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65. 𝐼𝓁 𝓂𝑜𝓂𝑒𝓃𝓉𝑜

En todo el garaje se nota la importancia del momento. Pocas bromas hay hoy. Caras concentradas. Algo serias y sin distraerse por absolutamente nada. Muevo mi pie izquierdo en el suelo siguiendo el ritmo de la música. "Paradysso" de Sober suena a través de mis audifonos mientras miro como se desarrollan todos los acontecimientos a mi alrededor.

Uno de mis auriculares acaba en el oído de Carlos, el cual acaba de apoyarse en la misma mesa donde yo estoy. Sus dedos buscan los míos y los entrelazamos sin ni siquiera mirarnos. Ninguno de los dos habla. Nos dejamos llevar por la música concentrados en cada palabra y cada letra.

Tu Esencia
Retuerce mi Cuerpo
Tu Ausencia
Lo Ahoga por Dentro
Maldita Frase grabada
En mis Entrañas
No hay Razón
Para ser Feliz.

- Hoy que me vas a decir -me dice Carlos al acabar la canción y entregarme mi auricular, el cual me quito y guardo en mi bolsillo.

- Primero, que te quiero.

Carlos me mira y una enorme sonrisa aparece en sus labios. El agarre en mis dedos se convierte en una caricia. Con disimulo, se lleva esos dedos a su boca y los besa devolviéndolos a su sitio.

- Quiero que estés tranquilo Carlos. Que disfrutes de la carrera. Que no te agobies pensando en que tienes que ganar. Pase lo que pase, para mi y para la gente que te quiere, eres un campeón. Y estaré ahí fuera esperándote cuando termines.

- Quiero que seas lo primero que vea cuando me baje del coche, Valeria.

- Ten por seguro que serán mis brazos los primeros en recibirte.

Un suspiro sale de su garganta. Carlos se lleva las manos al pelo revolviéndoselo. Mueve su cabeza de arriba a abajo y mira el contador de tiempo que justo hay delante nuestra.

- El acelerador lo vas a tener que mantener pisado durante más del 50% del circuito -le digo. Carlos me mira pendiente de cada una de mis palabras- pero, tienes unos discos de puta madre que van a aguantar eso, y más. Y recuerda que la primera curva tiene una frenada brutal.

- Oído -Carlos suelta mi mano pues Thalía lo está llamando para que se acerque. Se pone erguido y antes de irse me da una lenta mirada- serías una cojonuda jefa de equipo.

Mi novio me guiña un ojo y yo le respondo con una carcajada. Mientras él se va al lado de Thalía, yo aprovecho para irme a mi zona y recibir los datos de mis mecánicos. Mi móvil vibra con un mensaje. Lo miro y sonrió al ver una foto de la hermana de Carlos con la camiseta y la gorra de Ferrari en el paddock. Sus padres también están aquí, pero, ninguno ha querido estar en el garaje con él. Entienden d la importancia de este momento y no quieren distraer a Carlos por ningún motivo.

- Ahora o nunca, ¿no, señorita De Luca?

Piero Ferrari se pone a mi lado. Su mirada está fija en sus dos pilotos. Lleva aquí desde esta mañana temprano y apenas hemos notado su presencia pues a él no le gusta molestar.
Le sonrío en respuesta y muevo mi cabeza de un lado a otro asintiendo a sus palabras.

Pasan los minutos y nuestros pilotos se van preparando. Charlie coge su casco y se va hacia su coche. Me acerco a él y me pongo delante suya.

- Por favor, ¿podrías estar tú también en el podium? te lo agradecería enormemente -le digo arrancándole una carcajada de su parte.

- Lo intentaré, hechicera -el monegasco se acerca a mi y deja un beso en mi mejilla. Lo abrazo durante unos segundos y dejo que se vaya hacia su coche.

- Charlie -le llamo antes de irse. Se da la vuelta y me mira intentando no parecer nervioso- eres la puta hostia, como piloto, pero más como amigo.

Al monegasco le cambia la cara y me mira hasta emocionado. Me hace un gesto con su cabeza y empiezan a prepararlo para entrar en el coche. Cruzo el garaje y salgo hasta ir al sitio de Carlos. Lo estás ayudando a entrar y le faltan pocos segundos para ponerse el casco. Me pongo a su lado, como siempre, como he hecho en todos estos premios. Nos miramos. Esas miradas con las que nos decimos todos. Pongo mis manos en sus hombros y le sonrío.

