Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟥𝟣. 𝑀𝒾 𝒿𝓊𝑒𝑔𝑜 𝒻𝒶𝓋𝑜𝓇𝒾𝓉𝑜

Al final, Valeria no conoció al príncipe Alberto. De cerca no le parecía tan interesante y lo que más le llamó la atención, fue las miradas de odio que compartía con Charlie. El piloto no quiso soltar prenda de porqué el soberano monegasco lo miraba con esa inquina.

Después de la cena, permanecieron el tiempo de rigor que marcaba el protocolo. Valeria y Carlos abandonaron el Casino esquivando como pudieron, a Aless y a sus espías.

Darcy, Diana y Charles si que se fueron a uno de los clubs de moda de Mónaco a seguir con la fiesta.

El piloto y su ingeniera estaban ya en el ático del monegasco. En la habitación que ambos compartían. Valeria se acercó a Carlos, el cual estaba quitándose la chaqueta y deshaciéndose del nudo de la corbata. Puso sus manos en su pecho y las subió lentamente hasta agarrar las solapas de su camisa. Su intensa mirada se clavó en la suya a la vez que sus dedos acariciaban con lentitud su cuello.

- ¿Recuerdas que te he dicho que te iba a castigar? -le dijo ella mojándose de nuevo los labios

- No lo he olvidado. Es más, lo estoy deseando

Carlos bajó su boca para unirla con la de ella, pero se encontró con la oposición de Valeria, la cual echó su cabeza hacia atrás en el preciso momento que sus labios iban a hacer contacto. Él soltó una sonora carcajada mirándola de una forma muy intensa.

- No vas a tocarme Carlos

- ¿Ese es mi castigo? - enarcó una de sus cejas a la vez que una pequeña sonrisa salía de sus labios

- Parte de tu castigo

Valeria le quitó la corbata del cuello con un lento moviendo mientras lo empujaba  con  suavidad hasta tenerlo sentado en una de las sillas de la habitación. Se mordió los labios con deseo y se dio la vuelta hasta ponerse detrás de Carlos. Tocó uno de sus hombros deslizando la yema de  sus dedos por su cuello. La piel de Carlos se erizó. Todo su cuerpo sufrió una convulsión con ese toque. Con el de las yemas de sus dedos que se hundían entre  los mechones de su cabello. Valeria agarró su pelo tirando de él hasta hacer que Carlos se girara. Su boca estaba a pocos centímetros de la suya y él se moría por probar esos rojos labios de fuego. 

- Te tengo que castigar por tantas cosas Carlos -Valeria acercó su boca a su oído hablándole en susurros, a la vez que su lengua rozaba el lóbulo de su oreja

- ¿Es por dejarte sin bragas?

- Uno de tus castigos. Y también, porque es muy frustrante ver como otra tía te toca y quiere llevarte a la cama. Cuando resulta, que en la cama en la que tú tienes que estar es en la mía, eso lo tienes claro, ¿verdad Carlos? -Valeria volvió a tirarle del pelo para que tener de nuevo esos labios cerca suya. Estaba claro que esta noche, quien mandaba era ella, y él sólo iba a ser ese objeto de deseo que Valeria iba a utilizar a su antojo

- Muy claro hechicera

Valeria bajó sus labios y rozó los suyos unos segundos. Su lengua los recorrió sin piedad impidiéndole que él tuviera el control sobre ese beso. Le dio un pequeño mordisco en el labio superior para, seguidamente, volver a lamérselo.

- Pon las manos atrás -le dijo Valeria con autoridad. Su sensual voz hizo que su miembro pegar un respingo en sus pantalones de  una manera algo dolorosa

- ¿Atrás? -le preguntó él haciéndose una ligera idea de lo que ella quería hacerle

- No preguntes y haz lo que yo te diga, ¿vale? En Caronia tuve la boca cerrada e hiciste conmigo lo que te dio la gana, así que ahora te callas

- De acuerdo -le dijo Carlos relamiéndose los labios. Escucharla hablar de una manera tan dominante hacía que se excitara aún más.

