𝟦𝟤. 𝒱𝑜𝓁𝒶𝓇 𝓈𝒾𝓃 𝒶𝓁𝒶𝓈
- ¿Vas a jugar o no? -Charlie me muestra un globo de agua agitándolo de un lado a otro.
- No. Prefiero ver como te bañan. Hasta lo voy a grabar y todo -le digo sentándome al lado del abuelo Piero.
- Eres un rollo, Carlos Sainz. Te haces mayor.
Charlie me saca la lengua y vuelve hacia donde están las chicas. Van a jugar a tirarse globos de agua. Darcy y él llegaron anoche. Valeria los acabó llamando cuando llevábamos dos días aquí, porque el monegasco se moría por conocer el pueblo y al abuelo. Los primos han aprovechado que estamos nosotros aquí para volver a Caronia. Cuando nosotros volvamos a Maranello, ellos regresarán al pueblo. Les ha gustado tanto Torres del Marqués que quieren pasar largas temporadas aquí.
- Ver a un corredor de Fórmula Uno, jugando con globos de agua en mi patio, es lo último que yo imaginaba que me sucedería en la vida -dice el abuelo Piero mientras bebe un vaso de té.
- También tienes a otro sentado a tu lado -le digo yo con una mueca.
- Este año serás tú el campeón -me dice afirmando categóricamente.
- Ojalá. Aún estoy a muchos puntos de Verstappen.
- Dos podium y que él no puntúe.
- Lo mismo que me dice Valeria.
Miro hacia el frente para ver como ella le pasa un globo a Charlie, con tal mala leche, que le explota al monegasco en toda su cara produciendo las carcajadas de las dos chicas. Quizás él también necesitaba esto. Hacer las cosas sencillas de la vida. Desde que lo conozco, hay una parte de él que no deja que nadie la conozca, y sé que tiene que ver con su familia. Y si no quiere contármelo, tiene que ser por algo fuerte.
- Al final le dijiste que la querías -el abuelo Piero mira orgulloso a su nieta. Tuerce ligeramente su cabeza y me mira sonriéndome.
- Lo hice -le confieso con una media sonrisa.
- ¿Y qué se siente?
- Que puedo volar sin alas.
La carcajada del abuelo Piero resuena en el patio. Incluso hace que su nieta gire la cabeza y lo mire algo sorprendida. Él le hace un gesto con la mano para que no se preocupe, y ella sigue a lo suyo, que es mojar a Charlie.
- Tenía usted razón, abuelo. En lo de ser feliz con la persona adecuada. Es ella. Valeria es esa persona que me hace feliz .
- Y tú a ella. Su cara es otra, Carlos. La veo más recuperada. Con más ganas de vivir la vida. Y enamorada. Te lo agradezco tanto -el abuelo coge una de mis manos y las mantiene así, entrelazadas con las mías. .
- No tiene que agradecerme nada, abuelo. Al contrario. Aquella conversación que tuvimos durante el Gran Premio, me abrió mucho los ojos para darme cuenta de que lo que necesita era a ella.
- Ella también te necesitaba a ti, Carlos. Mi niña no lo ha pasado muy bien en la vida. En nuestra casa siempre ha tenido todo el amor que hemos podido darle. Por eso estoy tan feliz de que te tenga a ti. Ahora solo falta mi Diana y podré irme en paz...
- ¿Irse? ¿de qué habla abuelo? -me quedo mirando al abuelo Piero algo desconcertado por sus palabras. Lo cierto es, que lo veo algo más demacrado que la última vez que estuvimos aquí. Aparte de que se cansa con más facilidad.
- Es un decir, Carlos. Ya soy mayor. Mi corazón ya me dio un aviso, y en cualquier momento, me puede volver a suceder. No soy eterno. Y si un día yo no estoy, sé que mi Valeria no estará sola, porque te tendrá a ti. Pero bueno, no hablemos de cosas tristes. Anda, hazme un favor, ve y únete a ellos. Las chicas se están cebando con el señor Leclerc.
Miro hacia donde dice el abuelo, y si, efectivamente, Charlie está chorreando y ellas no están mojadas ni lo más mínimo. Suelto la mano del anciano. Me pongo en pie y cojo uno de los globos que tienen en un cubo. Fijo mi objetivo y se lo lanzo a Valeria, dándole de lleno en la espalda, mojando también a Darcy. Ella se da la vuelta indignada intentando despegarse la camiseta del cuerpo.
