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𝟥𝟫. 𝒩𝒶𝓀𝓊𝓅𝑒𝓃𝒹𝒶

Estoy terminando de mandar unas preguntas de una entrevista que me han hecho para un periódico dominical. Lenna insistió mucho en que la hiciera porque sería bueno para intentar "limpiar" mi imagen. El asunto de Nerea aún sigue coleando y no quiero que hablen de mi más allá de mi profesión.
No he querido hacer la entrevista ni por teléfono ni por videollamada porque no me apetece interrumpir mis vacaciones. Así que anoche recibí las preguntas, las he contestado y las he mandado. Alzo mis brazos y bostezo mientras escucho la puerta del dormitorio abrirse.

De mi cara sale una tonta sonrisa al ver aparecer a Valeria simplemente con unas braguitas y una camiseta mía de Ferrari que no le tapa nada. Se lleva las manos a la boca y bosteza al igual que yo.

- Está lloviendo -me dice ella fijando su mirada en el patio. Hace una hora empezó a hacerlo y no ha parado desde entonces.

- Si. Y bastante -le contesto mirando también hacia fuera.

- ¿Qué hacías, novio?

Una pequeña sonrisa se escapa de mi boca al escuchar esa palabra. Novio. Y pensar lo mucho que la odiaba, y lo que me encanta cuando me lo dice ella.

- Mandar las respuestas a la entrevista.

Valeria va hacia la mesa del desayuno y coge un bollo de leche. Viene hacia donde estoy yo y acaba sentada a horcajadas en mis rodillas.

- ¿Has desayunado?

- Aún no -.le respondo poniendo mis manos en su cintura mirándola tan perdido en ella y en sus ojazos verdes.

Dos días. Dos días llevamos en este paraíso recuperando todo el tiempo perdido. Diciéndonos te quiero continuamente como si fuéramos dos adolescentes que viven su primer amor. Haciendo miles de planes y desnudando nuestra alma con cada palabra. La he vuelto a ver sonreir. Pero sonreír de verdad. Y eso es todo lo que me hace falta.

- ¿Qué te apetece? -me pregunta dándome un trozo de su bollo.

- Me da igual...oye, quería comentarte una cosa a ver que te parece.

- ¿Me tengo que asustar? -me pregunta mi rubia alzando una de sus cejas.

- A lo mejor si, pero, para bueno -le hago una mueca con mi boca y ella estampa sus labios con los míos unos segundos. Su lengua busca la mía dándome un intenso beso que me remueve todo el cuerpo.

- Ya estoy lista -me dice echándose hacia atrás. Su espalda descansa en el borde de la mesa ofreciéndome una maravillosa vista de su escote- mis ojos están arriba, Carlitos.

- Me estás provocando.

- Nop. Si lo hiciera, estaría sin camiseta.

- Por mi no te cortes, amor, me facilitarías más la vida.

- Te estás desviando del tema -ella hace una mueca con sus labios y pone sus manos en mi cuello. Dejo que sus dedos acaricien la piel desnuda de mi nuca y me concentro en hablar y no en las sensaciones que ella me provoca.

- He estado pensando y voy a comprarme una casa en Maranello. Estoy muy harto de vivir en el hotel, y, bueno, en unos días voy a ampliar mi contrato y creo que ya va siendo hora de tener algo que sea mío aquí, ¿Qué te parece?

- Pues que es una idea genial. Yo también he estado pensando en buscarme un piso de alquiler o algo. Darcy tiene un apartamento cerca de la fábrica y me ha dicho que tiene una habitación libre.

- Bueno, ¿y no prefieres otro compañero de piso?

Mis dedos suben hasta colarse por debajo de su camiseta y acariciar su espalda desnuda. Los voy subiendo y bajando dándole un ligero masaje que la hace estremecer pues su piel se le ha puesto de gallina. Ella se muerde los labios y una ligera sonrisa aparece en su cara.

