8. OPCIONES.
Jongdae inhaló profundamente y el familiar aroma de la ciudad le llenó los pulmones.
Humedad, pavimento, desechos, contaminación y sangre. Sus ojos destellaron ante la abundancia de esta última, aunque la sangre que más anhelaba estaba fuera de su alcance por el momento. Intentó darse ánimos, ya estaba en camino, pronto podría tenerlo entre sus brazos de nuevo.
—¿Qué hacemos si nos ven? —Sehun preguntó en un susurro atrayendo la atención de sus acompañantes.
Era la primera vez que visitaba una ciudad desde que Luhan lo convirtió en uno de ellos y los aromas y sonidos parecían abrumadores a pesar de encontrarse aún en las afueras de la ciudad.
—Los humanos nunca ven nada —Jongdae señaló—. Solo mantente entre las sombras y serás prácticamente invisible.
Sehun asintió y Luhan avanzó al frente para dirigir su camino. Atravesaron calles poco concurridas y callejones solitarios en los que efectivamente parecieron volverse invisibles. Cuando se adentraron en una zona comercial las pocas personas que se encontraron en su camino los miraron con curiosidad, aunque se apresuraron a apartar sus miradas y aceleraron el paso, como si el instinto los obligara a alejarse.
Sehun acarició la insignia de su uniforme con el ceño fruncido. Por mucho que intentaran pasar desapercibidos, incluso las prendas que llevaban encima resultaban extravagantes.
—¿Y qué buscamos? —Sehun murmuró.
—Un auto y provisiones —Luhan respondió con la mirada fija en una tienda al otro lado de la calle—. También sería una buena idea conseguir ropa limpia.
Sehun observó el gran anuncio sobre la pared de la lavandería.
—Pero está cerrada —señaló.
Jongdae no pudo contener una risa y Luhan se le unió.
—¿Y pretendías que nos presentaramos también? —Jongdae preguntó sin dejar de sonreír mientras cruzaban la calle.
Sehun torció el gesto.
—Ni siquiera tenemos dinero —Luhan le recordó.
Pese a sus palabras, Luhan se acercó a la puerta, seguido de cerca por Jongdae. Su mentor observó la cerradura y luego de unos segundos esta emitió un chasquido y la puerta se abrió por sí misma.
Luhan dio un paso dentro de la lavandería a oscuras, pero Jongdae lo tomó de un brazo para detenerlo.
—Alarmas —el príncipe murmuró al lado de Luhan, señalando el aparato sobre la pared.
Luhan la observó, inmediatamente la pequeña caja blanca hizo un ruido extraño, como si se rompiera por dentro y la luz parpadeante se apagó. Luego hizo lo mismo con el par de cámaras de seguridad.
Los tres entraron en la lavandería y observaron todo con curiosidad, especialmente Luhan.
—¿Sabes cómo se usa? —Luhan se giró hacia Sehun y le dio una mirada inquisitiva.
—Tienen instrucciones —Sehun señaló el cartel en la pared—. Aunque no debe ser muy distinta a la de casa...
Sehun suspiró y guardó silencio. Normalmente intentaba no pensar en su familia, pero no pudo detener el recuerdo de su madre, ni la culpa que venía después. Él mejor que nadie sabía lo que era lidiar con la desaparición de un ser querido, no quería imaginar lo que su familia había sentido cuando él se marchó. Por supuesto, intentó dejarlo arreglado, fingir que se había marchado, pero estaba casi seguro que aquello no evitaría el dolor.
—Me recuerdas mucho a Minseok —Jongdae señaló de pronto llamando su atención.
Sehun se giró hacia él, Jongdae estaba analizando todas las piezas de ropa limpia colgadas en un perchero.
—Él ponía esa expresión cuando pensaba en sus padres... y en ti —el príncipe admitió—. No te preocupes demasiado, ellos estarán bien, te superarán. Si algo he aprendido de los humanos todos estos años, es que se adaptan con gran facilidad.
Sehun asintió.
—¿Has vivido mucho tiempo entre humanos?
Jongdae asintió distraídamente mientras se debatía entre dos camisas negras.
—¿Cómo?
—Solo tienes que aprender a ser discreto y a cazar lejos de donde vives.
—¿Y de verdad no existe una forma de no matar?
—Sí es posible, pero requeriría de un buen autocontrol y, más importante, de una buena razón.
—¿Tú lo has hecho?
—Podría decirte que con Minseok, pero en realidad estuve a punto de perderlo, para salvarlo tuve que convertirlo, lo que de alguna manera también significa que murió —Jongdae respondió con cierta amargura.
—¿Y antes de Minseok?
—¿A dónde quieres llegar?
—No eres un despiadado asesino —Sehun señaló.
