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Sobre la espalda

Dante les dio una reverencia a sus padres mientras su nuevo esposo solo inclinaba la cabeza en respeto. Aralia se acercó a su hijo y después de darle una última inspección de arriba abajo afirmó con la cabeza y le dio un beso en el puente de la nariz.

-Visítanos más a seguido o te juro que vengo yo a verte, tú hermano va al menos cada tres meses-

-O cada vez que se escapa- terminó de decir Dante y le devolvió el beso a su madre. Sabía que ella los extrañaba, solo que en los últimos tiempos y desde que ellos decidieron vivir una vida más libre, les era más complicado encontrarse.

-Déjeme eso a mí- Lukyan pestañeó lentamente- Le pondré una rutina para irlos a visitar y de paso llevar a mis hijos, estuvieron hablándome toda la noche sobre ustedes y estarán agradecidos de poder visitarlos con regularidad-

-Ves Dante- Aralia lo ignoró y se giró hacia el omega – Este es el esposo que yo esperaba que tuviera-

El alfa se tocó la sien

-Lukyan, se supone que estés de mi lado-

-¿Por qué? Apoyo mi propio lado, y en este caso el de tus padres-

El lobo no pudo saber si estaba hablando en serio o simplemente estaba bromeando.

-Hijo, sabes que es inútil discutir con tu madre, ella siempre tiene la razón ¿Cómo crees que hemos estado juntos durante tantos años-

-Kaiser, cuida tus palabras- le dijo la loba sobre el hombro para luego prestar atención a Lukyan, ignorándolos.

-Eso es algo que todavía no comprendo entre ustedes, mi madre es demasiado severa y usted es...- miró a su padre de arriba abajo y en carácter Dmitri era más parecido a él- Todavía no lo comprendo-

-Lo harás hijo, eso te lo puedo reafirmar- le dio una palmada en la espalda a Dante- Aralia vámonos. Dante despídeme de tu hermano y de Falco-

El alfa asintió y se despidió de sus padres que comenzaron a alejarse caminando uno al lado del otro. Ellos eran muy diferentes, como el día y la noche, pero juntos, se veían endemoniadamente bien.

Kaiser caminó de buen ánimo y tomó de la mano a su esposa.

-¿Qué te parecieron? Aquí entre nosotros-

Ella lo miró agitando su cabello.

-Adecuados, interesantes, no tengo quejas-

-Mi hermosa loba, tan directa como siempre- se puso ante ella y la cargó haciendo que enrollara sus piernas en la cintura- Estás realmente feliz, lo puedo ver en tus ojos-

Aralia se acercó y besó sus labios.

-No todos los días tu hijo mayor se casa y tengo cinco nietos de regalo, aunque estoy muy joven para ser abuela.

-Pero si eres más vieja que yo-

Kaiser sonrió y volvió a besarla mientras seguía caminando siendo golpeado en la nalga con un talón. En sus tiempos de alfa la situación había sido turbulenta, la llegada de sus hijos casi un caos, pero no se arrepentía de nada.

Dante se giró después de perder de vista a sus padres y esperó a que Lukyan se pusiera a su lado caminando de vuelta a la mansión.

-Veo que has hecho buena química con mi madre-

-¿Te molesta?- ondeó sus pestañas- Es una hembra interesante-

El alfa alzó una ceja, tenía que evitar que ellos dos se unieran demasiado tiempo. Su madre sabía mucho y de todo, y Lukyan aprendía muy rápido. 

Siguió caminado y se concentró tanto en lo que pensaba que no se dio cuenta que había dejado a Lukyan detrás, que solo le dejó espacio hasta casi llegar a la entrada de su ahora casa. Falco salió a saludarlos y le mostró unos papeles que no parecían tan importantes por la expresión del rostro de ambos.

Lukyan primero miró a Falco y después la ancha y musculosa espalda de Dante y recordó algo que había visto hacia unos días y que la curiosidad por probarlo le picaba. En aquel momento acababa de salir de un intento de conversar con su hija cuando Falco pasó por delante de él con Bastian sobre su espalda. No se veía la posición más decente, pero él parecía estar disfrutándolo y el menor cómodo.

Él nunca había tenido tanto roce con ningún macho como para hacer algo parecido pero la idea de probarlo le gusto. En cuanto el nivel de la conversación entre alfa y beta descendió, corrió hacia Dante y de un saltó se trepó a su espalda aunque sus piernas las sintió en el aire. Solo cuando Dante puso sus manos por debajo de sus muslos y lo impulsó hacia arriba estuvo en la posición correcta.

Falco lo miró con una ceja alzada y tuvo que reconocer que la expresión de sorpresa en el rostro tan estoico del omega le pareció hasta graciosa.

-Alfa, si me disculpa, terminaré de atender estos asuntos por mi cuenta, usted puede tomarse algún tiempo a solas- el beta siempre tan intuitivo.

Dante asintió con la cabeza y se dirigió hacia el lobo detrás de él.

-¿Te gusta?-

-La vista es perfecta- al ser tan pequeño y su esposo tan grande, el ángulo de visión se alteraba significativamente- ¿Puedes caminar conmigo detrás? Lo vi con Bastian y Falco y parece divertido-

El alfa sonrió. Al fin estaba actuando como alguien de su edad y eso le decía que su alma no estaba completamente rota. Además, después de haberlo marcado se habían acercado significativamente, pues al sentir las sensaciones de ambos, aunque de diferente intensidad, podían comprenderse aún mejor. Y no podía negar que eran bastante compatibles.

Lo que más le gustaba de Lukyan era tanto su disponibilidad como eficacia, le había ayudado a resolver en los últimos dos días, algunos asuntos donde él había opinado de manera positiva. Su conocimiento no era escaso y su forma de raciocino era bastante ágil. Era rápido y preciso. No podía negar que había encontrado la reina ideal.

En cuanto a la intimidad, le había dado descanso a su cuerpo. Mientras las toxinas de él ya casi estaban completamente fusionadas dentro de su organismo no se atrevía a tocarlo más allá de simples besos y roces. Quería que él estuviera en su mejor estado la próxima vez que lo tomara, pues sabía que no podía contenerse como su primera vez juntos.

Dante entró en la mansión con él arriba y apenas si lo notaba. Lukyan no pesaba absolutamente nada. Sus brazos estaban alrededor de su cuello acariciando la curva de la clavícula con la uña como un acto involuntario, pero peligroso.

Se dirigió al comedor donde el bullicio se escuchaba desde su posición. El almuerzo se estaba sirviendo y al entrar encontraron que casi toda la manada estaba llegando al igual que ellos. Aunque cierto cuarteto ya estaba sentado en la mesa principal. Caminó hasta allí y los jóvenes abrieron los ojos al ver a su madre sobre Dante como si él fuera un lobezno joven y en vez de criticar los ojos de los dos más jóvenes se iluminaron.

-Hermano, yo quiero hacer eso- Sacha se acercó a su hermano y le zarandeó el brazo.

-Ahora no, primero debes almorzar-

-Pero Fallen, se ve divertido- Axel protestó desde su asiento- Alfa, nosotros también queremos montar así-

-Háganle caso a su hermano, después de almuerzo- les sonrió sentándose después de bajar a su esposa- Matías también puede cargarlos-

La sonrisa de los dos chicos se difuminó mientras dirigían la mirada hacia su hermano mayor.

-No lo crees así Matías, no tiene que hacer nada después- presionó el alfa.

El menor afirmó con la cabeza levemente.

-Está bien Matías, no tienes que hacerlo- le dijo Axel negando con las manos.

-Yo puedo- frunció sus labios, nervioso, asombrándolos.

-Entonces seremos los cuatro- concluyó Fallen con un suspiro conociendo las intenciones del alfa y con el que no discutiría. No incluía a su hermana a sabiendas de su castigo.

Lukyan admiró a sus hijos y le susurró gracias a su esposo.

La comida fue servida y fue el único momento en que todos estuvieron medianamente en silencio. Esa tarde había llegado por cortesía de una manada un cargamento de un vino suave que repartieron entre todos y Dante tomó un gran vaso. No dejó que Lukyan probara una sola gota alegando por su salud, mintiendo en el proceso.

Matías miró su vaso un poco dubitativo y tomó un sorbo apartándolo tras el sabor demasiado dulce y picoso que no le gustó.

-Ah Matías- exclamó su hermano más pequeño- Ese era el vaso del alfa-

Efectivamente, Dante había dejado su vaso fuera de lugar y el lobo lo había tomado sin darse cuenta. Matías miró al alfa con cautela.

-No hay problema, si quieres puedes quedártelo- este le sonrió mientras masticaba un pedazo de carne.

No siguió bebiendo, pero le gustaba la idea de que no lo regañaran cada vez que hacía algo mal. Comer en familia no se sentía tan mal.

El almuerzo terminó cuando apenas había comida en los platos.

-Lukyan, yo volveré con Falco a terminar los papeles, puedes ir a descansar si deseas, no me demoraré- pero en cuanto Dante se levantó su cuerpo comenzó a tambalearse.

Lukyan solo pudo ver como el alfa de su manada, que antes estaba perfectamente bien, caía al piso inconsciente con un hilo de sangre saliendo de su boca. Y poco después de él Matías se deslizó de su silla en la misma situación.

Un silencio invadió el comedor y pasaron pesados segundos antes que todos reaccionaran.

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