Día 6.
El auto comenzó a dar vueltas tras un impacto, justo en el lado donde se encontraba el copiloto.
Cuando el auto terminó de girar, sentí que todo seguía dando vueltas, estaba muy mareada, miré a Hanna, ella estaba sangrando de la nariz, espero este bien, traté de levantarme, pero me fue inútil.
—Chicos, ¿Están bien? —pregunté asustada, lo único que veía era sangre y vidrios por todo el auto.
—Si, creo que no fue nada grave —respondió Pablo, él rápido comenzó a visualizar todo.
—Tenemos que salir, he visto en las películas que los autos explotan después de un choque —Ian empezó a forcejear para que los que estaban encima de él se quitarán.
—¡Ay dios mío! Que no pase eso —exclamó Isabella tratando de levantarse.
Carlos abrió la puerta y salió, así nos ayudó a salir, la gente comenzaba a acercarse para ver qué era lo que había sucedido.
—Tenemos que irnos, por favor —estaba muy asustada.
Si la policía viene, nos encontraran, eso no será bueno para nosotros, estamos en un auto robado y peor aún, creo que tiene droga en el maletero.
—¡Corran hacia ese callejón! —gritó Carlos.
Nosotros comenzamos a correr, la gente estaba hecha bola, por lo cual no se percataron que nosotros habíamos salido del auto volcado.
—¡Esto es muy malo! —dijo Carlos molesto.
—Tranquilo, Carlos, todos estamos bien y es lo que importa, no te preocupes —Pablo intentó darle ánimos.
—Ese maldito carro tenía droga, droga que Candice y el creador del juego quieren —mencionó Carlos. —Ahora yo estoy en problemas, ellos querían esa maldita droga.
—¿Era parte de tu reto? —preguntó Emily.
—Sí, todo era parte de mi reto, ahora estoy en problemas —mencionó Carlos, él estaba muy nervioso.
—Tranquilo, ella debe entenderlo, lo bueno que nosotros estamos bien —Nuria se limpió un poco de sangre que tenía en su labio inferior.
—Ella no entenderá nada —dije un poco nerviosa.
—Por favor, ya me quiero ir —mencionó Hanna mientras me tomaba de la mano.
—Pueden irse, ustedes cumplieron el reto, yo no, nos vemos después jugadores —mencionó Carlos.
Comenzamos a caminar, tengo que llegar a mi casa, mi madre aún sigue molesta conmigo.
Después de caminar una hora, por fin llegue a mi casa, parece que mamá y Jessica ya están dormidas.
Al entrar, todo estaba muy oscuro, rápido comencé a caminar hasta mi habitación, quiero hacer el menor ruido posible.
—Ana. ¿Eres tú?
—Sí Paola, soy yo —respondí, aun me siento muy mal por matar a su padre, pero no siento ningún remordimiento, solo sé que hice algo malo, eso es todo.
—Tu madre te dejo la cena en la nevera, creo que sigue molesta contigo, aunque no sé por qué, y bueno lo entiendo, yo no soy parte de esta familia, buenas noches.
—Lo siento mucho, Paola —dije acercándome a ella. —Siento mucho la muerte de tu padre, él era una gran persona.
Ella no respondió nada y solo camino hasta las escaleras.
Yo no tengo mucha hambre, así que inmediatamente me fui a la cama, todo lo que paso hoy fue muy extremo, mis manos me dolían un poco, al igual que mis piernas.
***
Al despertar mi cuerpo me dolía, es por el accidente, bajé a desayunar, mi madre me recordó que tenía que ir al psicólogo el lunes, yo no quiero ir, no tengo ningún problema.
Salí de mi casa, quería ir a casa de Hanna, ella se alegrará de verme, lo que pasó ayer fue muy traumante, espero ese drogadicto no nos haya reconocido, no quiero tener problemas con nadie.
Mi madre sigue en casa, ella no fue a visitar a mi tía, quiere quedarse en casa según para vigilarme más.
Al llegar a la casa de Hanna, su pequeña hermana abrió la puerta sonriendo.
