
No me perderás
Los dientes de Lukyan se cerraron en torno a la carne y líquido caliente llenó su hocico. Un aullido desgarrador invadió la extensión de la zona de tal forma que todos se quedaron paralizados con la cola entre las patas y las orejas abajo.
Ryan se sacudió intentando quitarse el lobo más pequeño de arriba y giró la cabeza agarrándolo de la pata, enterrando sus colmillos en la delgada piel, destrozando los delgados huesos y tirándolo a un lado. Lukyan aterrizó a unos metros de él y se incorporó escupiendo con asco un pedazo de carne que había llevado consigo. La pata que había sido mordida se reconstruyó con una velocidad increíble. La sangre de Lucian le había dado la capacidad de regenerarse y la fuerza en su cuerpo aceleraba este proceso.
Por su parte la herida que había dejado en el cuello de Ryan no cerró como habían hecho las provocadas por Dante o Lucian. La sangre se derramaba en el suelo en grandes cantidades. El lobo gruñó fuertemente indignado.
-Maldito- casi gritó en su mente pero la voz salió casi difusa- Maldito tú y tu despreciable hijo- sacudió la cabeza exasperado- Sácalo de mi mente- sentía como algo se iba filtrando poco a poco.
Lukyan pudo escuchar una risa que se extendía hasta él.
-Vamos lobo, no seas tan suave, dame más pelea. Eres muy aburrido- su risa esta vez se volvió rara –Diviérteme-
El omega tragó en seco. Aquel era su hijo pero era algo diferente a quien se hubiera imaginado. Sabía que la sangre que había consumido había hecho que la conciencia de su hijo se hubiera formado aun si su cuerpo apenas si era un grano dentro de su cuerpo. Utilizaba el puente que había creado para poder desplazarse hacia su mayor enemigo.
El pelo del lomo del omega se erizó. Aun así no era suficiente. Sus ojos inyectados en sangre. A su hocico llegaba el olor del líquido carmín de su esposo. No recordaba la última que vez que estuviera tan molesto y ver el cuerpo del lobo oscuro hacía que la rabia subiera a niveles incontrolables. Gruñendo, inclinó la parte delantera de su cuerpo y cogiendo impulso volvió a arremeter rápidamente. Ryan se movió y lo enfrentó. Solo un metro delante de él saltó hacia un lado y esquivó la boca llena de dientes que iba contra él y saltó hacia la derecha. Se impulsó con las patas traseras y abriendo la boca atacó otra vez contra la garganta.
Ryan se movió igual de rápido y lo esquivó. Cada vez se le hacía más difícil atacarlo. A pesar de su fuerza, el tamaño era un inconveniente. Lukyan se giró para retomar el ataque cuando algo cayó sobre él y mordió su nuca. Se sacudió con fuerza logrando zafarse para ver a un pequeño lobo de la manada de hierro.
Sintió esta vez la risa de Ryan en su mente.
-Tú hijo puede ser fuerte pero no puede hacer nada cuando controlo a solo un pequeño número, mi influencia es mucho mayor-
Lukyan buscó a su hijo pero no pudo establecer contacto con él. Podía sentir como a su alrededor la manada enemiga comenzaba a mermar el ataque, así que aún estaba haciendo de las suyas allá adentro, en algún sitio. Ryan ya no tenía control sobre ellos pero en cambio se había concentrado en una sola cosa. En destruirlo a él. Se había dado cuenta que si no podría tenerlo, entonces no sería de nadie.
Lukyan se corrió hacia atrás cuando fue atacado de nuevo esta vez por dos lobos más grandes. Pronto se vio rodeado por seis. Ryan solo observaba a unos metros como se desarrollaba la escena. Ya no le importaba si se hacía de la manada de Dante. Lo había derrotado, así como a Lucian. Solo faltaría subyugar al lobo que rompía cada uno de sus planes y todos se inclinarían ante él, sin ninguna protesta.
