Todos son importantes
Edgar agarró bruscamente las muñecas de Lukyan y las apartó del recipiente casi lleno envolviéndola rápidamente con una toalla para detener el sangrado. Había dejado de atenderla por unos momentos y este prácticamente se había desangrado cortándose también su otro miembro.
-¿Se puede saber que está haciendo, mi reina? Acaso no valora su vida-
-¿Es suficiente?- preguntó de forma suave.
Edgar levantó la vista de las heridas y después miró el recipiente frunciendo el ceño.
-Sí, mi reina, creo que podemos arreglárnosla- le había dicho que necesitaría sangre mucha, pero nunca se imaginó que el lobo se abriría las venas para darles la cantidad necesaria.
-Eso es bueno- se tambaleó en la silla y una de los lobos corrió a ayudarlo pero este negó con la cabeza- Estoy bien- nada más alejado de la realidad.
Tenía ahora seis profundos surcos en cada brazo repartidos de forma igual que dolían considerablemente, aunque él no lo mostraba. Y podía jurar que su rostro estaba pálido resaltando más por su cabello. Viendo el recipiente había dado más sangre que la que él se podía permitir por lo que su vista se desenfocaba por momentos y solo estar sentado le daba mareos. Pero no se sentía mal por ese hecho. Si su sangre podía prolongar la de su esposo he hijo podía hacerse otra herida en ese mismo momento.
El lobo vendó firmemente sus brazos después de curarlos. Sanarían rápido pero no tanto como se debía, así que tenía que cuidarlos minuciosamente. Lukyan se apoyó del respaldar y se incorporó cuando este lo soltó solo para tambalearse peligrosamente hacia adelante.
-Mi reina- Edgar estiró los brazos para sostenerlo pero él dio una paso hacia atrás y se mantuvo por sus propios medios.
-Estoy bien- jadeaba ligeramente, su alrededor le daba vueltas y se sentía terriblemente débil.
-Debería al menos descansar un poco y comer, en su condición no debería estar caminando-
- Edgar, dormir en esta situación es un lujo que no me puedo dar- echó su cabello hacia atrás- Prometo comer algo, pero ahora hay cosas que tengo que hacer y supervisar- miró hacia su familia- Cuida de ellos-
El lobo lo vio irse con un intento de mantenerse erguido pero de cada tres pasos uno era inestable. Se preocupó, pero la reina tenía asuntos que atender y él mismo lo había dicho. En su interior sintió lastima por él. Cuando él tenía esa edad lo único que pensaba era en correr con la manada y divertirse junto a Kaiser, el antiguo alfa. Pero él, con lo joven que era tenía un peso que podía aplastarlo en cualquier momento.
Lukyan salió y se tuvo que sostener en la puerta para recuperar el aliento. El piso se movía o era él, no lo sabía. Tenía ganas de vomitar. Todo su cuerpo le decía que descansara. Lo haría más tarde si era posible.
Retomó la marcha sosteniéndose de la pared para no caer, incluso la luz de las ventanas le resultó molesta. Falco y Bastian debían estar acatando sus órdenes así que hizo el recorrido solo, hasta que una de sus rodillas falló y cayó hacia adelante.
Unos brazos lo agarraron antes de caer y él se quedó por unos segundos recostado contra aquel cuerpo en un intento de recuperar fuerzas. Estaba agotado.
-¿Mi reina, se encuentra bien?-
-Ryan- murmuró lentamente mientras se sostenía de sus brazos para poder separarse un poco- Gracias-
-Mi reina, su estado, no debería esforzarse tanto, no vale la pena- su antiguo beta, como siempre, pendiente a él.
-Ryan, me conoces de hace años, cuando me he sentado a ver como todo a mi alrededor se desmorona. Ahora es lo mismo, no puedo dejar que mi familia perezca sin yo hacer nada-
-¿Tan importante es Dante para usted? ¿Incluso para ponerse en ese estado?-
Lukyan entrecerró los ojos.