Había escuchado a los otros vampiros hablar del príncipe en el refugio, casi todos ahí coincidían en que a pesar de su gran poder y su posición, era muy compasivo y por alguna razón, todos parecían agradecidos con él.
—¿Estás llamándome débil?
—La compasión no es una debilidad.
—De acuerdo —Jongdae suspiró rendido y bajó el tono de su voz—, pero recuerda esto: si pretendes que tu víctima sobreviva solo puedes tomar una pequeña cantidad, te mantendrá con vida, pero no vas a sentirte satisfecho. Tampoco cortes con tus colmillos, recuerda que solo somos un cuento para la población en general, así que intenta no dejar pistas. Y lo más importante, debes estar completamente seguro de que no haces un intercambio por error. Una sola gota de tu sangre convertirá a tu víctima en uno de nosotros y asumo que conoces las responsabilidades de traer a otro vampiro al mundo.
Sehun asintió. Jongdae tomó algunas prendas que había separado y se las dio.
—Creo que Luhan y tú son de la misma talla. Usen estos —Sehun tomó las prendas y Jongdae continuó—. Si lo haces bien podrías pasar desapercibido.
Sehun asintió de nuevo y un pequeño alboroto en el segundo piso interrumpió el hilo de sus pensamientos. Primero se escucharon cajas caer al piso y luego música.
Jongdae miró hacia arriba y sonrió.
—Le gusta la música.
Sehun arrugó los ojos.
—Lo sé —siseó cubriéndose los oídos—. ¿Cómo no los lastima?
—Con el tiempo te acostumbras a ella —Jongdae aseguró alzando los hombros y volvió su atención al perchero.
Sehun apretó los dientes, lo que antes había sido música que podía disfrutar tranquilamente ahora era un sonido chirriante que estaba encrespándolo. No podría soportarlo por demasiado tiempo, así que subió los escalones hacia el segundo piso para pedirle a Luhan que al menos bajara el volumen, pero se detuvo un instante en el pasillo al verlo revisando una pila de discos compactos mientras movía su cabeza y meneaba sus caderas lentamente al ritmo de una canción de pop.
—Ya que estamos allanando una propiedad, ¿no sería más sensato hacerlo con discreción?
Luhan detuvo todo movimiento de su cuerpo y se enderezó, volviendo a su usual postura militar, cuando escuchó a Sehun a sus espaldas.
—Disculpa —murmuró y detuvo la música.
Sehun bajó el volumen del reproductor al mínimo y volvió a poner la canción.
—Así está bien.
Luhan le dedicó una breve sonrisa y continuó revisando los CDs. Sehun tomó uno conocido.
—Este es bueno.
Luhan lo tomó y lo puso en una pequeña pila aparte del resto. Sehun se acercó un poco más para echar un vistazo a los albumes. Luhan alzó su rostro y sus miradas se encontraron por un segundo, el oscuro escarlata en el iris de Sehun le resultaba hipnotizante.
—Ese también —Sehun señaló otro sencillo apartando su mirada.
Luhan lo puso en su pila también.
—Voy a salir un momento.
Ambos se giraron hacia Jongdae, quien se había cambiado el uniforme por vestimentas más comunes entre los humanos.
—Deberían cambiarse —Jongdae señaló las prendas que Sehun sostenía en su mano—. ¿Puedes poner todo en una de esas máquinas y hacerla funcionar?
Sehun asintió y tomó las prendas que Jongdae le ofrecía.
—No te alejes demasiado —Luhan le pidió a Jongdae.
El príncipe asintió y se perdió entre las sombras. Sehun le entregó a Luhan la ropa limpia de algún cliente y este empezó a desnudarse inmediatamente. Sehun se giró para darle un poco de privacidad.
—Yo iré por el auto —Luhan anunció, pasándole su uniforme sucio a Sehun.
—¿Pe-pero y si viene alguien? —Sehun balbuceó con temor.
Luhan lo miró y una sonrisa se extendió por sus sonrosados labios.
—Bon appétit.
♔
Luhan observó los autos en el estacionamiento mientras tomaba una decisión. Finalmente eligió la camioneta negra que tenía el polarizado más oscuro y usó su don para desbloquear las puertas. Se metió al auto y antes de que pudiera encenderlo, una de las puertas traseras se abrió.
No le sorprendió, ya había percibido su aroma.
Jongdae dejó un maletín en el asiento trasero. Al parecer había completado su misión con éxito y, como era de suponerse, no había tenido problemas en seguir su rastro.
—¿Y Sehun? —Jongdae preguntó mientras se acomodaba en el asiento del copiloto.
—Lo dejé en la lavandería.
—¿No te preocupa que se meta en problemas?