Carlos puso sus manos detrás de la silla. Sintió como Valeria deslizaba la corbata entre ellas. La anudó suavemente, pero de tal forma que él no pudiera moverlas. Se puso delante de Carlos y pasó su lengua por sus labios muy lentamente.

- ¿Te gusta jugar Carlos?

- Depende del juego -le contestó él incapaz de apartar su mirada de ella

- Pues esta noche, YO voy jugar, y tú, vas a ser mi juego favorito

Valeria llevó sus manos a la cremallera de su vestido. La deslizó hacia abajo hasta dejar caer la prenda de vestir al suelo. Fijó su mirada en Carlos el cual tragó saliva al ver la tentadora visión que tenía delante de él. Su rubia llevaba un sujetador negro trasparente desde donde podía vislumbrar sus rosados pezones. Ver su sexo desnudo, hizo que su pene se hinchara de nuevo en sus pantalones. Como deseaba hundirse en ella una y otra vez. 

Valeria levantó uno de sus tobillos hasta poner la sandalia plateada que calzaban sus pies, justo encima de uno de los muslos de Carlos. Pasó uno de sus dedos por su cuello ante su atenta mirada. Llevó las manos a la parte de atrás de su espalda y se desabrochó el sujetador dejándolo caer al suelo. Sus erguidos pechos estaban a pocos centímetros de él y si se acercaba lo suficiente, Carlos, conseguiría besarlos. 

Pero los planes de Valeria eran otros. Esta noche, ella tendría el control sobre él. Haría lo que quisiera con Carlos sabiendo que él se dejaría. Se acercó al piloto e introdujo su dedo índice en su boca dejando que la lengua de Carlos lo chupara con avidez.

- ¿A qué te mueres por tocarme Carlitos?

- Y por follarte también

- ¡Niño travieso!

Valeria acercó su boca a la suya y tiró de su labio superior dándole otro pequeño mordisco que hizo que Carlos se revolviera en la silla. Ella bajó su pierna de encima de su muslo y le abrió las rodillas colocándose en medio de ellas. Cogió la cabeza de él y la llevó hasta sus pechos dejando que la lengua de Carlos lamiera la piel desnuda de su escote. Valeria echó su cabeza hacia atrás deleitándose con sus frescor. En como sus labios succionaban sus pezones y jugueteaban con ellos consiguiendo que se pusieran aún más duros. Ella los juntó con ambas manos y se los ofreció para que él los besara indiscriminadamente. Su ávida lengua se movía entre uno y otro lamiendo, succionando y mordiendo a su antojo.

- Suficiente -le dijo agarrándolo de  su pelo y tirando de él para que la boca de Carlos abandonara sus pechos.

Valeria llevó sus manos a su camisa y fue desabrochándole botón por botón mientras Carlos no perdía detalle de cada uno de sus movimientos. Le apartó la prenda de vestir bajándosela hasta la cintura. Se inclinó y besó sus abdominales trazando un húmedo camino con su lengua hasta más abajo de su estómago. Carlos temblaba de deseo. Estaba receptivo a cada caricia de sus manos y de su boca. Odiaba estar atado porque quería tocarla. 

- Joder nena. Te echaba ahora mismo al suelo y te follaba muy duro

Valeria levantó la mirada y una sonrisa de satisfacción se marcó en su cara. Mientras besaba su estómago, sus dedos le desabrocharon el botón del pantalón bajándole la cremallera. Lo ayudó a que se deshiciera de los pantalones hasta los tobillos haciendo que los bóxer siguieran el mismo camino. La rubia se puso de rodillas y se mordió los labios mirando a Carlos.

- ¿Sabes que te voy a hacer "Smooth Operator"?

- Me hago una idea -le dijo Carlos tragando saliva sumamente excitado

- No, no tienes ni idea

Valeria le dio una sensual mirada con la que le decía todo. Era deseo. Lujuria. Todos los pecados que podrían cometerse con el hombre que tenía a su merced, y todos a la vez. Le agarró el pene sintiendo como Carlos emitía un jadeo de auténtico placer. Lo acarició con sus dedos haciendo que él respirara entrecortadamente. Su ritmo era lento, consciente de que esto estaba siendo una tortura para él. Sobre todo porque Carlos no podía tocarla y eso lo estaba matando. Él no perdía detalle de como sus manos subían y bajaban, de como lo acariciaban con sumo cuidado.

