𝟦𝟣. 𝒞𝒶𝓇𝒶 𝒶 𝒸𝒶𝓇𝒶 𝒸𝑜𝓃 𝓂𝒾𝓈 𝑒𝓇𝓇𝑜𝓇𝑒𝓈
Abro mis ojos y me los restriego con los dedos. Ya amaneció hace un rato aunque, no he sido capaz de levantarme antes. Anoche llegamos bastante tarde de casa de mis padres y nos acostamos nada más llegar a casa. Al final mi hermana Ana estuvo hasta simpática y amable con Valeria, intentando arreglar lo desagradable que se comportó con ella.
Me doy la vuelta en la cama y está vacía. Me incorporo y miro la hora. Son sólo las diez de la mañana. Debería haber ido a correr. Pero, estoy de vacaciones y no me apetece para nada. Mientras me visto y salgo de la habitación voy pensando en las palabras que me dijo anoche mi madre.
Le encantó Valeria. Me dijo que no podía dejarla escapar. Que se notaba mucho lo enamorado que estaba de ella y que mi rubia tampoco podía disimularlo. Dice que por primera vez me ve realmente feliz y que está muy contenta que sea a causa de ella.
Llego a la planta de abajo buscándola por todos lados. Escucho música proveniente de la cocina y a Valeria tararear una canción que no he escuchado nunca y que tiene un ritmo bastante pegadizo.
Serías yo,
la reina del invierno,
reflejada siempre en los espejos del infierno,
flotando sola sobre el viento
como pétalos de flores que una vez deshojé
en la cima del iceberg bosque helado
que hace tiempo
ardió en un antiguo incendio.
Entro en la cocina y está sentada en la mesa con varias hojas esparcidas delante de ella. Muerde un lápiz mientras dibuja y está tan concentrada que ni se ha dado cuenta de que estoy aquí. Intrincados dibujos y fórmulas llenan los folios los cuales revisa una y otra vez. En cuanto me ve, deja lo que está haciendo y me sonríe mordiendo sus labios.
- Buenos días, amor –dios, amor, cada vez que dice esa palabra me vuelvo loco, porque ahora si que siento que me la dicen de verdad. Llego hacia ella y le doy un pequeño beso en los labios recreándome en esa boca que tanto amo. Mis dedos acarician su barbilla con mucha lentitud y se la alzo para profundizar aún más este maravilloso beso de buenos días.
- Buenos días, qué escuchas?
- La prohibida, "La reina del invierno". Se me ha pegado la canción y no puedo dejar de escucharla.
https://youtu.be/HSzekat1ajU
- Pues a mi también me gusta, y ¿Qué haces?
- Diseñando los discos de tu padre. Ya he hablado con el proveedor de Beronnio y los va a mandar a casa de mi abuelo en un par de días.
- Estás entusiasmada, ¿verdad?
- Es que me hace mucha ilusión, Carlos. –su sonrisa es tan resplandeciente. Está emocionada, y a mi me encanta verla así. Después de todo lo que ha sufrido, de lo que hemos pasado hasta estar así, estos momentos me dan la vida.
- A mi padre también le hace ilusión. Dice que cuando le pregunten por el sistema de frenada, va a decir que lo ha inventado su nuera -ese es otro al cual ella ha hechizado. Fascinado se halla con su nuera, que anda que no se le llenaba la boca ayer hablándome de ella.
- ¡Ostras, Carlos! –me dice Valeria llevándose las manos a la boca para después soltarla emitiendo una pequeña carcajada.
- ¿Qué pasa?
- Que ahora tengo suegros –Valeria se ríe y deja el lápiz encima de la mesa.
- Yo también tengo dos suegras –le replico rodando mis ojos.
- Es cierto. ¿Quieres desayunar?
- Me visto y nos vamos a desayunar churros. Tengo un antojo que te cagas.
- Me parece una gran idea.
Le doy otro beso a Valeria y la ayudo a recoger sus folios. Mi móvil suena con varios mensajes que consulto mientras subimos las escaleras hacia el dormitorio. Son de Adrián y David. Quieren que salgamos esta noche y aún no les he dicho que tengo novia. Sé que se lo tendré que decir porque para eso son mis amigos, pero, sinceramente, mi mejor amigo es Charlie. Es la única persona a la que se lo cuento todo y al que puedo considerar un amigo de verdad.
Al llegar al dormitorio, me siento en la cama para responderles sin saber muy bien que decirles.