- ¿Chicos contra chicas? -les pregunto a ellas mientras choco mi mano con la de Charlie.
- Más bien plebeyas contra la realeza -dice el monegasco de manera burlona.
- Algún día tendrás que contarnos porque te llaman Lord -le dice Darcy con ironía.
- El mismo día que cuentes tú lo tuyo con Verstappen -le contesta Charlie en el mismo tono.
Vale, si. Aburrirnos no nos vamos a aburrir con estos dos. Solo falta esperar, quien asesina a quien primero.
Valeria nos ha llevado a uno de los bares del pueblo que regenta un amigo de su abuelo. En cuanto Charlie ha probado las tapas y el vino local, se le ha soltado la lengua y no para de contar chistes a cual más malo.
- ¿Cómo se dice calzoncillo en sueco? -dice el monegasco riéndose sin decir aún la respuesta- escondinavo.
Valeria y Darcy se llevan las manos a la cara y se ponen a reír escandalosamente, motivandolo aún más para seguir con la batería de chistes. Le doy otro sorbo al vino mirando a Valeria reír tan relajada. Ella ladea un poco su cabeza y me saca la lengua atendiendo de nuevo a otro de esos chistes malos de Charlie.
- ¿Cómo se dice divorcio en Japón? Se aleja la almeja.
Los chistes suben en intensidad de catastróficos así como las risas de estas dos. Valeria le da otro trago a su bebida y pone una de sus manos en mi mejilla.
- ¿Estas bien, cariño? -me dice ella con dulzura.
- Si. Es que los chistes de su alteza me agotan - cojo una de sus manos y le doy un pequeño beso. Su mirada y la mía se funden en una sola acompañadas de una de sus sonrisas.
- ¿Y si nos vamos a dar un paseo? Estos dos no están tan borrachos como para llegar solos a casa.
- Es una magnífica idea.
Me levanto de la mesa y mientras voy a la barra a pagar, Valeria le da una copia de las llaves a Darcy. Ellos protestan un poco, pero piden otra ronda de cervezas y se les acaba olvidando que nos vamos. Es que casi ni se despiden de nosotros.
Salimos del bar los dos abrazados. Paso mi brazo por los hombros de mi novia mientras ella pasa el suyo por mi cintura. La noche no es nada fresca y me da a mi que volveremos a dormir con el ventilador puesto.
- No quiero volver a Maranello -me dice Valeria haciendo un pequeño puchero- estoy muy a gusto de vacaciones.
- Yo también lo estoy, pero, los dos tenemos obligaciones. Además, cuando volvamos tenemos una casa que comprar -estrecho a Valeria un poco más hacia mi pecho. Caminamos despacio, sin prisa, simplemente paseando entre las calles del pueblo.
- Jamás pensé esto, Carlos.
- ¿El qué? -mi boca deja un pequeño beso en su mejilla. Valeria me devuelve una sonrisa que hace que me pare justo al lado de la plaza del pueblo. Llevo mis manos a sus mofletes, apartándole varios mechones de pelo de la cara.
- Aquella noche en Melbourne, cuando te dije que no iba a pedirte que te enamorarás de mi... que sólo me conformaba conque quisieras estar conmigo.
- Al final lo hice. Estar contigo y enamorarme de ti.
Mis labios van en busca de los suyos. Los rozo despacio, disfrutando de la suavidad de su boca. Sabe a limón. Sabe a vino dulce. Me demoro en el beso, deslizando mis manos hasta abarcar su cintura. Empiezan a sonar las campanas de la iglesia, las que señalan que son las doce de noche. Ambos nos separamos y nuestras miradas se desvían hacia la torre. Valeria sonríe un poco y suelta una pequeña carcajada.
- ¿De qué te ríes? -le pregunto dejando que ella ponga su cabeza en mi hombro.
- Mi abuela. Decía que si escuchas campanas cuando te estás besando... -Valeria se calla mordiendo sus labios sin poder reprimir de nuevo una carcajada. Es que hasta sus mofletes se han puesto colorados.
- Venga, termina la frase -adoro cuando pone esa cara. La de que nunca ha roto un plato. Porque está preciosa.
- " Si escuchas campanas cuando te estás besando, la próxima vez que te besen, te estarás casando"
Valeria aprieta sus labios haciendo una mueca con su boca mientras me vuelve a mirar. La agarro de la cintura y una de mis manos se pone en su cuello. La atraigo a mi para darle un brutal beso que nos deja a los casi sin respiración. Su boca muerde la mía y repasa mis labios sin darme ningún tipo de tregua.
