[Capítulo único]
Inspiró profundamente, después dejó escapar una expiración igual de profunda, escuchó el inicio de la música que le hizo alzar la cabeza con elegancia y lentitud, después fueron sus brazos los que se alzaron hacia delante, y siguieron subiendo hacia el techo, lentamente se tapó la cara dando un primer paso y después se dejó caer de rodillas con un suave movimiento hacia el suelo. Se removió hacia un lado y hacia el otro, aun con la cara tapada, y se dio la vuelta tumbándose en el suelo, donde dejó de taparse la cara y extendió las manos a los lados, como una cruz, abrió las piernas para quedar tumbado como una estrella de mar que mira el cielo desde el fondo del mar.
"Eres un hombre"
La música siguió sonando, pero ahora el ritmo cambió, se fusionaron una mezcla de piano y violín, una melodía triste y sentimental. Se sentó en el suelo, aun con las piernas ligeramente abiertas, las juntó, apoyó las manos en sus muslos, miró sus pies con detenimiento haciendo una especie de ejercicio de flexión y extensión.
"Los hombres no hacen eso"
Dejó escapar un suspiro, hizo un movimiento rápido hacia atrás, apoyó sus manos y dio una voltereta hacia atrás donde mantuvo el equilibrio con los pies todavía vacilantes entre irse hacia delante, o hacia atrás, dudaba entre sus padres, sus amigos, su felicidad, su libertad, después los equilibró haciendo el pino perfecto, el equilibrio entre ambos miedos, aguantándose solo con las manos, después abrió las piernas para hacer el spagat, un poquito de cada, sus padres... sus amigos..., y una de sus piernas le permitió acabar de hacer aquella voltereta hacia atrás, ganaban sus amigos, sus padres no aceptaban lo que hacía, no aceptaban nada de lo que le gustaba, donde ahora volvió a estar de pie. Se tapó la cara con las manos una vez más, negro, oscuridad total, desesperación total y el miedo de ver que lo habían descubierto.
"Los hombres no bailan ballet"
No era ballet, eran sus sentimientos, era lo que él expresaba, eran sus emociones, jamás lo entenderían, se dejó caer hacia delante, otra vez con aquella elegancia, aquella maestría, apoyando solo un pie de puntillas, una mano en el suelo, la otra a su espalda, y el otro pie descansando sobre el gemelo en tensión, las dificultades que había pasado, lo que había hecho, lo que había sufrido. Bajó lentamente y se tumbó en el suelo sin mover la mano a su espalda o la pierna sobre la otra, suficiente, ya basta, se acabó, no aguantaba más.
"Mi hijo no será maricón"
Y no lo era...
Bueno... ¿A quién engañaba? Su novio era una persona hermosa, aunque tuvieran sus diferencias.
La música se separó en dos secciones, el piano tomó pinceladas más valientes y asalvajadas, intervalos que hacían pensar que eran dos personas las que tocaban el piano para interpretar aquella melodía, porque la cantidad de teclas que se escuchan era inmedible. El violín, en cambio, se cambió por un violonchelo, las notas eran más graves, pero se compenetraba perfectamente con el piano en una mezcla en la que parecían discutir de alguna manera por tomar el control y ser el centro de atención, el instrumento que sonase más alto, que por muchos esfuerzos que hiciera, igual que con sus padres, el piano llevaba la voz cantante en el asunto, y era acompañado por el violonchelo.
"Irás a fútbol a partir de ahora"
Por supuesto papá, mira como soy una estrella golpeando una pelota sin sentido, corriendo detrás de ella como si eso fuese a solucionar mi vida, se movió ágil, con movimientos excelentes y bellos, con flexiones expresivas y estiramientos tristes cargados de simbolismo, los ojos cerrados hacia saltaba, cuando era libre, cuando podía tocar el cielo, los ojos abiertos cuando se encogía, cuando estaba solo, cuando sufría, cuando lo rechazaban, los ojos entreabiertos cuando algo le dolía al moverse, pero no por ser un movimiento extraño, doloroso o complicado... no... Cuando algo le dolía en el alma, en el corazón, en el cuerpo.
"Te quiero mamá, lo siento por ser así"
Y ahora se dejó caer de costado, elegante, pero fatídico, una muerte que lo separó de su familia. Lo siento papá, lo siento mamá... El piano desapareció abruptamente, deteniéndose de la nada provocando una sensación extraña y poco contrastada en la música, casi como si el intérprete se hubiera equivocado por detenerse tan de repente, pero no, no se había equivocado, y con ellos su familia, su miedo, su desesperanza, su estrés, su ansiedad, el instrumento de cuerda alargó los momentos de agonía unos segundos más antes de apagarse, marchitarse, desaparecer también... Vuestro hijo ejemplar que tanto amabais, que tantas esperanzas teníais... Había muerto, pero... una felicidad, libertad y emociones inexplicables habían nacido.
"Adiós, papá, mamá"
- Sa...- tapó su boca con un sentimiento irracional en su pecho, sus ojos cristalizados, un nudo en su garganta.