- ¿Qúe te pasa, Carlos? No has dejado de mirar el móvil desde que hemos subido.
- Mis amigos quieren quedar esta noche. Y si salgo con ellos, quiero que vengas conmigo y que te conozcan –le digo a mi novia mientras ella prepara su ropa antes de entrar en la ducha.
- Lo que tú quieras, Carlos -Valeria encoge sus hombros esbozando una sonrisa. Chasqueo mi lengua emitiendo después un sonoro suspiro de fastidio.
- Ya...pero es que...tengo miedo de que en algún momento llegue a oídos de Aless que estamos juntos y se joda todo.
Valeria se muerde los labios y deja su ropa en una de las sillas. Viene hacia mi y se sienta en mis rodillas. Pone sus manos en mi cuello y ambos nos miramos. Las mías están en la parte baja de su espalda. Una de ellas se cuela por debajo de su camiseta acariciando su piel desnuda.
- ¿Sabes lo que te digo, Carlos? Que ya me da exactamente igual que se entere. No voy a esconderme, pero, tampoco voy a provocarlo. Y si me quiere echar que me eche, yo también tengo mis recursos. Además, siempre puedo aceptar la oferta de tu padre -Valeria alza una de sus cejas haciendo que me ríe. Sé que no lo admitirá nunca, pero el irse de Rally con mi padre le parece más atractivo que trabajar en Ferrari, aunque esté yo.
- Seguro que te lo pasabas de puta madre con él.
- Estoy segura de que sí. Ya viví una vez con miedo, Carlos, a mí no me asusta nadie más.
Abrazo a mi chica. La pongo en mi pecho teniendo su cuerpo muy cerca del mío. Mi valiente chica. Por ella sería capaz de todo, hasta de pelearme con el cabrón de mi jefe.
- No pienso permitir que nadie vuelva a hacerte daño nunca más. Y si ese capullo se atreve a echarte, el año que viene habrá un piloto menos en Ferrari.
Valeria se aparta de mi pecho y me mira muy asombrada. Y no estoy hablando en broma. Cada una de las palabras que les digo, las pienso y las siento así.
- ¿Lo dices en serio? ¿dejarías Ferrari por mi?
- Ferrari y lo que fuera, Valeria. Estoy seguro de que no tendría problemas para encontrar otro equipo. Y en la Fórmula Uno aún hay gente que las amenazas de Aless Rinaldi se las pasan por los huevos.
- No te dejaría hacerlo, Carlos –me dice ella ésta vez con el rostro muy serio- no te dejaría irte de Ferrari.
- ¿Ni a RedBull? -alzo una de mis cejas mientras le hablo y ella acaba sonriendo dejando de estar tan seria.
- Bueno...visto así. Aunque a Darcy le daría un ataque.
Vuelvo a ponerse de nuevo sobre mi pecho. Nos quedamos callados durante unos segundos disfrutando de nuestra cercanía.
- Te quiero tanto, Carlos.
- Y yo a ti, Valeria. Eres la única razón por la que me enfrentaría al mundo entero.
- Y sé que ganarías.
Las luces de la discoteca suben y bajan mientras la música suena a un volumen bastante considerable. Estoy en la barra con David pidiendo una copa para mi y otra para Valeria. Fuimos a cenar a un restaurante vegetariano idea de mi amigo. Él, Adrián, su nueva novia, el primo de David con su pareja, Valeria y yo. La velada estuvo mejor de lo que pensaba y creo que mi chica les ha caído bien a mis amigos. Al principio se sorprendieron cuando la presenté como mi novia, pero a medida que la fueron conociendo, la sorpresas, se les pasó.
- Está buena que te cagas, Carlos -me dice David dándome una palmada en la espalda- lástima que te haya conocido a ti antes que a mi, sino, sería mi cama en la que estaría esta noche.
No puedo evitarlo. Me sienta como una patada en el estómago que hablen así de ella. Ni siquiera David. Nunca tiene filtros con las tías. Le tira a todo lo que pilla sin importarle que tengan o no novio. Según él, si una tía con pareja le pone los cuernos, es que no quería tanto a su novio.
- ¿Molesto? -dice Valeria poniendo una de sus manos en mi hombro.
- Claro que no, guapa -le dice David guiñándole un ojo. A este le reviento la cara hoy- le estaba diciendo a Carlos que ha tenido suerte.
- Ah, si, ¿suerte en qué? -le pregunta ella con ironía.
