𝟧𝟤. 𝒮𝓊𝓅𝓁í𝒸𝒶𝓂𝑒
Lando quería que me subiera con él a una de las camas elásticas de la zona de juegos. Pero, alcohol y saltar es una mala combinación. Lo que el monegasco ha organizado para su cumpleaños no tendría nada que envidiarle a cualquier parque recreativo. Esto si que es hacer una fiesta por todo lo alto, y no lo que hacíamos en mi pueblo cuando era el cumple de alguno de mi clase.
He decidido dar un paseo para despejarme un poco, y si, para alejarme de Carlos, el cual aún sigue rodeado de su club de fans. Ardo de celos de ver como esas tías le ríen las gracias, y es que encima el muy cabrón lo hace adrede y sus risas aumentan de volumen cuando yo estoy cerca. Camino hasta uno de los muros que rodean la propiedad y me asomo para ver el enorme lago en cuyas aguas nadan varios patitos. Esto es de película. De las de damas y caballeros. Me imagino a Henry Cavill por aquí con su caballo al más puro estilo Geralt de Rivia.
- ¿Me puedo acercar? ¿O me vas a seguir ignorando?
Solamente escuchar su voz y todo mi cuerpo reacciona a su pronta cercanía. Los pelos de mi nuca se erizan y un suspiro sale de mi garganta sabiendo que está cerca de mi. Tuerzo la cabeza para ver como Carlos llega hasta mi lado. Lleva sus manos en los bolsillos y se apoya en el muro mirándome con cara de circunstancias.
- Pues no lo sé. ¿Has terminado de coquetear ya? -le respondo con ironía.
- Yo no estaba coqueteando. Son algunas de las chicas que llevan los carteles en el paddock y las que trabajan en el hospitality.
La despreocupación conque lo dice me cabrea. Porque mientras él se lo ha pasado la mar de bien hablando y riendo con su club de fans, yo estaba con ganas de ir y arrancarle los pelos a más de una.
- ¿Con cuantas te has acostado? -todo el día con esa pregunta rondando mi cabeza. Y temiendo la respuesta.
- Valeria -su tono va con algo de advertencia y el chasquido de su lengua acompaña al rodamiento de sus ojos. Mientras, yo, alzo una de mis cejas y cruzo mis brazos- ¿De verdad quieres saberlo?
- Ya me has contestado, Carlos.
Me doy la vuelta bastante enfadada y si, celosa, tremendamente celosa. Allí donde vaya parece que siempre hay una tía que quiere o que ha tenido algo con él. La culpa la tiene él por estar tan bueno y por haber sido tan promiscuo. Carlos me agarra del brazo y me hace girarme hasta estar delante suya. Nuestras miradas hacen contacto y no sé si será por culpa del alcohol o de lo mucho que me desespera, pero lo besaba aquí y ahora hasta que me dolieran los labios.
- ¿Otra vez, Valeria? ¿Es que no tienes suficiente con que te quiera? Que todas esas tías me importan una mierda. Que yo te quiero a ti. Que mi novia eres tú -el tono de su voz es un ruego cuando me habla. Pero, no se me olvida que no hemos pasado ni un rato juntos porque a él no le ha dado la gana.
- Pues díselo a ver si dejan de tocarte. Que la rubia esa de pelo corto se restregaba mucho.
- ¿Decírselo? Eso es lo que llevo intentando todo el puto día, que todos se enteren que estamos juntos. Tú eres la que no has querido que me acercara a ti, no me vengas ahora con rollos.
- No son rollos, idiota. No quiero estar mañana en boca de todos -le digo fulminándolo con la mirada.
- Pues a mi me importa una mierda.
- ¡Pues a mi no! -aprieto mis labios y los puños desafiándolo con la mirada. Tanto me desesperas como me pones cachonda Carlos Sainz. Y a veces, las dos cosas, se dan a la vez.
Me giro para regresar donde están los demás y con suerte agarrarme una buena borrachera con Lando o con Charlie, porque Darcy está en el banquillo. Y además, ella tiene sus propios dramas.
- Pero, ¿Dónde vas? -me pregunta Carlos alzando su voz detrás de mi.
- A la fiesta, bien lejos de ti.
Carlos se empieza a reír a carcajadas, haciendo que mi cabreo aumente aún más. Me doy la vuelta mirándolo con mi peor mirada de odio, mirada que él ignora.
- Sabes que no puedes estar lejos de mí, Valeria.
- Si que puedo -Carlos se acerca poco a poco a mi. Se coloca tras mi espalda y pone sus manos en mis caderas mientras yo contengo un gemido. Puedo sentir su agitada respiración y como todo mi cuerpo se tensa ante su contacto
- Estas mintiendo. Lo sé yo y lo sabe tu cuerpo. No puedes estar sin tocarme ni un solo minuto -su boca se posa en mi hombro y toda mi piel se eriza. Mi vientre sufre un espasmo y tengo que apretar mis piernas intentando no temblar de lo que me está haciendo sentir
Su lengua va trazando un lento recorrido hacia mi cuello. Una de sus manos sube hasta agarrar uno de mis pechos. Lo aprieta y un ronco gemido sale de mi garganta. Estamos aquí, en mitad del campo, y él me está metiendo mano como si no le importara que nos vieran.
- ¿Ves como no puedes? Estás excitada, Valeria. Puedo sentirlo. Puedo sentir las ganas que me tienes. Seguro que si te toco ahí abajo estas ya mojada.
Carlos baja su mano deslizándola por mi vientre. Alcanza el borde de mi pantalón y sus dedos rozan mis braguitas. Otro gemido sale de mi boca deseando sentir sus dedos en esa parte de mi anatomía que cuando él toca, me hace perder la poca cordura que tengo. Sigue bajando sus dedos y entonces, escuchamos ruidos y risas tras una arboleda. Me separo de él y le apartó los brazos con algo de brusquedad. Carlos se limita a reírse enfadándome aún más.
- Puedo pasar sin que me toques, Carlitos. No estoy tan desesperada -me giro para irme corriendo porque tengo un calentón de la hostia por su culpa.
- Me suplicarás que esté entre tus piernas -me dice él con chulería. Ahí está el Carlos cabrón que tanto me pone.
- Me suplicarás tú -le digo dándome la vuelta y andando hacia atrás sacándole la lengua.
- Ya veremos quién aguanta más.
- Eso, ya lo veremos.
Me doy la vuelta y salgo corriendo para que no me pille, porque, yo, desde luego que no voy a poder aguantar.
Me he vestido en la habitación de Darcy. No quería ver a Carlos vestirse porque sabía que iba a sucumbir a sus encantos y quiero que sufra un poco. Además, no quería que me viera con el vestido que me he puesto para que se lleve la sorpresa.
- ¿Y tú novio te deja enseñar tanto... eso?
- Se llaman tetas Charlie -le digo al monegasco, el cual no aparta la vista de mi escote- y no las mires más que las va a gastar. Y a él ni le va ni viene lo que yo me ponga.
- Pues ahora se lo dices, que viene por ahí. Que te vaya bien y suerte en la vida.
Charlie me da una palmada en la espalda y se va dejándome a solas con mi copa de champán. Me doy la vuelta fingiendo que miro uno de los cuadros de la pared, cuando siento su cálido aliento en mi espalda.
- Se te ven las tetas -me dice acercando su boca a mi oído. En el momento que lo hace, una corriente eléctrica cruza todo mi cuerpo y siento como mis pezones se endurecen. Porque encima no llevo sujetador. Trago saliva para poder responderle y así controlar los temblores que su cuerpo me causa cuando está cerca de mi.
- ¿Y qué? -le respondo queriendo hacerme la interesante cuando la realidad es que me muero por estar con él. Pero, mi orgullo y el ganarle en algo a Carlos es aún más fuerte
- Que son mías.
Me giro completamente hasta estar frente a él. Trago saliva intentando que no se me note como su sola presencia me está alterando. Lleva puestos unos simples pantalones negros y una camisa blanca remangada hasta los codos. Se le marcan todos los músculos de los antebrazos. Y joder, Christian Grey a su lado, el de la película, claro, es un niño de la ESO. Tremendo es poco para decir como está mi novio.
- Estás babeando, Valeria -me indica él con una burlona sonrisa.
- Y tú también -lo desafío con la mirada y alzo mis pechos. Carlos pasa la punta de su lengua por su labio superior y luego por el inferior. Baja su mirada hasta mi escote y cuando la vuelve a subir, una pequeña sonrisa maliciosa se instala en su cara. Y si, mi cuerpo de nuevo está temblando presa del más puro deseo por él.
- Pídemelo y te llevo arriba al dormitorio. Te follaré hasta que sea de día y no pararé hasta que te tiemblen las piernas.
Si mirada es tan profunda y tan salvaje que todas las terminaciones de mi cuerpo reaccionan a su sensual voz. Nunca me había mirado así. Con tanta intensidad. Con un deseo por mi y unas ganas de tenerme ,que sus ojos están aún más oscuros.
- Suplícame tú, que al parecer estás bastante cachondo.
Le doy una irónica sonrisa y me alejo de él sintiendo como los latidos de mi corazón golpean con fuerza en mi pecho. Porque si, quiero subir a ese cuarto y que me haga suya una y otra vez, pero, que me lo suplique, y a poder ser, por favor.
- ¿Te lo estás pasando bien? -le pregunto a Darcy que se está bebiendo su tercer zumo de piña.
- No, no lo estoy. El puto holandés no deja de mirarme y en la siesta he soñado que vivíamos entre tulipanes y teníamos unos hijos monísimos. ¡Me quiero morir! -Darcy apoya mi cabeza en el hombro y yo le pongo la mano en la espalda intentando calmarla.
Charlie aparece por una esquina de la habitación y viene hacia nosotros no sin antes darle una airada mirada a Max, que él corresponde apretando sus labios. Estos dos eran amigos hasta hace dos días y mira como están acabando.
- El otro tío que te puso la semillita, ha intentado pegarme -nos dice Charlie cogiendo una copa de champan.
- Mucho ha tardado -le respondo yo rodando mis ojos- yo te hubiera pegado hace rato.
-Valeria, hay una morena de tetas de silicona que se está ofreciendo a Carlos, tú verás lo que haces.
- Eres un puto grano en el culo, Charlie -le contesto algo enfadada. Acabo mirando en la dirección que él me indica para comprobar que efectivamente, Carlos habla con una morena, la cual no para de mover el pelo alzando sus pechos cada vez que lo hace.
- Faltan 10 minutos para mi cumple. Deberías estar dándome amor y me estás fastidiando De Luca. Está claro que ninguno respetáis que es mi cumple, y menos el Verstappen de los cojones.
- ¿Y para que lo has invitado si tanto te molesta? -le pregunto. La pobre Darcy no sabe donde mirar y no es capaz ni de abrir la boca.
- Para que el capullo no se crea que tengo algo en su contra. Pero, de seguir así, no descarto retarlo a duelo al amanecer.
- ¡Madre mía! -le digo haciendo aspavientos con mi mano- eres la reina del drama Leclerc. Anda, ven aquí.
Agarro a Charlie del brazo y camino con decisión hasta llegar donde está Max. Al principio, él se resiste, pero mi agarre en su brazo es más fuerte y me sé de un punto en su muñeca que si lo toco, puedo inmovilizarlo.