- ¿Y bien?- respondió esto un poco seco, también tenía un nudo en la garganta, le estaba dando la espalda al tumbarse en el suelo, después se giró hacia él, tumbado tumbado, solo girando ligeramente la columna.
- Espléndido...- sonrió mientras se quitaba los zapatos con los talones, quedándose con los calcetines puestos y después caminar en aquel tatami de color madera clara- Cada vez haces que me sienta peor al verte- el otro mostró una sonrisa y rodó los ojos.
- ¿Peor? ¿Peor en qué sentido?- alzó una ceja.
- Impotencia, ganas de llorar, culpabilidad...
- En cierta parte tienes la culpa.
- Precisamente por eso- suspiró y llegó hasta su alcance, donde se agachó a su lado y después se sentó ladeando las piernas un poco.- Me arrepiento un poco de lo que te hice después de ver lo que eres capaz de hacer...
- El pasado no se puede cambiar...- negó con la cabeza lentamente, después apoyó su cabeza en las piernas del otro, en su regazo- Si se pudiera cambiar ahora mismo te estaría haciendo daño.
- Touché...
Sonrió un poco y peinó suavemente sus cabellos siempre desaliñados de color azul apagado, un tono algo ennegrecido, pero que por la luz parecía ser azul, por eso le gustaba decir que tenía los cabellos azules aunque en realidad eran de un color negro brillante, le gustaba decir que tenía el cabello azul oscuro, igual que su difunto abuelo, quien tenía el cabello color galaxia, porque tenía tonos morados y rosados, una extraña mezcla, la verdade s que las fotografias que había visto del abuelo de Sa eran pocas, digamos que no era muy fotogenico, igual también que su padre, quien tenía un tono azul mate algo apagado.
- Se hace tarde...- musitó con un tanto de desinterés- No por nada, pero no quiero quedarme encerrado aquí hasta mañana.- se levantó para quedar sentado y se cruzó de piernas.- Y... tengo que llevarte hasta la esquina de tu casa...- una sonrisa traviesa recorrió su expresión cuando se giró para verlo.
Lo abrazó desde la espalda y dejó escapar una risilla un tanto extraña, provocativa y pícara.
- De acuerdo...- musitó no sin antes dejarle un beso en la mejilla.- ¿Seguro que no quieres venir un rato? No creo que les preocupe a tus padres si llegas un poco más tarde, total, no están en casa.- bromeó con ternura todavía pegando su mejilla a la sien del otro.
- No le caigo bien a tu hermano.
- No, la verdad es que no- bromeó con una sonrisita entre sus labios, no le iba a mentir diciendo que era un papel, porque era la realidad.- Ni siquiera sabe tu nombre, tampoco sabe que somos pareja, pero no le caes bien por tu forma de mirar, y por cierta cosa que pasó hace dos años- soltó una risilla que resonó en la sala entera, después suspiró para calmar las risas- Pero algún día tendrá que asumirlo.- se encogió de hombros.
- Yo creo que primero sería capaz de desear su propia muerte antes de aceptarme.
- No creo, mi hermano es algo terco, pero acaba aceptando las cosas al final, y si el origen de esas cosas específicamente viene de mi, lo aceptara antes... solo tendré que abrazarlo un poco, pillarlo de buen humor y decirlo.
- Me pondré celoso.
- Es mi hermano, por dios...- apartó la mirada. Ambos soltaron una risilla boba- ¿Me acompañarías hasta la puerta aunque sea?- se levantó del suelo y tomó las grandes manos del otro para al menos hacer palanca y ayudarlo a levantar, porque por sus propios medios tenía claro que no podría levantar a alguien que pesaba casi el doble que él.
- ¿Qué gano yo acompañándote y que tu hermano mayor me mire como si fuese a clavarme un puñal cuando me de la vuelta para irme?
- ¿Un beso?
- Hmph... No me satisface del todo- le sonrió burlón al mismo tiempo que se ponían los zapatos.
- ¿Dos?
- Tentador.
- ¿Dos... con lengua?
- Definitivamente no captas las indirectas- rodó los ojos con sarcasmo y después guardó las manos en los bolsillos mientras el otro lo miraba con acusación, puede también que avergonzado.
- ¿Pretendes en serio que te lo pague con mi vir. . .?
- No, no pillas las indirectas- soltó una carcajada sonora y hermosa.
- ¿No estabas hablando de sexo?- alzó una ceja con desdén.
- ¿Porque las mujeres siempre piensan que los hombres solo queremos sexo?- comentó al aire con un tono totalmente sarcástico.
- Oye, no soy u. . .
- Eres lo más parecido.- se encogió de hombros y cerró la puerta de la sala de ensayos.
- Eso no significa que lo sea, y no lo soy.
- Agh, de acuerdo, su alteza intersexual, mi príncipe con tetas naturales, ¿Mejor así?- le dio un golpe en el pecho, uno suave, casi una caricia que provocó una dulce risilla.- Mi pequeño príncipe de cabellos mandarina- canturreó.
- ¡Oe!- exclamó ofendido.- No es color mandarina- dijo frunciendo el ceño ligeramente.- Es color zanahoria.