- Me gusta el refrán, señorita De Luca.
Darcy no podía parar de reír. Tampoco es que hubiera bebido mucho, pero a ella el alcohol se le subía bastante pronto. Se tumbó en la cama, y por suerte, no le daba vueltas, que era lo que se temía. El colchón se hundió y la cara de Charlie apareció delante de ella.
- ¿Estás borracha? -le preguntó él alzando una de sus cejas.
- No, ¿y tú?
- Tampoco. Necesito algo más que ese vino para tumbarme.
Charlie se tumbó en la cama y llevó sus manos a la cabeza mirando al techo. Hacía mucho tiempo que no se encontraba tan relajado como hasta ahora. Con razón a Valeria le gustaba tanto su pueblo. Era relajante estar aquí. Ladeó un poco su cabeza y vio a su amiga bastante pensativa.
- ¿En qué piensas? -le preguntó a la pelirroja.
- En lo de siempre.
- ¿En Max?.
- Acompañado de que soy idiota. Ya hace un año que lo conocí y aún no lo he superado. Maldito holandés, neerlandés o como coño se diga .
- ¿Es tu gran amor? -le preguntó Charlie con mucha curiosidad.
- Dejémoslo en amor. No se merece otro apelativo -Darcy dejó escapar un fuerte suspiro mientras se ponía de lado para hablar con su amigo- tengo que olvidarlo, pero, no puedo.
- ¿Y porqué querrías olvidarlo?
- Porque ya no significo nada para él. Ha subido una foto en algún lugar paradisiaco con la tía con la que fue a la cena de Mónaco.
Charlie tomó aire y chasqueó su lengua. Con lo increíble que era su amiga, y ese idiota rubio no era capaz de verlo. ¿Qué coño habría pasado entre ellos para acabar ambos así?
- Él se lo pierde, Evans. Hay más peces en el río.
- Pues ningún pez quiere ir a mi caña. Joder, que llevo sin echar un polvo desde que estuve con él...
- ¿Tanto tiempo? -le preguntó él de manera burlona- seguro que tienes telarañas ahí abajo.
- Pues no, listo, no las tengo, las reviso regularmente -le contestó ella con indignación.
- Así que la pequeña pelirroja le gusta jugar al solitario... -Charlie alzó una de sus cejas sonriéndole ampliamente.
- Pues si. Que una tiene sus necesidades, Leclerc.
- Pues haberme llamado. Que yo por ayudar a una amiga...lo que sea.
- Si, claro. Estás muy gracioso ésta noche, Charlie.
- Darcy, joder. Que te lo digo en serio. Que soy mejor que un juguetito a pilas...
Darcy miró muy sorprendida a su amigo. No sabía si lo que decía era verdad o se estaba cachondeando de ella. Pero la verdad es que llevaba tanto tiempo sin estar con nadie que su cuerpo la traicionó provocándole un espasmo en su vientre. Y ahora que miraba a Charlie... estaba bueno el cabrón.
- ¿Qué me miras, Evans? -le preguntó él sabiendo perfectamente lo que estaba pasando.
- Que eres muy guapo.
- Lo sé cariño. Soy un Leclerc, somos guapos por naturaleza.
- Y engreídos también -Charlie puso la yema de sus dedos en el brazo de Darcy. Sintió como la piel de la chica se ponía de gallina reaccionando a sus caricias- ¿Qué haces, Charlie?
- Jugar, ¿no te apetece jugar, Darcy?
La pelirroja miró a su amigo. Al que era su amigo de verdad. Emitió un pequeño suspiro a medida que él subía y bajaba sus dedos por su brazo. Se relamió los labios sin dejar de mirarlo.
- No, no quiero jugar, Charlie, quiero follar.
El monegasco reprimió una pequeña sonrisa y en un rápido movimiento, se colocó encima de ella, ante la sorpresa, mezclada con deseo, de la pelirroja.
- Sólo una vez Darcy, ¿de acuerdo?
- Me parece bien. Pero, que sea una única vez de la hostia, Charlie.
Charlie salió del cuarto de Darcy a altas horas de la madrugada. Sonrió satisfecho porque tanto él como su amiga se habían beneficiado mutuamente el uno del otro. Y tenía que decir, que se lo había pasado bastante bien, pero, no quería repetir. Y no porque no le hubiera gustado, sino porque Darcy aún seguía enamorada de Max, y también, porque para Charlie, ella era su amiga, y era algo que no estaba dispuesto a perder.