- ¿Qué vas a hacer Valeria? -me pregunta Charlie con un tono de voz bastante enfadado. Me pongo delante de Max y él casi ni nos mira.
- Vosotros dos -les digo haciendo que ambos me presten atención- no se trata de vosotros. Se trata de ella. Está embarazada. No para de vomitar. De hincharse por momentos y de descubrir cada día nuevos dolores. Esto no es fácil para ella. Y deberíais estar apoyándola, no peleando entre vosotros. Independientemente de quien sea el padre, deberíais estar a su lado. Ahora mismo necesita todo el apoyo y el amor del mundo. De los dos -les señalo con mi dedo a ambos retándolos con la mirada- y si me entero que alguno de los dos la hace llorar, será mejor que os escondáis. Puedo hacer que vuestro coche explote nada más arrancarlo. ¿Queda claro?
- Valeria...yo... -dice Max irguiéndose en la esquina donde está apoyado.
- ¿Queda claro, Max? -él me mira y asiente. Giro mi cabeza para mirar a Charlie y él hace lo mismo mirándome algo avergonzado- bien. Dejad ya vuestras mierdas e id al lado de la futura madre de vuestro bebé.
Los dejo a los dos mirándose algo pensativos, pero, acaban caminando juntos hacia la barra donde está Darcy, la cual, al verlos llegar uno al lado de otro los mira bastante confundida. Un camarero pasa y cojo una copa de champan. Busco con la mirada a Carlos y la morena sigue a su lado intentando que él le haga caso, cuando la realidad es que sus ojos están fijos en mi. Alzo mi copa y me la bebo despacio, intentando provocarle como aquella vez en Bahrein.
Nuestras miradas están fijas el uno en el otro, y por más que esa tía intente llamar su atención, él pasa de ella. Cojo mi mano y la llevo hacia mi cuello acariciándomelo lentamente mientras aparto mi pelo y lo llevo hacia un lado. Vuelvo a beber de mi copa y me mojo los labios después de darle un sorbo. Veo a mi novio apretar su mandíbula y disculparse ante la morena. Viene directamente hacia mi y yo lo único que puedo hacer es reírme.
- ¿Cuándo va a sacar la tarta? -Lando se pone a mi lado moviendo su cuello algo inquieto.
- Aún no son los doce. Hasta esa hora no es su cumpleaños, en teoría -le contesto. Carlos llega hacia donde estamos y saluda a Lando con un asentimiento de cabeza.
- Tengo ganas de comer algo dulce -me contesta Lando poniendo morritos.
- Mira, igual que yo -le dice Carlos torciendo su boca pero mirándome a mí- picante es lo que llevo todo el día en el estómago. Ni un trocito de azúcar me he llevado a la boca. Y me duele todo el cuerpo de no haber comido.
- Sólo tienes que pedirlo, cariño... lo del dulce -le contesto mojando mis labios.
- Ya, pero es que el dulce tiene que venir a mi, y suplicando, a poder ser -sus penetrantes ojos marrones me miran con una intensidad que más parece que quiera desnudarme que otra cosa. Su vista viaja hasta mirar de nuevo mi escote y cuando alza sus ojos, la punta de su lengua repasa su labio superior haciendo que mi vientre se sacuda con un pequeño espasmo.
- Pues lo llevas claro entonces. Cuando uno ve un pastel, uno que le gusta, de esponjoso bizcocho, con capas de espesa nocilla y trocitos de crujiente chocolate blanco...lo que hace, es ir, pedir por favor que quiere comerse ese trozo y hacerlo -Carlos traga saliva y yo aprovecho y le guiño un ojo sonriéndole con ironía.
- ¿Vosotros no habéis follado hoy, verdad? -la pregunta de Lando hace que tenga que aguantarme las ganas de reír. Sobre todo porque es a Carlos a quien se la está haciendo.
- Lando, cariño -le digo enganchándome a su brazo- creo que van a sacar la tarta. Vamos, te acompaño.
- Tú huye, nena -me dice Carlos antes de darme la vuelta para irme con Lando- que luego será peor.
Un pequeño suspiro sale de mi boca y me giro para dirigirme junto a mi amigo al centro de la sala. Charlie ya está junto a una enorme mesa. Darcy y Max están a su lado, algo que me alegra. Por lo menos, mi discurso ha surtido efecto.
- ¿Estáis peleados? ¿O estáis jugando a quien aguanta más sin follar? -me pregunta Lando en tono irónico.
- Lando, hijo. Te quiero mucho, pero a veces eres de lo más indiscreto.
- Soy joven e inexperto. Necesito datos -me contesta rodando sus ojos.
- Tú lo que necesitas es una chica que te dé caña cariño -le digo dándole un pequeño pellizco en la barbilla.
- Pues mira, no lo descarto. ¿Tú tenías una hermana, no? -Lando me mira alzando una ceja y a mi me da por reír. Diana y Lando. No la veo ni con Charlie como para que se liara con el británico.
- Next, Lando.
- Le preguntaré a Darcy entonces, por si tiene alguna prima. Que parece que esta temporada es la Season's Love, Carlos, George, Max...
- Bueno, lo de Max aún no está claro -le digo llegando hacia la zona donde Charlie va a soplar las velas de su tarta de cumpleaños.
- ¡Y tú vas y te lo crees! -el británico me hace un gesto con la cabeza para que mire en dirección al trío- Max mira a Darcy con auténtica adoración. Y ella también lo hace cuando él no la mira. Es cuestión de tiempo que acaben juntos, Val.
- Ay, Lando. Si tú supieras, cariño.
Las luces bajan de intensidad y la tarta, iluminada con un montón de velas, aparece por el fondo de la sala. La gente aplaude y empezamos a cantarle el cumpleaños feliz al monegasco, el cual sonríe emocionado.
Siento la presencia de Carlos detrás de mi. Su olor es inconfundible, así como sus manos en mi cintura. Dejo que las ponga justo encima de mi vientre. Su boca se acerca peligrosamente a mi cuello haciendo que su respiración me produzca miles de pequeños calambres en mi cuerpo. Otra vez mis pezones están erectos. Otra vez esa sensación en mi vientre de excitación y deseo. Sus dedos trazan pequeñas caricias en mi barriga. Su boca ni siquiera toca mi cuello haciendo que la anticipación me esté matando.
- ¿Te rindes ya, Valeria? -su boca roza apenas el lóbulo de mi oreja. Un pequeño gemido se escapa de mi garganta. Ladeo un poco mi cabeza hasta encontrarme con sus ojos chocolate. Su boca a pocos centímetros de la mía. Sus labios tentadores que son toda una invitación a besarlo.
- No -le respondo con rotundidad. Su mano sube por encima de mi estómago y roza levemente uno de mis pezones. Contengo otro gemido sin dejar de mirar su boca.
- Pues esto sólo acaba de empezar nena. Es cuestión de tiempo que me ruegues porque te folle.
Trago saliva y desvío mi mirada hacia el centro de la habitación. Charlie ha soplado las velas y recibe el primer abrazo de Darcy. Las manos de Carlos se apartan de mi cintura. Chasqueo mi lengua fastidiada y puedo escuchar como una carcajada sale de su boca. Me doy la vuelta y lo fulmino con la mirada.
- Carlitos...
- Si me vas a decir que sueñe, que es gratis, ahórratelo nena, porque esta noche tus sueños van a llevar mi nombre, y a poder ser gimiendo cuando esté entre tus piernas.
*** Pregunta muy importante:
¿Team Charlie?
¿O Team Max?
Espero vuestras opiniones, así como vuestros votos (la estrellita está ahí abajo esperando a que le des porque se siente sola), comentarios y lo que os de la gana. MIllones de besos, que sois divinos de la muerte ***
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