- En que él te haya conocido antes, que si llego a ser yo -le dice él soltando una carcajada que me parece repugnante. En serio. ¿En qué momento este tío se convirtió en mi amigo?
- Si llegas a ser tú, ¿qué? -le dice Valeria. Mi mano se posa en su cintura y la atraigo más a mi cuerpo dejando que le conteste al imbécil este.
-Pues -le contesta él sin saber muy bien que decirle- que seguramente, nos lo estaríamos pasando ahora de lo lindo, rubia.
Valeria le da una irónica sonrisa. Le tiendo la copa que ha pedido y le da un pequeño sorbo sin dejar de mirar a David. Este no sabe con quien se la está jugando.
- La verdad es que si, que tienes razón. Tengo mucha suerte de haber conocido a Carlos primero, pero, te aseguro que si lo hubiera conocido a él después de ti, estaríamos igual que ahora. Él agarrado a mi cintura, y esta noche, yo, en su cama, que es donde estoy todas las noches. No sigas diciendo idioteces, no querrás que te vomite encima, ¿verdad?
Valeria vuelve a beber de su bebida y tras dejarla en la barra se gira hasta estar delante de mi. Una de sus manos recorre mi pecho hasta subir y posarse en mi cuello.
- ¿Crees que si me besas se largará este idiota? -me pregunta ignorando completamente a David.
- Me importa una polla lo que haga. Tú pon tus labios bien cerca de los míos y ya veremos lo que pasa.
Valeria esboza una enorme sonrisa y tarda poco en besarme. Su lengua se mueve caprichosa buscando la mía. Intensifico el agarre de mis brazos en su cuerpo como queriendo fundirla con el mío. Sus besos me dejan sin aliento. Sobre todo cuando toma mi labio superior y lo mordisquea con suavidad.
- Me vuelves tan loca, Carlos -me dice ella haciendo que la punta de su lengua acaricie el lóbulo de mi oreja. Estoy empezando a pensar que tengo que buscar los baños de esta puta discoteca pero ya.
Mi boca vuelve a buscarla. La apoyo en la barra y mis labios recorren su cuello arrancándole un gemido imperceptible excepto para mi. Besar a esta mujer es un infierno. Uno en el que quiero arder. Porque así me tiene.
- Me habían dicho que te habían visto arriba, pero no que estabas acompañado.
Esa voz. Esa puta voz que me cabrea cada vez que la oigo. Me separo de Valeria a desgana para enfrentarme a nuestra nueva visitante. Nerea, mi ex. La cual nos mira a ambos con algo de furia en sus ojos. Mis manos no se apartan del cuerpo de mi novia.
- Pues si, estoy acompañado. Hasta luego.
Me doy la vuelta ignorando a mi ex. Valeria alza una de sus cejas y mueve un poco su cabeza para ver de quien se trata. Abre sus ojos un poco sorprendida y vuelve su mirada hacia mi.
- ¿No nos presentas. Carlos? -pregunta Nerea aún sin moverse de su sitio.
- No -le contesto yo algo furioso.
- Muy bien -dice ella- oye, rubia, ¿qué se siente al saber que tuve la polla de tu novio en mis manos? eso cuenta como poner los cuernos también, ¿no?
Valeria se pone rígida y la veo cambiar el gesto. Traga saliva y la siento como le late el pulso bajo mis dedos. Me doy la vuelta para encarar a Nerea y decirle cuatro cosas cuando es mi novia la que se pone delante mía ignorando a mi ex.
- ¿Es que hoy hay luna llena? -dice Valeria dirigiéndose a mi- porque se ve que todos los locos han salido a la puta calle.
- Te estoy hablando, rubia -sigue diciéndole Nerea.
-Valeria, me llamo Valeria. Pero, eso, ya deberías saberlo guapi. Recuerda que Carlos te dijo que TÚ no eras YO... y tranquila, que yo también le toco la polla todos los días, y otras cositas que le hago...¿te las cuento?
La cara de Nerea es un poema. Valeria le guiña un ojo y me mira a mi como quien no ha roto un plato. La agarro de la mano ante su mirada divertida para sacarla de la zona donde estamos.
- Ei, qué haces? con lo bien que me lo estaba pasando -me dice ella riéndose mientras bajo unas escaleras.
- No teníamos que haber venido -le digo llegando a un pequeño descansillo- con lo a gusto que estaríamos en casa, follando en nuestra cama, y no aquí aguantando a unos y a otros.