El omega no retrocedió. Era mucho más difícil pelear contra todos que contra Ryan. La razón, sabía lo fuerte que eran sus mordidas y que podía matarlos con mucha facilidad y no quería eso. Tampoco podía acceder a sus mentes. Al estar tan cerrado el círculo de concentración del otro omega era como una pared impenetrable. Gruñó, pero esto solo incitó a los que la rodeaban y uno de ellos saltó hacia su espalda.
Lukyan se giró para hacerle frente cuando una sombra pasó por sobre su cabeza y chocó contra el atacante llevándoselo consigo. Pronto pudo identificar a Falco. Otro más arremetió contra él, pero fue atacado por Kaiser. Seguido de ellos llegaron el resto de los lobos encargados de su guarda permitiéndole abrirle el camino. Una vez que Lukyan se aseguró que los suyos podían con los atacantes fijó su atención en su objetivo.
El lobo comenzó a avanzar hacia él bajando la cabeza amenazadoramente. Sus ojos habían perdido el iris y su morro burbujeaba. Estaba mucho más allá de lo molesto. Lukyan le hizo frente y corrió hacia él saltando y chocando sus cuerpos. Ambos cayeron al piso en una pelea de mordiscos donde el sonido de los huesos triturándose, la piel rompiéndose y la sangre saliendo era lo único que se oía. Incluso Kaiser tuvo que detenerse para ver la horrenda imagen casi siendo mordido por el lobo bajo él que no se rendía.
Quería ir a ayudarlo pero él había dicho estrictamente que no intervinieran. Una mordida de Ryan podía ser letal y como aquellas bestias luchaban solo sería un estorbo. Falco había domado al pequeño cachorro dejándolo inconsciente y no muy herido entre sus patas y tampoco se perdía detalle de la escena. No sabía dónde empezaba un lobo y comenzaba otro. Su corazón palpitaba sin saber cuál sería el resultado. Además, la preocupación por su alfa era algo que lo estaba volviendo loco.
Ryan y Lukyan se separaron. El cuerpo del lobo regenerándose causándole dolor. Su estado era deplorable no muy diferente de Ryan. Habían dado lo mejor de ellos en el enfrentamiento y sus pelajes estaban llenos de sangre y tierra. Aun así, el lobo con su enorme tamaño y lleno de heridas se irguió para atacarlo nuevamente no importándose que la mitad de su cuerpo estuviera lleno de heridas.
De repente un lobo oscuro cayó sobre el lomo de Ryan y lo mordió profundamente. Aunque no ocasionó mucho daño y la herida se cerró, al menos logró derrumbarlo a un lado. El lobo saltó y aterrizo al lado de Lukyan y le lamió detrás de la oreja. El corazón del omega latió con alivio y gimió en consecuencia. Dante, su esposo estaba relativamente bien, estaba vivo.
Lukyan rápidamente revisó entre su pelaje con el morro en busca de heridas para encontrarlas cicatrizando. Eso solo significaba una cosa. Al otro lado de Ryan, Lucian caminaba hacia ellos. Se veía cansado pero dispuesto a seguir luchando. El omega se tambaleó levemente de alivio, pero se recuperó al momento. Encontró una herida que todavía estaba abierta en la parte baja del cuello de Dante y la lamió mientras él no le perdía la pista a su enemigo que ya estaba otra vez de pie.
Una vez que notó que la herida comenzaba a cerrar más rápidamente dio un paso hacia adelante, pero Dante le agarró el pelo del costado con la boca haciéndola retroceder.
-No te dejaré luchar solo-
-Y yo no me arriesgaré a perderte-le dijo- No me permitiré verte otra vez pensando que estás muerto-
Dante no dijo nada por unos segundos y se inclinó lamiéndole el costado del rostro.
-No me perderás, pero permíteme luchar a tu lado-
-A mí también-pudieron escuchar como Lucian se metía en su conversación.
Lukyan giró la cabeza al frente y asintió.
-Entonces cúbranme, no dilatemos más esto-
Y los tres corrieron hacia Ryan.
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