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2. CULPABLE.


Sehun extendió sus manos y dejó que la lluvia se llevara la suciedad. Regresó al interior de la cueva y limpió el rostro de Luhan con sus manos mojadas.

—Despierta —le pidió en un susurro, pero su mentor no despertó.

Inspeccionó la mancha violeta en su sien y se sintió aún más frustrado.

—Lamento que hayas tenido que venir detrás de mí —Sehun murmuró sentándose a su lado—. No fui justo contigo, te prometí que pelearía. Sé que intentabas cuidarme al no decirme lo de Minseok. Gracias.

Sehun suspiró, recostó su espalda en la pared de piedra y acomodó la cabeza de Luhan sobre su regazo.

—También te prometí que te cuidaría, pero eso tampoco lo estoy haciendo bien. Por favor, despierta, dime qué hacer o a dónde ir.

Sehun escuchó pisadas a lo lejos y se puso en alerta. No eran muchos, solo parecían un par de personas y no sabría decir si eran humanos o vampiros, y la verdad no quiso enterarse, aunque por su cabeza cruzó la idea de cazar a un humano para Luhan, aunque la desechó inmediatamente, no estaba seguro de poder hacerlo, es decir, tenía la capacidad física, pero no la moral, no aún.

Demasiado tarde, se percató de que no se trataba de humanos. Dos vampiros que usaban uniformes iguales al suyo lo miraron con una mezcla de temor y curiosidad.

—¡Es Luhan! —uno de ellos exclamó.

El otro se fue sobre Sehun y lo inmovilizó.

—¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí con él? ¿Qué le hiciste?

—¿Quiénes son ustedes? —Sehun preguntó temiendo que esos dos fueran parte del bando contrario.



Jongdae observó las grietas en el muro mientras la culpabilidad lo carcomía de adentro hacia afuera. Se sentía inmensamente culpable por algunas cosas. Primero, por haber arrastrado a Minseok a este mundo, luego por no escucharlo, por no haberse quedado a esperarlo como prometió. Él debió haber estado ahí, él pudo haber hecho un cambio en el flujo de las cosas. Tuvo que haberse quedado y así, muy probablemente, Jongin no habría terminado de la forma en que terminó. Jongdae también se sentía culpable por la suerte de su amigo, si tan solo no le hubiera pedido volver...

La situación era tan desquiciante y no podía hacer nada. La espera iba a matarlo. No podía sentir a Minseok, no sabía a dónde lo habían llevado, solo sabía que aún estaba vivo, aún. Gruñó, frustrado, y se limpió las lágrimas de las mejillas.

—¿Hijo?

Jongdae suspiró y se levantó del suelo en donde había estado sentado. ¿Por qué no lo dejaban solo ni por cinco minutos? Podía sentir a Taeyong vigilándolo de cerca con frecuencia y estaba harto. No iba a escapar de ahí, no iba a salir a buscar a Minseok, no era tan idiota.

—Jongdae, por favor —Junmyeon suplicó—. No te desesperes, encontraremos la forma.

Jongdae miró a su padre, que lucía más débil y cansado que nunca.

—¿Cómo encontraremos la forma? —murmuró—. ¿Cuándo? Ya no puedo sentirlo y me asusta que...

—No, hijo, escúchame —Junmyeon le tomó los hombros y lo obligó a mirarlo—. Si Minseok estuviera en problemas, o si algo muy malo estuviera sucediendo, tú lo sabrías. Confía en tu lazo con él.

Jongdae observó lo que parecían ser quemaduras en los antebrazos de su padre, pero al percatarse de su mirada este apartó sus manos y se aseguró de que su camisa cubriera sus brazos completamente.

—¿Cómo sabes tanto de esto? —Jongdae preguntó con una mirada acusadora.

Junmyeon tenía la impresión de que su hijo había lo sabía y que no estaba de acuerdo con ello.

—Es que yo...

—Junmyeon —Hyuna llamó su atención desde la otra punta del pasillo—. Te necesito un momento. Jongdae, a ti también. Dos de mis chicas han estado recolectando información y parece que los Byun tienen tres prisiones, aunque solo consiguieron la ubicación de una.

—¿No eran solo dos? —Junmyeon preguntó asombrado.

—No —Jongdae murmuró pensativamente—. Deben ser cuatro, Baekhyun lo mencionó alguna vez.

—¿Alguna idea de en dónde puedan estar? —Hyuna preguntó.

—Hay dos en el castillo y una fuera, bajo tierra, pero la otra no sé —Jongdae informó.

—Kris podría estar bajo tierra —Hyuna musitó pensativamente—. Y es posible que lo tengan en un lugar distinto que a los demás. Estuvimos pensando que, como somos tan pocos, lo mejor sería concentrarnos en encontrar a Kris primero, si está en condiciones de pelear aumentará nuestra fuerza para buscar a los demás. Y si tenemos suerte, Yixing y Minseok se encuentran en el mismo lugar que él.

Junmyeon negó.

—Yixing debe estar en el castillo.

—¿Por qué piensas eso? —Hyuna preguntó.

—Sé que él está cerca del agua y además, al ser el líder, Byun querrá tenerlo cerca.

—¿Cómo sabes que está cerca del agua? —Jongdae preguntó cruzándose de brazos.

Hyuna desvió su mirada con incomodidad.

—Oh, vamos, parece que todos aquí lo saben menos yo —Jongdae acusó—. ¿Por qué no me lo dices?

—Yo soy el arkid de Yixing —Junmyeon confesó apartando su mirada de los ojos escarlata de su hijo.

—¿Desde hace cuánto? —Jongdae preguntó lo que en realidad quería saber.

—Desde hace mucho, antes de que tú nacieras, antes de que tu abuelo muriera... antes de casarme con tu madre.

La mirada de Jongdae se endureció al comprender algunas cosas que siempre le habían preocupado.

—¿Por qué tenías que ser tú? —siseó molesto—. Siempre me pregunté porque él sufría tanto y ahora resulta que todo el tiempo fue tu culpa.

—Yo no tuve muchas elecciones —Junmyeon musitó—. Hubieron muchas cosas que hice mal... pero él ahora me ha perdonado...

Junmyeon calló de pronto y llevó las manos a su rostro al sentir un cosquilleo, pero las apartó cuando el dolor acrecentó. Eran quemaduras.

—¡Junmyeon! 

Hyuna avanzó hacia él, pero Junmyeon retrocedió.

El dolor de las quemaduras era intenso; Junmyeon gruñó, intentó contenerlo, pero sus piernas perdieron fuerza. Cayó de rodillas al suelo y sus manos se estrellaron contra la tierra.

—¡Papá! —Jongdae exclamó, lanzándose al suelo para auxiliarlo, aunque no tenía idea de qué hacer.

Junmyeon lo empujó débilmente.

—Estoy bien—anunció entre jadeos—, estamos bien, esta vez somos más fuertes.

Mientras regulaba su respiración, las quemaduras en su rostro empezaron a desaparecer.

Jongdae lo miró con una mezcla de confusión, temor e impotencia.

—Para sanar él usa su propia energía —musitó—. No va a poder continuar sanándose por mucho tiempo. Si el daño se vuelve irreversible, morirá.

—No hijo, no subestimes a Yixing —Junmyeon dijo, descansando su espalda contra la pared—. Él es mucho más poderoso de lo que todos piensan, y aunque no le guste esa parte de sí mismo, llegado el momento tendrá que usarla.

—¿De qué hablas?

—El poder de Yixing tiene dos caras —Junmyeon explicó—. Él tiene el don de la vida, y así como puede otorgarla, puede quitarla. Un roce de sus manos puede robarle la energía vital a cualquier ser vivo hasta dejarlo seco.

Jongdae lo miró muy sorprendido, una idea parecida jamás habría cruzado su cabeza y aunque su padre parecía convencido de sus palabras, a él le costó trabajo creer que fuera cierto.

—¿Alguna vez lo viste usar su poder de esa manera?

Junmyeon asintió y un escalofrío recorrió su cuerpo al recordarlo.

—Conmigo.



Junmyeon tomó la mano de Sooyoung y la acercó a su boca.

—Gracias —le dijo con suavidad, luego de haber bebido su sangre.

—Lamento todo esto —Sooyoung murmuró con tristeza, acariciándose la pequeña herida—. Pero no se preocupe, lo encontraremos y lo traeremos de vuelta, nada les impedirá estar juntos nunca más. Ya lo verá.

Junmyeon levantó una mano y le acarició el largo cabello a la vampiresa.

—Tus palabras siempre han sido amables.

Sooyoung sonrió un poco, pero no dejó de parecer preocupada.

—Por favor, su majestad, tiene que convencer al príncipe de alimentarse. Wendy piensa que no hacerlo solo logrará debilitar a Minseok.

—Se lo diré.

Un alboroto sobre la caverna desprendió un poco de polvo que creó una pequeña nube. Sooyoung y Junmyeon se pusieron de pie de inmediato y fueron a la estancia que se encontraba justo al centro del refugio, algunos otros también acudieron para enterarse de lo que sucedía. Taeyong apareció por el pasadizo que daba a la salida junto al árbol, pareciendo muy agitado.

—Luhan —el joven guerrero anunció—. Mark y Jaehyun lo encontraron.

Tan pronto como lo hubo anunciado, Jaehyun pasó por su lado cargando el cuerpo inerte de Luhan sobre uno de sus hombros. Mark entró después, arrastrando consigo a otro vampiro que luchaba por escapar. Taeyong se apresuró a ayudarle a Mark a sujetar a su prisionero.