—Hola, Danny.
—Hola, Ana, pasa —la niña se hizo a un lado dejándome pasar.
Me metí a la casa, creo que la madre de Hanna no está, no creo que le agrade la idea de que yo venga, mi madre debe haberle contado todo.
—Hanna, ¿Estás bien? —pregunté.
—Intento estarlo, no creo soportar esto, Ana, apenas vamos al sexto día y ya nos han puesto los peores retos, no quiero seguir con esto, no quiero.
—Tienes razón, no quiero hacer cosas peores que las que hemos hecho.
—¿De qué están hablando? —preguntó Danny acercándose a nosotras.
—De nada, Danny, solo cosas de la escuela —Hanna forzó una sonrisa y su hermana solo asintió.
—Está bien, iré a ver televisión.
Danny corrió a las escaleras, Hanna es muy buena con su hermana, en cambio yo, casi mató a la mía, aunque no fue porque quisiera.
Mi celular y el de Hanna comenzaron a sonar. Lo saqué de mi bolsillo y abrí los mensajes.
Mensajes:
Candice: Buenos días, Ana, espero estén bien, me alegro de que no haya muerto ninguno, porque para este reto vas a necesitar mucha ayuda.
Candice: ¿Recuerdas la jeringa?
Ana: ¡Dios mío! Casi la olvido.
Candice: Bueno, en este reto, trataras de salvarte de la cárcel, necesitarás la ayuda de tus compañeros. Recuerda, trabajo en equipo.
—¡Dios mío, Hanna!
—Casi nos olvidamos de la jeringa, tenemos que hacer algo, Candice nos mandará las indicaciones para recuperarla.
Candice me dijo que al anochecer iban a entregar las pruebas a los forenses, para ver si el profesor fue asesinado con eso, todas mis estúpidas huellas están ahí, no puedo permitir que ellos lo sepan.
Cuando se llegó la noche, rápido nos reunimos en el parque.
—Bueno, Candice nos dijo que tenemos que llegar hasta el laboratorio —mencioné.
—No te equivoques, Ana, tú llegarás al laboratorio —dijo Rosa. —Nosotros nos quedaremos afuera.
—Tenemos que apoyarla, recuerda que es nuestro reto, Ana tiene que recuperar la jeringa y el sobre, si no lo hace, todos perdemos —mencionó Pablo.
Cuando íbamos de camino al hospital, Carlos nuevamente volvió aparecer, lo cual me alegro mucho, pues él sería una gran ayuda.
—Candice me envió, ahora parece que soy su maldito esclavo —mencionó Carlos molesto.
—Me alegra que hayas venido —mencionó Hanna sonriendo.
Yo estaba por decir eso, ahora mejor me quedo callada, no quiero copiarle a Hanna.
Nuevamente nos vestimos de médicos, nos pusimos las batas y los cubrebocas, y comenzamos a caminar por el pasillo que decía "Solo personal autorizado"
Cuando llegamos donde decía "Laboratorio" inmediatamente entramos Carlos y yo, Hanna se quedó afuera vigilando que nadie fuera venir, los demás estaban esperando afuera, Pablo e Ian estaban en el cuarto de seguridad, ellos apagaron las cámaras de todo el hospital, en caso de que falláramos, teníamos que huir.
—¡Que nervios! —exclamé mientras buscaba en algunos sobres que había.
—¡Lo tengo! —gritó Carlos.
En ese momento me sentí muy aliviada, gracias a Dios. En el sobre había un pequeño papel, creo que es donde tienen los resultados.
Lo tomó Carlos, y nos dirigimos a la puerta.
—Señorita, ¿Qué hace aquí? —escuche que preguntaron fuera.
Mi corazón comenzó a latir muy fuerte.
La manija de la puerta comenzó a moverse, no sabía qué hacer, no sabía a donde correr, miré a Carlos y él sacó un arma, un arma, jamás había visto un arma así de cerca.
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Espero y les haya gustado.
Voten y comenten.
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