Valeria llevó su dedo pulgar a su boca y lo chupó fijando su mirada en la de Carlos. A estas alturas, el joven piloto deseaba tantas cosas a la vez que estaba perdiendo la cordura con cada mirada, cada caricia y cada beso de sus labios. La rubia puso ese  dedo en su glande y empezó a moverlo despacio de arriba a abajo mojando esa parte tan sensible de su anatomía. 

- Joder, nena, me estás matando

Valeria siguió con sus caricias y no paró hasta que vio una gota de líquido en la punta. No se lo pensó. Se inclino y la lamio muy lentamente con su lengua. Carlos echo su cabeza hacia atrás gruñendo desesperado. Esa lengua que lo acariciaba lo estaba volviendo loco. Sus rojos labios eran suaves y cálidos, y la sensación de tener su boca alrededor de su pene era algo increíble. La visión que tenía de ella, de esos labios de fuego que lo besaban y lamían, era lo más erótico que había experimentado en la vida.

Ella siguió acariciándolo con su lengua y con sus labios. Se lo metió en la boca recorriéndolo entero. Subiendo y bajando a un ritmo descontrolado. Él ya no podía más. Sentir su boca, tan suave y caliente lo tenían al borde del abismo.

- Valeria

Su nombre salió de lo más profundo de su garganta casi como un ruego. Ella entendió que ya no podía más y dejó de besarlo. Los jadeos de Carlos eran bastantes perceptibles. Su frente estaba perlada de sudor y le estaba costando horrores no poder tocarla. Ella se puso en pie y le levantó la barbilla con uno de sus dedos.

- Tú te corres cuando yo diga, ¿te queda claro, Carlitos?

Apenas podía hablar. Así que el piloto asintió a todo lo que ella le decía. Valeria se acercó de nuevo a él y puso sus piernas a ambos lados de sus caderas. Con una de sus manos le agarró el pene mientras se sujetaba con la otra a uno de sus hombros. Simplemente se dejó caer recibiéndolo con fuerza en su interior.

- ¡Mamma mía! -exclamó Carlos al sentir como todo su pene la invadía por completo

Valeria río  y acercó su boca a la suya para besarlo. El beso fue salvaje, duro, como las cabalgadas de ella. Sujeta a sus hombros, entraba y salía de él a su antojo, al ritmo que ella quería. Carlos alzaba sus caderas para ayudarla y así salir a su encuentro cuando su pene salía de ella.

- Nena, me estás volviendo loco -le dijo Carlos besando y mordiendo la suave curva de su cuello

- Eso es lo que quiero

Valeria no dejaba de moverse. A un rápido ritmo. Ella también deseaba liberarse. Disfrutar del orgasmo con él. Sus pechos bamboleaban delante de su cara. Él atrapó uno de sus pezones con su boca y tiró de él marcándolo con un suave mordisco.

- ¿Quieres correrte? -le preguntó ella llevando su boca a su oído. Le mordió el lóbulo de la oreja con una pequeña mordida, bajando su boca hasta su cuello

- Sabes que si

Valeria frenó el ritmo de sus cabalgadas. Se mordió el labio riéndose mientras se enfrentaba a la desesperación de Carlos. Quería volverlo loco. Llevarlo al límite y jugar, jugar con él. 

- Nena, ¿Porqué paras?

La voz de Carlos era una súplica. Sus penetrantes ojos la miraban esperando que ella se moviera y continuara con ese ritmo desenfrenado que lo tenían tan desesperado. 

- Te he dicho antes que tú te correrás cuando yo quiera

La respiración del piloto estaba muy agitada. Movía sus manos intentando deshacerse del nudo de la corbata, pero, era imposible. Estaba a merced de ella. Y... le gustaba.

Valeria empezó a moverse muy despacio. Agarrada a él, subía hasta casi dejar que su pene saliera de su interior, para, dejarse caer y recibirlo dentro de la misma lenta manera. Carlos no podía hacer nada, simplemente dejarse llevar por lo que ella le hacía.

