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Jungkook a muerto

Final:
Jungkook a muerto

Cómo hacía costumbre Jungkook llegó a la escuela puntual como siempre, pero está vez sus días iluminados se convirtieron en días de lluvia, no había lugar al que iba que no escuchara sobre aquel video, era como una tortura a su pobre y triste corazón.

—¿Escuchaste? Hoy también se le declara alguien más. Escuché que es una chica y posiblemente Jimin la aceptara.

—¡¿Qué?! Si no he visto que le interese realmente alguien, ni quisiera Ji Eun.

—¿No sabes? Creo que es la chica que ayudo Jimin en sus primeros días de ingresado, estuvo con ella cuando se quedó en el hospital por un desmayo que sufrió. Que celos.

Jungkook solo tomo asiento tratando de ignorar aquello, para su mala suerte Taehyung aún no había llegado para tratar de distraerse de todo ese dolor. Saco su teléfono dispuesto a entretenerse y fundirse en el mundo de los videojuegos, pero pareciese que eso fuera imposible.

—Es de la clase de enseguida, se le declara al final de clases según me dijeron.

Apretó sus labios cuando su personaje murió, había deslizado el dedo mal. Estaba frustrado.

—Suertuda. Pobre de los chicos, no tienen oportunidad contra ella. Ugh, gays.

Volvió a reiniciar la partida con sus ánimos bajando cada vez más, quería que el profesor llegara de una vez.

—Ustedes, ¿no se pueden callar? Llevan bastante parloteando.

Rose soltó su bolso con fuerza asustando a ambas en el proceso y a el también, no la había visto llegar.

—Deberían callarse, esto está siendo demasiado incómodo para Jimin y para todos —apuntó a todos en la sala que se mantenían tratando de ignorar esa escena.

Ambas chicas chasquearon la lengua retirándose a su lugar.

Rose soltó un bufido reteniendo todo lo que quería decirles, pero al ver el ánimo de Jungkook prefirió guardar silencio.

Estaba dispuesta a hablar, pero antes de eso fue interrumpido por el grito de Taehyung.

—¡Jungkook! ¿Adivina quién logro desbloquear todos los finales? —Taehyung sonrío recargado sus codos en la mesa del peligro para poner su barbilla en sus manos. Jungkook estaba decaído —. Incluso logré desbloquear el final BL, ¿sabes? El juego es muy interesante, al principio pensé que mi personaje solamente tendría los caminos con las chicas, pero descubrí que no, también tenía un camino desbloqueado con otro personaje masculino, me sorprendió mucho y al mismo tiempo me agrado, puedes jugarlo.

Taehyung sonrío leve picoteando la mejilla en un jugeteo tratando de que capte la indirecta.

—No tengo ánimos de jugar cosas de romance Tae, tal vez luego —susurró apartando el dedo de Taehyung causando una mueca de tristeza en el contrario.

—Esta bien, juguemos otro día Kook.

Rose observó como el pelinaranja se fue decaído a su asiento, soltó un suspiro antes de observar al chico a su lado.

—¡Oppa! —el otro no reaccionó —Todos alguna vez hemos experimentado alguna clase de interés amoroso por quien nos gusta, los más valientes se declaran y los más cobardes prefieren guardar sus sentimientos.

Prefiero ser un cobarde. —Pensó Jungkook rendido observando sin interés su teléfono.

Rose solo sonrío observando la puerta donde el castaño veía al pelinegro con esa mirada que ya conocía.

Era la hora de salida y Jungkook no quería salir, sabía que todos estarían esperando esa declaración y no quería ver a la futura parejita disfrutar su amor frente a el, no quería.

A fin de cuentas era un cobarde.

Dejó caer su cabeza contra la mesa esperando a que todos se fueran para el salir tranquilamente sin pajaritos cantando música romántica.

Esperaría el tiempo suficiente y se refugiaria entre helado de vainilla y películas de Netflix, quería llorar al lado de su actor favorito.

—¿Jungkook?

Su piel se herizo al escuchar la voz que menos quería oír, apretó fuertemente los ojos sin moverse de su lugar.

Si no me muevo no me notará.

—¿Por qué sigues aquí?

Para que mi corazón no duela más de lo que duele ahora.

Suspiro un par de veces tratando de controlar su amargo corazón y levanto la mirada con una sonrisa por demás fingida, dolía fingir, pero era lo único que podía hacer.

—Hay un montón de estudiantes a fuera esperándote, quería primero que todos se fueran para salir —susurró esquivando su mirada, ahora mismo le parecía más interesante aquella araña en la esquina de aula luchando por comerse a un insecto.

—Oh, cierto, es mi culpa que no puedas irte.

Aquel susurro triste le llamó la atención, observó a la dirección del castaño, podía ver qué apretaba sus puños con fuerza, se sentía un completo imbécil por hacerlo sentir mal.

—N-no quise decir eso, no es tu culpa, solo que no me gusta cuando están muchas personas juntas.

