Fuera de sí
Falco solo pudo reaccionar de una forma al ver a su alfa en el suelo con la sangre brotando del cuello, convertirse en un enorme lobo color arena, agarrar por el lomo al lobo agresor, desgarrando de paso la piel y lanzarlo con todas sus fuerzas contra la pared contraria. No le importó quién fuera, no le interesaban las consecuencias, solo sabía que su alfa había sido agredido y eso era imperdonable.
Tras un sonoro golpe contra el mueble en la pared y de soltar un chillido de dolor, Falco vio al lobo omega levantarse con dificultad, pero con firmeza. Su boca burbujeaba y sus ojos estaban de un potente color carmín ausente de pupila. Estaba fuera de control, agitaba su cabeza buscando la amenaza, guiándose por el leve instinto que le quedaba latente, estaba dominado totalmente por su lado salvaje y eso era peligroso.
Retrocedió rápidamente mientras dos lobos sacaban a Dante arrastrándolo y cerró la puerta antes de sentir el cuerpo del animal estrellarse duramente contra la madera.
Un segundo de silencio. Volvió a arremeter intentando romper la puerta, que estaba hecha de caoba, por lo que no podría salir y solo se hacía daño.
Lo sintió golpear tres veces más hasta sentir un aullido irregular que lo estremeció. Lo que estaba allí adentro no era simplemente el chico herido que habían rescatado, era un animal en busca de venganza, sediento de sangre.
Pasó el cerrojo asegurándose que estuviera bien cerrada y se arrodilló al lado de su alfa con un ligero temblor esperando lo peor.
Dante era todo menos débil, pero la mordida había sido certera, cortando venas, nervios y arterias cruciales. La sangre había dejado de brotar salvajemente, aun así uno de los lobos presionaba una parte de su propia camisa desgarrada sobre la herida evitando más hemorragia. El otro seguro había ido a buscar al doctor. En la manada todos estaban preparados para cualquier situación y sabían la forma en que debían reaccionar.
Falco observó el rostro pálido de su alfa y el ceño fruncido. Todo había sido muy rápido. Apenas se habían girado y los dientes ya estaban allí, en la yugular. Apretó los puños ¿Así era cómo le pagaban, después de todo lo que hicieron? La rabia se removió en su interior.
A lo lejos oyó una pareja de pies correr hacia ellos. Olió el aire, mal momento para que estuvieran allí. Fallen y Axel corrieron en dirección a dónde provenía aquel aullido desgarrador. Habían dejado a Sasha con Laira, y Matías a saber dónde, él era un mundo aparte y nunca se habían llevado bien como para jugar ahora a la familia feliz.
La escena que encontraron cuando se detuvieron a pocos metros los hizo retroceder.
-¿Qué ocurrió?- Axel agarró el brazo de su hermano mayor.
-¿Que qué pasó?- Falco intentó respirar profundo apretando tanto los dientes que dolieron -Que su supuesta madre acaba de atacar a nuestro alfa-la rabia brotaba de cada poro de su cuerpo.
Se incorporó y se acercó hacia ellos. Puede que su altura de 1,80m rivalizara con la de Fallen, pero 300 años de experiencia acumulada,120 de ellos siendo segundo al mando hizo temblar a los dos cachorros. Se detuvo frente a ellos agarrándose el borde de su pantalón para no llevar las manos a un lugar equivocado y hacer algo de lo que se arrepintiera después.
Dos lobos de la guardia de la mansión aparecieron al oír el alboroto y se mantuvieron a distancia del trío, aunque acercándose al alfa para conocer su situación. Falco era un beta razonable, sabio, educado, pero más violento que su superior cuando la situación lo ameritaba.
Otro golpe en la puerta y la madera del marco se astilló llamando la atención de todos.
-¿Nuestra madre está allí?- Axel ignoró al lobo intimidante ante él y caminó hacia la puerta.
-Quieto cachorro- Falco mostró sus dientes -Ni un paso más-amenazó
-¿Por qué no podemos ver a nuestra madre? ¿Está allí verdad? ¿Dante intentó hacerle algo?- cuestionó Fallen alzando la voz cuando su cuerpo fue levantado e incrustado contra la pared, sus pies sin tocar suelo y una garra alrededor de su cuello.
Axel se abalanzó contra el lobo para defender a su familiar, pero fue tomado desde atrás y arrodillado en el suelo mientras una mano inmovilizaba su cabeza contra el duro piso.
-Solo lo repetiré y espero ser muy claro- Falco habló despacio, apenas en un susurro que erizó la nuca a los presentes- La única razón por la que no he matado a ese lobo que está allí dentro es porque mi alfa lo quiere para sus intereses; porque para mí es intolerable que alguien le toque solo un cabello, así que será mejor que ustedes vuelvan a su habitación y se queden muy quietos, sino quieren ser los que tomen el lugar. Tengo demasiados problemas, para además, lidiar con cachorros ajenos corriendo por toda la misión, y, ni una palabra de lo que ocurrió aquí- acercó su rostro a Fallen que fruncía el ceño molesto, pero no podía defenderse al casi estarse ahogándose- O les arrancaré a lengua a cada uno- lo soltó y lo lanzó al lado de su hermano.
Otro golpe en la puerta y la pared se resintió. El omega estaba golpeando cada vez más duro. La sangre de Dante estaba dentro del sistema de él, lo hacía fuerte, pero a ese paso y en la condición real de su cuerpo no resistiría mucho. Al beta en realidad no le importaba. Su interés solo estaba en el lobo que luchaba regenerando lentamente la herida en su cuello.
-Ustedes dos- señaló a los guardias recién llegados -Llévenselos y enciérrenlos Solo se les limitará a dar comida. Pongan guardias en cada puerta de ellos y si me entero que salieron o escaparon sufrirán consecuencias-ordenó molesto.
Los lobos asintieron con la cabeza y arrastrando de los brazos se llevaron a un cachorro y un lobezno que se giraban y se negaban a caminar soltando maldiciones. Edgar llegó corriendo con la respiración agitada y se tiró al suelo examinando la herida con rapidez.
-Rápido, cárguenlo hacia sus aposentos- el que lo había ido a buscar, más el que cuidaba el cuerpo del alfa lo sujetaron con el mayor cuidado posible y se lo llevaron. Edgar miró al beta y un golpe en la puerta a su lado lo hizo sobresaltarse.
-¿A perdido el control?- preguntó como si supiera que eso ocurriría.
-Y ataco al alfa, hubiera preferido que no fuera compatible y hubiera muerto-replicó con la furia corriendo por sus venas.
El doctor chasqueó los dientes.
-Pon guardias para que el lobo no se escape, después lidiaremos con él, primero tengo que atender a Dante
-Como si me importara lo que le ocurriera a él. Tiene suerte que mi alfa no murió porque lo destrozaría completo -apenas podía hablar.
Edgar suspiró y se acercó tocándole el hombro. Su beta estaba siendo extrañamente irracional.
-Falco, él fue violado, torturado, encerrado por 50 años por su esposo que es un alfa, apenas si puede oler, ver u oír, cómo crees que reaccionaría cuando abrió los ojos y se vio en un lugar desconocido con un alfa al lado- Falco gruñó -No lo estoy defendiendo, pero ponte en su lugar. ¿Cómo hubieras reaccionado tú, mi sabio beta?-el doctor utilizó toda la energía que encontró para irradiar calma al furibundo beta. La interrogante final fue el golpe de gracia para tranquilizarlo.
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