- Confío en ti -le digo sin dejar de sonreírle.

Carlos apenas puede hablar. Así que se limita a asentir y a darse la vuelta para entrar en el coche. Minutos después, y antes de ponerse el casco, me da esa última mirada, la que siempre es mía. Arranca el coche y sale del garaje dejándome con el corazón latiendo con excesiva fuerza.

Este es el momento.

El de la gloria.

Y estoy segura que esa gloria lleva su nombre, Carlos Sainz.

Carlos va en primera posición con una ventaja de casi 10 segundos con respecto al segundo clasificado que es George. Nuestro otro piloto, el incansable Charlie, va tercero y mantiene su puesto.

- ¡Chicos, cuatro vueltas! ¡Venga que podemos!

Thalia les grita a nuestros pilotos dándoles todo el ánimo del mundo. Con ella si que da alegría trabajar y tenerla al lado. Transmite una increíble seguridad en lo que hace, y en los demás.

Estoy pendiente de la pantalla. De cada giro de Carlos, de cada frenada, de cómo toma las curvas. El corazón me late a velocidades vertiginosas con cada nueva vuelta que da.

- Valeria - Carlos me habla a través de los auriculares, me los ajusto y le contesto- ¿me escuchas?

- Si, te escucho, Carlos.

- Valeria, tengo que pedirte una cosa.

Ladeo mi cabeza un poco hasta mirar a Thalia. Resoplo y miro la pantalla para ver qué Carlos ha perdido un par de segundos y aquí todos se están poniendo nerviosos. Yo la primera.

- ¿No puedes esperar a que termine la carrera? Te quedan tres vueltas, idiota y estás perdiendo. velocidad.

- No, no puedo esperar. Ya he esperado demasiado contigo.

Me llevo la mano a la cara sin entender a qué viene todo esto. El resto del garaje está igual que yo, y lo peor, es que lo están escuchando todos.

- ¡George te está pisando, Carlos! -el grito de Thalia resuena en toda la escudería. Piero se acerca a nosotras sin pronunciar aún palabra alguna. Y yo me estoy poniendo de los nervios- ¡mueve el culo joder!

- Vas a perder,. Carlos -le digo intentando que incremente de nuevo la velocidad. Y si, con ganas de matarlo

- Prefiero ganar otra cosa que me importa más. Tú, desde luego - sigue diciendo él a través de los auriculares.

- Me pones de los nervios -le digo a punto de llorar. George está muy cerca y tenemos que ganar. Queremos ese triunfo.

-Y tú a mi me vuelves loco.

Me quedo en silencio unos segundos sintiendo como la gente de mi alrededor está igual. Al idiota lo van a sobrepasar y él no da su brazo a torcer. Resoplo cogiendo la mano de Thalia intentando calmarla porque ella está peor que yo. Ni me atrevo a mirar a Piero por lo que pueda pasar, pero lo escucho chasquear su lengua desde mi posición.

- Está bien, ¿Qué es lo quieres, Carlos?

- Que te cases conmigo.

Un pequeño jadeo sale de mi garganta en cuanto él pronuncia esa palabra. . Todos en el garaje se quedan callados y puedo escuchar silbidos y algunas risas. Siento las lágrimas caer por mis mejillas mientras este idiota sigue perdiendo puestos y él acaba de pedirme matrimonio importándole una mierda que todos nos estén escuchando.

Me llevo las manos a la boca sintiendo como los escalofríos de mi cuerpo hacen que castañeen mis dientes.

Matrimonio. Me está pidiendo matrimonio. Que me case con él. Que pase el resto de mi vida a su lado.

- Vas a perder, Carlos.

-Mientras no te pierda a ti, me da igual el puto mundo.

Creo que me voy a desmayar de un momento a otro. Mis piernas tiemblan. Son pura mantequilla. Pero no puedo consentir que pierda la oportunidad de su vida por mucho que me quiera.

- Oh, Carlos. ¿Qué tengo que hacer para que vayas más rápido?