Fue a la cocina a servirse un vaso de agua, cuando se cruzó con Carlos que iba a lo mismo que él. El madrileño lo miró alzando una de sus cejas.
- ¿De dónde coño vienes si tú duermes arriba igual que yo? -Charlie se llevó las manos al pelo y se lo revolvió nervioso. A Carlos no podía esconderle nada.
- Del cuarto de Darcy. Hemos echado un polvo -le contestó sin ningún atisbo de arrepentimiento. El madrileño abrió sus ojos como platos y le dio una colleja en el cuello que sonó más de la cuenta.
- ¿Pero tú eres gilipollas? -le dijo él llevándose la mano a la zona dolorida.
Carlos cogió del brazo a su amigo y lo arrastró hasta el comedor, ante las protestas del monegasco.
- ¡Suéltame, idiota! Que luego me salen cardenales en el brazo -le dijo Charlie a Carlos zafándose de sus manos.
- Y más que te van a salir de la hostia que te voy a dar. ¿Qué has hecho? -le preguntó el madrileño perdiendo la paciencia.
- Hacerle un favor a mi amiga.
- ¿Pero que clase de favores haces tú?
- Hace un rato, sexuales, que yo por una amiga lo doy todo.
- Ay, Charlie, me vas a matar un día de un disgusto.
- Joder, Chily. No dramatices coño. Solo ha sido un polvo de amigos. Y no me juzgues. Que yo te apoyé cuando lo de Valeria -Charlie se llevó sus dedos corazón e índice a sus ojos y luego señaló de nuevo a Carlos. El madrileño rodó los suyos y le dio una palmada en la espalda.
- Espero, por tu bien, que esto no te estalle en las manos Charlie.
- Y si lo hace, te toca a ti hacer de buen amigo. Por cierto, me debes dinero.
- ¿Yo? ¿De qué?
- Aquella mañana después del Gran Premio de Australia. Te dije que antes de que acabara el campeonato, Valeria y tú seríais novios, no me equivoqué -Charlie tendió su mano hacia su amigo y este lo miró con cara de asco- quiero mi pasta.
- Leclerc, tienes más pasta que yo. No lo flipes y vete a dormir...pero a tu puta cama.
Carlos puso su mano en la espalda de Charlie y lo instó a salir del comedor y subir las escaleras. Ninguno dijo nada mientras llegaban a sus habitaciones.
- No le cuentes nada a Valeria -le dijo Charlie a Carlos antes de meterse en su habitación- quiero seguir siendo su piloto favorito.
- Su favorito soy yo Charlie -le dijo Carlos con fingida indignación.
- Tú ya me entiendes chilly. Quiero seguir siendo su piloto favorito-que-no-es-su-novio.
- Bueno, puedes serlo, pero cuidado que Lando viene pisando fuerte -Charlie se giró y chasqueó su lengua con disgusto.
- Puto Lando Norris, esa cara de niño bueno sólo me va a traer disgustos.
*** Espero que hayáis disfrutado este capitulo porque yo me he reído mucho escribiéndolo. Si os digo que no lo perdáis de vista porque lo que ha pasado, será muy importante para las tramas que sucederán a continuación.
Quiero daros las gracias, como siempre, por el apoyo que le dais a esta historia con vuestros votos (lo fácil que es darle a la estrellita, ¿verdad?)
Con todas los comentarios y lecturas. Sois la hos*ia todos.
Así que os voy a proponer un nuevo reto. Casi y digo casi porque me queda un poquito todavía, he llegado a los 2K de seguidores en wattpad (aplausos porfi), así que, en cuanto lo haga, prometo que haré un maratón de una semana con un capítulo diario, pero, para eso... SÍ TÚ, LA MARAVILLOSA PERSONA QUE AÚN NO ME SIGUE... si te apetece hacerlo, sígueme. Soy una extraordinaria persona (y modesta también), muy agradecida con todo el mundo. Además, hago unos bizcochos de chocolate que te mueres (chantaje emocional, si, lo sé) que en cualquier momento compartiré contigo.
Pues nada, si alguien le apetece seguirme, LE DOY LA BIENVENIDA A ESTE PERFIL DE LOCURA. Gracias si lo hacéis, y si no, no pasa nada, pero, seguid leyendo esta historia que por eso os quiero más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro