Día 31.
—Ana, tu madre y yo queremos hablar contigo —dijo mi padre entrando a la habitación. —¡Santo Dios!
Rápido intenté ocultar mis heridas, pero fue en vano, puesto que mi padre ya las había visto.
—¿Qué hiciste, Ana? —preguntó él, jalándome del brazo.
No podía contestarle, estaba muy nerviosa, no puede ser.
—¡Papá me estás haciendo daño!
—¡No más del que tú te estás haciendo! —gritó, pude ver en sus ojos que estaba molesto.
Mi padre comenzó a llamar a mi madre, intente correr al baño, pero él me detuvo.
—¿Por qué lo hiciste, Ana?
—Fue un accidente —respondí.
—No me vengas con eso, a ver —mi padre comenzó a ver mi brazo, estaba muy nerviosa.
—¿Qué pasa Juan? —Preguntó mi madre.
Me miró el brazo y rápido me soltó una cachetada, me quede sin palabras, seguro debe estar muy molesta, la otra vez me encontró cortándome con Hanna.
—¿Otra vez? —preguntó mi madre, estaba demasiado molesta.
—¿Ya lo había hecho?
—Si, una vez, eso creo.
Mi padre nuevamente me agarró del brazo y comenzó a jalarme fuera de la habitación.
—¡Papá, me asustas! —grité comenzando a llorar. —Mamá, juro que fue un accidente.
—A mí no me vengas que fue accidente, Ana, creí que ya no lo volverías hacer, pero mira, mañana te voy a llevar con un psicólogo.
—Mañana no, hoy mismo, no voy a permitir que termines como tu tía —gritó mi padre y siguió jalándome.
—¿Qué es todo ese escándalo? —preguntó Jessica saliendo de su habitación.
—¡Mamá, dile algo, yo no voy a suicidarme!
Mi padre me volteo a ver, él estaba muy molesto, jamás nos había contado de su hermana, la que nos dijo que su hermana se suicidó fue mi madre.
Mi padre me miró muy feo, para luego darme una cachetada.
—¡No dejare que hagas lo mismo!
—Vamos Juan, déjala —suplicó mi madre.
—¡Entren a su cuarto, no hay nada que ver aquí Paola y Jessica! —mi madre empujó a Jessica a su habitación.
Mi padre me soltó y corrí a mi habitación nuevamente, me encerré, yo nunca sería capaz de suicidarme, no podría hacerlo.
***
No quiero ir al psicólogo, yo no lo hice porque quiero, ellos me obligan.
Me levanté de la cama y me fui a cambiar de ropa, me puse un suéter, puesto que no quería que vieran mis cortadas, al llegar a la cocina, ya estaban desayunando. Hanna también tenía un suéter, nadie dijo ninguna palabra mientras desayunábamos.
Al terminar me pare de la mesa, rezando porque mi madre ya no me fuera a decir nada.
Comencé a dar pequeños pasos a la puerta de la casa, solo quería irme un rato, tal vez iré a ver a Pablo, o a Rosa, Isaac debe estar pasándola mal.
Salí de la casa, fue un milagro que mamá no me hablara, después de un rato salió Hanna, comenzamos a caminar a casa de Rosa.
***
POV Candice.
—Hiciste un gran trabajo, ahora solo falta el hermano de Rosa.
—No te preocupes, pronto Isaac estará muerto.
—Lo pude haber hecho mejor yo —Ariana estaba molesta, solamente porque no deje que ella se deshiciera de esa mocosa.
—Pues no lo hiciste nada bien cuando le disparaste a Pablo —Elena rio.
—Hablando de Pablo, tenemos que encontrarlo antes de que avise a la policía de nosotros —mencionó Henry.
—Shhhh, basta de hablar, los mejores retos están por venir, acepto todo tipo de ideas.
Todos se quedaron en silencio, tal vez estén pensando en los retos, ahora que ya tengo mucho dinero, me puedo dar la vida que siempre quise, aunque nunca es mucho, no me vendría mal un dinerito extra.
***
POV Ana.
Al llegar a la casa de Rosa, no se encontraba su madre, me sentí aliviada, me hubiera dado mucha pena, aun no sé qué fue lo que pasó, cuando ella se echó la culpa del robo.
Me acerqué a Isaac, él estaba muy callado, algo que era inusual en él, pero dadas las circunstancias era entendible.
—¡Hola, Isaac! —lo saludamos Hanna y yo.
—Hola.
—¿Estás bien? ¿Quieres ir a algún lado? —pregunté, me sentía terrible.
—No estoy bien, mataron a mi mejor amiga, justo en el momento que yo salí del maldito cuarto —Isaac estaba molesto, seguro se siente muy culpable.
—Isaac, tranquilo, esto no es tu culpa, escuchaste, no quiero que te lamentes —mencionó Rosa abrazando a su hermano.
Pobre de Isaac, Hanna creo que ya superó lo de su hermana, aunque a veces si la veo un poco seria, tal vez solo la recuerda.
Mi celular comenzó a sonar, esto me indicaba que la estúpida de Candice ya quería su estúpido reto.
Mensajes:
Candice: Hola, Ana, bienvenida al día 31, espero estés lista para lo que sigue.
Ana: Solo dime el reto y ya.
Candice: Bueno, tu reto consiste en asesinar a Diego, él está tras de ti, así que lo quiero muerto, fácil, ¿No?
Ana: No es nada fácil, Candice, él es el hijo del oficial Gomez, la persona que me hace muchas preguntas sobre los retos.
Candice: No me importa, quiero que lo mates.
—¿Lo mismo? —pregunté guardando mi celular.
—¿Matar a un tal Diego? —preguntó Hanna.
—Si, él es el hijo del oficial Gómez, no será fácil.
—Me niego rotundamente a matar a Diego, él no tiene la culpa de nada.
Rosa inmediatamente comenzó a negar.
—¡Rosa lo tenemos que hacer, recuerda lo que pasa cuando no haces lo que te dicen, recuerda a Nuria!
—A Nuria la mate yo, todo fue mi culpa, todo por estar con la mejor actitud, ella murió —ella agachó la cabeza y pude ver una lagrima resbalar por su mejilla.
Mi celular comenzó a sonar, lo conteste y era Emily, me dijo que todos íbamos a hacer el mismo reto, me pareció bien, yo no quería hacer esto sola, pobre de Diego, aunque es una persona desagradable, no quiero que muera.
Al anochecer nos encontramos en el parque, de ahí nos iríamos a buscar a Diego.
—¿Ya tienen un plan? —preguntó Ian.
—Ian, ¿Dónde estabas el día que murió Cat? —preguntó Rosa.
—Pues donde más, estaba en el hospital, cuando mire a Candice y a los demás, intente avisarles —dijo para tomar un poco de aire y seguir —Pero un guardia me detuvo y no pude llegar, luego cuando salí no estaba mi carro, creí que me lo habían robado.
—Eso no importa ahora, tenemos que hacerlo para que no nos descubran —dijo Emily.
—No me siento cómoda de haber dejado a Lizbeth sola —Isabella estaba muy preocupada por su amiga.
—Ella estará bien.
Espero y Lizbeth este bien, Marcos está obsesionado con ella y haría cualquier cosa dar con su paradero.
—Yo traje esto —dijo Emily mostrando un arma. —Espero nos sea útil.
—¡Eso es! —mencionó Ian emocionado. —Solo le damos un tiro en la cabeza y ya.
—Entonces el plan es ese, un disparo justo en la cabeza, sin dejar huellas, ni nada.
Ian comenzó a conducir, estaba muy nerviosa, mi corazón latía muy fuerte, varios minutos después, llegamos a la casa de Diego.
—Si gustan puedo distraerlo —Emily se ofreció como voluntaria, pues ella ya conocía a Diego, incluso más de lo que le gustaría.
—Sería de gran ayuda, así lo puedes acercar a la ventana y desde aquí disparamos —Ian sonrió.
Emily caminó hasta la casa y comenzó a tocar la puerta.
***
POV Emily.
Estaba tan nerviosa, no podía acomodar mis ideas, solo quiero que esto termine, cada vez nos quedan menos días.
La puerta se abrió y ahí estaba parado frente a mi Diego, el cual quiso abusar de mí el otro día.
—Necesito hablar contigo, ¿Puedo pasar?
—Sabía que ibas a venir, eres una perra y te gusta que te trate mal —dijo y me jaló del brazo y me metió en su casa.
Mi corazón se aceleró más, esos nervios que tenía ahora se convirtieron en miedo, me habló de una manera horrible.
—Siéntate, voy por algo de beber —hice lo que me pidió y se fue.
A los pocos segundos regresó con una botella de vino y dos copas.
—¿De qué quieres hablar?
—Mira, la razón por la que estoy aquí es porque te amo, me di cuenta de que fui una tonta —me puse de pie.
Comencé a caminar hacia la ventana, Diego solo seguía en silencio, tal vez estaba procesando todo.
—¡Lo sabía!
Mire hacia fuera de la ventana, Ian ya estaba preparado.
—Te amo —dije y me acerque a él para besarlo, lo tome por los hombres, tenía que ponerlo de espaldas a la ventana, ahora mismo yo era la que quedaba de espaldas a la ventana.
Comencé a girar, ahora esta era la posición correcta, miré a través de sus hombros y miré a Ian, y a los demás, asentí con la cabeza.
—¿Qué haces? —pregunto volteando a la ventana. —¡Eres una perra!
Me lanzó al suelo después de darme una cachetada.
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Espero y les haya gustado.
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