- ¿Charlie? No, gracias, seguro que acabábamos matándonos -me dice ella divertida. Ruedo mis ojos y ella suelta una pequeña carcajada.

- Eres muy tonta, Valeria -me quedo unos segundos callado, sin decirle nada, sopesando bien lo que quiero pedirle, aunque, no hay mucho que pensar, lo tengo claro, muy claro- vente a vivir conmigo.

Si, le estoy pidiendo que vivamos juntos. En Maranello prácticamente lo hacemos en su habitación o en la mía. Y no tiene ningún sentido que si me compro algo, tengamos que estar separados.
Su cara refleja emoción y sorpresa. Le tiembla un poco el labio inferior y no puede ocultar la sonrisa

- ¿Estás seguro, Carlos? ¿No es un poco pronto?

- Si, si estoy seguro. No lo he estado más en mi vida. Te quiero conmigo. En mi casa. Quiero hacerte ese rissotto que me enseñó a hacer tu abuelo. Que si yo me voy temprano a correr, tú te quedes dormida y luego desayunemos juntos. Quiero ver contigo la película esa de los lobos que te gusta, quiero poder llegar a casa y saber que tú vas a estar allí, ¿sigo?

Valeria aprieta sus labios y niega con su cabeza. La veo emocionarse y hasta como una pequeña lágrima cae por su mejilla. Atrapo esa gota con la punta de mis dedos y beso sus labios unos segundos.

- Podemos probar Carlos, y si no...

- De probar nada -le digo categóricamente- ¿Qué pasa? ¿es que no quieres venirte a vivir conmigo?

Valeria tuerce el gesto y me quita las manos de su cintura. Me aparta un poco y se levanta de mis rodillas ante mi desconcierto. Se pone a dar pequeños paseos por la sala llevando su mano al pecho mientras respira con pesadez.

- ¿Valeria? ¿estás bien? -me pongo en pie y voy hacia ella algo preocupado. Aún tengo que lidiar con sus ataques de ansiedad y me preocupa que ahora vaya a tener uno. Me hace un gesto con su mano para que me aparte un poco y eso es lo que hago.

- Lo siento, Carlos. De verdad que lo siento. Es que...estoy muerta de miedo -su cara está algo pálida y respira entrecortadamente.

- ¿Porqué? -mis manos acaban posándose en su cintura y atrayéndola hacia mi pecho. Ella se deja abrazar por mi y puedo notar lo deprisa que le late el corazón.

- Porque todo esto, todo, es demasiado bonito. Y tengo un miedo terrible a que pase algo y se estropee.

La aparto de mi pecho con suavidad y pongo mis manos en sus mejillas. Su ojos están algo rojos, y sé que quiere llorar.

- No tengas miedo. Estoy contigo. No voy a dejar que tengas miedo. Y si lo tienes, lucharemos juntos contra él. Porque ahora, no estás sola, me tienes a mi, ¿de acuerdo?

- Si -ella asiente con su cabeza y suelta un pequeño suspiro mientras me mira. Se vuelve a morder los labios y me da una pequeña y tranquilizadora sonrisa- si te soy sincera, me muero por vivir contigo, pero, tenemos que tener cuidado con Aless.

- Lo sé. Créeme que lo sé. No quiero que destruya tu carrera por un puto ataque de celos que es lo que tiene. Ni que nos quite la posibilidad de ser felices.

- ¿Sabes? sinceramente, me da exactamente igual que me eche de Ferrari. Yo soy una persona que le da más importancia a otras cosas, a lo que verdaderamente vale la pena, y ese eres tú Carlos Sainz. Te pongo a ti, por delante del puto mundo.

- Pues que le jodan al puto italiano -alzo a Valeria de las caderas ante sus protestas y camino con ella hacia la cama- yo he ganado, te he ganado.

- ¿No sabía yo que era un premio? -mi rubia hace un adorable puchero con sus labios los cuales atrapo para besarla con muchas ganas.

