Narra Anabella.

Juan y yo Caminábamos en silencio por el jardín de la mansión. He de decir que es un lugar muy bonito.

A lo lejos vi el "Cenador", y fue ahí donde fuimos a parar.

— Recuerdas lo que pasó cuando estuvimos aquí ¿No?

— Si...

Flashback.

— ¿Por qué no podemos ser como Alondra y Santiago?

— Porque odio eso -Gritó- Odio la cursilería, odio las flores y corazones, odio el amor.

— ¿Y yo que soy de ti? Porque me tienes como novia.

— Jamas dije eso. Y además, tu eres mi sumisa. Hay un contrato en el medio.

— Odio tu maldito contrato...

Fin del Flashback.

— Fui un idiota... -Murmuró- Y ahora, se que eso puede cambiar.

Agarro mi mano.

— Ven... Sigueme...

Caminamos hasta una puerta. Él la abrió, todo era oscuro. Me hizo acordar al cuarto rojo.

Entré, luego él y cerro la puerta. Era un tipo subsuelo lo que me llevaba esa puerta.

Juan encendió la luz, y ahí todo cambio.

Era un estilo de túnel, donde pasaban los peces por arriba de toda la habitación. El lugar estaba decorado con velas, pétalos de rosas y telas de colores. En especial, el rojo y el negro.

— ¿Querias flores y corazones? Aquí los tienes...

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

¿Ha sido capaz de cambiar por mi?

— Juan... Esto es...

Lo besé. No hallaba las palabras para expresarle lo que sentía en este momento.

— Anabella... Te amo. Te amo y no me cansaré de repetirlo. Gracias a ti, hoy soy quien soy. Aprendí a amar, y te amo incondicionalmente. Acepto que me enamore de ti, me traes loco. Eres tu mi mundo, eres todo. Cambie sólo por y para ti. ¿Recuerdas que no dormía con nadie? ¿Recuerdas que odiaba el amor? ¿Las flores, la cursilería? Tu fuiste la primera en dormir conmigo. Gracias a ti, se lo que es el amor y caí en el juego de la cursilería.

Reí. Se separó un poco de mi y sacó una cajita azul del bolsillo de su saco.

— Se que me amas, y yo de igual forma. Se que haz estado para mi, me haz escuchado siempre, me contuviste en mis momentos difíciles... Y quiero que sepas, y si me das la oportunidad, yo puedo hacer lo mismo contigo. Estaré siempre para ti, Nena...

Se agachó.

— ¿Quieres casarte conmigo?

Puse mis manos en mi boca y asentí varias veces. ¡No lo puedo creer!

Puso el brillante anillo en mi dedo. Se levantó y lo bese. Lo besé con toda la pasión y el amor del mundo. Le exprese lo que sentía.

— Te amo...

— Yo te Amo mas, Juan.

Sonreí. No quería llorar, pero fue inevitable.

— Vamos... Tengo que decir que seré feliz con la chica que mas amo en el mundo.

Reí y nos fuimos.

Ya adentro de la mansión, Juan me dio una copa con champán y decidió hacer un brindis. Estaba algo incómoda, ya que estaba a su lado y todos nos miraban.

— Primero que nada, les quiero agradecer a todos por estar aquí en este día tan importante para mi, mi cumpleaños... -Sonrió- Quiero agradecerle en especial a Marlli y Luis... Sin ellos no seria nada hoy... Y obviamente, a mis hermanos Manuela y Santiago, también a Anabella...

Me sonrió.

— Y justamente... Anabella y yo queríamos anunciarles que nos vamos a casar...

Sonreí. Todos aplaudieron y festejaron mientras nos felicitaban.

Estaba realmente feliz por esto. Lo amaba, lo amaba demasiado y esto es lo mejor que nos pudo pasar.

Después de las felicitaciónes, Juan se fue a cambiar la camisa. Se le habia volcado champán y se sentía incómodo. Me dijo que fuera con él.

En eso, se apareció Thalia con una copa. La vació enseguida.

— Así que te vas a casar... Conseguiste lo que yo no quería.

Hizo una mueca.

— ¿Por qué pensaste que iba a seguir tus consejos?

— A ti no te importa Juan... Ya de dará cuenta, y yo me encargare de ello.

— Y él verá tus intenciones. Tu momento se acabó Thalia.

Se acerco a mi.

— Y tú no eres mas que una niña que va tras su fortuna. Él no es un hombre hecho para él matrimonio.

Le tire el champán de mi copa en la cara. Escuche que Juan salía, así que me hice hacia atrás.
Juan le dio un pañuelo de tela, ella lo tomó.

— Gracias, Juan.

— ¿Se puede saber que haces aquí Thalia?

Mientras se secaba el rostro, respondió.

— Ella no es buena para ti.

— Tú no sabes lo que es bueno para mi. Tu me enseñaste a follar Thalia... Ana me ha enseñado a Amar.

Thalia rió amargamente. Juan se puso un poco mas delante de mi.

— No es mas que la siguiente de la fila.

Escuche tacones tras de mi. Voltee.

Ay dios...

Narra Juan.

Escuche pasos y voltee.

Mamá...

— Fuera de mi casa...

Se acercó y le dio una cachetada.

— Alejate de mis hijos y sal de una maldita vez de mi casa.

Thalia nos miró mal a todos. Mamá tenía sus ojos llorosos.

Ha escuchado todo.

Thalia tiró el pañuelo al suelo y se fue.
Mamá volteo en nuestra direccion.

— Ana, cariño, ¿Te importaría dejarnos a solas un momento?

Anabella me miró y se fue.
Suspire mientras Mamá se acercaba.

— Mamá yo... Lo siento...

Me sentía fatal.

— No importa -Me abrazó- Ahora solo... Importa que seas feliz con quien amas. Y esa persona, es Anabella.

Sonrió. Sequé sus lágrimas.

— Arruine tu amistad de años con Thalia...

— Ya no me interesa eso, ella se metió con uno de mis hijos y lo pagará.

— En si... Yo...

— Ella no te quiso, tu eres mi hijo.

— Hijo de otros padres.

Reí. Y lo hice para sacar la amargura que tengo adentro.

— Aun así, siempre seras mi bebé -Rió- Vamos, Ana te espera y hay una sorpresa para ambos.

Asentí.

Apenas llegar afuera, donde Ana me esperaba, la abrace con un poco de fuerza.

— Perdón... Te hice pasar un mal momento.

— Ya esta Ana, no importa. Ahora seamos felices, que nada mas importe.

Varias explosiones interrumpieron que besara a Anabella. Ambos miramos al cielo, el cual se decoraba de colores con los fuegos artificiales.

— Te amo.

— Te amo Anabella.

Ahora si, la besé.

Ahora si, puede ser Mi Mujer...

Lo que ninguno de los dos sabia, era que Jack estaba mirando toda la escena mientras fumaba su cigarrillo...