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𝟧𝟢. 𝐿𝒶 𝓂𝒾𝒶 𝓇𝒶𝑔𝒶𝓏𝓏𝒶

📅 MIÉRCOLES 12 DE OCTUBRE

Estoy cansado. Agotado. Sonrío a desgana y sigo las indicaciones del fotógrafo el cual, ha intentado desde el primer momento hacerme sentir todo lo cómodo posible porque creo que han notado que esto no es lo mío. 

Tres horas llevo aquí. En el showroom de una conocida marca de perfumes. Grabando un anuncio que saldrá en unas semanas para promocionar la nueva línea, de la cual, soy imagen. Complementando al anuncio, miles de fotos que más tarde se pondrán en marquesinas, vallas publicitarias, revistas... Lo que es una campaña publicitaria en toda regla.

- Un pequeño descanso y seguimos, ¿de acuerdo? -me dice el fotógrafo quitándose la cámara del cuello.

-  Me parece perfecto.

Asiento quitándome la chaqueta que me han puesto y voy hacia una de las mesas que hay detrás de todos los focos. Cojo una botella de agua y me llevo la bebida a la boca bebiendo un sorbo. Voy hacia el perchero donde está mi sudadera y cojo el móvil para mirar los mensajes. Valeria está terminando de comprar un par de cosas que quería para nuestra casa de Formigine y me pregunta si quiero que quedemos en algún sitio. Le mando la ubicación de donde estoy diciéndole que en recepción les he dicho que vendría. Miro el resto de notificaciones de mi móvil. El cumpleaños de Charlie es el domingo, y nos ha invitado el fin de semana a una fiesta que dará en un castillo a las afueras de Mónaco. Según él, sólo estaremos los más allegados. Conociéndolo, será un desmadre. 

- ¿Cansado? -giro un poco mi cabeza para mirar a quien me habla. Es la chica encargada de maquillaje. Viene con una brocha en su mano y me hace un gesto para retocarme.

- Un poco -le respondo casi sin mirarla.

- Más me cansaría a mi dos horas dando vueltas a un circuito -me dice ella sonriéndome.

- Ya, pero ese si es mi trabajo, y esto...no es lo mío -la rubia de pelo largo y rizado se moja los labios y me da una seductora sonrisa. Sigue moviendo su brocha sin quitarme la mirada de encima.

- Bueno, seguro que puedes con todo -contesta ella con una ladina sonrisa- ¿vas a estar mucho tiempo por aquí en Madrid?

- Sólo unos días -le respondo algo incómodo porque sé perfectamente hacia donde va a derivar la conversación. Esto, ya lo he vivido.

- Genial, entonces. A lo mejor te apetece ir a una fiesta esta noche. Mis compañeras de piso y yo celebramos el cumpleaños de una de ellas. Seguro que te lo pasas bien. Tenemos fama de hacer unas fiestas increíbles -la rubia pone una de sus manos en mi pecho y va subiendo lentamente hasta casi alcanzar mi cuello. Cojo su mano y se la quito lentamente ante su sorpresa.

- Tengo novia -le respondo con seguridad y apartándome un poco de ella.

- No la veo por aquí. En las revistas no dicen que la tengas. Además -ella se vuelve a acercar a mi y pone sus labios casi en mi cuello- si tú no dices nada, yo tampoco lo digo.

La rubia se separa de mi y vuelve a darme una lujuriosa mirada. Me llaman para reanudar la sesión y voy de nuevo agitando mi cabeza algo enfadado. Algunas tías no tienen vergüenza ninguna. Les importa una mierda que tú tengas pareja. Pero esta vez conmigo, lo llevan claro. Yo cuando estoy con alguien, soy fiel. Y más si ese alguien es Valeria. No concibo estar con otra persona que no sea ella. Joder, no quiero estar con otra que no sea ella. 

Una hora después, la sesión se da por finalizada. Estoy agotado. Todo esto para mi es muy estresante. Desde luego, que si no fuera piloto, lo último que sería en esta vida, sería modelo. Voy hacia el probador para cambiarme de ropa dejando la que me llevo puesta encima de una silla. Me pongo mis pantalones, y al abrochármelos, la puerta se abre entrando la rubia de maquillaje. 

- Me estoy cambiando -le digo con toda la rudeza que puedo.  Ella cierra la puerta y me ignora.

- Pensé que aquí podíamos hablar mejor sin que nos viera nadie.

Ella avanza hacia donde yo estoy con una sonrisa algo lasciva mirando todo mi cuerpo. Cojo mi camiseta y la paso por mi cabeza intentando calmarle y  no liarla porque no sé de lo que es capaz ésta tía. 

- Perdona, pero yo no tengo que hablar nada contigo -le digo cogiendo mi chaqueta. La tengo prácticamente encima y me está haciendo sentir bastante incómodo- ya te he dicho antes que tengo novia, y si no tuviera, tampoco estaría interesado.

- ¿Ni siquiera por un buen polvo? -ella pasa su lengua por su labio superior y se muerde los labios mirándome de forma  seductora, sin darse cuenta que eso conmigo no funciona.

- Mira, ni por un polvo hija. Ahora, si no te importa, déjame pasar que me están esperando.

La rubia no hace ademán de apartarse de mi  y su siguiente movimiento es quitarse la camiseta quedándose en sujetador. Se pega aún más a a mi cuerpo  agotando la poca paciencia que me queda. Si esto se lo hiciera un tío a una tía, sería acoso,  que es como yo me siento ahora mismo

- Vamo,s Carlos, estamos solos y te prometo que seré todo lo rápida que necesites -me dice subiendo una de sus manos por mi cuello. Atrapo esa mano antes de que llegue a más y le doy una furiosa mirada.

- Ni rápido ni lento. Las tías como tú las quiero bien lejos. 

La aparto con cuidado y voy hacia la puerta abriéndola lentamente. Esta tía me ha cabreado, y mucho. Algunas no entienden un no por respuesta. 

- ¿Sabes? tú te lo pierdes, Carlos Sainz. Te iba a echar el polvo de tu vida -la rubia cruza sus brazos y me mira cabreada frunciendo sus labios aún en sujetador.

- Los polvos de su vida se los echo yo, guapa. Que para eso soy su novia.

La voz de Valeria me hace pegar un respingo. Abro más la puerta  y mi rubia,  está detrás apretando su mandíbula bastante enfadada. Lo que me faltaba, vaya. Que ella se pensara lo que no es. Voy hacia mi novia rezando todo lo que sé mientras escucho como la tía de maquillaje sale de la habitación detrás de mi  con su camiseta ya puesta. 

- Pues deberías vigilar más a tu novio -dice ella plantándole cara- me ha tirado los tejos.

- Y por eso te los has follado en los vestuarios, ¿no? -le dice Valeria con una sonrisa irónica y sin perder la compostura- ¿o lo has intentado y él te ha rechazado?

- Bueno...yo...estábamos en ello -dice la rubia alzando su barbilla con altivez. Juro que yo odio la violencia contra las mujeres, pero esta tía se merece una buena hostia por embustera.

- Valeria, no es verdad -le digo a mi novia poniéndome a su lado. De pensar siquiera que ella crea que la he engañado, me revuelve el estómago. 

Ella me da una fría mirada y se va hacia la rubia la cual retrocede un par de pasos. Porque ahora mismo, la señorita De Luca y esa mirada da miedo,  hasta a mi me tiene acojonado. 

- Puedes intentarlo todo lo que quieras, guapa, pero, sólo estás consiguiendo hacerme reír. El sitio preferido de Carlos, es en mi cama, ¿te queda claro o te hago un esquema?

La rubia se queda mirando a Valeria sin saber que decir. Mi novia entrelaza sus dedos con los míos y tira de mi para sacarme del showroom. Les doy las gracias y me despido de la gente de la campaña y ambos caminamos saliendo de esta planta del edificio. 

Ninguno de los dos habla durante unos segundos hasta que es Valeria la que lo hace.   

- No te puedo dejar sola ni un minuto -me dice ella algo seria.

- Valeria, te juro por dios que no he hecho nada con esa tía.

Valeria sigue caminando cada vez más deprisa apenas sin hablarme. Puedo escucharla respirar agitadamente y como aprieta sus puños a ambos lados de sus caderas. La agarro del brazo para que se pare y al darle la vuelta, su mirada furiosa se clava en la mía. Sus ojos verdes brillan enfadados y a pesar de todo, está jodidamente preciosa tan cabreada. 

- ¿Quieres pararte por favor? -le digo acercándome más a ella. Mi mano aún sigue en su brazo aunque ella se revuelve para que la suelte.

- ¿Por qué la has dejado entrar contigo? ¿O es que de verdad yo te estaba interrumpiendo?

Miro horrorizado a Valeria. No puedo creerme que piense que yo quería engañarla con esa tía. Pensé que todo esto ya estaba superado y que confiábamos el uno en el otro. 

- ¡Valeria, por dios! Que no he hecho nada con esa tía. Que se me ha colado ahí sin que yo me diera cuenta. ¿Cómo puedes pensar que yo te engañaría, joder? -le pregunto cada vez más desesperado.

- ¿Y que quieres que piense? Entro a buscarte y resulta que sales del vestuario con una tía medio desnuda detrás tuya.

- Me pilló desprevenido y me la quité de en medio lo más rápido que pude.

- ¿Y cómo sé  que no ha pasado nada ahí dentro? -trago saliva nervioso porque no me puedo creer que ella no confíe en mi y no crea en lo que le estoy contando. Pero claro,  cuando entre nosotros hay los antecedentes que hay, nos volvemos ambos desconfiados.

- ¡No ha pasado nada! -le digo alzado mi voz y soltándola del brazo para hacer un aspaviento con mi mano.

- ¡A mi no me grites! -me dice ella en el mismo tono de voz que yo.

- ¡Ni tú a mi!

Valeria me fulmina con la mirada y se da la vuelta bajando las escaleras. No me puedo poner a pegarle a voces aquí porque entonces estaría todo el mundo pendientes de nosotros. Así que me limito a seguirla saliendo del edificio. En la misma puerta me detienen varios aficionados y me paro a hacerme unas cuantas fotos y a firmar unos pocos de autógrafos. Para cuando termino, ella no está. Miro a un lado y a otro, y no hay rastro de Valeria. Así que saco mi móvil y marco su número. Valeria contesta a los pocos tonos.

- ¿Dónde estás? -le pregunto acercándome hacia mi coche.

- Me voy a dar una vuelta, quiero estar sola.

- Valeria, joder, no seas más cabezona. Ven aquí.

- Soy lo que me sale del coño. Y ya te he dicho que quiero estar sola. Luego nos vemos.

Valeria me cuelga el teléfono y yo me quedo mirándolo con cara de tonto. Y preguntándome que coño tenía que haber hecho para que ella no se enfadara tanto conmigo. 

Y si, pensando en que si esto va a ser así siempre, mal vamos. 

- Y mira que hora es y no sé nada de ella, mami.

Apoyo mi frente en la fría encimera de la cocina. Casi las nueve de la noche y mi novia no da señales de vida. Le he mandado un par de mensajes y lo único que he recibido de ella ha sido un cipote 🖕.

- Mami, ¿Y si le ha pasado algo? -mi voz suena desesperada, lo sé, pero es que llevo todo el día así. Pensé que volvería a casa una vez que se le hubiera pasado el enfado, pero a medida que pasaban las horas y ella no aparecía, la incertidumbre y la desazón se han instalado en mi pecho quitándome las ganas de todo. Es que ni he comido en todo el día del mal rato que tengo.

- ¿Qué le va a pasar? Lo único que tiene, es que está enfadada y con razón... -me dice mi madre torciendo su boca.

- ¡Si yo no he hecho nada! Que esa tía se ha colado sola. Te juro por lo más sagrado que yo no le he dado pie a absolutamente nada! Que yo la quiero, joder, y jamás la engañaría, mamá.

- Lo sé, cariño. Pero, ¿ahora la entiendes tú cuando te enfadas por culpa del tal Aless?  ¿la entiendes a ella?

Me  quedo pensando en lo que mi madre me dice y no puedo evitar darle la razón asintiendo con mi cabeza. Ella me da una comprensiva mirada y chasquea su lengua cogiendo mi mano.  Suelta un largo suspiro y me hace un gesto con su cabeza. 

- Está arriba, en tu habitación.

- ¿Cómo? -me levanto como un resorte sin poder creerme que llevo más de media hora lamentándome de mi desgracia y mi madre me dice ahora que Valeria está aquí.

- ¿Dónde creías que iba a estar, Carlitos? Que no conoce a nadie en Madrid, idiota.

- ¿Y desde cuando está aquí? -le pregunto con algo de alivio.

- Desde a mediodía -joder, mierda, y me cago en la puta.

- ¿Y no me has dicho nada? Creí que me iba a dar un ataque pensando que le había pasado algo. Sois unos desalmados por hacerme sufrir de esta manera.

Mi madre me da una colleja en el cuello y chasquea su lengua en mi dirección.

- Dios, Carlos. No seas un puto drama. Te has merecido un poquito de sufrimiento. Y ahora, anda, sube y habla con ella.

Le doy una airada mirada a mi madre y salgo de la cocina dirigiéndome hacia las escaleras de la parte de arriba. Por lo menos me siento más aliviado de que haya estado en casa de mis padres y no por ahí dando tumbos por la calle. 

Al llegar arriba, voy directamente a mi habitación, abro la puerta y miro hacia dentro. Valeria tumbada en la cama  con las rodillas encogidas. Cierro tras de mi y voy hacia donde está ella. Me quito las zapatillas y me tumbo a su lado. Mi novia no hace ningún ademán de moverse. Por lo menos no me rechaza. Paso mi brazo derecho por su cintura hasta deslizarlo encima de su estómago. Ella sigue rígida pero acaba cogiendo mi mano. 

- Odio cuando Aless te lleva a su despacho y estáis allí horas. Porque me caliento la cabeza pensando que a lo mejor él te vuelve a besar y tú no lo rechazas.

- Carlos -Valeria gira su cabeza hasta que tengo su cara delante de la mía. La abrazo bien fuerte y pongo mi barbilla en su hombro.

- Lo siento, pero, soy inseguro contigo. Te quiero muchísimo y me da mucho miedo perderte. Porque para mi, no es una opción no tenerte conmigo.

- Es que no me vas a perder Carlos. Yo también te quiero. Y me siento muy mal cuando una tía se te acerca. No sólo la rubia, sino todas las chicas del paddock  que van como locas detrás de ti

- ¿Sabes que eres la única, verdad? la única que hace latir mi corazón, Valeria.

Mi rubia esboza una pequeña sonrisa y vuelve a girar su cabeza. Me coge de  la mano con las suyas y cierra los ojos.  Los latidos de su corazón son ahora más lentos. Más pausados, igual que su respiración. 

- Yo confío en ti, Carlos. De verdad que lo hago. Pero, no confío en las tías .

- Jamás, óyeme, jamás te engañaría. Eres mi vida, joder. No quiero abrazar a otra que no seas tú.

Valeria agarra mi mano y la aprieta bien fuerte. Echa su cuerpo hacia atrás pegándose todavía más a mi. Paso una de mis piernas por encima de ella hasta entrelazarla con las suyas. Durante unos segundos, ninguno de los dos habla. Nos limitamos a escuchar la respiración del otro y a que sea el latido de nuestros corazones los que pongan música a este silencio. 

- Siento lo de antes Carlos...me he puesto celosa -me dice ella apenas en un susurro. La abrazo de nuevo dejando un pequeño beso en su hombro desnudo.

- Pues bienvenida al club, mi vida.

Remuevo la carne que hay en la olla con movimientos suaves. Valeria va echando poco a poco el tomate mirándolo todo muy concentrada. Estamos en casa. En la nuestra. Porque ésta también es su casa. Porque donde esté ella, lo será. 

- Y ahora lo dejamos que se vaya haciendo a fuego lento y lo removemos de vez en cuando -le digo mientras dejo la cuchara encima de un plato.

- Huele muy bien -me  dice ella cerrando los ojos y disfrutando del aroma. Pongo mis manos en su cintura y la atraigo hacia mi pecho.

- ¿Tienes hambre?

- Mucha -al separarse de mi, ella me mira sonriéndome y le doy un pequeño beso en la nariz sin soltarla de mi cintura.

- Hoy te he dicho muy poco que te quiero -mi boca se tuerce en un pequeño puchero que la hace sonreír de nuevo. Una de sus manos sube lentamente por mi brazo hasta acabar en mi mejilla. Sus dedos me rozan despacio haciendo que la piel de mi nuca se erice con sus caricias.

- Cierto -me contesta sin quitar la sonrisa de su boca. 

- Te quiero. Te quiero como un puto loco -mi boca busca la suya y la rozo unos instantes para volver a mirarla de nuevo. La amo tanto que su sola mirada me corta la respiración. 

- Y yo a ti.

- Quiero subir otra foto a Instagram -le digo muy decidido.

- ¿Otra? -me pregunta ella algo sorprendida aunque, acaba curvando su boca en una pequeña sonrisa.

- Si, me apetece compartir un poquito de mi vida con la gente que me sigue, pero, a poder ser, contigo a mi lado -Valeria hace como que se lo piensa.  Sus expresivos ojos me miran risueños y asiente con su cabeza.

- De acuerdo, mi amor.

Mi amor. Joder. Que bien suena esa palabra en su boca, sobre todo porque va dirigida a mi. Valeria me da un pequeño beso. Un roce de sus labios que para mi son como si probara el más dulce de los postres. Cojo mi móvil. Hago la foto de manera que se vean solo nuestras manos y la tabla de cortar la comida. La subo a Instagram y se la enseño para que la vea. 

- Me encanta. Siempre sabes decir las cosas en el momento perfecto, cariño.

- Tú si que me encantas -le respondo acariciando su mejilla.

- ¿Cuánto? -me pregunta ella clavando su mirada en la mía. Suelto un pequeño suspiro y echo mi cabeza hacia atrás medio riéndome. Lo que yo la quiero es tan difícil de explicar que muchas veces prefiero demostrárselo y sepa lo mucho que la amo.

- Ahora te lo explico a besos.

LA MIA RAGAZZA

* Mi novia

*** Primer capitulo del maratón de una semana. Como ya os habréis dado cuenta,  llegué a los 2K de seguidores, y eso es gracias a vosotros, a las personas que estáis leyendo esta historia y decidisteis seguirme. Miles, millones, trillones de gracias. Espero no defraudaros nunca y que sigáis mostrándome todo el apoyo que venís haciendo hasta ahora. 

Esta loca historia va ya por los 78K. En otras ocasiones lo he dicho, pero, 55LOVE me ha devuelto las ganas de escribir en un momento de mi vida que ya estaba cansada. Siempre será mi historia favorita, por todo lo que significa para mi en este momento.  

Y  sin más, nos leemos mañana. Y atent@s , porque comienza el drama para algunos personajes. Os quiero. Muchos besos y abrazos como siempre ***

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