—No, ya hice reconocimiento, nadie nos sigue y no hay más de los nuestros en el área.
—¿Y si aparece algún humano?
—Ya lo viste en el bosque, la sangre humana no supone un problema para él —Luhan respondió sin poder ocultar su admiración.
—Minseok es igual —Jongdae comentó—. Estuvimos rodeados de humanos por un tiempo y nunca intentó atacar a nadie, excepto a Sehun.
Luhan frunció su entrecejo.
—¿Sabes a qué se debe?
—Sospecho que tiene que ver con la atracción. Para mí no existe otra sangre mejor que la de Minseok, no hay otro sabor u otro aroma que me vuelva irracional, fue por eso que él terminó convertido en uno de nosotros.
Luhan llevó sus manos al volante del auto y soltó un suspiro.
—A Sehun debe sucederle contigo algo parecido a lo que me sucedió a mí con Minseok.
Luhan desvió su mirada.
—Y a ti te sucede con él —Jongdae señaló con suavidad.
—No estoy seguro de que...
—Ese es el problema —Jongdae señaló—, no se está seguro hasta que ya no hay marcha atrás.
—Bueno, no es algo que deba preocuparme, Sehun no está interesado en mí.
Jongdae sonrió y sus afilados caninos quedaron a la vista.
—Eso es lo que él cree, pero su instinto de protección hacia ti es más fuerte que el de supervivencia. Te salvó y te mantuvo con vida cuando los atacaron y cuando decidiste venir conmigo no dudó un segundo en seguirte.
—Porque quiere rescatar a Minseok.
—Sí, lo hace por Minseok, pero también por ti.
—He pensado en esto y si es lo que parece, entonces tal vez es mejor así. Puedo ignorarlo y tal vez Sehun nunca se entere. De todos modos completar la unión parece algo demasiado extremo, parecen solo emociones descontroladas. He visto a Yixing y a tu padre sufrir por décadas, vi a Yixing convertirse en un monstruo sobrepasando el límite de su moral, lo vi arrebatarle la vida a tu padre con un don que suponíamos inocente, no quiero ni pensar lo que podría hacer yo con el mío, me asusta...
—La unión lo multiplica todo, sí, cualquier emoción positiva o negativa, el gozo o el dolor —Jongdae murmuró mostrándose de acuerdo—, pero si me dieran a elegir, elegiría quedarme atado a Minseok por la eternidad y apesar de todo, sé que Yixing también lo prefiere. Además, Sehun tiene derecho a saber cuales son sus opciones.
Luhan negó y echó su cabeza hacia atrás.
—¿Por qué tenía que encontrarlo yo? ¿Por qué a él?
—Tal vez lo averigues si permites que el destino siga su curso.
♔
Sehun observó la lujosa camioneta que se estacionaba frente al establecimiento y contuvo el aliento, esperaba que no fueran los dueños, las autoridades, o peor, algún vampiro. Aún meditaba sus opciones cuando la puerta del conductor se abrió, liberando el aroma de su maestro, Sehun soltó el aliento que había estado conteniendo y adoptó una posición más relajada.
El príncipe acompañaba a Luhan y ambos sonreían con complicidad. Sehun presionó sus manos sobre el mostrador mientras un extraño malestar se instalaba en la boca de su estómago, sus uñas empezaron a alargarse y sus brazos y piernas se tensaron.
Realmente no comprendía la reacción de su propio cuerpo, los miró por un segundo más y se obligó a tragarse su desagrado. Aunque este se intensificó cuando el príncipe posó una mano en el hombro de Luhan y lo presionó suavemente.
Jongdae sonrió de costado y alzó su mirada. Una mirada escrutadora demasiado insistente.
—Los uniformes están listos —Sehun anunció sin apartar su mirada y señaló la pila de prendas dobladas sobre el mostrador. A su lado también estaba la pila de discos compactos que Luhan había separado del resto antes de marcharse.
—Entonces hay que partir ahora —Luhan anunció mientras tomaba los CDs.
Jongdae tomó los uniformes y volvió al auto primero sin perder su irritante sonrisa.
—¿Sucede algo? —Luhan preguntó. Sus ojos lo miraban con preocupación—. ¿Te sientes bien? ¿Pasó algo mientras no estábamos?
Luhan posó una mano sobre las suyas, que seguían sobre el mostrador, y Sehun se perdió en el gesto, en el suave roce de sus dedos, en el calor de su piel, en el brillo rojizo de sus grandes ojos.
—No, todo está bien —Sehun murmuró sintiendo que una extraña calma se extendía rápidamente por todo su cuerpo.
Luhan le regaló una sonrisa y apartó su mano lentamente para tomar la pila de discos.
—Entonces vamos.
♔
Gracias por leer.
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