- Mi premio. No lo olvides nunca, señorita De Luca. Que yo he luchado por ti como si fueras la puta carrera más dificil de mi vida.

- Y has ganado.

- No, hemos ganado los dos.

Valeria sale del agua escurriéndose el pelo con sus manos. Viene hacia mi y yo tengo que tragar saliva de la visión tan tentadora que tengo delante mía. Sólo lleva la parte de abajo del bikini. Estamos prácticamente solos en esta playa y a ella le apetecía hacer topless. Por supuesto, como buen novio que soy, la he apoyado en ésta decisión. Coge una toalla para secarse el cuerpo y me mira divertida.

- Me gustan mucho tus tetas,. amor. Es que no puedo evitar mirártelas.

- ¿Te imaginas cuando vivamos juntos y me pasee por tu casa así? Ya sabes que soy muy calurosa.

Valeria me da una mirada divertida y yo sólo de pensarlo me estoy poniendo malo, algo que mi polla me confirma al removerse inquieta dentro de mi bañador. Ella se sienta en la hamaca poniéndose sus gafas de sol.

- También será tu casa, Valeria, no lo olvides -le digo. Ella tuerce el gesto y ladea su cabeza para mirarme mejor.

- Tendremos que hablar de los gastos de la casa, de lo que tengo que poner yo...

Agarro a Valeria y la pongo a mi lado mientras la abrazo por la espalda. Pongo mis manos en su estómago y beso su cuello.

- Cállate ya. Ni siquiera la hemos comprado y ya estás organizando donde irán los cubiertos.

Valeria tensa su cuerpo y puedo sentir como respira algo más deprisa. Pongo mi mano izquierda en su cadera y empiezo a acariciarla despacio para que se relaje. Ella se sujeta a mi brazo pasando sus dedos lentamente por el.

- Estoy ilusionada por irme a vivir contigo.

Suerte que no me está viendo, porque la sonrisa que tengo ahora mismo en la cara no hay quien me la quite. Si ella está ilusionada, yo estoy que me muero. Tenerla cerca. Que esté conmigo, a mi lado, es algo que llevo tiempo deseando.

- Y yo también. Pero, lo haremos con calma, Valeria, sin agobios. Y menos ahora que estamos de vacaciones, ¿vale?

- De acuerdo.

Durante unos segundos ninguno de los dos dice nada. Ella se relaja en mis brazos gracias también a las caricias de mis dedos. Beso de nuevo su cuello y ella se da la vuelta hasta que estamos los dos cara a cara.

- ¿Sabes como se dice te quiero en suajili? -niego con mi cabeza.

- Nakupenda.

- Pues suena muy bien. Tengo una idea.

Quito mis brazos de su cuerpo y me incorporo en la hamaca. Cojo mi móvil que está en su bolso de playa y vuelvo a recostarme. Miro mis notificaciones y emito un soplido de fastidio.

- ¿Qué te pasa? -me pregunta Valeria viendo mi cara de desagrado.

- La Audrey esta de los cojones, que me ha mandado una foto por privado.

Le enseño la foto a Valeria y ella alza una de sus cejas tan desconcertada como yo. La francesa me ha mandado una foto de ella en la playa, haciendo postureo, de espaldas, con una tanga brasileña.

- Si te apetece unirte, te mando ubicación... esta tía tiene un morro que se lo pisa joder -me dice Valeria apretando los labios. Tiene cara de enfadada y yo también.

- Voy a bloquearla ahora mismo -le digo mientras lo hago.

- Carlos. ¿Te mandan muchos privados así? quiero decir, ¿si hay muchas tías que te escriban? -Valeria se muerde el labio superior mirándome un poquito nerviosa.

- Algún que otro. Pero, yo paso, Valeria. Instagram lo uso para subir fotos y contestar a los amigos, nada más. Ei, no tienes porqué preocuparte.