- Contestarme.

Cualquiera diría que me ha puesto entre la espada y la pared. Que me está haciendo alguna especie de chantaje. Pero realmente no tengo nada que pensarme con él. Lo amo. ¿Qué si quiero casarme con él? Oh, dios. Me atrevo a mirar a Piero y aún un deje de diversión en su rostro, algo que me sorprende. Me hace un gesto con su cabeza en dirección a la pantalla donde la visión delantera de Carlos, la ocupa por completo.

- Si. Me casaré contigo, Carlos.

Su grito a través de los los auriculares me hace llorar aún más. El garaje estalla en vítores y aplausos dirigidos a mi y a Carlos. Dios. Estoy que no me lo creo. Carlos acaba de pedirme matrimonio delante de millones y millones de personas porque seguro, que habrán escuchado la radio y lo que me decía. Es un puto loco. Pero es mi loco.

- Bueno, Romeo, ¡mueve el puto culo!

Thalia le grita a mi novio, bueno a mi prometido al parecer, a la vez que pasa uno de sus manos por mis hombros atrayéndome hacia su pecho. Muerdo mis labios pendiente de la pantalla. Carlos empieza a coger más velocidad y al coger una de las curvas, su coche se cierra y sale de ella de una manera caótica pero recuperando los segundos perdidos, dejándonos a todos impresionados.

La distancia con George aumenta de nuevo y la conducción de Carlos es absolutamente precisa y perfecta. A falta de una vuelta yo ya estoy atacada de los nervios y me voy casi hasta la zona del pit lane sin apartar mi vista de la pantalla. Los pelos se me ponen de punta durante las últimas curvas. Las sensaciones de mi cuerpo son incomparables y las lágrimas acuden de nuevo a mis mejillas. La bandera a cuadros ondea a pocos metros de que Carlos cruce la meta haciendo que un suspiro de alivio salga de mi boca.

- Despacito, Despacito, Quiero desnudarte a besos despacito, firmar las paredes de tu laberinto, y hacer de tu cuerpo todo un manuscrito.

El despacito vuelve a salir de sus labios. Río y lloro a la vez.

Lloro por él. Porque se merece muchísimo este Campeonato. Le prometí que le ayudaría a ganarlo y he cumplido mi palabra.

Lloro por mi. Por todo lo que ha significado estar aquí. Porque he vencido mis miedos, porque me he hecho fuerte en este garaje y porque he conocido a la persona que más amo en el mundo, y con el que si, con el que quiero pasar el resto de mi vida.

- Señorita De Luca, es usted increíble -Piero Ferrari viene hacia mi abriendo sus brazos. Me refugio en ellos y dejo que me abrace durante unos buenos segundos.

Salimos fuera entre besos y abrazos. Thalía pasa sus brazos por mis hombros y un grito sale de su garganta al ver que Charlie cruza la meta como tercero. Dos Ferraris en el pódium. Dos gloriosos campeones. Corro con los demás hacia la zona donde los tres vencedores de la carrera, dejarán sus coches. George ha conseguido ser segundo, y también me alegro por él. Se lo merece.

Los colores rojos ondean al viento y los tifosis destacan por encima de los demás. En cuanto nos ven llegar, los vítores no se tardan en suceder. Levantamos nuestras manos señalándolos a ellos, los que siempre nos han apoyado en las buenas, y si, también en las malas.

Me pongo de las primeras con ambas manos en mi boca, cuando vemos llegar a los tres pilotos en sus monoplaza. En cuanto lo aparcan y ayudan a Carlos a salir, me acerco a él. Le prometí que sería la primera en abrazarlo y es lo que voy a hacer. Este hombre se merece que me lo coma a besos después de la hazaña que ha hecho.

Carlos se quita el casco. Mira a un lado y a otro levantando sus puños. Los aficionados le responden gritando. Y entonces es cuando me ve. Cuando se detiene el tiempo y parece que sólo estamos nosotros dos. La sonrisa que me da, podría parar el mundo entero. Sus pasos son lentos, pero con un sólo objetivo, yo. Hago lo mismo sin prestar atención a los gritos de alrededor. Sólo somos nosotros.

Pero claro, Carlos, es impredecible. Nunca sabes lo que va a hacer. Se lleva la mano a su bolsillo y saca algo de el. Se acerca a mi y extiende su mano hasta coger la mía. Me mira con una dulzura ahora mismo que podría derretir a cualquiera. Acaba de ganar el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno y a él lo único que le importa es ponerme el anillo en mis dedos.

Le doy mi mano para que él lo pueda deslizar en mi dedo corazón. Mi mano izquierda aún sigue en mi boca intentando calmar los nervios que me atenazan. Todos nos miran. Aficionados, nuestro equipo, las cámaras de televisión... estas imágenes están dando la vuelta al mundo ahora mismo. Pero, a mi me importa una buena mierda.

Cuando el anillo termina por fin en mi dedo, yo me echo a reír. Abrazo a Carlos. Dejo que su cuerpo se pegue al mío y que me levante del suelo dando una vuelta conmigo encima.

- Te quiero tanto, Valeria -Carlos me baja al suelo y me da un beso en los labios, que él quiere que sea corto, pero, que me hace agarrarlo de su chaqueta para profundizar ese beso, que aunque dure pocos segundos, son los segundos más maravillosos del mundo.

- Y yo a ti.

- Ahora nadie me va a separar jamás de tu lado.

📅 Más tarde

Le dije a Carlos que lo esperaba en su tráiler. No quería estar en medio mientras lo entrevistaban y cumplía con el resto de protocolos.

Creí que ya me había calmado una vez que recibió su premio como ganador de esta carrera, pero cuando sus padres y Ana lo abrazaron, volví a emocionarme. Y más si su madre y yo no hemos separado durante casi toda la tarde. Están muy contenta de que estemos prometidos, aunque su padre le ha echado la bronca a Carlos por la forma en que lo ha hecho. Que si, que ha sido muy romántico y todo lo que una quiera, pero, casi le cuesta el campeonato y eso si que no se hubiera perdonado, ni él, ni yo, ni nadie.
Creo que me he quedado dormida porque casi ni me he entero de que Carlos entra por la puerta. Abro los ojos y me incorporo en la cama para recibirlo. Lleva el mono bajado hasta la cintura y su pelo sigue revuelto. Al mirarme, todas mis terminaciones nerviosas se ponen en alerta debido a lo que este hombre produce en mi.

- Sabía que estabas dormida -me dice él terminando de quitarse la ropa. Tiene cara de cansado. Aunque sé que está eufórico por la expresión de su cara y por la sonrisa burlona que se forma en su boca.

- No tenía nada mejor que hacer -le respondo aún sentada en la cama.

- ¿Te parece poco recibir a tu prometido?

Una sonrisa tonta sale de mi boca al escuchar esa palabra, prometido. Madre mía. Ni yo misma me lo creo.

- Voy a ducharme. Estoy reventado, sudado y cansado. Y encima en unas horas tenemos esa dichosa fiesta.

- Es en honor a ti. Hay que ir -le digo estirando mis brazos.

- Pienso entrar contigo cogido de tu mano -Carlos me señala con uno de sus dedos. Se quita toda la ropa y la deja encima del sofá regalándome una buena panorámica de su torso desnudo. Intento desviar mi mirada de él, pero, no puedo. No cuando lo tengo enfrente de mi con ese puto cuerpo de pecado que me incita a querer hacerle muchas cosas.

- Lo que tú quieras, Carlos. Hoy no te voy a decir no a nada -le digo frunciendo mis labios. Él levanta una de sus cejas y una sensual sonrisa se forma en su boca. La punta de su lengua relame su labio superior. Una punzada en mi vientre me advierte de lo obvio. Del deseo que siento por él.

Carlos se dirige hacia el baño no sin antes darme una mirada con la que me lo dice todo. Quiere que vaya con él.

- Nena, tengo la adrenalina a tope. Me muero por follarte, pero, no voy a ser tierno ni delicado. Te necesito y te necesito de esta manera.

Me pongo en pie y lentamente voy hacia él. Pongo mis manos en su pecho y las deslizo por todo su abdomen. Bajo mi cabeza hasta posar mis labios en su pezón. Lo beso y mordisqueo un poco sintiendo los jadeos que salen de su garganta.

- Fuerte, rápido, duro...me gusta.

Carlos me agarra del cuello y tira de mi hasta que sus labios se estrellan con los míos. Es un beso salvaje que hace que todo mi cuerpo arda de deseo por él. Y sólo Carlos lo puede avivar porque sólo él son mis ganas.

Me quito la ropa con rapidez quedando desnuda frente a él. Agarra mi mano y sin dejar de besarme, de marcarme con su lengua y con sus dientes, me va guiando hacia el baño. Cierra la puerta y enciende la ducha regulándola a la temperatura óptima. Puedo ver como sus ojos me miran con lujuria. Como un depredador que encontró a su presa y va a dar buena cuenta de ella.

El primero en entrar en la ducha es él. Extiende su mano y yo me agarro a ella para entrar dentro. El agua está a nuestro alrededor mojando nuestra piel. Llevo mi mano a la cara y me aparto el pelo. Carlos pega su cuerpo al mío y me apoya en la pared. Los fríos azulejos marcan mi espalda pero es algo que no me importa cuando sus dedos trazan un camino desde mis labios hasta mis pechos.

- Tan hermosa.

Sus labios exigentes me besan con dureza. Recibo su lengua en mi boca tomándola con la mía. Sus manos están en todo mi cuerpo acariciando, apretando y pellizcando a su antojo. Sus dientes arañan mi piel recorriendo mi cuello. Siento como me muerde provocando que un quejido salga de mi boca.

- Carlos...ho bisogno di te.

Su lujuriosa mirada y esa sonrisa hacen que mi vientre sufra otra punzada y que mis piernas tiemblen por la anticipación. Lo nuestro es una batalla de besos y del roce de nuestras pieles. Mis uñas se clavan en sus hombros cada vez que recibo las embestidas de su lengua. Su pene está listo y duro. Lo siento en mi estómago. Como se mueve, como me busca.

Carlos extiende su mano hacia atrás y agarra la alcachofa de la ducha. La lleva hasta ponerla justo encima de mis pechos. Los chorros de agua me producen un ligero y agradable cosquilleo motivados también por su boca en mi cuello. Él va bajando la ducha por mi vientre hasta posarla justo encima de mi clítoris. La sensación del agua caliente y del roce del agua es muy excitante. Mi piel arde. Es un puto infierno a causa de este hombre.

Carlos se agarra el pene y lo pone justo en mi entrada sin penetrarme todavía. Se va moviendo deslizándolo de delante a atrás pero sin entrar aún en mi. Estoy tan mojada que lo siento resbalar cada vez que se mueve, enloqueciéndome con cada exquisito movimiento.

Estoy perdida en sus besos, en la ducha y en tenerlo a él entre mis piernas. Me agarro a su cuello y levanto mi cabeza. Le agarro del pelo para que me mire sintiendo como los jadeos de mi garganta son ya incontrolables. Su pene sigue moviéndose de delante a atrás, siendo una tortura de nuevo. Echo mi cabeza hacia atrás porque este cosquilleo me está matando.

- Tengo que rogarte para que lo hagas -.mi voz entrecortada le pide, no le exige más de él.

- ¿Qué es lo que quieres? -su sensual voz, su mirada depredadora sobre mí y todo lo que me está haciendo, me tienen al borde del abismo, ese abismo que lleva su nombre.

- Por favor, necesito tenerte dentro...no puedo más.

- ¿Y cómo lo quieres?

Carlos deja de moverse. Vuelve a poner la ducha en su sitio y yo jadeo desesperada. Deja de tocarme esperando mi respuesta. Pero aún así, siento como su pene palpita cerca de mi abertura. Sigue entre mis piernas. Esperando para entrar y llevarme al paraíso.

- ¿Lo quieres duro? ¿fuerte? ¿rápido?

Su boca susurra en mi oído. Esa voz y que no se mueva me tienen dolorida. Todo mi cuerpo lo reclama. Yo lo hago. Me agarro a sus hombros y pongo mi boca cerca de sus labios.

- Lo quiero todo, Carlos.

Él se moja los labios con la punta de su lengua y agarra una de mis piernas. La alza y con su otra mano se agarra el pene llevándolo hasta mi entrada. La anticipación me hace jadear. La espera me está matando.

- Pues todo tendrá, mi niña.

Carlos entra en mi de una sola embestida que me hace gritar y arquear mi cuerpo hacia atrás. Me sujeto a sus hombros dejando que se mueva dentro de mi como él quiere, rápido y de una forma casi salvaje. Sus caderas chocan con las mías a un ritmo alocado. Busco sus labios besándolo con fervor. Recibiendo su codiciosa lengua y dándole la mía. Carlos agarra mis caderas y hunde sus dedos en la carne de mi culo. Jadeo, grito y su nombre en mis labios me lleva la locura que es él y lo que me hace.

Sus embestidas son profundas. No está siendo nada delicado conmigo, pero es que no lo necesito.

- Más, Carlos, quiero más -la súplica de mi voz le hace ir más rápido y profundizar cada embestida.

Su boca va hasta mi cuello besando y mordiendo cada parte de el. Sé que me está marcando. Lo sé. Pero no me importa. No cuando estoy a punto de tener un increíble orgasmo, cuando todo mi cuerpo está reclamando por liberarme.

- Córrete, nena, mójame para que siga entrando y saliendo de ti, para que pueda llenarte.

Sus palabras. Su voz. Es una caricia exquisita. Sus movimientos. La rotación de sus caderas y como mantiene aún el ritmo, hacen que esta vez sea mi boca la que busque morderle, la que desee probar el sabor salado de su cuerpo. Por instinto muevo mis caderas y siento como mi interior sufre un espasmo y un cosquilleo que nace de cada fibra de mi ser.

El orgasmo me viene de una manera increíble. Gimo el nombre de Carlos sintiendo que quiero estallar en miles de pedazos. Me agarro más a su cuello y escucho como él también jadea.

- Joder, Valeria, lo siento, pero no puedo más.

Le sonrío al escuchar que él también se viene conmigo. Echa su cabeza hacia atrás y un ronco gemido sale de su garganta. Ambos lo hacemos. Ambos disfrutamos del placer de venirnos juntos. De que nuestros orgasmos sean por culpa del otro.

Carlos baja mi pierna y me sujeto a él para no caerme pues ahora mismo me tiemblan tanto que creo que no puedo sostenerme yo sola. Puedo escuchar como su corazón que late alocadamente. Sus labios llenan de besos mi cuello. El agua sigue mojando nuestros cuerpos mientras ambos intentamos recuperar la respiración.

- Temía que me dijeras que no, Valeria -me aparto de su pecho para poder mirarlo. Sus ojos están ahora calmados y ya no tienen esa oscura mirada que poseía hace unos minutos.

- ¿Porqué habría de hacerlo? -le pregunto algo sorprendida.

- No sé...supongo que por inseguridad. A veces me cuesta creerme que estés conmigo.

Cojo una de sus manos y la pongo justo encima de mi corazón. Quiero que sienta mis latidos.

- Son solo tuyos, Carlos. Tú haces que mi corazón lata así. Tú has conseguido lo que nunca ha hecho nadie jamás.

- ¿El qué?

- Hacerme sentir que pertenezco a alguien y que soy querida.

Carlos esboza una sonrisa y acerca mis labios a los míos. Su voz apenas en un susurro junto a a mi boca.

- Bueno, eso es porque tú estabas destinada a ser Mía.

*** Este es uno de los capítulos más bonitos de esta historia, o por lo menos a mi me lo parece. La parte de la proposición de matrimonio la tenía escrita desde hace mucho tiempo y tenía claro que debía ser así. ¿Qué es un poco surrealista y es algo que jamás sucedería de esta manera? pues, si, pero, os recuerdo que esto sigue siendo una historia de ficción. Y además, le quiero dedicar el capítulo a Maruchii29, por la conversación que tuvimos el otro día. Espero que te haya gustado corazón.

Y por otro lado, como por fin me he abierto una cuenta de Instagram (llevaba siendo reacia a hacerla mucho tiempo), os dejo aquí mis redes sociales por si os apetece seguirme. Ahora mismo estoy algo más activa por Instagram. Llevo pocos vídeos publicados pero siempre doy un pequeño adelanto de lo que pasará en mis historias.

Muchos besos y abrazos para todos ***

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