Cada vez que su cuerpo subía, era un infierno para Carlos porque dejaba de estar dentro de ella, y cuando bajaba, se desataba una guerra porque quería que se moviera más deprisa. Lo tenía al límite de la cordura. A ese abismo que deseaba saltar porque abajo le esperaba la más grande de las glorias. Ella, y el placer que le estaba dando. Todo lo que le hacía sentir.

Valeria acercó su boca al oído de Carlos. La punta de su lengua lamió el lóbulo de su oreja.

- ¿Quieres correrte? -le preguntó ella con voz de deseo

- Si... no puedo más

- Pues hazlo

Carlos gritó poseído. Movió sus caderas alzándolas al encuentro de las de Valeria. Ella apretó sus piernas y se dejó llevar por un fuerte y poderoso orgasmo que barrió con todo a su paso. Se agarró aún más  a los hombros de Carlos y ambos se vinieron juntos, cayendo ella derrotada encima de él al terminar.

Los corazones de ambos estaban latiendo muy deprisa. Sus respiraciones estaban intentando recuperarse de todas las sensaciones vividas. Valeria levantó su cabeza y le regaló a Carlos una maravillosa e increíble sonrisa. Aún estaba él en su interior. Aún estaban unidos.

- Creo que te acabas de convertir en mi juego favorito Carlos

Valeria estiró sus brazos en la cama y sin darse cuenta el derecho acabó en la cabeza de Carlos.

- ¡Joder! Si quieres que me despierte, no tienes que pegarme Valeria

La rubia se llevó las manos a la cara y se puso a reír mientras el piloto se daba la vuelta. Carlos también le sonrío. Joder. Esto era lo que ahora mismo quería. Tenerla así todas las mañanas en su cama. Riéndose. Feliz.

- Llévame a desayunar -le dijo ella votando en la cama- Charlie dice que aquí al lado hay un sito que hacen unos creps de muerte

- Estoy hecho polvo Valeria, date la vuelta y duérmete otra vez -le dijo él tapándose con la sábana hasta más arriba de la barbilla

- Te haces mayor Carlitos -le dijo ella burlándose de él- no aguantas nada

- Anoche te aguanté encima mía bastante rato, no me digas mentiras

Valeria abrió la boca indignada y le dio un puñetazo en el costado. Él se dio la vuelta emitiendo un pequeño grito.

- ¿Porqué me pegas? -le dijo él

- Porque te lo has merecido

- A ver si soy yo ahora el que te castigo

Carlos, la cogió de las caderas intentando morderla por donde pillara. O bien el cuello, el escote o la piel desnuda de su vientre. Algo que ella no dejaba porque no dejaba de moverse. Valeria acabó debajo de él respirando agitada por el rato de resistencia a las cosquillas que llevaba.

Carlos le rozó el cuello con su nariz aspirando su suave aroma avainillado. Lamió la curva de su cuello produciéndole un ligero cosquilleo.

- Tan preciosa -.le dijo Carlos bajando sus labios para besarla.

Fue un beso, dulce, lento. Recreándose en la boca de la rubia y disfrutando del sabor de sus labios. Se acomodó mejor hasta estar entre sus piernas y volvió a mirarla para perderse en sus ojos. Quería decirle tantas cosas. Y no sabía por donde empezar. Sólo la miraba. Sin moverse. Sin hablar. Sólo ellos dos.

- ¡Dejad ya de follar y vamos a desayunar! -el grito y los golpes en la puerta de Charlie hizo que Carlos rodara sus ojos y pusiera su frente sobre la de Valeria

- Anda, vamos -le dijo Valeria rozando brevemente sus labios- o este echa la puerta abajo

- Jo. Quería echar un polvo mañanero -Carlos hizo un puchero y miró a Valeria haciéndole ojitos. Hacía rato que ella había notado su erección sobre su vientre y tenía que admitir que  también estaba excitada

- Bueno Carlitos, si te imaginas que yo soy el Gran Premio de Azerbaiyán y que tienes que ganarlo...

Carlos esbozó una sonrisa traviesa y apartó las sábanas de la cama.