-La manada es mi familia, no solo Dante. Él es mi esposo y mi compañero, claro que me preocupo por él, pero eso no opaca al resto-
-¿Yo me incluyo en eso, mi reina?-
Él suavizó la mirada. Era normal la inseguridad de él, después de todo habían estado años juntos y después de ser encarcelado apenas habían intercambiado palabras.
-Claro Ryan, también me preocupe por ti-
El lobo sonrió levemente mientras lo ayudaba a incorporarse y lo abrazó sin este poder poner resistencia.
-Yo siempre estaré su lado, mi reina, aun cuando usted no quiera-
Lukyan le palpó la espalda con unas palmadas. No estaba acostumbrado a tanto contacto de aquel tipo a excepción de su esposo y de parte de algunos de sus hijos así que se sintió incómodo y se revolvió para ser soltado. Ryan no se disculpó y parecía desilusionado.
-Mi reina también vengo a hablarle de algo, he visto movimientos extraños en las celdas después de que Sylas escapó, tenemos algún traidor-
-¿Pudiste ver quién es? ¿Se lo notificaste a Dmitri?- se pasó la mano por la sien. Más preocupaciones.
-Si mi reina, pero me ignoró alegando de que yo no tengo la autoridad para estar por esas zonas-
Lukyan frunció el ceño. Dmitri era fiel a Dante, era su hermano gemelo. De seguro estaba molesto con él y eso se debía extender hacia toda su gente.
-Llévame allí Ryan- le dijo respirando profundo y buscando fuerzas dentro de él.
El lobo asintió y lo ayudó sosteniéndolo de un brazo a pesar de que esta se negó al principio. El recorrido le fue bastante tortuoso a Lukyan. La vez que había ido Dante se había encargado de cargarlo para no forzar su cuerpo. Solo de recordarlo le dolió el pecho. La preocupación lo estaba carcomiendo por dentro y aun así anhelaba su toque. Extrañaba como lo besaba con o sin su consentimiento. Las caricias que le daba y la forma en que recorría su cuerpo con sus dedos.
-Mi reina- Ryan lo llamó al darse cuenta que su mente estaba en otro lado.
Él agitó la cabeza y siguieron caminando. Puede que se hubieran demorado pero al final llegaron hacia la entrada de las mazmorras y solo con estar allí todas las alertas de Lukyan se activaron.
-Mi reina, quédese detrás de mí- Ryan le dijo al no ver ningún guardia haciendo guardia ni al mismo Dmitri.
Lukyan enfocó su olfato y buscó. Adentro había lobos, no estaban vacías.
-Ryan, adentro- señaló con la cabeza.
Él asintió con la cabeza y caminó lentamente con él detrás. Lukyan analizaba cada uno de sus pasos para no caer, se sentía algo mejor con el aire que había tomado, pero eso no quitaba que estaba débil.
Bajando los primeros tres escalones pudo ver a Dmitri tirado en medio del pasillo que dabas a las celdas desiertas, a su alrededor había al menos cuatro lobos más, inconscientes. El primer impulso del lobo fue correr hacia él, verlo así le recordaba el estado de su esposo, pero no debía ser imprudente.
-Mi reina, además de ellos no puedo oler a nadie más- le reafirmó su acompañante- Creo que es seguro-
Después de esa afirmación él se acercó al grupo con cautela y sacudió a Dmitri por el hombro.
-Rei...na- murmuró levemente que si no fuera por su oído no pudiera haberlo oído.
-¿Qué pasó?- pero antes de recibir respuesta el cuerpo de Ryan cayó su lado con los ojos cerrados, sobresaltándolo.
Y poco después un fuerte golpe aterrizó en la parte trasera de su cabeza. Al estar tan débil, no lo había visto venir. Había bajado sus defensas un segundo y había ocurrido eso. Por eso siempre estaba alerta. Maldijo mientras sentía como su cuerpo era arrastrado antes de perder completamente la conciencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro