XXV [FIN]
Emir sonrió un poco.
- Me gustaría mucho eso...- ronroneó.
- Así será...- asintió con la cabeza.
Nicolás tenía mucho cuidado y estaba muy motivado a la hora de ser el orbe de gravitación para la estabilidad mental de Emir. Asimismo, Emir también se encargaba de ser una parte producente de aquella gravitación y volverla una relación equitativa para que ninguno de los dos estuviera en una relación en la que uno de los dos daba más que el otro. Ambos poco a poco se volvían dependientes del otro, de los abrazos y de los besos... Del calor ajeno... Y llegaba un poco en el que no tener esa cercanía nocturna se volvía una angustiosa ansiedad que ninguno de los dos sabía cómo gestionar. Y en el caso de que hubiera alguna forma de gestionarla, solo sería volver a estar juntos y pasar la noche con los dedos de las manos entrelazados, o fundidos en un fuerte y cálido abrazo del que nadie podría separarlos. Y ambos sabían que era preocupante esa necesidad de pasar todas y cada una de las noches juntos, sabían que una vez que habían alcanzado ese punto de no retorno debían ser todavía más conscientes y cuidadosos de lo que ya lo eran con aquella relación secreta que ambos compartían. Ninguno de los dos había hecho nada para evitar estar en ese peligro constante de compartir la misma cama, simplemente lo habían hecho.
Héctor se había dado cuenta de la necesidad mutua de estar juntos. Héctor se había dado cuenta de muchas cosas que debían permanecer en secreto. Héctor había visto muchas cosas que no debió haber visto, vio aquella sonrisa en los labios de Nico, vio el brillo de sus ojos, vio la forma tan fuerte en la que lo abrazaba, vio la forma en la que lo besaba. Héctor se dio cuenta de lo mucho que Nico se había enamorado de Emir, y se dio cuenta de que ya no lo podía acaparar más, y él decidió que lo mejor que podía hacer era apartarse y no interponerse, porque eso no solo haría daño a Emir y este podría ponerse violento a pesar de lo pacifista que parecía ser, también a Nico, y no quería dañar a su hermano mayor, él sí que no lo merecía después de todo lo que su familia le había hecho pasar. Después de despojarlo de su padre, de su madre, e incluso tratarlo como un esclavo y no reconocerlo como hijo a pesar de que su esposa había sido tan gentil y amable con él. Nicolás merecía aquella felicidad. Y Héctor se aseguraría que no fuera una felicidad tácita.
A espaldas de todo el mundo él movilizó todo tipo de papeles clandestinos, usando su influyente nombre para que todos los permisos se le fueran concebidos, y gracias a que la administración solo con escuchar el apellido "Blue" ya se ponía a temblar y daban todo sin escuchar nada más. Héctor pudo aprovecharse del sistema.
Se presentó aquella mañana en la habitación del azabache degradado, y picó con los nudillos a la puerta delicadamente, esperando que el azabache abriera o que le diera permiso para entrar. Lo que sí escuchó fue un bostezo de su hermano al otro lado de la puerta y un par de sonidos que indicaban que no quería que saliera de la cama, parecían pucheros, Héctor no pudo evitar sonreír un poco y rodar los ojos.
Finalmente, la puerta de la habitación se abrió. Emir tenía solo la ropa interior puesta y su cara marcada por el sueño indicaba que nada inocente había estado haciendo con Nicolás, y la pereza y morriña con la que este le mirada, casi molesto porque hubiera interrumpido su sesión matutina de besos provocó que dibujara una sonrisa en sus labios con cierta malicia.
- Lo pasaron bien, por lo veo...- ronroneó entrecerrando los ojos ligeramente.
Emir no dio respuesta a eso, de hecho, centró sus ojos en los papeles que tenía entre sus manos.
- Esto es para ti.- anunció extendiendo los papeles.- Agradéceme que he conseguido un heredero para esto sin tener que entregar mi cuerpo...- Emir miró a Héctor confundido.
- ¿Qué?
- Me han aceptado la adopción de un niño que tiene tanto raíces asiáticas como rusas, así tu padre no puede sospechar y se parece un poco a ambos, así que tu padre no insistirá en una prueba de paternidad.- Emir entrecerró los ojos.
- ¿Por qué has hecho esto?
- Porque visto lo visto, no parece que vayas a dejar de follarte a mi hermano y hasta lo que tengo entendido, no puedes preñarlo, por tanto, no puede tener hijos, por tanto, no habrá heredero y ambos seríamos una decepción para nuestras familias...
Emir miró a Héctor fijamente.
- ¿Cómo conseguiste adoptar sin que nadie se diera cuenta de nada?
- Todos tiemblan como perras cuando escuchan el nombre de la yakuza...- sonrió malicioso.- Además, no fue muy complicado suplantar la identidad de mi padre, considera esto el regalo tardío de nuestra boda.
- ¿Cuándo llegará?
- En pocos días... Es un niño precioso, te lo garantizo.- Emir asintió lentamente con la cabeza y se giró hacia Nicolás, que estaba sentado sobre el colchón, con las sábanas cubriendo hasta su cintura.
- Mil gracias...- susurró.
- No me extraña que hayas cambiado de opinión, hermanito... Hasta yo me lo hubiera follado...
- ¡HÉCTOR!- gritó el rubio completamente avergonzado.
A los pocos días, Héctor se encargó de todo lo que tenía que ver con la recogida del pequeño, aprovechando un breve momento en el que el padre de Emir no se encontraba en la casa.
El rubio había estado tranquilizando al azabache degradado porque este parecía estar teniendo una especie de ataque de paternidad que ni él sabía cómo describir en la libreta, y aquello le provocó grandes carcajadas al rubio. Es decir, era una especie de ilusión y de miedo ansioso, pero también estaba emocionado con la idea al mismo tiempo, aunque no tuviera su sangre y también era algo que le causaba una conmoción.
Tenía ganas de verle, conocerle, sorprendentemente tenía ganas de tenerle en brazos y hacerle los típicos arrumacos que se hacen a un bebé... Y Nico no podía dejar de mirarlo totalmente enternecido por cómo estaba describiendo la situación tanto en la libreta, como en palabras.
Finalmente Héctor llegó a la casa con un bebé cubierto por una manta, pero su cara de enojo no parecía estar del todo satisfecho. Ambos se dieron cuenta rápidamente, y no fue hasta que Héctor declaró que le habían engañado y que por más que hubiera pedido un niño, había firmado los papeles, le habían hecho pagar una millonada para acelerar el proceso para antes de nueve meses porque ya llevaban algunos allí viviendo; le acabaron dando una niña al final de todo aquel proceso y no había forma de reclamar a nadie. Emir no había escuchado ninguna de las palabras del azabache, solo el rubio lo había hecho.
Cuando ambos hermanos se dieron cuenta, el ruso ya tenía a la pequeña infante en sus brazos, con una delicadeza impresionante para ser él como era, y con lo imponente que se veía, la suavidad con la que acarició sus cabellos dejó a los dos hermanos totalmente impactados y clavados viendo la escena. Héctor parpadeó con incredulidad, y Nicolás sonrió enternecido sentándose al lado del azabache en el colchón, apoyado en su hombro y mirándolo con una sonrisa por aquella felicidad que irradiaban sus ojos en ese preciso momento.
- Y... No parece importante nada de lo que acabo de decir... ¿Te das cuenta de que tu padre se va a cabrear porque sea una niña?
- No me importa...- negó bajando los ojos hacia la pelusilla negra que tenía por el cabello y como abrió aquellos ojos azules tan brillantes que parecían ser una copia idéntica a los ojos de Emir.
Ciertamente el azabache se sintió agradecido porque los ojos tuvieran un cierto parecido, así que el padre de Emir no haría preguntas, lo que no esperaba era que el ruso hiciera aquellas acciones y se tomara tan fácilmente la libertad de decir que estaba orgulloso de lo que Héctor había conseguido. No le importaba que no fuera un niño, no le importaba que fuera una adorable niña, no le importaba lo que su padre pensara...
- ¿Decidiste el nombre?
- Tenía nombre. Si hubiera sido un chico.
- ¿Cómo lo hubieras llamado?
- Muryo.- respondió.
- ...- Emir sonrió un poco.- Ji Yú...- susurró.
Héctor y Nico se lo quedaron mirando.
- Libertad...- susurró en bajo...- Ciertamente es mejor que Libre...
Nicolás sonrió un poco y miró al azabache degradado.
- A mi parecer es precioso ese nombre...- Emir sonrió girando la vista hacia Nico.
- Gracias...- susurró en bajo.
Lograron manipular al padre de alguna forma para que este creyera que la pequeña había sido realmente engendrada en el matrimonio y que había nacido prematura, que Hen Tor había llevado el embarazo con disimulo y que la pequeña estaba perfectamente sana a pesar de ser prematura. Su padre no parecía satisfecho porque fuera una mujer, pero acabó rodando los ojos y aceptándolo. Emir sabía que eso implicaba una exigencia indirecta de tener un hijo varón, es decir... "volver a intimar con Héctor" para producir, esta vez sí, un varón. Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a ello, y por más que se les insistiera, los dos permanecieron firmes, criando a Ji Yú con las responsabilidades que tendría conforme creciera...
Tomando las decisiones que para Emir y para Héctor eran las adecuadas, porque ambos sabían que no podían apartarse del camino de la mafia, pero sí podían hacer todo lo que estuviera en su mano para que el negocio no recayera directamente sobre ellos, sino que se distribuyera en manos ajenas y que todos tuvieran el monopolio, y todos se enriquecieran, y así podrían quitarse aquella mafia de encima y eventualmente, tanto Ji Yú, como aquellos que la sucedieran serían libres de poder vivir sus vidas sin miedo a tener que cumplir con una obligación impuesta por herencia, y que le amargaría la vida tanto a ella, como al resto de personas en su herencia...
Y ni a Héctor, ni a Emir les importaba que aquello fuera y causara una decepción en sus familias, ellos no querían que la pequeña creciera en un mundo corrupto y estuviera doblegada por unas instituciones que iba a destruirla poco a poco...
Y aunque sabían que posiblemente habría consecuencias, los padres sabían que tendrían que afrontar una desesperada crisis para conseguir quitarse de encima aquel negocio sin que nadie les pegara un tiro en la nuca por traición, y le hicieran lo que quisieran a la pequeña... Su padre no iba a entenderle, y mucho menos aceptarlo, así que tendría que ser precavido, y cuando lo consiguiera, sería el momento en el que podría respirar tranquilo y sonreírle a su hija, a Héctor y sobre todo a Nico... Sería el momento en el que podría dejar de ser comido por la ansiedad, y sería el momento en el que por fin... Sería feliz y libre...
FIN
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Sí, este fue un MUUUUUUY largo capítulo...
Siempre son largos mis capítulos finales.
De hecho, este capítulo, si lo hubiera cortado, hubieran quedado dos capítulos de 900 palabras y hubiera quedado bastante cutre y mal cortado porque la escena de Ji Yú probablemente hubiera quedado totalmente demacrada, y si lo hubiera dejado todo entero, la ternura se transmite mejor, al menos en mi opinión uwu
Además, yo no soy de esas que para seguir explotando una historia saca capítulos y giros de guion bastante cutres (ya no, antes sí lo hacía, pero gracias a la Diosa, ya no) XDDD
En este caso, el tema de Ji Yú fue totalmente necesario porque, después de todo, la mafia siempre necesita un heredero, pero Emir es demasiado protector y no quiere que su wawita acabe metida en esos temas...
Así que, sí, puede que quede algo forzado, pero el final será ese, Emir y Héctor jurando que Ji Yú no estaría atrapada en las redes de una terrible y cruel mafia de la droga >:3
Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->
Aquí las opiniones de la historia en completo --------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en la próxima historia
Bye~
By Silvia Line
[2044 Palabras]
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