La atraigo hacia mi pecho y la abrazo con cuidado. Ella pone su cabeza en el hueco de mi cuello dejando un pequeño beso en él.

- No me molestaría que hables con otras por instagram...bueno, joder, si que me molestaría. Carlos...

- Como no lo hago, puedes estar tranquila. Aunque bueno, yo tampoco soportaba cuando Aless te hablaba, así que, te entiendo perfectamente.

Le doy la vuelta a Valeria y pongo mi móvil enfocando con la cámara hacia la parte de abajo de nuestros cuerpos.

- ¿Qué vas a hacer? -me pregunta Valeria mientras la acomodo un poco mejor en mi pecho.

- Voy a subir una foto a Instagram donde se vea que no estoy solo. Así se entera todo el mundo de una puta vez, que tengo novia y me dejan en paz, aunque no se vea que eres tú, ¿te importa?

- Estás jugando con fuego.

- El idiota creerá que eres una más de mis conquistas y así también se calla un rato.

- Está bien. Hazla -me alegro de que ella acepte que haga la foto. Así que enfoco nuestros pies con el mar de fondo y después de escribir el texto se la enseño antes de subirla.

Nina wazimu juu yako

- Me encanta, pero no sé que significa, Carlos.

- Que estoy loco por ti.

Valeria muerde sus labios y una maravillosa sonrisa escapa de su cara. Sus labios rozan los míos unos segundos dejándome disfrutar del sabor dulce de su boca.

Pasamos el resto de la tarde en esta playa. La foto ha tenido bastante repercusión y la mayoría de mis amigos me han dado la enhorabuena. Las preguntas sobre la dueña de esos pies no se tardan en suceder y todo el mundo especula por quien puede ser. Incluso algunos dicen que podría ser Nerea, lo mejor ha sido la respuesta de mi Charlie, qué mas quisiera esa, no le llega a la suela de los zapatos a la dueña de esas increíbles piernas. Como siempre, Charles Leclerc, haciendo amigos.


Mi móvil se va a caer con las notificaciones y mensajes, pero es que me da exactamente igual, excepto la llamada de Lenna, la cual cojo inmediantamente.

- Dime por dios que no es tu ex, Carlos, o te juro que vomito.

- No es Nerea, tranquila que yo también vomitaría.

- Pues dime quien es, por lo menos a mi para saber como gestionarlo.

- Precisamente de eso quería hablar contigo. Tienes que ayudarme Lenna -Valeria y yo hemos hablado y hemos decidido contárselo todo a ella. A parte de Charlie y Darcy, es la única persona en la que confío de todo este circo. Y a ella no la ha contratado Ferrari, la he contratado yo, y sé que me es leal hasta la muerte

- Para eso vine a este mundo, Carlos, para ayudarte a ti, y bien ¿Quién es ella?

- Es Valeria, Lenna -cojo aire y me muerdo los labios esperando su respuesta, algo que tarda unos segundos en llegar.

- Eso ya lo sabía yo, cariño -me contesta ella dejándome algo desconcertado.

- ¿Y eso?

- Ay, Carlos. No sabéis disimular una mierda. Os coméis con los ojos cada vez que estáis juntos. Lo raro es que nadie más se haya dado cuenta.

- ¡Genial entonces! -le digo con ironía- tengo que contarte una cosa bastante fuerte y necesito tu consejo, Lenna.

- Ahí va el primer consejo cariño: procura que Aless no se entere.

*** Carlos Sainz logró anoche la pole en el Gran Premio de Estados Unidos. Ojalá esta noche nos diera una alegría y ganara su segundo premio de la temporada.

Espero que os haya gustado el capítulo. Después de tanto drama está bien leer algo tan romántico, ¿no creéis?

Muchas gracias por votar esta historia. Estoy muy contenta de lo mucho que os está gustando.

Miles de besos y abrazos ***

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