- Espero que no tan grande como la que guardo- ronroneó sonriendo extrañamente perverso.
- ¡Sa!- Gritó ahora avergonzado.
Cuando su grito se silenció después del eco que provocó en el pasillo, se escuchó la risa del otro, una risa preciosa, le gustaba tanto su risa..., que después fue una mirada intensa de sus ojos verdes como si algún tipo de ocurrencia fuese la que se le hubiera pasado por la cabeza.
- La princesa no aguanta nada.
- No lo soy- dijo ofendido.- En todo caso soy un príncipe...
- Ah, entonces yo soy el rey- sonrió ladino ganándose otro golpe en el pecho, otro suave con los nudillos, parecía más bien una caricia, pero fue un golpecito seco, una ofensa encantadora.- ¿Qué? ¿No tengo razón?- sonrió.
- Odio que la tengas.
Los dos rieron suavemente de forma boba para que el más alto de los dos pasase un brazo por sus hombros junto con un beso en su sien.
- ¡Saimon!
Después de esa exclamación automáticamente los dos se separaron en aquel pasillo en el que estaban y borraron la sonrisa que tenían en su cara, uno bajó sus ojos al suelo y caminó a otro ritmo más acelerado para marcharse de allí rápido, mientras que el otro redujo la velocidad de su andar casi para detenerse y después formó una fastidiada sonrisa burlona y arrogante en su cara mientras respondía con un gesto, atractivamente provocativo para las mujeres que lo miraban bobas desde el final del pasillo, con la ceja.
- ¿Dónde coño estabas?- preguntó cuando lo alcanzó.
- ¿Importa?
- Uy, marica, ¿Estabas bailando ballet?- una sonrisa socarrona, burlona y con intenciones extrañas apareció en la cara del otro que hizo su aparición por el pasillo.
- Por supuesto que no, yo no hago eso, hijo de tu perra madre, no digas estupideces...- chasqueó la lengua frunciendo el ceño.
- Aquel video sobre ti no decía lo mismo.
- Ya lo dije, aquello fue un maldito montaje con mi cara, no soy maricón- escupió y después avanzó por el pasillo con grandes zancadas que fingían enojo, pero en el fondo era huir de la situación.
Escuchó a su espalda como lo seguía llamándolo, también como algunas chicas se lo comían con la mirada al verlo pasar, pero lo ignoró todo por completo y los perdió a todos metiéndose en el baño de hombres, por lo que el otro siguió avanzando y el de ojos verdes pudo ir por otro lado contrario y así conseguir evitar las preguntas incómodas. Viendo al salir, como el hijo menor de familia se iba solo por la calle hacia su hogar.
- Francis...- llamó para captar la atención del de cabellos anaranjados.- Dije que te acompañaba hasta la puerta, ¿No?
- Me siento mal porque tengamos que mantenernos en secreto...- levantó la mirada hacia el de ojos verdes- ¿Porque no dices de una vez que estamos saliendo?- alzó una ceja mientras detenía su andar.
- Tu dijiste que. . .
- Y tu te averguenzas de que sea yo, ¿No?
- Por supuesto que no.
- ¿Y entonces? ¿Por qué no has dicho que si eres gay y que estás saliendo conmigo?
- Me vino acusando de ser maricón.
- Ah, ¿Qué no lo eres?- se cruzó de brazos ahora ligeramente molesto.
- Si, pero. . .
- ¿Y entonces?- ahora abrió los ojos como si no se creyera lo que acababa de escuchar.- ¿Que tienen los populares con salir del clóset?- ahora lo vio apretar los dientes.- Tampoco es tan difícil, es solo decir: "Si, soy gay" soy tres malditas palabras, son tres monosílabos, no es tan complicado... y si quieres, pues, yo que se, di que eres bisexual, ahora que está de moda probarlo todo...- bufó y después apartó la mirada.- ¿Sabes? No me acompañes a casa si no quieres.
Siguió caminando por dónde lo estaba haciendo.
- Francis, espera...- llamó de nuevo y aceleró el paso para atraparlo, aunque claro, fueron solo tres o cuatro zancadas.- De acuerdo, tú ganas... Pero no me hables así, por favor.
- Permíteme que no crea ni una sola palabra de lo que dices- bufó como si fuese exagerado, después se giró a verlo mientras se detenía casi como si fuese un robot, se detuvo en seco- Sa... Pensé que ya estaba asumido que no te importaba que saliéramos, o lo que pensasen de ti.
- Es complicado ¿De acuerdo?... ¿Sabes que me expulsarían de los clubs de deporte?
- ¿Y qué? ¿Qué importa que te echen? Ni siquiera te gusta el fútbol.
- Pues que no quiero que me echen.
- Ni siquiera te gusta. ¿Y solo por qué no quieres que te echen vas a esconder que soy tu novio?- se sentía impotente por su carácter y su forma de ser, además de como pensaba, aquello le parecía una situación verdaderamente inaguantable- ¿Qué voy a tener que hacer? ¿Lo mismo que hice con el maldito video? ¿Voy a tener que grabarnos cuando estemos juntos y volver a extorsionarte para que confieses de una vez que somos pareja?- Sa lo tomó de los hombros para calmarlo.