—¿Qué le pasó? —Junmyeon preguntó conmocionado cuando Jaehyun acomodó el cuerpo de Luhan sobre el suelo.

Wendy y Seulgi se apresuraron a auxiliar a Luhan. Jongdae salió de su habitación y observó el forcejeo con confusión.

—¡No lo hice yo! —el prisionero exclamó con temor.

—¿Qué sucedió? —Junmyeon preguntó alzando su voz sobre el alboroto y todos guardaron silencio.

Jongdae observó al vampiro que Mark y Taeyong sostenían. Su rostro se le hacía muy familiar.

—Un grupo de arqueros nos rodeó y uno de ellos le disparó una flecha a la sien, no lo atravesó, solo lo golpeó, pero lo dejó inconsciente —el prisionero aseguró agitado.

—¿Hace cuánto que esta así? —Wendy preguntó.

—Dos días.

Mientras la vampiresa continuaba intentando ayudar a Luhan, los ojos del prisionero se encontraron con los de Jongdae.

—Tú —Sehun murmuró reconociendo el rostro que se había quedado grabado a fuego en su memoria—. ¿En dónde está Minseok?

Ante la repentina pregunta, todos los presentes guardaron silencio.

—Creo que podría tener una fractura —Wendy murmuró, siendo la única que prestaba su atención únicamente al líder del escuadrón siete.

Sehun llevó su mirada a la vampiresa de nuevo.

—¿Por qué Luhan no detuvo la flecha? —esta preguntó con los ojos fijos en los del prisionero.

—No la vio venir, le dispararon por un costado mientras hablaba con uno de los soldados. 

Wendy lo miró por varios segundos, era extraño que Luhan no hubiera podido detener una flecha.

—¿Dices que los rodearon? ¿Cuántos eran? —Sooyoung preguntó, mirando fijamente al prisionero.

—¿Piensan que yo lo hice? —Sehun la miró con incredulidad—. ¿Por qué querría hacerle daño a Luhan?

—Si no fuiste tú, responde.

—¡No lo sé! —Sehun exclamó removiéndose entre el agarre de sus captores—. Seis o siete, su líder se llamaba... Sungkyu, creo, mencionó que la reina los recompensaría si acababan con él.

Una ola de murmullos se levanto alrededor ante sus palabras, pero Sooyoung no pareció satisfecha.

—¿Y cómo lograste escapar tú solo de un escuadrón?

—El viento... —Sehun murmuró inseguro. Había pensado mucho en lo sucedido, pero no había podido llegar a alguna conclusión lógica.

—¿Qué?

—De verdad, no sé qué fue lo que pasó, el aire lanzó a los soldados contra los arboles y los cuerpos se volvieron cenizas —Sehun insistió desesperado—. Yo quería marcharme, pero nunca le hice daño, solo intenté protegernos.

—Jongdae llévalo contigo y analiza sus posibilidades —Junmyeon le ordenó a su hijo y este miró al prisionero con recelo—. Y por favor mantén la calma.

Aunque la idea no era de su agrado, Jongdae llevó a Sehun a la habitación que le habían asignado y lamentó que dicha estancia no tuviera siquiera una puerta, para poder hablar con él en privado.

—¿En dónde está Minseok? —Sehun preguntó de nuevo cuando fue liberado al fin.

—¿Qué haces tú aquí? —Jongdae siseó molesto.

—¡Dime en dónde está! —Sehun exigió.

—Se lo llevaron como prisionero —Jongdae anunció con pesar.

—¿Qué? —Sehun preguntó sintiendo la ira apoderarse de su cuerpo—. Minseok no es parte de toda esta mierda, ¿por qué se lo llevaron? ¿Quién lo tiene? ¿Y por qué no lo estás buscando?

—Tú no sabes nada —Jongdae murmuró molesto.

—Sí sé —Sehun lo contradijo—. Sé que lo convertiste en un monstruo.

—¿Monstruo? —Jongdae siseó impaciente—. ¿Qué mierda haces aquí, convertido en uno de nosotros?

—Eso es asunto mío.

—También es asunto mío si vas por ahí preguntando por Minseok —Jongdae replicó—. Es mío ahora.

—¿Perdón? —Sehun preguntó con incredulidad—. ¿Tuyo? Hablas de él como si fuera tu mascota.

—Es tan mío como yo soy suyo, pero dudo que lo entiendas y yo no voy a...

Wendy asomó a la habitación y Jongdae guardó silencio.

—Disculpen, necesito que venga conmigo —la vampiresa le dijo a Jongdae y clavó su mirada desconfiada en Sehun—. El rey dice que Luhan te convirtió.

—¿El rey? —Sehun preguntó asombrado.

Wendy asintió y señaló tímidamente a Jongdae.

—Él es el príncipe.

Sehun miró a Jongdae con los ojos redondos y suspiró. Maldita sea, ¿cómo iba a competir contra eso?




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