- Nena, prepárate que voy a hacer podium

Estaban en la terraza de una de las cafeterías más selectas de Mónaco. Les habían puesto en un reservado lejos de miradas ajenas. Ventajas de que Charlie fuera monegasco y el niño mimado del principado. Hacía buena temperatura y ninguno tenía ganas de levantarse e irse debido a las delicatessens que tenían delante.

- No sé como puedes comer tanto -le dijo Diana a Darcy, pues la irlandesa daba cuenta de su tercer crepe- te admiro, de verdad

- Es que la falta de sexo da hambre -le dijo Charlie guiñándole un ojo a la vez que se ganaba una iracunda mirada por parte de la pelirroja

- Pues a mi de eso no me falta y siempre tengo hambre -replicó Valeria bebiéndose un batido de frutas

- Ya nos hemos enterado querida -le dijo Darcy guiñándole un ojo-. que anoche cuando llegamos aún seguíais dándole al tema

Valeria sintió sus mejillas enrojecerse y escondió su cabeza en el hueco del cuello de Carlos. Él la abrazó y dejó que ella se recostara en su pecho. Se le escapó un pequeño suspiro. La sensación de tenerla así, entre sus brazos, hacía que aumentaran los latidos de su corazón. Tenía esa necesidad con ella. La de tenerla cerca. La de tenerla con él. Estos días aquí en Mónaco no hacían más que confirmarle esa verdad que él había tiempo que sabía, que quería a Valeria en su vida. 

- ¿Cuándo te vas Diana? -le preguntó Darcy a su nueva amiga

- Cuando ella quiera -le contestó Charlie por ella- se va en mi avión privado

Valeria abrió sus ojos sorprendida y fijó su mirada en su hermana, la cual, bebía impasible de su café sintiendo los ojos de su hermana pequeña sobre ella.

- Entonces, podemos ir a dar un paseo en yate -dijo Darcy dando palmitas- sé que tienes uno Charlie

- Lo tengo, pero no te lo he ofrecido para que dispongas de el tan libremente -le contestó el monegasco clavando su mirada en la misteriosa hermana de Valeria. Estos días en Mónaco, casi ni habían hablado. Y cuando se había acercado a Diana, ella lo había tratado como si fuera un niñato. 

- Lo tienes muerto de risa en el muelle. Sé donde guardas las llaves

- Eres peor que una hermana Darcy -le protestó él

- Anoche tuve que ver como Max le comía los morros a otra delante de mi puta cara. Y encima, el cabrón, me acorraló en los baños de la discoteca reclamándome que estuviera contigo... -dijo ella sin dejar de comer- dame el gusto y paséame por todo Mónaco con tu puto yate

- ¿Está celoso de mi? -le preguntó Charlie con una media sonrisilla

- Esa no es la pregunta Charles -le dijo Valeria separándose de Carlos- ¿hiciste algo en los baños con Max?

- Si -confesó ella ante la atónita mirada de su amiga- darle una patada en los huevos como tú me enseñaste

- ¡Esa es mi chica! -Valeria levantó su mano y la chocó con la de Darcy

- Me dais miedo, las dos -les dijo Carlos antes de coger su café con su mano derecha, pues no quería que Valeria se separara de su pecho

- Pues no has visto nada -le dijo Darcy orgullosa - nos vamos a apuntar a kick-boxing

- ¿Para poder pegarle de nuevas maneras a Max? -le preguntó Charlie con una sonrisa burlona

- Como me vas conociendo Leclerc. Ese Verstappen cometió un gran error la primera vez que me besó -le dijo Darcy al monegasco

- ¿Cuál?

- Besarme

*** Cuando le hablé a lenaasensio20
De este capítulo, le prometí que se lo dedicaría, así que, aquí lo tienes guapa. Sé que lo has disfrutado.

Y a los demás os deseo lo mismo. No os preocupéis si muchas de las escenas entre Max y Darcy no las leéis aquí, cuando publique su historia, conoceréis todos los detalles.

Más adelante compartiré con vosotros la portada y me decís que os parece.

Soy muy pesada, tremendamente pesada, pero, también soy agradecida.

Gracias por votar en cada capitulo.

Por leer la historia.

Y por seguir apoyando mis locuras. Muchos besos y abrazos ***

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro