𝟣𝟨. 𝟤𝟢 𝐻𝑜𝓇𝒶𝓈 𝓎 𝟣𝟤.𝟪𝟢𝟢 𝓂𝑒𝓉𝓇𝑜𝓈
Tengo sueño. Mucho sueño. Darcy y yo acabamos de llegar al aeropuerto después de estar toda la noche sin dormir. Para que íbamos a hacerlo si teníamos que estar aquí a las 3 de la mañana. Estoy apoyada en su hombro y no paro de bostezar.
- Dime que podremos dormir en el avión -me dice Darcy llevando su mano a la boca por tercera o cuarta vez. Estamos las dos igual de cansadas.
- Eso es lo que estoy deseando -le respondo reprimiendo esta vez yo el bostezo - ¿porqué está Australia tan lejos?
- Yo tampoco lo entiendo -me dice ella dándome la razón mientras nos ponemos a reír.
- ¡Así me gusta! Que empecemos el día con energía -la voz de Charlie resuena en mis oídos mientras me restriego los ojos. Cuando los abro, me topo con la alta figura de Carlos, el cual está junto a su amigo, pero es a mi a mi a quien mira.
- ¿Qué coño hacéis aquí? -les pregunta Darcy enderezándose.
- Pues ir a Australia, como vosotras -le dice Charlie haciéndole un gesto con la mano- sin nosotros no hay carrera.
- Tenéis un puto avión privado para ir a Australia -le dice Darcy. Abro mis ojos y miro a Charlie el cual le da una sonrisa algo socarrona.
- ¡Qué quieres que te diga, Evans! Me encanta estar cerca tuya. Además, así le demostramos a los demás que somos como el resto de los mortales -le sigue diciendo Charlie.
- Si, es cierto. Gilipollas, eso es lo que sois -Darcy se levanta y estira sus brazos casi dándole a Charlie en la cara- anda vamos a por un café majestad. ¿Te traigo uno, Valeria?
-Si, porfi. Uno solo con un dedo de leche...y dos azucarillos.
Mi amiga agarra a Charlie del brazo para ir a por el café en una maniobra bastante más que evidente para que Carlos se quede a solas conmigo. Dicho lo cual, el piloto tarda bien poco en sentarse a mi lado. Me apretujo en mi sudadera y maldigo al darme cuenta que otra vez, llevo puesta la que él me dio. Durante unos minutos, ninguno dice nada, pero, puedo sentir la intensidad de su mirada en mi. Así como soy consciente de que su hombro está rozando ligeramente el mio.
- Llevas dos semanas y cuatro días sin hablarme -me dice él haciendo que yo ladee mi cabeza un poco para mirarlo sorprendida. La actitud de Carlos es bastante seria mientras me habla. Y yo intento no perder la compostura delante de él. Porque me sigue afectando tenerlo tan cerca. Y sobre todo, porque su rechazo aún no lo he olvidado. Y duele. Duele mucho todavía.
- Así que llevas la cuenta -le respondo. Y cometo un grave error. Mirarlo a los ojos. Porque me pierdo en esa mirada de color chocolate. Y me pierdo en él. Carlos coge el cuello de su sudadera negra y mete su barbilla dentro de el para después volver a sacarla frunciendo sus labios.
-Valeria, por favor. En algún momento tendrás que hablarme.
- Si yo te hablo. Soy tu jefa de Ingenieros, Carlos. Gracias a que me hiciste caso, no quemaste el motor en Arabia Saudí. No me puedes decir que no te hablo.
- Sabes a lo que me refiero... -Carlos suelta un largo suspiro y yo tengo que morderme los labios para no comerle la boca, que es lo que me apetece desde que ha aparecido en el aeropuerto.
- Tengo sueño. Mucho sueño. No he dormido desde ayer por la noche, casi 24 horas, Carlos. Estoy deseando meterme en ese puto avión y poder dormir. O por lo menos intentarlo. Y sinceramente, lo que menos me apetece ahora, es hablar contigo.
Me pongo de pie y me llevo mi pequeña mochila al hombro. Darcy viene hacia nosotros con el café y yo salgo a su encuentro quitándoselo de la mano. Ella me mira alzando una de sus cejas y yo le hago un gesto negando con su cabeza.
- Va a ser un viaje de la hostia Valeria. Casi 20 horas en un avión teniendo cerca a tu Carlos Sainz.
- ¡Ni que fuera a sentarme con él! -le digo protestando.
- 21 horas dan para mucho, cariño.
Abro mis ojos dándome cuenta de que no llevo los auriculares en mi oído. Me revuelvo en mi asiento y a mi lado está sentado Carlos viendo una película en su portátil. Procuro no ponerme nerviosa y que no se dé cuenta de lo mucho que me afecta tenerlo tan cerca. Porque lo hace. Y mucho.
En cuanto él se percata de que me he despertado, se quita sus auriculares y me mira dándome una calmada sonrisa. ¿Porqué esa sonrisa es tan bonita? ¿Porqué tiene que hacer que todo mi cuerpo tiemble con sólo mirarme? Odio sentirme así. Sentirme tan vulnerable con él. Porque yo intento hacerme la fuerte delante suya, y más con todo lo que ha pasado entre nosotros. Pero habrá un momento que ya no pueda más y me rinda totalmente a él.
- ¿Has descansado? -me pregunta Carlos aún con esa sonrisa.
- ¿Qué coño haces tú aquí? -le pregunto enderezándome en el asiento porque de pronto siento que casi no tengo espacio y el avión es muy pequeño.
- Darcy, y no se qué de que no puede viajar en el pasillo...
- A mi no me lo ha dicho -le respondo cabreada. En cuanto coja a la pelirroja se va a enterar.
- Me lo ha dicho a mi.
- Muy bien. Déjame pasar que tengo que ir al baño.
Me pongo de pie y él quita la bandeja de delante recogiendo su portátil. Paso delante suya procurando no tocarlo. Difícil, en un espacio tan reducido. Mis ojos procuran no mirarlo. Pero si soy consciente de su cuerpo, porque tengo que sujetarme a su cintura para no caerme, y de su olor a colonia que me hace soltar un pequeño jadeo porque huele condenadamente de maravilla. Sus manos me sujetan de los brazos para que no me caiga. Ese pequeño y breve roce hace que todas mis terminaciones nerviosas sufran diminutas descargas eléctricas. Me zafo de su agarre y salgo al pasillo en dirección a los baños y al pasar por el asiento de Darcy, la veo profundamente dormida, mientras Charlie come una bolsa de cacahuetes. El monegasco me hace una mueca y yo casi le gruño del cabreo que tengo.
No quiero estar sentada a su lado. No quiero que me hable, ni que me mire ni que me toque. Pero, a la vez, lo quiero todo.
Después de ir al baño y de lavarme la cara, vuelvo a mi asiento. Odio a Darcy ahora mismo. Voy a tener que estar sentada al lado de Carlos por lo menos otra hora más, que es lo que queda hasta que lleguemos a hacer escala en Dubai. Repito la misma operación al llegar a mi asiento pasando por su lado, esta vez sin mirarlo. Me dejo caer en mi sitio y busco mis auriculares para ponérmelos e ignorarlo.
- Te los he quitado yo -me dice él enseñándome su mano donde descansan mis audífonos blancos- no quería que te molestaran al dormir.
- Gracias -le gruño en respuesta. Voy a cogerlos cuando él cierra su mano impidiéndome que los coja. Lo miro fastidiada y a punto de darle un puñetazo para que los suelte.
- No fue un error besarte -me dice él haciendo que me ponga tensa en mi asiento. Se ve que la hora de las confesiones, ya llegó - y olvídate todo lo que te dije porque no lo pensaba.
- Pero lo dijiste...pero mira, me da igual, en serio -le digo intentando coger de nuevo mis auriculares. No puedo olvidar cada una de sus palabras por más que él intente ahora justificarse. Porque aún me duelen.
- A mi no, Valeria. Porque no me hablas, y no lo soporto. Porque no quieres ni que me acerque, y tampoco lo soporto. Es que no me miras. Te echo de menos, joder.
Abro mis ojos muy sorprendida y trago saliva procesando cada palabra que sale de su boca. Cierro y abro mis ojos y suelto un largo suspiro mientras él me mira. No puede mirarme así. No puede. Porque cuando lo hace, mis defensas bajan hasta el nivel -31.
- Lo siento mucho, Valeria -Carlos se acerca más a mi hasta casi tocar mi frente con la suya. Puedo sentir su respiración en sus mejillas y como yo respiro con algo de dificultad- por favor, perdóname.
Alzo mis ojos para encontrarme con los suyos. Sus labios están muy cerca de mi. Tanto que creo que puedo besarlo si me lo propongo. Pero luego, recuerdo lo mal que me hizo sentir en el baño, todas las lágrimas que ya he derramado por su culpa y me aparto hacia atrás para no tenerlo tan cerca.
- ¿Me das mi auriculares por favor? -le digo tendiendo mi mano.
- Valeria -me suplica él con la mirada.
- Mis auriculares.
Carlos resopla de nuevo y abre su mano. Cojo mis audífonos procurando no rozarle mucho. Me los coloco en la oreja y saco mi móvil para poner la música y evadirme durante el resto del vuelo de su presencia.
- En algún momento tendremos que hablar -me dice él inclinándose sobre mi cuerpo.
- Sueña Carlitos, que es gratis
- Habla con él, Valeria. Joder, que no vais a estar toda la vida sin hablaros.
- ¿Te recuerdo lo que me dijo en el baño? ¿te recuerdo la hartá de llorar que me pegué por su culpa, Diana.
- No, no hace falta que me lo recuerdes hermana. Que estuve una noche entera consolándote. Pero hija, está claro que le gustas.
- ¡Pues vaya forma más rara que tiene de demostrarlo!
- Pregúntale y punto -mi hermana Diana. La que siempre anima a dar la cara cuando es ella la menos indicada para hacerlo- vais a estar en ese avión unas cuantas horas más, aprovecha y punto.
Me despido de mi hermana rodando mis ojos y guardo mi teléfono en la mochila. En cuanto llego a mi asiento, él sigue allí. Como no. He logrado despistarlo en el aeropuerto de Dubai, donde hemos hecho escala, pero, ahora, no voy a poder.
Así que, siguiendo los consejos de mi hermanita mayor, voy a darle una oportunidad a este zoquete. Me siento a su lado casi sin mirarlo. Ladeo un poquito mi cabeza y pienso que no me apetece hablar con él. Sólo quiero perderme de nuevo en sus besos. En esa boca de fuego que me está pidiendo a gritos que la muerda. Lo tengo al lado. Tan cerca de mi objetivo que me relamo los labios acercándome poco a poco. Sólo será un besito. Un pequeño besito y ya está.
- ¿Te pasa algo? Estás muy colorada -me dice Carlos poniendo una mano en mi frente. Se la quito con rapidez y me echo hacia atrás en mi asiento cruzando mis brazos. Gracias a dios que no he hecho nada. Casi le como la boca.
- Estoy bien. Me he bebido un par de copas de vino en la comida.
- ¿Un par? -me pregunta él alzando sus cejas divertido.
- Si, un par. Anda, Carlitos...te voy a dejar que me pidas perdón, otra vez. O mejor explícame porqué me dijiste lo que me dijiste.
- Joder... -Carlos se lleva las manos a la cara y se mueve el flequillo- es que me agobié un montón, Valeria.
- ¿Por besarnos?
- Porque pensé que querrías algo más, cuando aún no había pasado nada.
Trago saliva mirándolo. Algo más dice. Ojalá hubiera algo más. Me muero por tener algo más contigo Carlos Sainz. Y eres tan idiota que no te das cuenta y sólo sabes meter la pata conmigo.
- No es sólo eso, ¿verdad? -le pregunto apretando mi mandíbula.
- No quiero que te hagas una idea equivocada de todo lo que ha sucedido entre nosotros.
- Pero bueno...¿tú es que te crees que por besarme me voy a enamorar de ti, idiota?
Carlos me mira y se calla. Lo pensaba. Sé que lo pensaba. Y maldita sea. Si me da más besos de esos, puede que de verdad me enamore.
- Ay, Carlos. Desde luego, que tú tienes un concepto equivocado de mi. Yo no voy a pillar al rico soltero ¿sabes? a mi, como a la mayoría -me acerco a su oído porque paso de que la gente me oiga- me gusta follar, y a veces, sin compromiso.
- ¿Quieres ir al baño ahora? -Carlos arquea una de sus cejas mirándome divertido.
- Eres gilipollas.
- Lo sé. Y me he comportado como un gilipollas contigo Valeria. Mira, está claro que entre nosotros hay algo, lo sabes tú y lo sé yo. Me importas. Y como me importas, no quiero que te lleves una idea equivocada de mi.
- ¿Que idea?
- Que no me gustan tus besos.
Trago saliva y me muerdo el labio superior sin saber que decir. Es que creo que no tenemos más que decir. Lo miro unos segundos y decido aprovechar que me presta toda su atención para sorprenderlo.
- ¿Quieres besarme ahora? -le pregunto ante su cara de desconcierto. Me encanta ponerlo así de nervioso. Abre sus ojos y me mira bastante asombrado.
- ¿Aquí? ¿Ahora?
- Has dicho que te gustan mis besos...
Carlos se mueve inquieto en su asiento. Me acerco muy lentamente hacia él mojandome los labios. Esos que tanto quiero que bese. Tengo los suyos muy cerca y podría besarlo en este momento y me quedaría tan a gusto. Él también se relame los suyos. Esperando. Por un momento, me pierdo en su mirada chocolate. En esos ojos de infinitas pestañas. En su boca. En todo él.
- Pero, los dos somos unos grandes profesionales y no lo vamos a hacer -le digo retirándome hacia atrás mientras empiezo a reírme.
Carlos deja escapar un largo y se lleva las manos a la cabeza. La gira y la intensidad de su mirada se posa de nuevo en mi.
- Eres una cabrona.
- ¡Dime algo que no sepa!
Abro mi mochila y saco uno de mis libros para leer e ignorarlo un poco o esta conversación se pondrá aún más caliente y acabaremos en los baños del puto avión.
- "Atada a tu deseo"
Carlos lee el titulo de la novela que estoy leyendo y se empieza a reír. Lo fulmino con la mirada y cierro el libro para que no pueda ver lo que leo. Lo pongo encima de mi regazo cruzando mis brazos algo molesta.
- ¿Novela erótica? ¿en serio estás tan necesitada?
- ¿Y tú lo estás? que el quería ir a los baños eres tú -le digo haciéndole un gesto con los ojos.
- Y aún quiero.
Un jadeo sale de mi garganta ante su sincera confesión. Él me mira sin un atisbo de vergüenza en su cara, y sé que lo decía totalmente en serio. Puto Carlos Sainz. Que me lo estoy pensando y todo.
Cojo el libro y lo guardo en mi mochila porque sé que no me va a dejar leer y no va a parar de decirme más cosas. Cojo mis auriculares del bolsillo de mi cazadora. Los conecto al móvil y busco el reproductor. Elijo la canción que quiero y le doy al play. Me giro un poco para ver a Carlos que se ha recostado también en su sitio. Me muerdo un poco el labio y me quito uno de los audifonos ofreciéndoselo.
- ¿Qué escuchas? -me pregunta él poniéndoselo en la oreja.
- "Helix" de Amaranthe -le contesto. Carlos cruza sus brazos y ladea un poco su cabeza para mirarme.
https://youtu.be/AZM07Cwbczw
- Tengo que admitir que para no ser fan de la música heavy, hasta ahora, lo que he escuchado, me gusta.
- Eso es porque tengo un maravilloso gusto musical.
- Lo tienes, si. Eliges siempre las canciones correctas para hacer que me guste cada vez más.
-Acabarás viniendo conmigo a un concierto -le digo alzando una de mis cejas.
- Puedes llevarme donde quieras, Valeria, creo que me voy a dejar
*** ¿Y ahora que hacemos?
¿Aless?
¿O Carlos?
Los siguientes capítulos serán 🔥🔥⚠️🔥⚠️🔥. De hecho, estoy escribiendo la historia que quiero escribir y habrá muchas escenas de este tipo. Así que no os asustéis, y disfrutarlas que es de lo que se trata.
Lo que no sabemos es quién protagonizará esas escenas...
Espero que os guste todo lo que viene a partir de aquí. Gracias por vuestras lecturas y por seguir votando esta historia.
Muchos besos y abrazos ***
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