Hablo rápidamente tratando de excusarse llendo a la dirección del castaño que aún mantenía la mirada baja.

Se sentía como una mierda.

—No te preocupes, a mi tampoco me gusta, por eso me quedé aquí, esperaré hasta que se cansen y se vayan.

Aquello le sorprendió a Jungkook en sobremanera.

—¿N-no irás? Pero dicen que la chica...

—No me gusta, no se porque dicen eso, a mi me gusta otra persona —sonrío logrando una confusión en el pelinegro.

La chica cumplía todos los estándares, según conocía, ¿acaso puede haber otra persona aún más perfecta para Jimin?

Jungkook desde su tristeza les deseaba felicidad, la persona que le gustaba a Jimin debería ser la persona que lograría llevarlo a la cima de la felicidad, estaba feliz con ello aunque su corazón renuente gritara que no.

Jimin sonrío observandolo, tomando asiento e invitando a Jungkook también, que entre nervios lo hizo.

—Y-yo he intentado hacer movimientos con la persona que me gusta, pero no sé si realmente me corresponda, esa persona es tan linda que me es imposible imaginarme con ella en la vida real —la voz de Jimin sonaba triste —. Al principio planeaba rendirme con ella como un cobarde, pero Rose, después de darse cuenta de los intentos que estaba haciendo me dijo que no fuera un cobarde —jugueteo con sus dedos al recordar a la chica platinada.

Jungkook bajo la mirada a sus manos, estaba muy nervioso, eso había sido lo que también le dijo a el, Rose entrometida como siempre. Sonrío vagamente al ver los nervios del chico, estaba dando todo por muerto, mientras el se estaba rindiendo, Jimin todavía seguía, lo admiraba. No era un cobarde, como el.

—Esa persona debe ser un idiota por no darse cuenta —susurró.

—No digas eso, me gusta —la risa de Jimin era como un canto a sus oídos que definitivamente serían regalados a otra persona.

—¿P-planeas declararte?

Su corazón dolía, pero estaba dispuesto a apoyarlo, aún si eso lograba destruir a su corazón.

Jimin asintió. —¿Me darías algún consejo?

La suave y esperanzadora sonrisa de Jimin hizo que fuera inevitable decir un no, asintió con un sabor amargo en su boca dispuesto a ayudar a su primer amor a declararse a alguien que no era el.

—No se cómo sea la persona, pero no creo que deba ser en un lugar público, eso la hara sentirse nerviosa, porque eso es algo íntimo —recordó el vídeo con enojo y tristeza.

—Lo se, nunca lo haría, quiero declararme pero sin hacer trampas. Es lo justo.

Jimin era tan dulce y encantador.

—Creo que solo tienes que estar con esa persona a solas, si esa persona siente algo por ti no creo que sea necesario un regalo a menos que quieras, bastará con que te declares y expreses tus sentimientos de forma verdadera —sonrió —. Esa persona estará muy feliz de tenerte como su pareja —susurró lo último con desaires.

—¿Lo crees? —preguntó con nerviosismo sacando una paleta de corazón de su pantalón.

Jungkook asintió despidiéndose de su primer amor y tirando la caja donde estaba su corazón en lo profundo del océano.

—Entonces me declarare.

Estaba feliz por el.

—Suerte, seguro la harás feliz.

Jimin sonrío emocionado levantándose de su lugar apretando la paleta con fuerza observando a los ojos a Jungkook con sus mejillas brillando al rojo carmín.

—Jungkook —el mencionado lo observó con duda —. Me gustas, ¿te gustaría salir conmigo?

Jungkook quedó en shock, su mente quedó en blanco y todo su sistema nervioso colapso, solamente sus ojos observaban como el dulce castañito se inclinaba tendiendole la paleta con sus ojitos apretados y un sonrojo cubriéndole las mejillas y orejas. ¿Eso era real? ¿Acaso estaba otra vez dormido e imaginandolo? Se talló los ojos con fuerza.

Lo que Jungkook no recordaba es que la madera flota y su corazoncito se elevaba como un globo de helio por el tierno y adorable Jimin, la cajita de madera donde estaba escondido su corazón se elevó de lo profundo resurgiendo en el sin fin de océano que eran los ojitos tiernos del bajito.

El corazón del castaño latía con mucha fuerza esperando un sonido, pero el silencio era lo único que llegaba a sus oídos, abrió los ojos con lentitud observando los pies del pelinegro en la misma posición, tragó saliva esperando un rechazo.

—Jungkook, yo...

Su voz tembló por un segundo antes de preocuparse al ver al pelinegro con lágrimas en los ojos.

—¡¿Estás bien?!, ¡Lo siento! Me hubieras dicho que te sentías mal, así no te hubiera detenido con estupideces.

Preocupado Jimin tomo la mano de Jungkook dispuesto a llevarlo a la enfermería, ignorando la calidez que sentía y su corazón desbocado por el quemar de sus manos, sus pies no pudieron continuar al ver qué Jungkook no avanzaba.

—¿Jungkook?

El contrario no respondió, en cambio recibió un jalón de su brazo, no le dio tiempo de nada, solo cerro los ojos dispuesto a recibir un golpe, lo sabía, a Jungkook no le gustaban los chicos, ¿cómo podría esperar que lo aceptara? Pero antes que continuará pensando en eso unos brazos se aferraron con fuerza a su cintura.

—Tambien me gustas Jimin.

El corazoncito de Jimin se detuvo por unos segundos, unos segundos fueron lo suficiente como para hacer también al castaño llorar y aferrarse al cuerpo del pelinegro en busca de protección y cariño, aclamando a todos los cielos y rezando para que eso no fuera una alucinación de su corazón desbocado por aquel hermoso chico.

—Me gustas —volvió a repetir con una sonrisa cuando sintió las manos del contrario acariciar sus cabellos. Estaba temiendo que aquello no fuera real.

Eso no podía ser un sueño...

Los brazos del pelinegro se separaron causando frío a su cuerpo y corazón, pero fueron cambiadas por unas manos dulces y delicadas en sus mejillas, eran tan cálidas que quería restregarse como un gato a su amo.

Jungkook estaba flotando, feliz y enamorado de que aquello que alguna vez soño estuviera pasando, era mejor que en sus sueños y en sus más grandes locuras, era real...
Sonrío acariciando con sus pulgares la mejilla del chico con cariño, quería demostrarle lo mucho que lo quería y había estado guardado por mucho tiempo, esperando con un dolor que le ocasionaba actuar con nerviosismo cada vez que lo veía.

Jimin estaba hipnotizado.

Y en un fugaz intento desesperado por más; lo beso.

Lo beso como siempre había soñado, lo beso como siempre lo había imaginado, y lo beso como siempre había querido, un beso tan puro que le hacía querer llorar de nuevo y aferrarse a ese cuerpo tibio que le recordaba lo feliz que se sentía estar vivo, lo feliz de levantarse cada día para verlo y recordarle que vivía en la misma época que ese ángel de alas blancas, tan puras que podría desvivir por el...

Quería olvidar entre sus brazos todo aquello que le decía que amar a un hombre estaba incorrecto, quería olvidar las veces que le dijeron que eso era pecado y lo llevaría hasta el caldero del dolor y la desesperación, si por Jimin se convierte en un pecador, estaba dispuesto a arder en llamas por el más de una vez, quería gritarles a la cara lo mucho de lo que estaban equivocados, si el era una deshonra, sería la deshonra más feliz amando a ese chico.

Ese chico lo hacía feliz... Y aquello no era producto de su frágil corazón e imaginativa mente.

Por otra parte detrás de aquella puerta; Taehyung y Rose guardaban silencio velando por la tranquilidad de ambos y ahuyentando a quien se atreviera a pasar, pues la declaración de ambos era un consuelo a sus fríos corazones, deseando con fervor encontrar a alguien que los amara, así como ese par que disfrutaba su tímido romance.

Y en la salida de la institución estaba la dulce chica con el corazón destruido, entre sus manos aguardaba una carta de amor pegada en su pecho y una caja de chocolates en las manos de su mejor amiga que esperaba pacientemente el aparecer del chico que la había cautivado.

—Vamonos, seguramente ya se fue.

Todos aquellos que formaban una multitud se retiraron con aburrimiento dejando a la pobre chica sumergida en tristeza, observando con amargura lo que muchos no se dieron cuenta. Por las ventanas de los salones de un piso arriba se podía ver levemente como un pelinegro y Jimin se daban besos en el rostro con un cariño evidente, ella había perdido con justa razón.

Había perdido lo que nunca tuvo y lo que nunca comenzó, ese era el adiós de aquel chico que se había convertido en su salvador.

—¿Irene? —preguntó su amiga en un susurro queriendo observar hacia donde estaba viendo la pelinegra.

Irene solo la rodeo con su brazo evitando que volteara, eso era asunto de ellos, por su parte solo los dejaría, ellos eran felices y no podía interponerse.

—Vamonos.

—P-pero...

—Esta bien, de cualquier forma de rechazaría —sonrió con lágrimas asomándose por sus ojos.

Sabía que había perdido, y lo había aceptado, pero su corazón aún latía con fuerza queriendo renegar ante lo que su cerebro había aceptado; la rendición.

Mientras que por otro lado, su amiga de cabellos azabaches sonreía con amargura limpiando los ojos de su amiga con delicadeza. No le gustaba verla triste.

—¿Vamos al karaoke?

—Te amo Seulgi, eres la mejor.

Un sonrojo cubrió sus mejillas, su corazón había reaccionado desbocado por la preciosa sonrisa de su encantadora amiga.

Seulgi había muerto de un ataque al corazón...

Gracias por leer. <3
©jeoneux

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