. Su novia puso sus manos a ambos lados de sus mejillas mirándolo algo seria.
- Val...yo...
- Shhh...de eso ya hablamos. Por la misma regla de tres, yo también te fui infiel con Aless, lo besé...
- Ya, pero no es lo mismo, Val...yo casi... -Valeria se acercó a él y lo besó. Sus labios se movieron contra los suyos de una manera muy lenta. Disfrutando del sabor de su boca.
- Perdonado y olvidado Carlos. Ahora sólo somos tú y yo, mi amor.
Carlos emitió un ligero suspiro de alivio y siguió mirando esa mirada verde por la que estaba tan perdido.
- Nena. Para mi, siempre has sido tú desde el mismo momento que estuve dentro de ti. La única con la que quería estar. Yo sólo sé que ese día, en Australia, fue el día en el que cambiaste mi mundo.
Valeria se mordió los labios tremendamente emocionada. Cada día tenía más claro lo mucho que Carlos la quería. Y también, que ella lo amaba por encima de todas las cosas. Habían pasado por mucho hasta estar hoy aquí, los dos juntos, abrazados, perteneciendo el uno al toro. Buscó su boca de nuevo y besó sus labios intentando no llorar. Al separarse, posó su cabeza en su pecho sintiendo los latidos de su corazón.
- Tú también cambiaste mi mundo, Carlos. Llegaste de la nada y ya eres mi todo. Llegaste cuando menos te esperaba. Cuando más te necesitaba. Te quiero. No podría vivir un segundo sin ti.
*** Bueno, pues si os creíais que no habría más drama ¡ESTÁIS MUY EQUIVOCADOS!. Porque aún quedan muchos capítulos y cosas por pasar. A todos los personajes, por cierto...
Así que nada, los siguientes capítulos serán intensitos. Solo espero que podáis disfrutarlos como os merecéis. Y nada más, que si queréis votar (la estrellita está ahí abajo muy solita esperando que le deis), comentar o seguidme, haced lo que os dé la gana. Porque a mi todo lo que hagáis me va a gustar. Pero sobre todo, miles de gracias por LEERME.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro