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Capitulo 4

—Estás alterado por lo que pasó la última vez. Estaba siendo estúpido, y tú... Entonces tú. ¿Por qué no dijiste la palabra de seguridad, jungkook? – Su tono cambia, volviéndose acusatorio.

¿Qué? Wow, cambio de dirección. Me sonrojo, parpadeando hacia él.

—Respóndeme.

—No lo sé. Estaba abrumado. Estaba tratando de ser lo que necesitas que sea, tratando se sobrellevar el dolor y se fue de mi mente. Tu sabes... lo olvidé — susurro avergonzado, y me encojo de hombros disculpándome.

Jesús, quizás podríamos haber evitado todo este dolor.

—¡Lo olvidaste! —Jadea con horror, agarrando los lados de la mesa y mirándome fijamente.

Me marchito bajo su mirada fija.

¡Mierda! Está furioso otra vez. Mi Dios interior me mira fijamente también. ¡Ves, tú trajiste todo esto sobre ti!

—¿Cómo puedo confiar en ti? —dice, su voz baja—. ¿Alguna vez?

El mesero llega con nuestro vino y nos sentamos mirándonos fijamente el uno al otro, ojos azules a grises. Ambos llenos de recriminaciones no pronunciadas mientras el mesero quita el corcho con una innecesaria floritura y pone un poco de vino en la copa de taehyung. Automáticamente Taehyung se extiende y toma un sorbo.

—Está bien —su voz es cortante.

Con cuidado el camarero llena nuestras copas, colocando la botella sobre la mesa antes de irse en una rápida retirada. taehyung no quita sus ojos de mí en todo el tiempo. Soy el primero en quebrarse, rompiendo el contacto visual, levantando mi copa y tomando un largo trago. Apenas lo saboreo.

—Disculpa —susurro, repentinamente sintiéndome estúpido. Lo dejé porque pensé que éramos incompatibles, ¿pero él me está diciendo que podría haberlo detenido?

—¿Disculpa por qué? —dice alarmado.

—Por no usar la palabra de seguridad. Cierra los ojos como aliviado.

—Podríamos haber evitado todo este sufrimiento —murmura.

—Luces bien. —Más que bien. Te ves como tú mismo.

—Las apariencias pueden engañar —dice tranquilamente—. Estoy cualquier cosa menos bien. Me siento como si el sol se hubiera puesto y no hubiera amanecido por cinco días, jungkook. Estoy en perpetua noche aquí.

Estoy sin aliento por su reconocimiento. Oh Dios, igual que yo.

—Dijiste que nunca me dejarías, entonces las cosas se ponen difíciles y sales por la puerta.

—¿Cuándo dije que nunca te dejaría?

—En tus sueños. Fue la cosa más confortante que he oído en mucho tiempo, jungkook. Me hizo relajarme.

Mi corazón se contrae y me estiro por mi vino.

—Dijiste que me amabas —susurra—. ¿Es ahora en tiempo pasado? —Su voz es baja, mezclada con ansiedad.

—No, taehyung, no lo es.

Me mira fijamente y se ve tan vulnerable mientras exhala.

—Bien —murmura.

Estoy sorprendido por su declaración. Ha tenido un cambio de actitud. Antes, cuando le dije que lo amaba, estaba horrorizado. El mesero está de vuelta. Rápidamente coloca los platos en frente de nosotros y se marcha caminando.

Santo infierno, comida.

—Come —ordena taehyung.

En el fondo sé que tengo hambre, pero justo ahora mi estómago está hecho nudos. Sentado frente al único hombre del que he estado enamorado y debatiendo nuestro incierto futuro, no promueve un apetito saludable. Miro dubitativamente a mi comida.

—Que Dios me ayude, jungkook. Si no comes, te tendré sobre mis rodillas aquí en este restaurante y no tendrá nada que ver con mi satisfacción sexual. ¡Come!

