Planificar hizo mi camino sencillo, tener logros académicos y sociales para conseguir el puesto que deseaba al graduarme no estuvo en discordia con mantener mi promedio en la universidad. Al terminar mis prácticas en la Fiscalía pude decidirme por aplicar en un pequeño despacho que tenía una vacante; el cual, desde el principio, tuve mis ojos en él. Había escuchado y visto por mí misma historias impresionantes relacionadas con las dos mujeres que estaban detrás del éxito de aquella firma y deseaba formar parte de su equipo de trabajo.

Decían que ellas siempre tomaban casos complicados y contradictorios, los más sonados eran los que tenían que ver con la comunidad LGBTIQ+. Ya que, actualmente el Estado sigue en discordia en permitir los matrimonios entre el mismo género a pesar de la resolución Federal que determinaba la negativa del acto como en contra de los derechos humanos.

Ellas peleaban armadas de Amparos y miles de Códigos, plasmaban Artículos y sus alegatos eran impecables, así fue como esta pareja de abogadas consiguió el camino para sus clientes y lograr el primer matrimonio lésbico en la historia de mi ciudad. Estuve un poco presente en las audiencias que se abrieron hasta conseguir su éxito, además de que los periódicos amarillistas se encargaron de difundir la noticia. Definitivamente no quería encontrarlas como enemigas en el campo laboral.

– ¡Lic. Penélope!

Mi concentración se perdió al oír mi nombre, volví a prestar atención a los sonidos del despacho, las voces de mis compañeras en sus propias cabinas a mi lado, algunos teléfonos sonando en el fondo, las impresoras imprimiendo y voces entrecortadas. La típica vida ajetreada que puedes encontrar en cualquier oficina.

Dejo de teclear al instante, la había escuchado acercarse en sus tacones altos, pero no creí que estuviese algún pendiente conmigo, vuelvo a concentrarme en la pantalla de la lap luego de hacer contacto visual con ella.

–Dígame, Jefa –justo editaba un documento importante, que seguramente nos daría otro punto de prestigio como despacho. Nuestra organización tenía a las dos fundadoras como Jefa y secretaria (respectivamente), luego veníamos nosotras las abogadas y después los asociados..

–Necesito que te encargues de explicar el seguimiento a los clientes V.I.P. –me dejó unas hojas sueltas sobre el escritorio antes de apoyarse contra la pared observando mi avance–. Vendrán a las 4 p.m. esté pendiente, hablé hace poco con uno de ellos por teléfono y parecen nerviosos por una negativa del juez.

"Clientes V.I.P" es como solemos llamar a quienes desean casarse con alguien de su mismo género, algo por lo cual el despacho ya es bastante conocido. El plus que tenía esta pareja era que ya estaban legalmente casados gracias a nuestro trabajo, lo que esta pareja necesitaba de nuestros servicios era adoptar un niño.

Claramente la firma aceptó el reto sin siquiera dudar.

–Estoy redactando el documento que seguía pero, creí que se lo dejaría a la secretaria Brenda, ella es la que está a cargo de todo –si bien nos dividimos el trabajo, debe haber representantes para no cargar la mano a una sola persona y la que estaba liderando las diligencias de este caso era una de las fundadoras del despacho, Brenda. La otra fundadora, Ross, era justo con la que hablaba.

–La Lic. Brenda fue la que me pidió que la ayudaras, ya que eres la que la ha estado acompañando al Juzgado Familiar y como puedo ver también tienes la mayoría de los documentos –dejó de estar pegada a la pared para ponerse a mis espaldas, tuve un estremecimiento pero intenté ocultarlo moviendo los hombros en círculos pequeños.

– ¿Se le ofrece algo más, Jefa? –no continué con mi tecleo, porque ya no se me ocurría qué más escribir teniéndola detrás, así que me puse a leer un Tratado que no serviría para aportar nada al escrito.

–Parece tensa Lic., lamento presionarla así pero es un trabajo que solo podemos confiarle a usted –puso sus delicadas manos sobre mis hombros, moviéndolas un poco antes de susurrar para que nadie más la oyera–. Si quiere puede pasar a relajarse en mi oficina.

–Tengo mucho que revisar pero pasaré en otro momento –tuve que encogerme, incómoda por la invitación que claramente tenía otro fin, por suerte nadie más lo había notado y mi Jefa se alejó del contacto manteniendo una sonrisa relajada.

–La estaré esperando –recogió tras su oreja un poco del cabello suelto que caía en su rostro. Pasó mi puesto para ir a revisar el trabajo de las demás, pasando con cada uno a resolver sus dudas, aunque con ellas mantenía un comportamiento diferente. De hecho ella trataba de no relacionarse con nadie más que con...

–Buenos días, secretaria Brenda –escuché el saludo de una de mis compañeras más cercana a la puerta de entrada, recibiendo a la otra fundadora, igual de legendaria que su socia.

–Buen día, ¿tienes completado el auto 2017/199? –Traía un bolso de mano del que inmediatamente comenzó a extraer carpetas ordenadas, una libreta de notas y su estuche.

–Como siempre, directa al trabajo –mi compañera seguía tecleando con una mano mientras con la otra enviaba a imprimir el archivo solicitado.

– ¿Para qué otra cosa vendría a la oficina? –La respuesta en forma de pregunta dada con aspereza no era novedad para ninguno, era parte del "frío encanto" de la secretaria, no es que estuviese molesta por algo simplemente ella era así.

– ¿Cómo te fue hablando con los "Hermanos Ochoa A.S.", amor? –La Jefa pronto se abalanzó sobre la espalda de su socia, mientras apretaba sus mejillas con sus finos dedos.

– ¡Déjame la cara! ¡Vas a quitarme el maquillaje! –Su tono elevado para repeler a la Jefa era señal de que algo había salido mal en la negociación–. ¡Esos cabrones no están colaborando! ¡Por teléfono o por correo me dicen algo pero cuando voy dicen otra cosa! ¡A la próxima...!

–No te estreses por ellos, ¿sí? Déjame resolverlo directamente con el Ochoa mayor, sabes que a su hermanito le gusta joderte la vida –al decirlo dejaba pequeños besos por todo el rostro molesto de la otra mujer, llegando incluso algunos sobre sus labios.

Información que cura: ellas son pareja y la primera vez que vi una escena así en el lugar de trabajo casi me da algo. Pero con el tiempo terminé acostumbrándome y me sentí un poco rara por no haberlo notado desde antes.

–Ross, si me miro en el espejo y me falta labial te rompo mi adorno de cristal en la cabeza –bajo la amenaza la Jefa tuvo que retirarse con una sonrisa a su oficina privada, retocándose su propio labial. Todos volvimos a lo nuestro tras el escándalo. Terminé el documento que me encargaron y lo envié por correo a la secretaria quién, a los cinco segundos de recibirlo, se dirigió a mí–. Lic. Penélope, recoja sus cosas, iremos a presentar el documento que acaba de terminar, imprímalo por favor.

–En seguida, secretaria.