- Lo diré. Mañana vengo a por ti y vamos juntos al instituto.
- ....- Apartó la mirada y después buscó cualquier cosa en la que entretener su mirada para no mirar al otro, también con una postura arrogante y molesta para dejar claro que no estaba conforme con aquellas palabras tan simples.- No lo harás...- dijo su mirada para verlo, todavía con esa postura que había tomado para mostrar que no estaba conforme.
- Lo haré.
- Pues entonces iremos juntos a cualquier fiesta que hagan tus amigos... juntos... Total, se pasan todos los días de semana de casa en casa, y es evidente que tú también, así que dudo que tengas ningún problema en presentarme como novio por una vez.
- ¿Tus padres te dejarán?
- ¿Ves? Ya estás con excusas bobas de que me den permiso... No lo vas a hacer.- Iba a seguir reprochando cosas pero el otro lo tomó por los hombros y plantó un beso en sus labios.
Se quedó mudo, más que nada porque Saimon, como lo llamaban sus amigos, era bastante reacio a darle besos, y no solían dárselos, sólo cuando estaba cariñoso, y solos, aquello era lo principal; pero si estaba lo estaba besando allí en medio, donde todos se los quedaron mirando con una expresión entre sorprendidos y enternecidos fue porque Francis parecía chica por su problema hormonal, porque si no estarían asqueados de lo que veían. Aunque claro, entre todos los adultos que habían allí, algunos lo conocían de vista por ir al mismo colegio que sus hijos o... por ser el hermano pequeño de Kay... No saldría impune de eso, las noticias volaban demasiado rápido hoy día con los teléfonos, más incluso que antes, sus padres no tardarían en enterarse de aquello. Así que en cierta parte había salido victorioso de ese juego, después de todo él ya estaba deseando que todo el mundo supiera que eran pareja para poder abrazarlo, darle besos y amor en público como tantas veces se aguantaba para no avergonzarlo porqué nadie sabía aquel pequeño secretito. Y en cierta manera seguían sin saberlo por el momento, a no ser que alguno de los que tuvieran de público conociera a otro que esté en el círculo de amigos de Sa, por lo tanto... Solo le faltaría que el instituto entero se volviera a rumorear otra pincelada para desvelar la sexualidad del de cabellos azulados, y por ende, que las chicas dejasen de atosigarlo porque era suyo, y de nadie más que de él mismo.
Ah... desde luego era muy mala persona.
Y a mucha honra, la verdad.
Solo era un poco caprichoso, y no le gustaba que no le dieran lo que él quería, en cierta parte solo era así cuando no había nadie adulto presente, desde luego era un auténtico aprovechado de ciertos detalles.
- Mañana vendré temprano a recogerte...- musitó- Lo prometo- sonrió tranquilo.- Vayamos juntos al instituto por una vez desde que somos pareja.
- De acuerdo...- asintió tímido, aunque tuviera sus ideas claras y estuviera feliz por dentro, la verdad es que le avergonzaba la situación de ser tratado con tanto cariño y reparo delante de la gente, sobretodo porque todos se los quedaban mirando y desde luego aquello era muy incómodo, pero por fin sentía que lo estimaban de verdad, y debía admitir que no era tan vergonzoso como cuando sus padres se ponían a darle besos y abrazos en la puerta del instituto como si nadie los estuviera mirando cuando tenía doce años.- E-Entonces...
- Te acompaño a la puerta de tu casa- asintió con la cabeza.
Una sonrisa inconsciente se formó en sus labios, tanto que, al tomar consciencia de ella, acabó por mostrar los dientes y verse como un niño pequeño cuando le muestran un caramelo, con tanta inocencia y ternura que acabó por colorear ligeramente en un tenue rosado las mejillas del otro.
Al día siguiente, cuando salió de casa, tal y como asumió, Sa le mintió, no vino a por él, y el secreto se seguiría haciéndose más grande. Suspiró pesado y empezó el camino hacia el instituto. Maldijo internamente haberse creído que Saimon lo acompañaría a clase e irían juntos, y que por fin los verían como lo que eran, y no como lo que aparentaban... Porque la gente todavía seguía pensando que Sa odiaba a Francis y estaba deseando atraparlo en un callejón a solas para hacerle daño, y realmente había veces, que mientras estaba con sus amigos, había llegado a pensar, por su forma de hablar, que sería capaz de ir a por él a humillarlo, aunque fuesen pareja. Al pasar por el lado de, precisamente, un callejón oscuro, aunque fuese por la mañana, y sorpresivo abrazo lo sorprendió, soltó un chillido y empezó a lanzar golpes al aire, los cuales, algunos dieron a su objetivo y lo soltaron. Miró con miedo al agresor y apretó los labios.
- ¡Sa!- exclamó al ver que se trataba de él, y que ahora estaba sangrando por la nariz por el golpe que le había dado. Sacó el paquete de pañuelos de papel, abrió el cierre y después guardó de nuevo el paquete, finalmente se acercó a él- Lo siento...- musitó.
- Nota mental: No volver a abrazarte saliendo de una zona oscura, auch...- soltó un par de risillas.- ¿Desde cuándo eres tan fuerte?
- Siempre he sido igual de fuerte.
- Wow...- una sonrisa se formó en sus labios y después besó su frente.- Me gusta- ronroneó con una sonrisa extraña en su cara, Francis rodó los ojos y negó con la cabeza lentamente- ¿Vamos a clase? Al final llegaremos tarde.
- Sip- sonrió.
Cuando ambos llegaron a la escuela, Francis sintió un ligero temblor pasar por la columna del de cabellos oscuros, bajó la cabeza y después apartó la mirada como si la cosa no fuera con él, y solo hubiera coincidido con Sa en el camino, aunque él vivía en la dirección contraria por donde habían llegado, así que podría ser sospechoso... Pero lo más sospechoso fue cuando Saimon captó que Francis se estaba alejando un poco y lo cazó astutamente con una conversación trivial que detuvo en el sitio a los amigos del oji-verde oscuro y se lo quedaron mirando como ambos entraban a la zona de los pasillos para irse a su aula correspondiente, más que anda porque quedaban entre cinco y siete minutos para que éstas iniciasen.
Francis captó la indirecta que había lanzado al aire y le sonrió, hizo el atrevimiento de tomar su mano aún cuando estaban en el pasillo, donde alguien los podría ver, pero no lo rechazó, sino que lo rodeó por los hombros y siguió tomando su mano, solo que con los dedos entrelazados. Saimon le dio un beso en la mejilla y después llegaron a la clase, donde había dos o tres compañeros del grupo de amigos del de cabello azul oscuro.
- ¿Y luego te quejabas porque te decíamos que eras marica?
- Que os follen- les sacó el dedo del medio con la mano libre y se fue a su sitio sin soltar la mano del pelinaranja, como siempre, todos sus amigos estaban rodeando la mesa, pero cuando los vieron acercarse, se alejaron todos con muecas extrañas.- ¿Ahora me dirán que no se acercan a mí, no?- escupió y rodó los ojos.
- Obviamente, lo que menos quiero es que me contagieis- espetó con voz áspera, mientras veía que el de cabello naranja se acomodaba sentado en el pupitre de Sa.
- Ser gay no se contagia, retrasado- escupió Francis con el ceño fruncido.- Estamos en el siglo veintiuno, no me creo que acabes de decir eso.
- Que no me hables maricón.
- ¿¡Y que si soy maricón!?- estalló un poco pronto y quizás algo exagerado, pero es que en realidad odiaba que lo menospreciasen- ¿Me vas a pegar?- amenazó levantándose del pupitre y enfrentándolo.
- Pues no me tientes, travesti de mierda.
Por ahí sí que no pasaba.
Y Sa tuvo que meterse en la pelea para separarlos porque tanto Francis como si mejor amigo se armaron en una pelea de bofetadas, patadas y golpes bajos realmente dolorosos, tuvo que detenerlos ambos y gritar más de lo que ya estaba gritando los dos para que se callasen, pero la situación no mejoraba con los viteros y alientos de los mismos que eran sus mejores amigos para que siguiera la pelea, con insultos, empujones y la situación empeoró cuando su mejor amigo lo empezó a empujar de malas maneras para que lo soltase llamándolo marica, y que no lo tocase, pero aquel par de insultos que le soltó no le afectaron en absoluto, solo intentaba que la situación se calmase, pero la acabó empeorando, porque de intentar hablar civilizadamente le acabó metiendo un puñetazo que le hizo soltar un chorreón de sangre a su mejor amigo por haber intentando agredir a Francis en el pecho, zona donde le dolía mucho debido a su constitución y su condición con las hormonas, es decir, el crecimiento de sus pechos hacía que esa zona de su cuerpo le doliera más que un golpe directo en las bolas, así es como lo había descrito el propio Francis, y cumpliría con su papel de novio para defenderlo. Lo peor de todo eso fue, que los profesores fueron tan inesperados e inoportunos como lo solían ser, y Sa acabó en el despacho del director, su mejor amigo en la enfermería, Francis con un aviso y los otros absueltos porque según sus coartadas no habían hecho nada y los muy estúpidos de los profesores se lo creyeron solo por dos de ellas se pusieron a lloriquear con lágrimas de cocodrilo.
Cuando Francis llegó a casa, su padre, quién tenía libre por las tardes y se encargaba de los dos hermanos, aunque el hermano mayor de Francis ya tenía veinte años, estaba con novia y pasaba más tiempo fuera de casa que en la propia, pero aquel día tuvo la mala suerte de que su hermano Kay y su padre estaban allí para echarle la bronca por tener una nota, un aviso; sin dejarlo defenderse, creyéndose lo que un mentiroso papel decía antes que otra cosa. Y cuando terminaron su sermón habló impotente que él no había empezado nada y que lo estaban amenazando, claramente, por obvias razones de que nadie en su familia sabía que tenía novio, y que su novio era el mismo bravucón que le hacía bullying unos dos años atrás, pues la verdad es que eso lo dejaba en una situación algo desventajosa...
Con lo que a él le hubiera gustado decir que estaba defendiendo a su novio...
Pero tuvo que callarse la boca.
Aunque no del todo.
- Me llamó travesti- sentenció después de que su hermano y su padre volvieran a comerle la cabeza con que no tendría que haberse peleado con ellos.
- ¿Cómo?- ahora su padre parecía desconcertado.- ¿Por qué no empezaste por ahí?
- Porque no me habéis dejado hablar en ningún momento.
- ¿Entonces qué sentido tiene que más personas se hubieran involucrado en esa pelea.
- Son los que me hacen bullying, no tienen ninguna otra razón para poder meterse con alguien, solo para sentirse más fuertes...- bufó pesado- Después de que el vídeo de Saimon haciendo ballet se expandiera por todo el insti, creo que su mejor amigo tomó el mando de ese grupo raro que tienen y ahora también le hacen bullying a Sa, por eso hubo más gente involucrada.
- ¿Sa?- Preguntó su padre.
- Así se llama.
- ¿No es Saimon?- Alzó una ceja su hermano.
- Así es como le conoce todo el mundo, pero se llama Sa.
Ahora hubo un silencio extraño e incómodo que hizo darse cuenta a Francis de sus palabras... y de lo cercano que había sonado a Saimon, y, sobretodo, que nadie más supiera que se llama Sa y casualmente él si lo supiera aunque "no se juntara" con él.
La había cagado.
No.
Mejor.
Había metido la pata hasta el fondo.
- ¿Y en qué momento habéis hablado y tomado tanta confianza para que te confiese que se llama Sa y no Saimon cómo todos lo llaman?
Prefirió hacer silencio y encogerse de hombros para no darle importancia al asunto, pero aquello lo puso en una situación más vergonzosa todavía en la que ambos, hermano mayor y padre lo miraba acusatoriamente esperando una respuesta.
Una respuesta que no iba a llegar de la forma que ellos esperaban.
- Yo que sé... simplemente hablamos. Me pidió disculpas por meterse conmigo ahora que estaba en la misma situación, y eso...
No era del todo una mentira, de hecho no lo era, pero tampoco era la verdad total que ambos estaban esperando que llegase.
Obviamente no era idiota y no les iba a decir a sus padres o familiares estaba saliendo con el bravucón que lo golpeba día sí y día también, al menos no todavía...
- Total- rodó los ojos- Me fastidia un poco, la verdad, no me cae del todo bien- El padre miró a su hijo mayor- Que es tu novio y te lo dijo y te defendió de la pelea y por eso Saimon está expulsado una semana, ¿No?- su pícaro hermano sonrió de oreja a oreja por el enrojecimiento de la cara de su hermano, más que nada porque era la verdad de lo que había pasado aquel día, aunque no quisiera admitirlo- Pillado.
- ¡P-Por supuesto que no!- exclamó.
- Te pillé, hermanito, confiesa.
- ¡No es mi novio!
¿Por qué lo estaba negando si luego le exigía a Sa que no lo escondiera? La situación era realmente vergonzosa. Tenía la excusa... Probablemente.
- Por supuesto, haré como que te creo.- bromeó su hermano.
- Francis...- su padre tomó su mano, descansando la otra mano sobre sus nudillos- Si no estás listo todavía para decirlo no te preocupes...- sonrió un poco- No te fuerces a ti mismo... Nadie te va a juzgar por qué te guste un chico, ¿De acuerdo?- Francis bajó los ojos para entretenerse con cualquier cosa, y fue eficaz, porque perdió su vista en la tela del sofá.
- Hmph...
- Mientras te trate bien, todo estará bien...
- S-si...- Su padre sonrió y le espachurró las mejillas con cariño.
- Mis niños están creciendo tan rápido que pronto me olvidaré de que en algún momento fueron niños- sonrió.- Al final tendremos otro hijo- bromeó sorprendiendo a los dos hermanos que miraron a su padre con escepticismo.
- Si tienes otro tiene que ser una niña sí o sí, porque si Francis se quedó a medio camino, entonces ya. . .
- ¡Kay!- gritó el de cabellos naranja y se tiró encima de su hermano para pegarle suavemente cómo berrinche.
- Niños, por favor...- el padre rodó los ojos aguantando la risa en el fondo.
A la mañana siguiente, cuando Francis salió de casa, vio a Sa apoyado a un lado de la puerta, este le sonrió energético y besó su mejilla.
- Aunque no pueda entrar en la escuela, quise acompañarte...
- Awww...- musitó enternecido tomando su mano con ambas, después pegó la cabeza a su hombro y sonrió.
- Luego en el patio pásate por la sala de ensayos- le guiñó un ojo mientras caminaban.
- Por supuesto- sonrió ampliamente y se separó un poco para simplemente tomar su mano.
En efecto, después de aquellas tres horas que se hicieron pesadas y largas como el infierno, más que nada porque estaba aburrido y tampoco tenía nada que hacer, porque el maestro estaba explicando cualquier tontería que no le interesaba y luego ya haría los deberes en casa, en aquella media hora del patio se escapó por los pasillos hacia la sala donde se hacían los clubs después de la escuela, ya sean los deportivos, los de ciencia, o los juegos de mesa, que se hacían en la biblioteca, al ver la sala con el cartel de ocupado, siendo la única con ese cartel, sonrió y pasó e hizo silencio mientras los movimientos artísticos del de cabellos oscuros lo llenaban de diferentes sentimientos, con tanto que expresar, tanto dolor, tanta injusticia...
"Lo siento Jackson, pero amo a Francis"
Se llevó las manos dramáticamente al pecho, como si fuese a apuñalar el corazón, después abrió los brazos con un mártir al mismo tiempo que daba un pequeño salto hacia delante, y se caía de forma elegante en el vacío del castigo injusto que había sufrido, y después se tumbó en el suelo, rodó para mirar el techo y alzó el brazo hacia el mismo. Dejó caer el brazo y acabó tirado en el suelo, como una persona que ha muerto porque le han arrebatado todo, y era cierto, porque sus padres le habían castigado por pelearse, tenía prohibido salir de casa, pero se había escapado por la ventana, le habían prohibido juntarse con Francis, porque les llegó a los oídos que se besó con un chico en la calle, y claro, los padres no sabían que tenía novio, y aquello los puso furiosos, tanto que de milagro no tenía un ojo rojo, pero si le sangró la nariz por unos largos minutos, y también tuvo la mejilla roja durante media hora. Suspiró pesado.
- Francis...- susurró al sentir su presencia, se llevó las manos detrás de la cabeza y dejó escapar un largo suspiro.- ¿Crees que es injusto lo que nos ha pasado?
- No es que sea injusto, es que no tendría que haber pasado...- se acercó y se sentó a su lado con las piernas al lado.
- Mis padres saben que eres mi novio.- aquello lo sorprendió y lo detuvo, pero después acabó por recostarse en la tripa del más alto, y se giró para verlo a la cara.
- ¿Se lo dijiste?- preguntó.
- Alguien que nos vio en la calle se lo contó a mis padres.- Francis apretó los labios. Se enderezó y se acercó para besarlo, rodó y se recostó a su lado, usando su brazo y pecho para apoyarse contra él.
- Lo siento por forzarte...
- No me forzaste, te bese porque te quiero.- Francis sonrió enternecido.
- Yo también te quiero...- lo miró.- Me gusta mucho que te hagas el mártir en las coreografías... Hay muchos sentimientos cuando lo haces, tus ojos también expresan parte de todo por lo que pasas... Cuando están entreabiertos y miras a un punto invisible me haces estremecer...
- Eso me hace sentir halagado...- sonrió coqueto mientras lo arrullaba con cariño.- Al menos sé que estoy expresándome bien...- sonrió mientras acariciaba su mejilla con la mano que le sobraba.- ¿Tienes que ir a clase pronto, no?
- Lamentablemente...- dejó escapar un suspiro.- Pero todavía nos quedan algunos minutos para disfrutarlos entre nosotros, ¿No?- Sa sonrió ampliamente, casi con ilusión, pero sin mostrar los dientes.- Además, si me salto un par de clases... ¿Quién podría saberlo?
- Tus padres, Flan... Tus padres...
- ... ¿Me acabas de llamar flan?
- Si, acabo de llamarte flan- soltó una carcajada que resonó por la sala con un eco especial que hizo que su risa sonase más hermosa.- Perdón, no me pegues...- bromeó con sarcasmo, el de cabello naranja solo lo miró mal y se sentó en el suelo, le dio la espalda e hizo un pequeño berrinche como ofensa por haberlo llamado de esa manera, después se cruzó de brazos.
Sa alzó una ceja con sarcasmo y dejó un: "Fraaaaaaaancis" alargando la a con un tono infantil adorable, pero eso no fue suficiente para hacer sucumbir al de cabellos naranjas. Tampoco sirvió que le rogase o lo chantajease, aunque esto último casi parecía surgir efecto, pero no. Así que tuvo que recurrir a sentarse también y arrastrarse hasta su lado, donde, lo abrazó desde la espalda y, solo por provocación o por molestarlo de forma burlona pero sin maldad, acabó mordiendo su hombro. Un espasmo recorrió el cuerpo del más bajo, posteriormente se giró y lo miró con ofensa, lo empujó juguetón, su cara lo mostraba, aquella sonrisa gatuna era característica cuando quería algo de diversión, amaba esa sonrisa; y apoyó sus manos en el pecho del otro, una vez lo tuvo bajo su merced, tirado y tumbado en el suelo.
- Discúlpate.- ordenó sonriendo con algo de desdén.
- ¿Qué harás si no quiero hacerlo?- respondió sonriendo con algo de provocación.
- Te haré disculparte por las buenas y por las malas... y ya conoces mis malas intenciones como víctima número uno, ¿Quieres volver a serlo, amorcito?- su sonrisa fue tenebrosa, pero lo que recorrió la espina dorsal del de ojos verdes oscuros no fue un espasmo de miedo, sino una oleada un tanto placentera dado a que su pareja se había literalmente apoyado en su zona íntima con la rodilla para acercarse e intimidarlo un poco.
- Francis...- susurró con voz ahogada.
- ¿Si?- alzó una ceja sonriente pensando que se había salido con la suya.
Le gustaba salirse con la suya.
- Tienes la rodilla en mi polla.
Dicho esto, el de cabellos anaranjados miró hacia abajo y después apartó la rodilla disculpándose con una risilla un tanto nerviosa.
- De acuerdo, no hace falta que te disculpes después de esto.- una sonrisa se coló en sus pómulos con inocencia mientras cerraba los ojos y estaba arrodillado en el suelo, sentado sobre sus talones como los japoneses.- ¿Sa?- Preguntó al no escuchar su respuesta.
Cuando abrió sus ojos lo vio lanzarse a por él y besarlo, aún estando arrojado en el suelo, con las manos de Sa atrapando una de sus muñecas, y estando solos, aquella situación fue la más erótica y vergonzosa que jamás vivió con el de cabellos oscuros, y no pudo evitar dejar escapar un sonido vergonzoso por el mordisco en su labio que casi salió de forma inconsciente, como si no controlarse su cuerpo de alguna manera. El otro se apartó sonriendo con autosuficiencia y se levantó en el tatami de madera con una alfombra que insonorizaba los sonidos de los movimientos de los artistas, aunque algunas veces se retiraba para hacer ruido o para expresarlo todo mejor; para extenderle una mano y ayudarlo a levantar. Una vez los dos estuvieron arriba, el más bajo de los dos rogó que aquello no se volviera a repetir, fue verdaderamente incómodo y vergonzoso, la verdad era que fue erótico y excitante, pero innecesario y peligroso para ambos, porque cualquier sonido más alto de la cuenta y ambos serían atrapados y castigados por andar haciendo cosas indebidas en momentos y lugares que no eran oportunos. Aunque para Sa y por su mente, había diferentes planes, particularmente, el de repetir aquel sonido de una forma o de otra, donde fuese y como fuese, pero quería volver a escuchar aquella parte de su voz que tan bonita le pareció aún siendo solo un tímido sonido que había sonado ahogado por el beso.
- D-Debo ir a clase.- aquel tartamudeo fue una guinda que decorada aquel pastel de perfección que le había generado la idea mental de repetir aquel gemido de alguna manera.
- Verdad...- sonrió tierno y se acercó para besar su frente.- Luego vengo a recogerte.
- Si...- sonrió, aunque un tanto avergonzado por el repentino golpe... Más bien beso.
El de cabellos anaranjados fue a salir de la sala, pero el otro de cabellos oscuros lo llamó. Giró su cabeza un poco intimidado y avergonzado al mismo tiempo.
- Te quiero, FranFran...
- Y-Yo también te quiero, Sa...- le sonrió y salió de la sala suspiró aliviado y completamente feliz.
Infló el pecho con una mano en el centro de su tórax, suspiró profundamente y después caminó por el pasillo hacia su debida clase.
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Pues...
SI acabé más rápido de lo que pensaba, normalmente las historias de OCs me duran bastante más :'3
Bueno, esta vez solo quise contar una pequeña parte de todo lo que junta a estos dos personajes.
Sa/Saimon es el típico matón.
Y
Francis es el típico chico que recibe insultos y bullying por ser intersexual.
Francamente ambos tiene mucha más historia de la que he contado, quiero decir, la historia completa es:
Sa le hacía bullying a Francis por intersexual, ósea, por tener pechos ycintura y culo bastante marcado; Francis descubrió que Sa había danza interpretativa y lo grabó, lo extorsionó y chantajeó para que no le hiciera más bullying, pero, hubo un problema y ese problema es que Sa, para no quedar mal delante de sus amigos, se metió con Francis, este se enfadó y envió a todo el mundo ese video de forma anónima. Le empezaron a hacer bullying a Saimon y le dieron una paliza que acabó en el historial, Francis era de los que más lo visitaban por lástima por todo lo que había causado y, acabron conociéndose, hubo sentimientos y pues, empezaron a salir sin que nadie lo supierta.
Y pues bueno, ahora ya tiene respondidas casi todas las dudas que hayan podido quedar...
¿Queda alguna pregunta sin resolver?--------------------->
¿Qué tal la historia? ---------------------------->
Espero que oa haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en un próximo one-short.
Bye~
By Ecchiforlife
[6522 Palabras]
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Publicación inicial: 14 octubre de 2020
Post-edición: 14 de abril de 2021
[6575 Palabras]
Pues, bueno, ya estamos llegado más o menos al final de las transcripciones.
Ah, por cierto, Cartas de un bobo enamorado y Princess serán las últimas que transcriba porque tienen muchas partes y es mejor para mi ir poco a poco <:
Primero los one-shorts xD
Bien... Pues, ahora si, ya terminé con este uwu
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