Jesús, cálmate Kim. Mi subconsciente me mira fijamente por encima de sus anteojos de media luna. Está de acuerdo de todo corazón con Cincuenta tonos.

—Está bien, comeré. Guarda tu palma inquieta, por favor.

No sonríe, pero continúa mirándome. A regañadientes levanto mi cuchillo y tenedor y corto mi bistec. Oh, está tan buena que hace agua la boca. Estoy hambriento, realmente hambriento. Mastico y se relaja visiblemente.

Comemos nuestra cena en silencio. La música ha cambiado. Una suave voz de mujer canta en el fondo, sus palabras haciendo eco de mis pensamientos.

Miro a Cincuenta. Está comiendo y mirándome. Hambre, deseo y ansiedad combinadas en una solo mirada caliente.

—¿Sabes quién está cantando? —Trato por algo de conversación normal.

taehyung se detiene y escucha.

—No... pero es buena, quien quiera que sea.

—También me gusta.

Finalmente sonríe con su enigmática sonrisa privada. ¿Qué está planeando?

—¿Qué? —pregunto.

Sacude su cabeza.

—Sigue comiendo —dice suavemente.

He comido la mitad de la comida en mi plato. No puedo comer nada más. ¿Cómo puedo negociar esto?

—No puedo manejar nada más. ¿He comido lo suficiente para el señor?

Me mira impasiblemente sin responder, entonces mira su reloj.

—Realmente estoy lleno —agrego, tomando un sorbo de delicioso vino.

—Debemos irnos dentro de poco. Taylor está aquí, y tienes que levantarte por la mañana para trabajar.

—Igual que tú.

—Funciono con menos sueño que tú, jungkook. Al menos has comido algo.

—¿No vamos a regresar vía Charlie Tango?

—No, pensé que podría tomar una copa. Taylor nos recogerá. Además de esta manera te tengo en el auto para mí solo durante unas pocas horas, al menos. ¿Qué podemos hacer excepto hablar?

Oh, ese es su plan.

taehyung llama al camarero para pedir la cuenta, entonces toma su BlackBerry y hace una llamada.

—Estamos en Le Picotin, Sureste tercera avenida. —Cuelga.

Jesús, ha cortado el teléfono.

—Eres muy brusco con Taylor, de hecho, con la mayoría de la gente.

—Solo voy al punto rápidamente, jungkook.

—No has estado yendo al punto esta tarde. Nada cambia, taehyung.

—Tengo una proposición para ti.

—Esto comenzó con una proposición.

—Una proposición diferente.

El camarero regresa y taehyung saca su tarjeta de crédito sin verificar la cuenta. Me mira especulativamente mientras el camarero desliza su tarjeta. El teléfono de taehyung vibra una vez y lo revisa.

¿Tiene una proposición? ¿Ahora qué? Un par de escenarios corren a través de mi mente: secuestro, trabajar para él. No, nada tiene sentido. taehyung termina de pagar.

—Ven. Taylor está afuera.

Nos levantamos y toma mi mano.

—No quiero perderte jungkook. —Besa mis nudillos con ternura y el toque de sus labios sobre mi piel resuena en todo mi cuerpo.

Afuera, el Audi está esperando. taehyung abre la puerta. Subo y me hundo en el lujoso cuero. Él avanza al lado del conductor, Taylor sale del auto y hablan brevemente. No es el protocolo usual. Tengo curiosidad. ¿De qué están hablando? Momentos después ambos suben, miro a taehyung quien está usando su rostro impasible mientras mira fijamente hacia adelante.

Me permito un breve momento para examinar su apuesto perfil: nariz recta, labios llenos esculpidos, cabello cayendo deliciosamente sobre su frente. Este hombre divino seguramente no es para mí.

La música suave se filtra en la parte trasera del auto, una pieza orquestal que no conozco y Taylor se pone en la luz del tráfico encaminándose por la I-5 y Seattle.


...


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