Valeria me da un empujón y me acorrala contra la pared. La agarro de la cintura y ella pone sus manos en mi pecho.
- Bésame ya y calla.
Valeria se moja los labios y sólo eso es lo que necesito. Acerco mi boca a la suya y tomo su lengua acariciándola y lamiéndola. Sus labios recorren los míos y su cuerpo me aprisiona aún más en esa pared. Pongo mis manos en la parte baja de su espalda y le agarro el culo amasando sus cachetes. Mi pene responde poniéndose duro como una piedra. Y no ayuda nada que ella esté moviendo sus caderas contra mí. Nuestros besos suben de intensidad, a la par que nuestras caricias. O me la llevo a los baños o a casa. Porque yo ya no puedo más.
- Perdonar que os interrumpa, ¿me dejáis pasar?
Valeria se separa de mi al escuchar una voz de hombre. Ella se disculpa y la veo abrir mucho los ojos sorprendida y ponerse como un tomate de la vergüenza.
- Ay, dios -dice ella agarrándose a mi mano a la vez que esconde su cabeza en mi cuello- eres Marco Asensio.
Efectivamente. El chico moreno que nos pide paso para ir a los baños, es el número 11 del Real Madrid. Marco Asensio. Su jugador favorito. Él se lleva las manos al pelo y le sonríe a mi novia. Entonces se gira, y se percata de que estoy aquí.
- ¡Hostias! Si eres Carlos Sainz -dice él alargando su mano, la cual estrechó encantado- soy un gran admirador tuyo.
- Igualmente tío. Bueno, y mi novia también. Esta es Valeria.
- Encantado.
Marco se acerca a Valeria y le da dos besos dejándola sin palabras. Durante unos minutos conversamos con él y hasta nos intercambiamos el Instagram. Nos invita a ver el próximo partido del Madrid, algo que hace que a mi novia le entre la risa tonta. Nos despedimos de él unos cuantos minutos después, y bajamos las escaleras para salir de la discoteca.
Ya en la calle, la abrazo mientras esperamos que venga un taxi.
- Es muy simpático -me dice ella refugiándose en mi pecho.
- Venga dilo, está muy bueno .
- Lo está, pero, amor tú estás muchísimo más bueno.
- Eso lo dices porque soy tu novio y estás conmigo.
Valeria se gira un poco hasta mirarme. Sus manos siguen en mi pecho y la mirada que tiene ahora mismo en mi, lo dice todo.
- Si no fueras mi novio, también lo pensaría. Desde el primer momento que te vi, Carlos, supe que quería estar contigo. Algo dentro de mi, de mi corazón, me lo decía. Que tú eras ese sueño, del que no quería despertar jamás.
Las palabras de Valeria hacen mella en mi haciendo que mi corazón bombee en mi pecho demasiado deprisa. Mía. Esa palabra que llevo tanto tiempo sin escuchar, porque, ella lo es. Siempre lo ha sido.
- Pues tú, mi pequeña hechicera, eres la única razón de mis sonrisas, de mis triunfos, de mis ganas de ser mejor. Eres la dueña de todo lo que soy Valeria. Tú eres esa única razón de mi vida.
*** Por dios, si más monísimos no se puede ser. Es que los adoro desde el minuto uno. Con lo que han sufrido mis dos niños, se merecen todos estos momentos románticos, ¿no lo creéis?. En los siguientes capítulos, habrá de todo risas, romances nuevos, sufrimiento y drama, porque yo, adoro el drama.
Si os ha gustado el capítulo, y si os apetece, estaría guay que le dierais a la estrellita, y si nos os ha gustado, pues...¿también? si es que no cuesta nada mover el dedo hacia abajo, ¿verdad?
Muchas gracias por los comentarios, por las lecturas y por todo lo que estáis haciendo con esta historia. Mis ganas de escribir han vuelto y OH, SORPRESA llevo escritos 3 capítulos de la historia de Max y Darcy, para la cual, TACHÁN, TACHÁN, ya tenemos nombre...y si no os lo digo, es porque como no me fío de que me lo copien y me lo quiten (que si, que si, que por aquí te copian hasta la marca de bragas), pero si alguien se aventura a decir un titulo, bienvenidas vuestras propuestas.
Bueno, esperemos que hoy el Gran Premio de México sea mejor que el de Estados Unidos, para empezar, que Carlos no estrelle el coche.
Muchos besos y abrazos, y buen domingo ***
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